domingo, 30 de diciembre de 2007

Cortar el suministro de aire

La descripción que sigue representa una simplificación excesiva del proceso. Aunque al “suprimir el suministro de aire” lógicamente se extingue el incendio, en realidad sólo es necesario reducir la concentración de oxígeno por debajo de un nivel crítico. El “ensayo del índice de oxígeno” permite clasificar los materiales combustibles en función de la concentración mínima de oxígeno necesaria para mantener una llama en una mezcla de oxígeno/nitrógeno. Muchos materiales arden a temperatura ambiente (20 C aprox.) a partir de concentraciones de oxígeno del 14 % aproximadamente y en ausencia de fuentes de calor. La concentración crítica disminuye a medida que aumenta la temperatura. Así, en un incendio que lleve ardiendo cierto tiempo, la llama se mantendrá aún en concentraciones bajas, próximas al 7 %. Un incendio en una habitación puede ser controlado e incluso llegar a autoextinguirse si se limita el suministro de oxígeno manteniendo puertas y ventanas cerradas. Las llamas se apagarán, pero la combustión sin llama continuará con concentraciones de oxígeno mucho más bajas. Si se deja entrar aire al abrir una puerta o romper una ventana antes de que la habitación se haya enfriado lo suficiente, puede producirse un fuerte reavivamiento del incendio conocido.

La “supresión del aire” es difícil de conseguir. Sin embargo, una atmósfera puede “inertizarse” mediante inundación total con un gas que no favorezca la combustión, como nitrógeno, dióxido de carbono o gases de un proceso de combustión
(p. ej., motores de un barco), bajos en oxígeno y altos en dióxido de carbono. Esta técnica sólo puede utilizarse en espacios cerrados, dado que es necesario mantener la concentración del
“gas inerte” hasta que se haya extinguido el incendio o hasta que puedan iniciarse las operaciones de extinción del mismo. La inundación total se aplica especialmente en las bodegas de buques y en las bibliotecas de libros antiguos. Las concentraciones mínimas necesarias de gas inerte que se ofrecen en la Tabla 41.4 están basadas en el supuesto de que el incendio se detecta en su fase inicial y la inundación se realiza antes de que se haya acumulado un calor excesivo en el recinto.
La “supresión del aire” puede conseguirse en las proximidades de un incendio de pequeñas dimensiones aplicando localmente un supresor con un extintor. El dióxido de carbono es el único gas de este tipo utilizado. Sin embargo, dado que se dispersa rápidamente, es fundamental extinguir bien todas las llamas durante la operación, pues de lo contrario el incendio se reavivará. En la reignición influye también el hecho de que el dióxido de carbono tiene un efecto de enfriamiento prácticamente nulo. Merece la pena señalar que una fina pulverización de agua sobre la llama puede producir su extinción mediante el efecto combinado de la evaporación de las pequeñas gotas (que enfrían la zona de combustión) y la reducción de la concentra- ción de oxígeno al diluirse con el vapor de agua (que actúa de la misma forma que el dióxido de carbono). Entre los posibles sustitutos de los halones se encuentran los pulverizadores finos de agua y los nebulizadores.
Cabe reseñar que no resulta aconsejable extinguir una llama de gas salvo que inmediatamente después pueda cortarse el flujo del mismo. De lo contrario, se formaría un volumen importante de gas inflamable que podría entrar en ignición y producir graves daños.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Procesos de electrización (II)



Aunque ha habido intentos de establecer una serie triboeléctrica que ordenaría los materiales de manera que los que adquieren carga positiva al ponerse en contacto con materiales aparecieran en la serie antes que los que adquieren carga negativa al ponerse en contacto con esos mismos materiales, no se ha llegado a establecer una serie reconocida en todo el mundo. Cuando se juntan un sólido y un líquido (para formar una interfaz sólido-líquido), hay una transferencia de cargas por la migración de los iones existentes en el líquido. Tales iones surgen de la disociación de posibles impurezas o por reacciones electroquímicas de oxidación-reducción. Como en la práctica no existen líquidos perfectamente puros, siempre habrá en el líquido algunos iones positivos y negativos que puedan ligarse a la interfaz líquido-sólido. Hay muchos tipos de mecanismo mediante los cuales se pueda inducir esta ligadura (p. ej., adherencia electrostática a superficies metálicas, absorción química, inyección electrolítica, disociación de grupos polares y, si la pared de la vasija es aislante, reacciones líquido-sólido.)
Como las sustancias que disuelven (disocian) son eléctricamente neutras en principio, generarán igual número de cargas positivas y negativas. La electrización sólo ocurre si las cargas positivas o las negativas se adhieren con preferencia a la super- ficie del sólido. Si sucede esto, se forma una capa muy compacta conocida como la capa de Helmholtz. Como la capa de Helmholtz está cargada, atraerá hacia sí iones de la polaridad opuesta. Tales iones se agruparán en una capa más difusa, conocida como capa de Gouy, que se sitúa encima de la superficie de la capa compacta de Helmholtz. El espesor de la capa de Gouy aumenta con la resistividad del líquido. Los líquidos conductores forman capas de Gouy muy delgadas.
La doble capa se separará si el líquido fluye y entonces la capa de Helmholtz permanecerá ligada a la interfaz y la capa de Gouy será arrastrada por el líquido que se desplaza. El movimiento de estas capas cargadas produce una diferencia de potencial (el potencial zeta), y la corriente inducida por las cargas móviles se conoce como la corriente de gasto. La cantidad de carga que se acumula en el líquido depende del ritmo al cual los iones se difunden hacia la interfaz y de la resistividad del líquido (r). Ahora bien, la corriente de gasto es constante a lo largo del tiempo.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Responsabilidades de la empresa (I)

Las instalaciones expuestas a riesgos de accidentes mayores deben observar unas normas de seguridad muy estrictas. Además, la empresa desempeña un papel clave en la organización y aplicación de un sistema de control de riesgos de accidentes mayores En particular, tal como se indica en la Tabla 39.13, es responsable de:

• comunicar la información necesaria para identificar las instalaciones expuestas a riesgos de accidentes mayores dentro de un plazo fijo;
• llevar a cabo una evaluación de los riesgos;
• notificar a la autoridad competente el resultado de dicha evaluación de riesgos;
• adoptar medidas técnicas que comprendan el diseño, los sistemas de seguridad, la construcción, la selección de sustancias químicas, el funcionamiento, el mantenimiento y la inspección sistemática de la instalación;
• implantar medidas de organización, incluidas, entre otras, la formación e instrucción del personal y una adecuada dotación de personal;
• elaborar un plan de emergencia;
• adoptar medidas destinadas a mejorar la seguridad de la fábrica y limitar las consecuencias de un posible accidente;
• consultar a los trabajadores y a sus representantes;
• mejorar el sistema, tomando como base los cuasiaccidentes y la información correspondiente;
• garantizar que los procedimientos de control de calidad son efectivos, y auditarlos periódicamente,
• notificar a la autoridad competente antes del cierre permanente de cualquier instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores.

martes, 25 de diciembre de 2007

ANIMALES VENENOSOS TERRESTRES

Todos los años se producen millones de picaduras de escorpiones y reacciones anafilácticas a insectos, por las que mueren miles de seres humanos. En Túnez se registran anualmente entre 30.000 y 45.000 casos de picaduras de escorpión que causan entre 35 y 100 muertes, la mayoría de ellas en niños. El envenenamiento (efectos tóxicos) es un riesgo profesional para las poblaciones que se dedican a la agricultura y la silvicultura en estas regiones.
Entre los animales que pueden ocasionar lesiones en los seres humanos por acción de sus venenos están los invertebrados, como los arácnidos (arañas, escorpiones, arañas del desierto), los ácaros (chinches y garrapatas), quilópodos (ciempiés) y hexápodos (abejas, avispas, mariposas y mosquitos).

sábado, 22 de diciembre de 2007

Reconocimiento previo al empleo

Además del tipo habitual de reconocimiento médico previo al empleo, es preciso prestar especial atención al aparato cardiovas- cular, ya que el trabajo a grandes altitudes exige un gran esfuerzo
a este sistema y al cardiorrespiratorio. Es preciso investigar a fondo la existencia de ciertos procesos, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica en sus primeras fases y el asma, que son mucho más discapacitantes en las grandes alturas, ya que requieren una elevada ventilación. También es probable que los grandes fumadores con síntomas iniciales de bronquitis tengan problemas para adaptarse a la altura. Es preciso realizar una espirometría forzada, además de la exploración habitual del tórax, incluida la radiografía. Siempre que sea posible, deberá efectuarse asimismo una prueba del esfuerzo, porque la intolerancia al mismo aumentará con la altitud.
Es preciso asimismo hacer una exploración cuidadosa del aparato cardiovascular, incluido un electrocardiograma de esfuerzo es posible. Hay que hacer recuentos sanguíneos para excluir a los trabajadores que presenten grados poco frecuentes de anemia o policitemia.
La vida a grandes altitudes aumenta el estrés psicológico de muchas personas, lo que obliga a hacer una historia meticulosa para excluir a los posibles trabajadores con problemas previos al comportamiento. En muchas minas modernas no se permite el consumo de alcohol. Los síntomas gastrointestinales son frecuentes en algunas personas cuando ascienden a grandes alturas, por lo que los trabajadores con historia de dispepsia pueden tener problemas de rendimiento laboral.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Incendios

El fuego es siempre una preocupación importante durante el trabajo en un túnel de aire comprimido y durante el funcionamiento de las cámaras hiperbáricas clínicas. Cuando se trabaja en un cajón de aire comprimido con paredes y techo de acero y un suelo formado exclusivamente por tierra orgánica no combustible, puede producirse una falsa sensación de seguridad. Sin embargo, incluso en tales condiciones un incendio de origen eléctrico puede quemar los aislantes, sumamente tóxicos, y matar o incapacitar a una cuadrilla de trabajadores muy rápidamente. En los túneles con encofrado de madera debajo del hormigón el peligro es aún mayor, al igual que en los túneles en los que se ha utilizado aceite hidráulico y paja para calafatear, pueden representar un combustible adicional.
En condiciones hiperbáricas, el fuego es siempre más intenso, ya que hay más oxígeno para la combustión. Un aumento del 21 % al 28 % en el porcentaje de oxígeno doblará la velocidad de combustión. A medida que aumenta la presión, aumenta la cantidad de oxígeno para la combustión. Y el aumento es igual al porcentaje de oxígeno existente, multiplicado por el número de atmósferas en términos absolutos. Por ejemplo, a una presión de 4 ATA (equivalente a 30 m de agua de mar), el porcentaje efectivo de oxígeno es del 84 % en aire comprimido. Con todo, debe recordarse que aunque la combustión se acelera notable- mente en estas condiciones, no es igual a la velocidad de combustión con un 84 % de oxígeno a una atmósfera. La razón está en que el nitrógeno presente en la atmósfera tiene un cierto efecto de extinción. El acetileno no puede utilizarse a presiones superiores a un bar, debido a sus propiedades explosivas. No obstante, es posible utilizar oxígeno y otros gases para cortar el acero. Ya se ha hecho de forma segura a presiones de hasta 3 bares, aunque ha de tenerse mucho cuidado y debe haber una persona con una manguera de incendios al lado para extinguir inmediatamente cualquier fuego que se inicie si una chispa entra en contacto con algo combustible.
Para que haya fuego es necesario que estén presentes tres elementos: el combustible, el oxígeno y una fuente de ignición. Si falta alguno de los tres, el fuego no se producirá. En condiciones hiperbáricas, es casi imposible eliminar el oxígeno, a menos que el equipo que se está utilizando pueda insertarse en el medio llenándolo o rodeándolo de nitrógeno. Si no puede eliminarse el combustible, debe evitarse la fuente de ignición. En el trabajo hiperbárico clínico, debe tenerse mucho cuidado para evitar que el porcentaje de oxígeno en la cámara de varios compartimentos aumente por encima del 23 %. Además, todo el equipo eléctrico en el interior de la cámara debe ser intrínsecamente seguro, sin posibilidad de producir un arco eléctrico. El personal de la cámara debe utilizar ropa de algodón tratada para retardar la ignición. Ha de existir un sistema de aspersión de agua, así como mangueras manuales contra incendios con una fuente independiente. Si ocurre un incendio en una cámara hiperbárica clínica, no existe la posibilidad de escapar inmediatamente, por lo que el fuego debe extinguirse utilizando la manguera y el sistema aspersor.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Procesos de electrización (I)

El fenómeno de generación de electricidad estática por fricción(triboelectrización) se conoce desde hace miles de años. Para inducir electricidad basta con que haya contacto entre dos materiales. La fricción sólo es un tipo de interacción que aumenta el área de contacto y genera calor: fricción es el término general que describe el movimiento de dos objetos en contacto; la presión ejercida, su velocidad de deslizamiento y el calor generado son los determinantes principales de la carga generada por fricción. Algunas veces, la fricción originará también el arranque de partí- culas sólidas.
Cuando los dos sólidos en contacto son metales (contacto metal-metal), hay migración de electrones de uno al otro. Cada metal se caracteriza por un potencial inicial diferente (potencial de Fermi), y la naturaleza tiende siempre al equilibrio; es decir, los fenómenos naturales trabajan para eliminar las diferencias de potencial. Tal migración de electrones da lugar a la generación de un potencial de contacto. Como las cargas de un metal son muy móviles (los metales son conductores excelentes), las cargas se recombinarán incluso en el último punto de contacto antes de que los dos metales se separen. Por lo tanto, es imposible inducir electricidad por el hecho de poner en contacto dos metales y separarlos después; las cargas se desplazarán siempre para eliminar la diferencia de potencial.
Cuando un metal y un aislante entran en contacto casi sin fric- ción en el vacío, el nivel de energía de los electrones del metal se aproxima al del aislante. Impurezas superficiales o del volumen se encargan de que ocurra así e impiden también la formación de un arco (la descarga de electricidad entre los dos cuerpos cargados: los electrodos) en el momento de la separación. La carga transferida al aislante es proporcional a la afinidad electrónica del metal, y cada aislante tiene también una afinidad elec- trónica, o atracción de electrones, asociada con ella. Así pues, también es posible la transferencia de iones positivos o negativos del aislante al metal. La carga en la superficie después del contacto y separación se calcula por la ecuación 1 de la Tabla 40.2.
Cuando dos aislantes entran en contacto, tiene lugar una transferencia de cargas a causa de los diferentes estados de su energía superficial (ecuación 2, Tabla 40.2). Las cargas transfe- ridas a la superficie de un aislante pueden migrar hacia capas más profundas del material. La humedad y la contaminación superficial pueden modificar en gran medida el comportamiento de las cargas. La humedad superficial en particular incrementa las densidades de estados de energía superficial al aumentar la conducción superficial, que favorece la recombinación de cargas, y facilita la movilidad iónica. La mayoría de las personas reconocerán este fenómeno por sus experiencias cotidianas, ya que saben que en tiempo seco están sujetos a electricidad está- tica. El contenido de agua de algunos polímeros (plásticos) cambiará cuando se cargan. El aumento o disminución del contenido de agua llega a invertir el sentido de la circulación de cargas (su polaridad).
La polaridad (positividad y negatividad relativas) mutua de dos aislantes en contacto depende de la afinidad electrónica de cada material. Los aislantes se clasifican por sus afinidades elec- trónicas, algunos de cuyos valores ilustrativos se recogen en la Tabla 40.3. La afinidad electrónica de un aislante es una consideración importante en los programas de prevención que se debaten más adelante en este artículo.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Convenio de la OIT sobre la prevención de accidentes industriales mayores, 1993 (No. 174) PARTE VI. RESPONSABILIDAD DE LOS PAÍSES EXPORTADORES

Artículo 22
Cuando en un Estado Miembro exportador el uso de sustancias, tecnologías o procedimientos peligrosos haya sido prohibido por ser fuente potencial de un accidente mayor, dicho Estado deberá poner a disposición de todo país importador la información relativa a esta prohibición y a las razones que la motivan.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Prevención respecto a los animales acutaticos

Debe hacerse todo lo posible por evitar el contacto con las espinas de estos animales cuando se les manipula, a menos que se utilicen unos guantes gruesos. Asimismo, se debe tener un enorme cuidado al vadear o caminar sobre fondos marinos arenosos. El equipo de los submarinistas ofrece protección contra las medusas y los distintos celentéreos, así como contra las mordeduras de serpiente. Nunca debe molestarse a los animales más peligrosos y agresivos y han de evitarse las zonas en las que existan medusas, ya que son difíciles de ver. Si una serpiente de mar queda atrapada en un cabo, éste debe cortarse dejando que la serpiente se vaya. Ante la presencia de tiburones, existen una serie de principios que deben respetarse: las personas deben mantener los pies y las piernas fuera del agua y acercar el barco lentamente a la orilla y dejarlo inmóvil; los bañistas no deben permanecer en el agua con un pez agonizando o sangrando, y tampoco atraer la atención del tiburón, ya sea con colores brillantes o joyas, ruidos o explosiones, luces intensas o movimientos de las manos. Un buceador no debe nunca bucear sólo.

martes, 11 de diciembre de 2007

ASPECTOS SANITARIOS ASOCIADOS AL TRABAJO A GRANDES ALTITUDES

Son muchas las personas que trabajan a grandes altitudes, especialmente en las ciudades y pueblos de los Andes americanos y en la meseta tibetana. Prácticamente todos son nativos que viven allí desde hace muchos años, quizá generaciones. Gran parte del trabajo es de carácter agrario; por ejemplo, en labores de pastoreo.
No obstante, este artículo se ocupa de otras cuestiones. Ultimamente se ha producido un gran aumento de las actividades comerciales realizadas en altitudes de 3.500 a 6.000 m, tales como la minería en Chile y Perú en altitudes de 4.000 m. Algunas de estas minas son muy grandes y emplean a más de 1.000 trabajadores. Otro ejemplo es el telescopio de Mauna Kea, en Hawai, situado a una altitud de 4.200 m.
Las minas de los Andes, algunas de las cuales datan de la época de la colonización española, han sido explotadas tradicio- nalmente por indígenas que llevan generaciones en esas alti- tudes. Sin embargo, desde hace poco tiempo se está acudiendo a trabajadores habituados al nivel del mar. El cambio se explica por varias razones, una de ellas es la escasez de habitantes en estas áreas remotas para trabajar en la minería. Otra, igualmente importante, es que la progresiva automatización de las minas exige el uso de máquinas grandes, cargadores y camiones, cuyo manejo requiere una cualificación de la que carecen. La tercera razón son las condiciones económicas para el desarrollo de estas minas. Si bien antes se establecían auténticas ciudades a su alrededor para alojar a los trabajadores y a sus familias y se las dotaba de los servicios auxiliares necesarios, como escuelas y hospitales, ahora se considera preferible que las familias vivan a nivel del mar y que los trabajadores suban y bajen a las minas. El motivo de este cambio no es puramente económico: la calidad de vida a 4.500 m de altitud es inferior que a altitudes menores (p. ej., los niños crecen más despacio). Por tanto, la decisión de hacer que las familias permanezcan al nivel del mar mientras los trabajadores se desplazan hacia la montaña se basa en razones socieconómicas sólidas.
Sin embargo, el desplazamiento de los trabajadores desde el nivel del mar hasta altitudes próximas a 4.500 m plantea numerosos problemas médicos, muchos de los cuales todavía no se comprenden en la actualidad. Es evidente que la mayoría de las personas que pasan del nivel del mar a tales altitudes desarrollan inicialmente los síntomas. La tolerancia a la altura suele mejorar al cabo de dos o tres días. Sin embargo, la hipoxia grave de estas altitudes ejerce diversos efectos nocivos para el organismo humano. La capacidad máxima de trabajo disminuye y la fatiga aparece con mayor rapidez. También desciende la eficacia mental, y muchas personas tienen problemas para concentrarse. La calidad del sueño empeora, se interrumpe frecuentemente y la respiración es periódica (la respiración aumenta y disminuye tres o cuatro veces por minuto), con el consiguiente descenso de la PO2 tras los períodos de apnea y reducción de la ventilación.
La tolerancia a las grandes alturas depende en gran medida de cada persona y suele ser difícil predecir la intolerancia. Muchas de las personas que desean trabajar a altitudes de 4.500 m descubren que son incapaces de hacerlo o que la calidad de vida es tan mala que se niegan a permanecer en la región. Aspectos tales como la selección de trabajadores con probabilidades de resistir las grandes altitudes y la distribución de su trabajo entre la montaña y el descanso con sus familias al nivel del mar son temas relativamente nuevos y todavía no bien comprendidos.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Ruido

Las lesiones por ruido en un entorno de aire comprimido pueden ser graves, ya que los motores de aire, los martillos neumáticos y los taladros nunca están adecuadamente equipados con silencia- dores. Se han medido niveles de ruido superiores a 125 dB en cajones de aire comprimido y en túneles, cuyos efectos son dolor físico y lesiones permanentes al oído interno. El eco en el interior de un túnel o de un cajón de aire comprimido empeora el problema.
Muchos trabajadores en entornos de aire comprimido se muestran reacios al uso de protección para los oídos, con el argumento de que bloquear el sonido de un vagón de tierra que se aproxima puede ser peligroso. Su argumento no tiene una base real, ya que la protección para los oídos, en el mejor de los casos, atenúa el sonido pero no lo elimina. Además, el trabajador puede percibir la proximidad de los vagones de tierra en movimiento no sólo por el ruido, sino por otros indicios, como las sombras en movimiento y la vibración del suelo. Sí sería motivo de preocupación una oclusión hermética del conducto auditivo mediante protectores u orejeras que ajustasen perfectamente. Si se impide el paso del aire al canal auditivo externo durante la compresión, puede producirse la compresión del oído externo, ya que el tímpano se ve impulsado hacia el exterior por el aire que entra al oído medio a través de las trompas de Eustaquio. Las orejeras protectoras habituales no suelen ser completa- mente herméticas. Durante la compresión, que representa una fracción mínima del tiempo total del turno de trabajo, pueden soltarse ligeramente en caso de que existan problemas para equi- librar la presión. Los tapones de fibra moldeados que se ajustan a la forma del canal externo protegen sin ser herméticos.
El objetivo es evitar un nivel medio de ruido superior a 85 dBA durante mucho tiempo. Todos los trabajadores de entornos de aire comprimido deberían someterse a una audiometría antes de iniciar el trabajo, de forma que pudiera controlarse la pérdida de audición causada por el alto nivel de ruido.
Los tubos de suministro de aire de las cámaras hiperbáricas y de las esclusas de descompresión pueden equiparse con silenciadores eficaces. Es importante insistir sobre este punto, ya que el ruido de la ventilación puede resultar tan molesto a los trabajadores que dejen de ventilar adecuadamente la cámara. Es posible mantener una ventilación continua con un silenciador en la fuente de suministro que no produzca más de 75 dB, aproximadamente el nivel de ruido en una oficina normal.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

RESPUESTAS FISIOLOGICAS A LA TEMPERATURA AMBIENTE


Durante toda su vida, los seres humanos mantienen la temperatura corporal dentro de unos límites de variación muy estrechos y protegidos a toda costa. Los límites máximos de tolerancia para las células vivas corresponden a unos 0 ºC (formación de cristales de hielo) y unos 45 ºC (coagulación térmica de proteínas intracelulares); sin embargo, los seres humanos pueden soportar temperaturas internas inferiores a 35 ºC o superiores a 41 ºC, aunque sólo durante períodos muy cortos de tiempo. Para mantener la temperatura interna dentro de esos límites, el ser humano ha desarrollado unas respuestas fisiológicas muy eficaces, y en algunos casos especializadas, al estrés térmico agudo. La finalidad de esas respuestas es facilitar la conservación, producción o eliminación del calor corporal, requieren la coordinación firmemente controlada de varios sistemas corporales.

martes, 4 de diciembre de 2007

Apagar la llama

Este método consiste en utilizar supresores químicos para extinguir la llama. En las reacciones que se producen en la llama intervienen radicales libres de alta reactividad y existencia efímera pero que se regeneran continuamente a través de un proceso de ramificación de cadenas que conserva una concentración suficientemente alta para alimentar la reacción global (p. ej., una reacción del tipo R1) a alta velocidad. Los supresores químicos aplicados en cantidad suficiente provocan una fuerte reducción de la concentración de radicales y extinguen de forma eficaz las llamas. Los agentes más comunes de este tipo son los halones y los polvos secos.
Los halones reaccionan en la llama generando unas sustancias intermedias que a su vez reaccionan fácilmente con los radicales de la llama. Se necesitan cantidades relativamente pequeñas de halones para extinguir un incendio, por lo que siempre se les ha considerado muy adecuados. Las concentraciones de extinción son “respirables” (aunque los productos generados al pasar a través de la llama son nocivos). Los polvos secos actúan de forma similar, pero en determinadas circunstancias resultan mucho más efectivos. Las partículas finas se dispersan en la llama y anulan las cadenas de radicales. Es importante que las partículas sean pequeñas y numerosas. Los fabricantes de muchas marcas comerciales de polvos secos eligen para ello un polvo “decrepi- tante”, cuyas partículas, al ser expuestas a las altas temperaturas de la llama, se fragmentan a su vez en partículas más pequeñas. Cuando empiezan a arder las ropas de una persona, el mejor método para controlar las llamas y brindarle protección es un extintor de polvo seco. Una intervención rápida permite una rápida “extinción”, minimizando los daños. Ahora bien, el fuego debe extinguirse por completo, pues las partículas caen rápidamente al suelo y cualquier llama residual puede reavivarlo. De forma similar, los halones sólo son efectivos en tanto se mantiene la concentración local necesaria. Así, cuando se aplica fuera de un recinto cerrado, el vapor de halón se dispersa rápidamente y el incendio se reaviva de nuevo si queda alguna llama residual. Igualmente, la pérdida del supresor produce la reignición del material combustible si las temperaturas de la superficie son suficientemente altas. Ni los halones ni los polvos secos llegan a enfriar de forma efectiva la superficie del combustible.

viernes, 30 de noviembre de 2007

ELECTRICIDAD ESTATICA

Claude Menguy

Todos los materiales difieren en el grado en que permiten el paso de cargas eléctricas. Los materiales conductores permiten el paso de cargas, mientras que los aislantes obstaculizan su movimiento. La electrostática es el campo de la ciencia dedicado a estudiar las cargas o los cuerpos cargados en reposo. Se tiene electricidad estática cuando en los objetos se forman cargas eléctricas que no se desplazan. Si las cargas circulan, se establece una corriente y la electricidad ya no es estática. Los no profesionales dan el nombre de electricidad a la corriente resultante de las cargas en movimiento, fenómeno que se explica en otros artículos de este capítulo. electrización estática es el término utilizado para designar cualquier proceso que dé por resultado la separación de cargas eléctricas positivas y negativas. La conducción se mide con una propiedad denominada conductancia, mientras que un aislante se caracteriza por su resistividad. La separación de cargas que conduce a la electrización es resultado de procesos mecánicos: por ejemplo, el contacto entre objetos, la fricción o la colisión de dos superficies. Puede tratarse de dos superficies sólidas o una sólida y otra líquida. Es más raro que el proceso mecánico sea la ruptura o separación de superficies sólidas o líquidas. En este artículo nos ocupamos del contacto y de la fricción.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Convenio de la OIT sobre la prevención de accidentes industriales mayores, 1993 (No. 174) PARTE V. DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS TRABAJADORES Y DE S

Artículo 20
En una instalación expuesta a riegos de accidentes mayores, los trabajadores y sus representantes deberán ser consultados mediante mecanismos apropiados de cooperación, con el fin de garantizar un sistema seguro de trabajo. En particular, los trabaja- dores y sus representantes deberán:
a) estar suficiente y adecuadamente informados de los riesgos que entraña dicha instalación y de sus posibles consecuencias;
b) estar informados acerca de cualquier instrucción o recomendación hecha por la autoridad competente;
c) ser consultados para la preparación de los siguientes documentos y tener acceso a los mismos:
i) el informe de seguridad;
ii) los planes y procedimientos de emergencia;
iii) los informes sobre los accidentes;
d) recibir periódicamente instrucciones y formación con respecto a los procedimientos y prácticas de prevención de accidentes mayores y de control de acontecimientos que puedan dar lugar a un accidente mayor y a los procedimientos de emergencia que han de aplicarse en tales casos;
e) dentro de sus atribuciones, y sin que en modo alguno ello pueda perjudicarles, tomar medidas correctivas y, en caso nece- sario, interrumpir la actividad cuando, basándose en su forma- ción y experiencia, tengan razones válidas para creer que existe un peligro inminente de accidente mayor y, según corres- ponda, informar a su supervisor o dar la alarma antes o tan pronto como sea posible después de haber tomado las medidas correctivas;
f) discutir con el empleador cualquier peligro potencial que ellos consideren que puede causar un accidente mayor y tener derecho a informar a la autoridad competente acerca de dichos peligros.

Artículo 21
Los trabajadores empleados en el emplazamiento de una instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores deberán:
a) observar todos los procedimientos y prácticas relativos a la prevención de accidentes mayores y al control de acontecimientos que puedan dar lugar a un accidente mayor en las instalaciones expuestas a dichos riesgos;
b) observar todos los procedimientos de emergencia en caso de producirse un accidente mayor.

PARTE VI. RESPONSABILIDAD DE LOS PAÍSES EXPORTADORES


Artículo 22
Cuando en un Estado Miembro exportador el uso de sustancias, tecnologías o procedimientos peligrosos haya sido prohibido por ser fuente potencial de un accidente mayor, dicho Estado deberá poner a disposición de todo país importador la información relativa a esta prohibición y a las razones que la motivan.

martes, 27 de noviembre de 2007

Características y comportamiento de los animales acuaticos: Hidrofidios.

Hidrofidios. Se trata de un grupo (serpientes marinas) que se encuentra principalmente en los mares de Indonesia y Malasia; se han identificado unas 50 especies, entre ellas Pelaniis platurus, Enhydrina schistosa e Hydrus platurus. El veneno de estas serpientes es muy similar al de la cobra, aunque es entre 20 y 50 veces más tóxico; está formado por una proteína básica de bajo peso molecular (eurobotoxina), que afecta a las conexiones neuromusculares bloqueando la acetilcolina y provocando miolisis. Por fortuna, las serpientes de mar generalmente no atacan y muerden sólo cuando se las pisa, molesta o cuando reciben un fuerte golpe; además, inyectan poco o ningún veneno con sus colmillos. Los pescadores son los que más expuestos están a este riesgo, representando el 90 % de todos los incidentes declarados, la mayoría de ellos producidos por pisar a la serpiente en el fondo del mar o por que ésta queda atrapada en las redes. Las serpientes son probablemente responsables de miles de los accidentes profesionales atribuidos a los animales acuáticos, pero rara vez tienen consecuencias graves y sólo un pequeño porcentaje de accidentes graves tienen consecuencias mortales. Los síntomas son en su mayor parte leves y poco dolorosos. Los efectos suelen sentirse al cabo de dos horas y empiezan con dolor muscular, rigidez de nuca, desorientación y trismo, y en ocasiones, náuseas y vómitos. En el plazo de unas horas aparece mioglobinuria (presencia de proteínas complejas en la orina). La muerte puede sobrevenir por parálisis de los músculos respiratorios, insuficiencia renal por necrosis tubular o parada cardíaca por hiperpotasemia.

Características y comportamiento de los animales acuaticos: Hidrofidios.

Hidrofidios. Se trata de un grupo (serpientes marinas) que se encuentra principalmente en los mares de Indonesia y Malasia; se han identificado unas 50 especies, entre ellas Pelaniis platurus, Enhydrina schistosa e Hydrus platurus. El veneno de estas serpientes es muy similar al de la cobra, aunque es entre 20 y 50 veces más tóxico; está formado por una proteína básica de bajo peso molecular (eurobotoxina), que afecta a las conexiones neuromusculares bloqueando la acetilcolina y provocando miolisis. Por fortuna, las serpientes de mar generalmente no atacan y muerden sólo cuando se las pisa, molesta o cuando reciben un fuerte golpe; además, inyectan poco o ningún veneno con sus colmillos. Los pescadores son los que más expuestos están a este riesgo, representando el 90 % de todos los incidentes declarados, la mayoría de ellos producidos por pisar a la serpiente en el fondo del mar o por que ésta queda atrapada en las redes. Las serpientes son probablemente responsables de miles de los accidentes profesionales atribuidos a los animales acuáticos, pero rara vez tienen consecuencias graves y sólo un pequeño porcentaje de accidentes graves tienen consecuencias mortales. Los síntomas son en su mayor parte leves y poco dolorosos. Los efectos suelen sentirse al cabo de dos horas y empiezan con dolor muscular, rigidez de nuca, desorientación y trismo, y en ocasiones, náuseas y vómitos. En el plazo de unas horas aparece mioglobinuria (presencia de proteínas complejas en la orina). La muerte puede sobrevenir por parálisis de los músculos respiratorios, insuficiencia renal por necrosis tubular o parada cardíaca por hiperpotasemia.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Otros trastornos

Los pacientes con enfermedad falciforme tienden a sufrir crisis vasooclusivas dolorosas en las grandes alturas. Incluso las alti- tudes moderadas de 1.500 m han precipitado las crisis en algunos casos, y las de 1.925 m se asocian a un riesgo de 60 %. Los pacientes con enfermedad falciforme que residen a 3.050 m en Arabia Saudita tienen el doble de crisis que los que habitan a nivel del mar. Además, los sujetos con el rasgo drepanocítico pueden sufrir el síndrome de infarto esplénico cuando ascienden a gran altura. Las etiologías más probables de este aumento del riesgo de crisis vasooclusiva son: deshidratación, aumento del recuento eritrocitario e inmovilidad. El tratamiento de las crisis comprende el descenso al nivel del mar, el suministro de oxígeno y la hidratación intravenosa.
Apenas existen datos sobre el riesgo de la mujer gestante cuando asciende a grandes altitudes. Aunque las residentes habituales de las alturas corren mayores riesgos de sufrir hipertensión asociada al embarazo, no se ha descrito aumento de la tasa de muerte fetal intraútero. La hipoxia grave puede provocar malformaciones en el corazón fetal, pero ello sucede sólo en altitudes extremas o en presencia de edema pulmonar de las grandes alturas Así pues, el mayor riesgo de la gestante podría guardar relación con el aislamiento de la región, más que con ninguna complicación inducida por la altitud.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Otros Peligros: Trabajadores de cajones de aire comprimido y túneles

Los trabajadores de los túneles están expuestos a los accidentes habituales en la construcción pesada, con el problema adicional de una mayor incidencia de caídas y lesiones por los derrumbes. Es importante recordar que un trabajador lesionado en un entorno de aire comprimido que se haya roto las costillas ha de tratarse como si tuviera un neumotórax mientras no se demuestre lo contrario y, por lo tanto, debe tenerse mucho cuidado durante su descompresión. Si existe un neumotórax, debe resolverse a la presión de la cámara de trabajo antes de intentar la descompresión.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Convenio de la OIT sobre la prevención de accidentes industriales mayores, 1993 (No. 174) PARTE IV. RESPONSABILIDADES DE LAS AUTORIDADES COMPETENTES

PLANES PARA CASOS DE EMERGENCIA FUERA DE LA INSTALACION

Artículo 15

Tomando en cuenta la información proporcionada por el empleador, la autoridad competente deberá velar por que se establezcan y actualicen a intervalos apropiados, y se coordinen con las autoridades y organismos interesados, los planes y procedimientos de emergencia que contengan disposiciones para proteger a la población y al medio ambiete fuera del emplazamiento en que se encuentre cada instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores.

Artículo 16
La autoridad competente deberá velar por que:
a) se difunda entre los miembros de la población que estén expuestos a los efectos de un accidente mayor, sin que tengan que solici- tarlo, la información sobre las medidas de seguridad que han de adoptarse y sobre la manera de comportarse en caso de accidente mayor, y por que se actualice y se difunda de nuevo dicha
información a intervalos apropiados;
b) se dé la alarma cuanto antes al producirse un accidente mayor,
c) cuando las consecuencias de un accidente mayor puedan tras- cender las fronteras, se proporcione a los Estados afectados la información requerida en los apartados a) y b) con el fin de contribuir a las medidas de cooperación y coordinación.

Artículo 17
La autoridad competente deberá elaborar una política global de emplazamiento que prevea una separación adecuada entre las instalaciones en proyecto que estén expuestas a riesgos de accidentes mayores y las áreas de trabajo, las zonas residenciales y los servicios públicos, y deberá adoptar disposiciones apropiadas al respecto en lo que atañe a las instalaciones existentes. Dicha política deberá inspirarse en los principios generales enunciados en la parte II de este Convenio.


INSPECCION

Artículo 18

1. La autoridad competente deberá disponer de personal debi- damente calificado que cuente con una formación y competencia adecuadas y con el apoyo técnico y profesional suficiente para desempeñar sus funciones de inspección, investigación, evaluación
y asesoría sobre los temas especificados en este Convenio, así como para asegurar el cumplimiento de la legislación nacional.
2. Los representantes del empleador y los representantes de los
trabajadores de la instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores deberán tener la posibilidad de acompañar a los inspec- tores cuando controlen la aplicación de las medidas prescritas en virtud del presente Convenio, a menos que los inspectores estimen, a la luz de las directrices generales de la autoridad competente, que ello puede perjudicar el cumplimiento de sus funciones de
control.

Artículo 19
La autoridad competente deberá tener derecho a suspender cualquier actividad que presente una amenaza inminente de accidente mayor.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Mal de montaña crónico

El mal de montaña crónico (MMC) afecta a los residentes y a los que viven largas temporadas en las grandes alturas. La primera descripción que se hizo del mal reflejaba las observaciones de Monge en los nativos de los Andes que vivían a altitudes supe- riores a 4.000 m. Desde entonces, el mal de montaña crónico, o enfermedad de Monge, se ha descrito en casi todos los habitantes de las grandes alturas, excepto en los sherpas. Afecta más a los varones que a las mujeres. Los afectados presentan plétora, cianosis y aumento de la masa celular sanguínea, lo que provoca síntomas neurológicos tales como cefalea, mareos, somnolencia y alteraciones de la memoria. Pueden desarrollar insuficiencia cardíaca derecha, también denominada cor pulmonale, debida a la hipertensión pulmonar y al gran descenso de la saturación de la oxihemoglobina. La patogenia exacta del trastorno se desco- noce. Las mediciones hechas en personas afectadas revelan una menor respuesta ventilatoria hipóxica, hipoxemia grave que se exacerba durante el sueño, mayores concentraciones de hemoglo- bina y ascenso de la presión arterial pulmonar. Aunque parece probable que exista una relación causa-efecto, no se dispone de
pruebas y las encontradas suelen ser confusas.
Muchos de los síntomas del mal de montaña crónico mejoran con el descenso hasta el nivel del mar. El traslado elimina el estímulo hipóxico de la eritropoyesis y la vasoconstricción pulmonar. Otros tratamientos alternativos pueden ser la flebo- tomía, para reducir la masa de eritrocitos, y el oxígeno a bajo flujo durante el sueño, para mejorar la hipoxia. La administración de medroxiprogresterona, un estimulante respiratorio, también ha resultado eficaz. El tratamiento durante diez semanas con este fármaco produjo en un estudio mejoría de la ventilación y de la hipoxia y descenso del recuento eritrocitario.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Otros peligros Buzos

Lesiones físicas

Buzos
En general, los buzos están expuestos al mismo tipo de lesiones físicas que cualquier trabajador del sector de la construcción pesada. La rotura de cables, la caída de pesos, las contusiones por aplastamiento que originan las máquinas, las grúas, etc., son bastante comunes. Sin embargo, bajo el agua, el submarinista está expuesto a ciertas lesiones exclusivas, que no ocurren en ninguna otra actividad.
Conviene guardarse, sobre todo, de las lesiones por succión o atrapamiento. Cuando se trabaja en las proximidades de una abertura en el casco de un barco, en un cajón de aire comprimido cuyo nivel de agua es más bajo en el lado opuesto al que está el submarinista o en una presa, puede ocurrir este tipo de accidente. Los buzos suelen referirse a este tipo de situación como quedar atrapado por “agua pesada”.
Para evitar situaciones peligrosas en las que un brazo, una pierna o todo el cuerpo pueda ser succionado por una abertura, como un túnel o un tubo, deben tomarse las precauciones máximas para precintar las válvulas de los tubos y las compuertas de inundación en los diques, de forma que no puedan abrirse mientras el submarinista está en el agua cerca de ellos. Lo mismo ocurre con las bombas y las tuberías de los barcos en las que el submarinista está trabajando.
Entre las lesiones que pueden producirse están: edema e hipoxia de la extremidad atrapada, suficiente para causar la necrosis del músculo; daño permanente a los nervios o incluso la pérdida de todo el miembro; o aplastamiento importante de una parte del cuerpo o del organismo completo, de forma que cause la muerte por trauma masivo. El atrapamiento en agua fría durante un período prolongado puede causar la muerte del submarinista por la exposición. Si el submarinista utiliza un equipo de buceo, cabe la posibilidad de quedarse sin aire y ahogarse antes de que pueda efectuarse el rescate, a menos que se le suministren tanques adicionales.
Es fácil que se produzcan lesiones por las hélices, que se evitan precintando la maquinaria principal de propulsión del barco mientras el submarinista está en el agua. Debe recordarse, sin embargo, que los barcos con turbinas de vapor, cuando están en puerto, no dejan de girar las hélices, lentamente, mediante el virador, para evitar que las aspas de la turbina se enfríen y se distorsionen. Por eso, si un submarinista tiene que trabajar en una de las aspas (por ejemplo, para tratar de liberar cables enganchados), procurará mantenerse alejado cuando ésta se aproxime a la parte más estrecha, próxima al casco.
La compresión de todo el organismo es una lesión exclusiva de los buzos de profundidad que utilizan escafandras con un casco de cobre acoplado a la vestidura de caucho flexible. Si no existe una válvula de comprobación o válvula antiretorno en el punto en que el tubo de aire se conecta al casco, un corte del suministro de aire en la superficie origina un vacío inmediato en el casco, que puede succionar todo el cuerpo a su interior. Los efectos son instantáneos y devastadores. Por ejemplo, a una profundidad de 10 m, se ejerce una fuerza de cerca de 12 toneladas sobre las partes blandas del traje del submarinista. Si se deja de presurizar el casco, esa fuerza empuja el cuerpo al interior del casco. Un efecto similar se produce si el submarinista cae repentinamente y no logra activar el aire de compensación. Pueden producirse lesiones graves o incluso la muerte si ocurre cerca de la superficie, ya que una caída de 10 metros desde la superficie reduce a la mitad el volumen de la vestidura. Si la caída ocurre entre 40 y 50 m de profundidad sólo se reduce el volumen en un 17 %. Tales cambios de volumen se explican por la ley de Boyle.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Control del flujo de vapores combustibles

El primer método, cortar el suministro de vapores combustibles, es claramente aplicable a los casos de incendio de chorros de gas en que el suministro de combustible puede cortarse fácilmente, pero también es el método más común y seguro para extinguir incendios de combustibles condensados. En los incendios con materiales sólidos, es necesario enfriar la superficie del material combustible por debajo de la temperatura de ignición para reducir el flujo de vapores hasta que ya no pueda mantenerse la llama. La forma más eficaz de conseguirlo es aplicar agua, de forma manual o mediante un sistema automático (rociadores, pulverizadores, etc.). Por lo general, los incendios de materiales líquidos no pueden tratarse de esta forma: no es posible enfriar suficientemente los combustibles líquidos con bajas temperaturas de ignición y, en el caso de combustibles con altas temperaturas de ignición, al entrar en contacto la fuerte evaporación de agua con la superficie caliente del líquido, el combustible en ignición puede resultar expulsado fuera del depósito, lo que tendría conse- cuencias muy graves para el personal encargado de la extinción del incendio (existen, sin embargo, casos muy especiales en los que se ha diseñado un sistema automático de evaporación de agua a alta presión para este tipo de incendios).
Los incendios de materiales líquidos se extinguen normal- mente utilizando espumas contra incendios (Cote, 1991). Se introduce un concentrado de espuma en un chorro de agua y, a continuación, se aplica al incendio a través de una boquilla espe- cial que permite la entrada de aire en el flujo. Se produce así una espuma que flota sobre el líquido y reduce la velocidad de generación de los vapores combustibles mediante un efecto de bloqueo al tiempo que protege la superficie de la transferencia de calor de las llamas. La espuma se aplica con cuidado para que vaya formando una “masa flotante”, que aumenta poco a poco de tamaño hasta que cubre toda la superficie del líquido. Por otro lado, el tamaño de las llamas se va reduciendo a medida que crece la masa flotante y, al mismo tiempo, la espuma se va descomponiendo y liberando agua que contribuye a enfriar la superficie. Con este complejo mecanismo se consigue finalmente controlar el flujo de vapores.
De los distintos concentrados de espuma disponibles en el mercado es importante elegir uno compatible con los líquidos que se pretende proteger. Las primeras “espumas de proteínas” se desarrollaron para incendios de hidrocarburos líquidos; su desventaja es que se deshacen rápidamente cuando entran en contacto con combustibles líquidos solubles en agua. Actualmente, se dispone de “espumas sintéticas” para tratar toda la gama posible de incendios con materiales líquidos. Una de ellas, la espuma formadora de película acuosa (AFFF), es una espuma universal que crea una película de agua sobre la superficie del combustible líquido, lo que aumenta su efectividad.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Diagnóstico positivo y médico-legal

Las circunstancias en las cuales ocurre la descarga eléctrica son por lo general lo bastante claras para permitir un diagnóstico etiológico inequívoco. Pero no siempre es éste el caso, incluso en entornos industriales.
El diagnóstico de fallo circulatorio tras la descarga eléctrica es de extraordinaria importancia, puesto que exige que haya personas en las cercanías que inicien los primeros auxilios inme- diatos y básicos una vez que se haya cortado la corriente. La parada respiratoria en ausencia de pulso es una indicación absoluta para comenzar el masaje cardíaco y la respiración artificial boca a boca. Antes, estas medidas sólo se tomaban cuando aparecía midriasis (dilatación de las pupilas), signo diagnóstico de lesión cerebral aguda. Pero la práctica actual es intervenir tan pronto como el pulso deje de ser detectable.
Como la pérdida de conciencia debida a la fibrilación ventricular tarda varios segundos en presentarse, las víctimas tienen tiempo de apartarse del equipo que ha originado el accidente. Es un asunto con cierta importancia médicolegal: por ejemplo, cuando la víctima de un accidente se encuentra a varios metros de un armario eléctrico u otra fuente de tensión sin signos de lesión eléctrica.
No debe olvidarse que la ausencia de quemaduras eléctricas no excluye la posibilidad de electrocución. Si la autopsia de individuos hallados en ambientes eléctricos o cerca de un equipo capaz de generar tensiones peligrosas no revela lesiones de Jelinek visibles y ningún signo aparente de muerte, se debe considerar la posibilidad de electrocución.
Si el cuerpo se encuentra en el exterior, al diagnóstico de descarga atmosférica se llega por el proceso de eliminación. Se deben buscar signos de descarga atmosférica en un círculo de
50 metros de radio alrededor del cuerpo. El museo de electropatología de Viena ofrece una exhibición impresionante de estos signos, entre los que se cuentan vegetación carbonizada y arena vitrificada. Los objetos metálicos que llevaba la víctima pueden aparecer fundidos.
Aunque por fortuna el suicidio por medios eléctricos es raro en la industria, las muertes en las que la negligencia es un factor propiciatorio siguen siendo una triste realidad. Suele suceder sobre todo en emplazamientos no normalizados, en especial los que incluyen la instalación y operación de suministros eléctricos provisionales en condiciones exigentes.
No hay motivo para que sigan ocurriendo accidentes eléc- tricos, puesto que se dispone de medidas preventivas eficaces, que se describen en el artículo “Prevención y Normas”.

martes, 13 de noviembre de 2007

Efectos fisiopatológicos de la reducción de la presión barométrica: Hemorragias retinianas

Las hemorragias retinianas son muy comunes y afectan hasta al 40 % de las personas que ascienden a 3.700 m, y al 56 % de las que llegan a 5.350 m. Suelen ser asintomáticas y su causa más probable es el aumento del flujo sanguíneo retiniano y la dilatación vascular debida a hipoxia arterial. Son más comunes en los que sufren cefaleas y tienden a aumentar con el esfuerzo agotador. A diferencia de otros síndromes de las alturas, las hemorragias retininanas no pueden prevenirse con acetazolamida ni con furosemida. Su resolución espontánea suele tener lugar en un plazo de dos semanas.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Trabajadores de cámaras hiperbáricas

El tratamiento con oxígeno hiperbárico es cada vez más frecuente en todo el mundo; actualmente hay unas 2.100 instalaciones de cámaras hiperbáricas en funcionamiento. Muchas de estas cámaras son unidades con varios compartimientos, presurizados con aire comprimido a valores barométricos entre 1 y 5 kg/cm2. Los pacientes respiran oxígeno al 100 %, a presiones de hasta 2 kg/cm2. A presiones superiores, se les suministra una mezcla de gases para el tratamiento de la enfermedad por descompresión. Los trabajadores de las cámaras, sin embargo, suelen respirar aire comprimido y su exposición en la cámara es similar a la que está sometido un submarinista o un trabajador en un entorno de aire comprimido.
Habitualmente, el trabajador de una cámara con varios compartimientos es una enfermera, un terapeuta respiratorio, un antiguo submarinista o un técnico hiperbárico. Los requisitos físicos para estos trabajadores son similares a los de los trabajadores de los cajones de aire comprimido. Ahora bien es importante recordar que una proporción importante del personal de las cámaras hiperbáricas son mujeres. Excepto en caso de embarazo, tienen la misma probabilidad de presentar efectos adversos por el trabajo en entornos de aire comprimido que los hombres. Cuando una mujer embarazada se expone al aire comprimido el nitrógeno atraviesa la barrera placentaria y se alcanza al feto. Durante la descompresión se forman burbujas de nitrógeno en el sistema venoso. Se trata de burbujas silenciosas que, si son pequeñas, no causan ningún daño, ya que se eliminan fácilmente por el filtro pulmonar. No es conveniente, sin embargo, dejar que las burbujas lleguen al feto. Los estudios realizados indican que es posible que el feto sufra daños en tales circunstancias. Según uno de ellos, los defectos neonatales son más frecuentes en los hijos de mujeres que han practicado el submarinismo durante el embarazo. Debe evitarse la exposición de las mujeres embarazadas a las condiciones de las cámaras hiperbáricas y aplicarse políticas adecuadas que contemplen tanto los aspectos médicos como los legales. En virtud de lo cual, es necesario prestar información a las mujeres que trabajan en tales entornos sobre los riesgos que entrañan durante el embarazo, y organizar correctamente la asignación de tareas y ofrecer programas de educación sanitaria.
Debe señalarse, sin embargo, que las pacientes embarazadas pueden recibir tratamiento en una cámara hiperbárica, ya que respiran oxígeno al 100 %, y por lo tanto, no tienen el riesgo de la embolización por nitrógeno. Se ha demostrado a partir de amplios estudios clínicos que la preocupación de que el feto tenga un mayor riesgo de presentar fibroplasia retrolental o retinopatía del recién nacido es infundada. Tampoco se ha relacionado el cierre prematuro del conducto arterial del paciente con la exposición.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Cuadros clínicos y problemas diagnósticos de la descarga eléctrica

El cuadro clínico de la descarga eléctrica es complicado por la variedad de aplicaciones industriales de la electricidad y por sus cada vez más frecuentes y variadas aplicaciones médicas. Ahora bien, durante mucho tiempo los únicos accidentes eléctricos fueron los provocados por descargas atmosféricas (Gourbiere y cols. 1994). Las descargas atmosféricas acumulan cantidades de electricidad muy notables: una de cada tres víctimas de descargas atmosféricas muere. Los efectos de una descarga atmosférica —quemaduras y muerte aparente— son comparables a los resultantes de la electricidad industrial y son atribuibles a descarga eléctrica, a transformación de energía eléctrica en calor, a efectos de estallido y a las propiedades eléctricas del rayo.
Las descargas atmosféricas son tres veces más frecuentes en hombres que en mujeres, lo cual refleja pautas de trabajo con distintos riesgos de exposición al rayo.
Los efectos más corrientes observados en víctimas de electri- zación yatrogénica son las quemaduras resultantes del contacto con superficies metálicas puestas a masa de escalpelos eléctricos. La magnitud de las corrientes de fuga aceptables en dispositivos electromédicos varía de un dispositivo a otro. Lo mínimo que debe hacerse es observar las especificaciones de los fabricantes y las recomendaciones de empleo.
Para concluir esta sección nos gustaría debatir el caso especial de la descarga eléctrica en mujeres embarazadas, que puede provocar la muerte de la mujer, del feto o de ambos. En un caso célebre, un feto vivo fue liberado con éxito mediante un corte de cesárea 15 minutos después de que su madre hubiera muerto por electrocución a 220 V (Folliot 1982).
Los mecanismos patofisiológicos del aborto provocado por descarga eléctrica exige un estudio más detallado. ¿Es provocado por trastornos de conducción en el tubo cardíaco embrionario sometido a un gradiente de tensión, o por desgarro de la placenta resultante de vasoconstricción?
La aparición de accidentes eléctricos tan raros como éste son un motivo más para exigir notificación de todos los casos de lesiones ocasionadas por la electricidad.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Convenio de la OIT sobre la prevención de accidentes industriales mayores, 1993 (No. 174) PARTE III. RESPONSABILIDADES DE LOS EMPLEADORES

RESPONSABILIDADES DE LOS EMPLEADORES IDENTIFICACION
Artículo 7

Los empleadores deberán identificar, de conformidad con el sistema mencionado en el artículo 5, toda instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores sujeta a su control.


NOTIFICACION

Artículo 8

1. Los empleadores deberán notificar a la autoridad competente toda instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores que hayan identificado:
a) dentro de un plazo fijo en el caso de una instalación ya existente;
b) antes de ponerla en funcionamiento en el caso de una nueva instalación.
2. Los empleadores deberán también notificar a la autoridad competente el cierre definitivo de una instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores antes de que éste tenga lugar.

Artículo 9
Respecto a cada instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores, los empleadores deberán establecer y mantener un sistema documentado de prevención de riesgos de accidentes mayores en el que se prevean:
a) la identificación y el estudio de los peligros y la evaluación de los riesgos, teniendo también en cuenta las posibles interac- ciones entre sustancias;
b) medidas técnicas que comprendan el diseño, los sistemas de seguridad, la construcción, la selección de sustancias químicas, el funcionamiento, el mantenimiento y la inspección sistemática de la instalación;
c) medidas de organización que comprendan la formación e instruc- ción del personal, el abastecimiento de equipos de protección destinados a garantizar su seguridad, una adecuada dotación de personal, los horarios de trabajo, la distribución de responsa- bilidades y el control sobre los contratistas externos y los trabaja- dores temporales que intervengan dentro de la instalación;
d) planes y procedimientos de emergencia que comprendan:
i) la preparación de planes y procedimientos de emer- gencia eficaces, con inclusión de procedimientos médicos de emergencia, para su aplicación in situ en caso de accidente mayor o de peligro de accidente mayor, la verificación y evaluación periódica de su eficacia y su revisión cuando sea necesario;
ii) el suministro de información sobre los accidentes posibles y sobre los planes de emergencia in situ a las autoridades y a los organismos encargados de establecer los planes y procedimientos de emergencia para proteger a la población
y al medio ambiente en el exterior de la instalación;
iii) todas las consultas necesarias con dichas autoridades y organismos;
e) medidas destinadas a limitar las consecuencias de un accidente mayor;
f) la consulta con los trabajadores y sus representantes;
g) las disposiciones tendentes a mejorar el sistema, que comprendan medidas para la recopilación de información y para el análisis de accidentes y cuasiaccidentes. La experiencia así adquirida deberá ser discutida con los trabajadores y sus representantes y deberá ser registrada, de conformidad con la legislación y la práctica nacional.…

jueves, 1 de noviembre de 2007

Características y comportamiento de los animales acuaticos: Osteictios.

Muchos peces de este phylum poseen espinas dorsales, pectorales, caudales y anales, conectadas a un órgano venenoso cuya principal finalidad es la defensa. Si al pez se le molesta, se le pisa o se le agarra, eriza las espinas, que pueden penetrar en la piel e inyectar el veneno. Suelen atacar a los buceadores que están buscando peces, o si se les molesta por contacto accidental. Se han registrado numerosos incidentes de este tipo debido a que los peces de este phylum están muy extendidos, al que pertenece también el pez gato, presente tanto en aguas saladas como dulces (América del Sur, Africa occidental y los Grandes Lagos), el pez escorpión (Scorpaenidae), el pez traquino (Trachinus), el pez sapo, el pez cirujano y otros. Las heridas producidas por estos peces son generalmente dolorosas, sobre todo en el caso del pez gato y del pez traquino, que originan enrojecimiento o palidez, inflamación, cianosis, embotamiento, edema linfático y difusión hemorrágica en los tejidos circundantes. Puede aparecer gangrena o infección flebítica y neuritis periférica colateral con la herida. Otros síntomas son: desvanecimiento, náuseas, colapso, shock primario, asma y pérdida de conciencia. Todos ellos representan un grave peligro para los trabajadores subacuáticos. En el pez gato se ha identificado un veneno neurotóxico y hemotóxico, y en el caso del traquino se han aislado varias sustancias, como la
5-hidroxitriptamina, la histamina y la catecolamina. Algunos peces gato y peces astrónomo de aguas dulces, así como la anguila eléctrica (Electrophorus), poseen órganos eléctricos (véase el epígrafe Seláceos).

martes, 30 de octubre de 2007

Efectos fisiopatológicos de la reducción de la presión barométrica: Edema cerebral de las grandes alturas

El edema cerebral de las grandes alturas constituye la fase extrema del mal de montaña agudo, que ha progresado hasta causar una disfunción cerebral generalizada. Su incidencia no se conoce con seguridad, ya que resulta difícil diferenciar un caso grave del mal de montaña agudo de un caso leve de edema cere- bral. Su patogenia es una ampliación de la patogenia de aquélla: la hipoventilación incrementa el flujo sanguíneo cerebral y la presión intracraneal, lo que deriva en edema cerebral. Sus síntomas iniciales son también idénticos. A medida que el edema progresa, aparecen otros síntomas neurológicos, como irritabilidad grave e insomnio, ataxia, alucinaciones, parálisis, convulsiones y, en último término, coma. La exploración ocular suele revelar tumefacción del disco óptico o edema de papila. También son frecuentes las hemorragias retinianas. Además, muchos casos de edema cerebral se asocian a edema pulmonar.
El tratamiento del edema cerebral de las grandes alturas es similar al de otros trastornos provocados por la altitud, y la medida más recomendable es el descenso. Debe administrarse oxígeno para mantener la saturación de la hemoglobina por encima del 90 %. La formación de edema puede reducirse con corticosteroides como la dexametasona; se han empleado también los diuréticos, aunque su eficacia es incierta. Los pacientes en coma pueden precisar tratamiento adicional, con mantenimiento de la respiración. La respuesta al tratamiento es variable, ya que los déficit neurológicos y el coma persisten durante días o semanas después del traslado a altitudes más bajas. La prevención del edema cerebral es similar a la de otros trastornos de las alturas.

domingo, 28 de octubre de 2007

Instrucciones para los trabajadores en entornos de aire comprimido. (II)

• Si está resfriado o tiene un ataque de alergia, es preferible no someterse a la
compresión hasta que lo haya superado. Los resfriados dificultan o hacen
imposible equilibrar los oídos o senos nasales.
• En raras ocasiones, algunas personas pueden sentir dolor en un diente
empastado. Sucede así si existe aire bajo el empaste que no puede equilibrarse
fácilmente. Si le comenta el problema a su dentista, él encontrará la solución. Los
dientes no empastados, incluso si tienen caries, no suelen presentar problemas.
• Los dientes postizos y las lentes de contacto blandas, así como las gafas
normales, pueden utilizarse con total seguridad en el entorno de aire comprimido.
• Si alguien llegase a sufrir una lesión grave en el pecho, en la espalda o en la
caja torácica mientras trabaja en el túnel presurizado, deberá tener especial
cuidado antes y durante la descompresión. Si la víctima tiene una costilla rota
que ha perforado el pulmón, el aire puede escapar del pulmón y colapsar el
pulmón sano al expandirse en la caja torácica durante la descompresión.
Cualquier persona de la que se sospeche que pueda tener una lesión de este tipo
debe ser examinada por el médico especialista en aire comprimido antes de
someterse a la descompresión. La descompresión deberá realizarse bajo la
supervisión del médico.
• Durante la descompresión, el aire de la esclusa se enfriará. Se conoce como
“enfriamiento por descompresión” y es un fenómeno completamente normal.
También puede producirse niebla en la cámara. La temperatura volverá a ser
normal y la niebla desaparecerá en cuanto la presión deje de variar y llegue a la
superficie.
• Es muy importante que respire normalmente durante la descompresión y no
retenga la respiración por ningún motivo; el aire debe entrar y salir libremente de
los pulmones para evitar que se quede atrapado. Si esto sucediese, los pulmones
se expandirían excesivamente y, en teoría, podrían romperse, lo que produciría la
entrada de aire en el torrente sanguíneo, con consecuencias muy graves para el
cerebro. Se conoce como embolismo por aire. Aunque se presenta en algunos
buzos, nunca se ha demostrado que ocurra en los trabajadores de túneles. Sin
embargo, debe saber que existe la posibilidad teórica y cuáles son los síntomas:
pérdida de consciencia, parálisis de un lado del cuerpo, o una pupila de mayor
tamaño que la otra. Si aparecen los síntomas, lo hacen inmediatamente (en
segundos) después de la descompresión y no es posible que ocurran después. Si
alguien pierde la consciencia al salir de la cámara, será llevado inmediatamente a
la cámara de recompresión indicada y se notificará al médico especialista en aire
comprimido.
• Si sigue sintiendo dolor, debilidad u hormigueo en cualquier parte del cuerpo
después de salir de la cámara de descompresión, puede ser un indicio de
enfermedad por descompresión. Si tiene sensación de “pinchazos” en las piernas
o torpeza en las manos, los brazos y las piernas, debe considerarse como
enfermedad por descompresión con burbujas en la médula espinal mientras no se
demuestre lo contrario. Otros síntomas pueden ser vértigo y náuseas (“vahídos”)
o dificultad para respirar (“ahogo”). Si presenta cualquiera de estos síntomas,
comuníqueselo inmediatamente al médico de la cámara de recompresión.
• Evite el uso de relojes con carátula redonda en la cámara de trabajo a menos que
indiquen expresamente que son resistentes a la presión. En ocasiones, el aire
comprimido puede introducirse en un reloj “impermeable” y al expandirse durante
la descompresión, hacer que la carátula se caiga. Los relojes cuadrados son
suficientemente permeables y esto no ocurre.
• No vuele en aviones comerciales o privados durante al menos 24 horas después
de la descompresión de un turno de trabajo. No practique el submarinismo
durante 24 horas antes y después del trabajo en aire comprimido.

jueves, 25 de octubre de 2007

Teoría de la extinción de incendios

La extinción y supresión de los incendios puede estudiarse a la luz de la exposición anterior sobre la teoría de los incendios. Los procesos de combustión de fase gaseosa (p. ej., reacciones de llama) son muy sensibles a los inhibidores químicos. Algunas de las sustancias ignífugas empleadas para mejorar el comporta- miento ante el fuego de los materiales se basan en el hecho de que la liberación de pequeñas cantidades de un inhibidor entre los vapores del combustible impiden el mantenimiento de la llama. La presencia de una sustancia ignífuga no convierte un material combustible en incombustible, pero dificulta su ignición e incluso puede llegar a impedirla totalmente si la fuente de ignición es pequeña. En cambio, en un incendio ya activo, acabará ardiendo, pues el elevado flujo de calor anula el efecto ignífugo.
Un incendio puede extinguirse de diferentes formas:
1. cortando el suministro de vapores combustibles;
2. apagando la llama con extintores químicos (inhibición);
3. cortando el suministro de aire (oxígeno) del incendio (sofoca- ción),
4. insuflando aire.

martes, 23 de octubre de 2007

Convenio de la OIT sobre la prevención de accidentes industriales mayores, 1993 (No. 174) PARTE II. PRINCIPIOS GENERALES (II)

Artículo 4
1. Todo Miembro deberá formular, adoptar y revisar periódicamente, habida cuenta de la legislación, las condiciones y la prác- tica nacionales, y en consulta con las organizaciones más representativas de empleadores y de trabajadores y con otras partes interesadas que pudieran ser afectadas, una política nacional coherente relativa a la protección de los trabajadores, la población y el medio ambiente, contra los riesgos de accidentes mayores.
2. Esta política deberá ser aplicada mediante disposiciones preventivas y de protección para las instalaciones expuestas a riesgos de accidentes mayores y, cuando sea posible, deberá promover la utilización de las mejores tecnologías de seguridad disponibles.

Artículo 5
1. La autoridad competente o un organismo aprobado o reconocido por la autoridad competente deberá, previa consulta con las organizaciones más representativas de empleadores y de trabaja- dores y con otras partes interesadas que pudieran ser afectadas, establecer un sistema para la identificación de las instalaciones expuestas a riesgos de accidentes mayores según se definen en el artículo 3, c), basado en una lista de sustancias peligrosas o de categorías de sustancias peligrosas, o de ambas, que incluya sus cantidades umbrales respectivas, de conformidad con la legislación nacional o las normas internacionales.
2. El sistema de clasificación al que se hace referencia en el párrafo 1 anterior deberá ser revisado y actualizado regularmente.

Artículo 6
La autoridad competente, después de consultar a las organizaciones representativas de empleadores y de trabajadores interesadas, deberá tomar disposiciones especiales para proteger las informaciones confidenciales que le son transmitidas o puestas a su disposición de conformidad con cualquiera de los artículos 8, 12, 13 o 14, cuya revelación pudiera causar perjuicio a las actividades de un empleador, siempre y cuando dicha confidencialidad no implique un peligro grave para los trabajadores, la población o el medio ambiente.

lunes, 22 de octubre de 2007

Características y comportamiento de los animales acuaticos: Seláceos (Condrictios).

). Entre los animales pertenecientes a este phylum se encuentran los tiburones, las rayas y las mantas. Los tiburones viven en aguas poco profundas, en donde buscan a sus presas y pueden atacar a las personas. Muchas variedades tienen una o dos espinas largas y venenosas delante de la aleta dorsal, que contienen un veneno débil todavía no identificado. Las espinas producen una herida que ocasiona un dolor inmediato e intenso con irritación, inflamación y edema. Otro gran peligro de estos animales es su mordedura, ya que la disposición de sus dientes afilados en varias filas puede causar laceraciones y desga- rros graves que producen un shock inmediato, hemorragia aguda y ahogamiento de la víctima. El peligro que representan los tiburones ha sido objeto de un intenso debate y todas las variedades parecen ser particularmente agresivas. Es muy difícil predecir su comportamiento, aunque se cree que se sienten atraídos por el movimiento y por el color claro de los nada- dores, así como por la sangre y las vibraciones que producen los peces u otras presas tras ser atrapadas. Las rayas y las mantas son organismos grandes y planos con una larga cola provista de una o más espinas o sierras que pueden ser venenosas. El veneno contiene serotonina, 5-nucleotidasa y fosfodiesterasa, y puede causar vasoconstricción generalizada y parada cardiorrespira- toria. Rayas y mantas viven en regiones arenosas de aguas costeras, en donde pueden esconderse bien, siendo fácil que los bañistas pisen alguna sin darse cuenta. La raya reacciona levantando la cola y proyectando la espina contra la víctima. De esta forma pueden causar heridas profundas en alguna extremidad o incluso penetración en un órgano interno, como el peritoneo, el pulmón, el corazón o el hígado, especialmente en el caso de niños. La herida puede originar también dolor intenso, inflamación, edema linfático y otros síntomas generales como shock primario y colapso cardiocirculatorio. Las lesiones en órganos internos pueden ocasionar la muerte en un plazo de horas. Los incidentes con rayas y mantas son unos de los más frecuentes, produciéndose cerca de 750 todos los años en Estados Unidos. Son animales igualmente peligrosos para los pescadores, a los que se recomienda que les corten la cola tan pronto como los suban a bordo. Algunas especies de rayas, como la torpedo y la narcine, poseen órganos eléctricos en el dorso que, cuando se les estimula por simple contacto, producen descargas eléctricas de entre 8 y 220 voltios, suficientes para atontar e inmovilizar momentáneamente a la víctima, aunque ésta suele recuperarse sin complicaciones.

jueves, 18 de octubre de 2007

Efectos fisiopatológicos de la reducción de la presión barométrica: Edema pulmonar de las grandes alturas

El edema pulmonar de las grandes alturas afecta aproximadamente a un 0,5 a un 2,0 % de las personas que ascienden a altitudes superiores a 2.700 m y es la causa más frecuente de muerte por enfermedad en las grandes alturas. Este edema aparece de
6 a 96 horas después del ascenso. Los factores de riesgo son similares a los del mal de montaña agudo y entre sus manifestaciones precoces más comunes deben citarse algunos síntomas de esta enfermedad, además de peor tolerancia al esfuerzo, mayor tiempo de recuperación después del ejercicio, disnea de esfuerzo y tos seca persistente. A medida que progresa, el paciente desarrolla disnea de reposo, signos audibles de congestión pulmonar y cianosis de las uñas y los labios. La patogenia de este trastorno no se conoce por completo, pero probablemente guarda relación con un aumento de la presión microvascular o con un aumento de la permeabilidad de la microvascularización que lleva al desarrollo de edema. Aunque la hipertensión pulmonar ayudaría a explicar esta patogenia, se ha observado elevación de la presión arterial pulmonar debida a la hipoxia, en todas las personas que ascienden a grandes altitudes, incluidas las que no desarrollan edema pulmonar. Desde luego, las personas propensas podrían desarrollar una constricción hipóxica desigual de las arterias pulmonares que provocara una mayor perfusión de la microvascularización en áreas localizadas donde la vasoconstricción hipóxica fuera escasa o nula. El aumento resultante de la presión y de las fuerzas de cizallamiento lesionaría las membranas capilares y traería consigo la formación de edema. Este mecanismo explica el carácter desigual y el aspecto que refleja en las exploraciones radiográficas del pulmón. Al igual que sucede en el mal de montaña agudo, las personas con menores RVH son las más propensas a desarrollar el edema pulmonar de las alturas, pues su saturación de oxihemoglobina es menor y, por tanto, su constricción pulmonar hipóxica es mayor.
La prevención del edema pulmonar de las grandes alturas es similar a la del mal de montaña agudo y comprende el ascenso gradual y el uso de acetazolamida. Recientemente se ha demos- trado que el relajante muscular liso nifedipino resulta también beneficioso para la prevención de este trastorno en las personas con antecedentes de edema pulmonar de las alturas. Además, es posible que el reposo sirva también como medida preventiva, aunque probablemente sólo en las personas que sufren ya grados subclínicos de la enfermedad.
El mejor tratamiento del edema pulmonar de las grandes alturas es el que se hace mediante evacuación asistida a una altitud menor, teniendo en cuenta que el afectado debe limitar sus esfuerzos. Tras el descenso, se produce una rápida mejoría y no suelen ser necesarias medidas adicionales, excepto el reposo en cama y la administración de oxígeno. Cuando el descenso es imposible, el tratamiento con oxígeno puede ser útil. Se han intentado numerosos tratamientos medicamentosos, y los que mejores resultados han dado son el diurético furosemida y la morfina. Ambos deben utilizarse con precaución, pues pueden causar deshidratación, descenso de la presión arterial y depresión respiratoria. Pese a la efectividad terapéutica del descenso, la mortalidad se mantiene en un 11 % proximadamente. Esta elevada tasa de mortalidad podría reflejar la ausencia de diagnóstico precoz o la imposibilidad de descender, asociada a la carencia de otros tratamientos.

martes, 16 de octubre de 2007

Instrucciones para los trabajadores en entornos de aire comprimido.

• Nunca “acorte” el tiempo de descompresión indicado por su superior y por el
código oficial de descompresión utilizado. El tiempo que se gana no compensa
el riesgo de enfermedad por descompresión (ED), una enfermedad que puede
causar la muerte o discapacidades.
• No se siente en una posición “encogida” durante la descompresión. Así se
favorece la acumulación de burbujas de nitrógeno en las articulaciones y, por lo
tanto, aumenta el riesgo de ED. Debido a que seguirá eliminando nitrógeno de
su organismo después de que haya salido del trabajo, evite también dormir
o descansar en esta posición.
• Utilice agua tibia para ducharse o bañarse hasta seis horas después de la
descompresión; el agua muy caliente puede originar o empeorar una situación
de enfermedad por descompresión.
• La fatiga excesiva, la falta de sueño y el exceso de alcohol la noche previa
también pueden contribuir a que se produzca la enfermedad por descompresión.
Nunca debe ingerirse alcohol o aspirina como “tratamiento” para el dolor
producido por la enfermedad por descompresión.
• La fiebre y las enfermedades, como un fuerte resfriado, aumentan el riesgo de
enfermedad por descompresión. Asimismo, las tensiones musculares y las
lesiones en fibras y ligamentos son sitios “favoritos” para que se inicie la ED.
• Si se presenta enfermedad por descompresión fuera del lugar de trabajo,
póngase inmediatamente en contacto con el médico de la empresa o con un
médico que tenga experiencia en tratar esta enfermedad. Lleve puestos en todo momento su brazalete o insignia de identificación.
• Deje todos los artículos de fumar en su taquilla. El aceite hidráulico es
inflamable y en caso de iniciarse un incendio en el entorno cerrado del túnel,
podrían producirse grandes daños y el cierre del trabajo, lo cual le dejaría sin
empleo. Debido a que el aire es más denso en el interior del túnel por la
compresión, los cigarrillos conducen el calor y se calientan tanto que no es
posible sostenerlos a medida que se consumen.
• No lleve termos con el almuerzo a menos que recuerde aflojar la tapa durante
la compresión; si no lo hace, el tapón se introducirá en la botella. Durante la
descompresión, también debe aflojar la tapa para que la botella no explote.
Los termos con un vidrio muy frágil pueden implosionar cuando se aplica
presión, aunque la tapa esté suelta.
• Una vez que se cierra la compuerta de aire y comienza a aumentar la presión,
observará que el aire se calienta. Esto se conoce como “calor de compresión”
y es normal. Cuando deja de variar la presión, el calor se disipará y la
temperatura volverá a ser normal. Durante la compresión, lo primero que
notará es que se le taponan los oídos. A menos que logre “destaparlos”
tragando, bostezando o tapándose la nariz e intentando “expulsar el aire por
los oídos”, sentirá dolor de oídos durante la compresión. Si no logra destaparse
los oídos, indíqueselo al jefe de turno inmediatamente para que detenga la
compresión, pues podría llegar a romperse el tímpano o experimentar una
compresión grave del oído. Una vez que se haya alcanzado la presión máxima,
ya no tendrá problemas con los oídos durante el resto del turno.
• Si tras la compresión siente en los oídos un zumbido, un pitido o sordera
persistente durante varias horas, indíqueselo al médico especialista en aire
comprimido para que evalúe la situación. En situaciones extremadamente
graves, aunque muy poco frecuentes, puede resultar afectada una parte de la
estructura del oído medio distinta al tímpano, si tiene mucha dificultad para
destapar los oídos; en ese caso, el problema debe corregirse quirúrgicamente en
los dos o tres primeros días para evitar un problema permanente.

lunes, 15 de octubre de 2007

Propagación de la llama

Un factor básico del aumento de dimensiones de un incendio es la velocidad de propagación de una llama por las superficies combustibles adyacentes. La propagación de la llama puede representarse como un frente de avance de la ignición en donde el extremo frontal de la llama actúa como fuente de ignición del combustible que todavía no está ardiendo. La velocidad de propagación viene determinada, por un lado, por las propiedades del material, de las que depende la facilidad de ignición y, por otro, por la interacción entre la llama existente y la superficie de avance del frente. La propagación vertical en sentido ascendente es la más rápida, pues la flotabilidad garantiza que las llamas se desplacen hacia arriba, y así la superficie superior al área de combustión queda expuesta a la transferencia directa del calor de las llamas. Compárese esta situación con la propagación en una superficie horizontal, en que las llamas del área de combustión se elevan verticalmente, lejos de la superficie. Realmente, la expe- riencia demuestra que la propagación vertical es la más peligrosa
(p. ej., propagación de llamas en cortinas y sábanas o en ropas sueltas como camisones).
La velocidad de propagación también depende del flujo de calor radiante aplicado. El volumen de un incendio en el interior de una habitación crecerá con mayor rapidez al aumentar el nivel de radiación generado a medida que se extiende el incendio, lo que contribuirá a acelerar su propagación.

sábado, 13 de octubre de 2007

Estudio clínico de la descarga eléctrica (IV)

Hay una amplia variedad de complicaciones neurológicas posibles. La más temprana en aparecer es el accidente cerebro- vascular, con independencia de que la víctima experimente al principio pérdida de conciencia. La fisiopatología de estas complicaciones comprende trauma craneal (cuya presencia debe comprobarse), el efecto directo de la corriente sobre la cabeza o la modificación de la circulación sanguínea cerebral y la inducción de un edema cerebral retardado. Además, el trauma o la acción directa de la corriente eléctrica pueden provocar complicaciones medulares y periféricas secundarias.
Los trastornos sensoriales afectan el ojo y a los sistemas audio vestibular o coclear. Es importante examinar lo antes posible la córnea, el cristalino y el fondo del ojo, y seguir la evolución de las víctimas de arcos y de contacto directo en la cabeza por si hubiera efectos retardados. Pueden desarrollarse cataratas después de un período de varios meses sin síntomas. Los trastornos vestibulares y la pérdida de audición se deben sobre todo a efectos de estallido y, en víctimas de descargas atmosféricas transmitidas por líneas telefónicas, a trauma eléctrico (Gourbiere y cols. 1994).
Las mejoras en las prácticas de urgencia móvil han hecho disminuir en gran medida la frecuencia de complicaciones renales, en especial la oligoanuria, en víctimas de electrización de alta tensión. La rehidratación temprana y cuidadosa y la alcalinización intravenosa es el tratamiento preferente en víctimas de quemaduras graves. Se han comunicado algunos casos de albuminuria y de hematuria microscópica persistente.

viernes, 12 de octubre de 2007

Perforación de túneles con aire comprimido (II)

En los túneles grandes, de más de cuatro metros de diámetro, deben existir dos esclusas: una, denominada compuerta de tierra, para el paso de los vagones de tierra y la otra, la esclusa del personal, colocada por lo general sobre la anterior, para el paso de los trabajadores. En los proyectos grandes, la esclusa del personal consta generalmente de tres compartimientos, de forma que los ingenieros, los electricistas, etc. puedan bloquear o desbloquear el acceso para cada cambio de turno que debe someterse a descompresión. Las grandes esclusas para el personal suelen construirse fuera del muro de sostén de hormigón principal, de manera que no tengan que soportar la fuerza compresora externa de la presión del túnel al abrirlas al aire exterior.
En los grandes túneles subacuáticos se levanta una pantalla de seguridad, que abarca la mitad superior del túnel, para propor- cionar cierto grado de protección en caso de que el túnel se inunde repentinamente debido a una explosión durante la perforación bajo un río o un lago. La pantalla de seguridad suele colocarse lo más cerca posible del frente, lejos de la maquinaria de excavación. Se coloca un puente o paso colgante entre la pantalla y las esclusas, de manera que pase al menos un metro por debajo del borde inferior de la pantalla. Con ello se permite a los trabajadores el acceso a la esclusa del personal en caso de inundación repentina. La pantalla de seguridad también se utiliza para atrapar los gases ligeros que pueden ser explosivos; Puede pasarse una línea de limpieza a través de la pantalla y acoplarse a una línea de succión o extracción. Si se produce un fallo de la válvula, esto puede ayudar a purgar los gases ligeros del ambiente de trabajo. Debido a que la pantalla de seguridad se extiende hasta casi la mitad del túnel, sólo puede emplearse en túneles de al menos 3,6 m. Debe advertirse a los trabajadores que se mantengan alejados del extremo abierto de la línea de limpieza, ya que pueden producirse accidentes graves si el tubo succiona la ropa que llevan puesta.
En la Tabla 36.1 se muestra una lista de instrucciones que deben proporcionarse a los trabajadores la primera vez que acceden al entorno de aire comprimido.
El médico o profesional de la salud en el trabajo para el proyecto del túnel tiene la responsabilidad de garantizar que se aplican las normas sobre pureza del aire así como todas las medidas de seguridad. El cumplimiento de los programas de descompresión elaborados también debe vigilarse cuidadosa- mente mediante un examen periódico de las gráficas de registro de presión del túnel y de las esclusas del personal.

lunes, 8 de octubre de 2007

Características y comportamiento de los animales acuaticos: Platelmintos y Polizoos (Briozoos).

Platelmintos. A esta clase pertenecen el Eirythoe complanata y el Hermodice caruncolata, conocidos como “gusanos espinosos”. Están cubiertos por numerosos apéndices en forma de espina o púa que contienen un veneno (nereistotoxina) con efecto neurotóxico
e irritante tópico.
Polizoos (Briozoos). Este grupo está constituido por animales que forman colonias con aspecto de planta, semejantes a los musgos gelatinosos y que se incrustan con frecuencia en rocas y conchas. Una variedad, conocida como Alcyonidium, produce una dermatitis urticante en los brazos y el rostro de los pescadores al retirar este “musgo” de sus redes. También puede causar un eczema alérgico.

viernes, 5 de octubre de 2007

Fuentes de ignición (II)

En los materiales propensos a la combustión sin llama puede darse también un fenómeno de autocalentamiento (Bowes 1984), que se produce cuando se guardan grandes cantidades de material, de forma que el calor generado por la lenta oxidación superficial no puede escapar y da lugar a un aumento de la temperatura dentro de la masa. En determinadas condiciones se inicia un proceso incontrolado que puede conducir a una reacción de combustión sin llama en el interior del material.

jueves, 4 de octubre de 2007

Efectos fisiopatológicos de la reducción de la presión barométrica: Mal de montaña agudo

El mal de montaña agudo (MMA) es el trastorno más frecuente en entornos de gran altitud y afecta a dos terceras partes de los que los visitan. Su incidencia depende de múltiples factores, tales como la velocidad del ascenso, la duración de la exposición, el grado de actividad y la sensibilidad individual. Es fundamental identificar a los afectados, a fin de evitar la progresión del proceso hacia un edema cerebral o pulmonar. La identificación se consigue mediante el reconocimiento de los signos y síntomas característicos que se producen en el entorno adecuado. En general, aparece dentro de las primeras horas siguientes a un rápido ascenso a altitudes superiores a 2.500 m. Los síntomas más frecuentes son: cefalea, que es más intensa por la noche; pérdida de apetito, que puede ir acompañada de náuseas y vómitos; alteraciones del sueño y fatiga. Las personas con MMA suelen manifestar sensación de ahogo, tos y síntomas neuroló- gicos, como déficit de memoria y alteraciones visuales o auditivas. La exploración física puede ser anodina, si bien la retención de líquidos es a menudo un signo precoz. Es posible que la patogenia de esta enfermedad guarde relación con una hipoventilación relativa, que incrementa el flujo sanguíneo cerebral y la presión intracraneal a través del aumento de la PCO2 arterial y la reducción de la PO2 arterial. Así se explicaría que las personas con mayor RVH tengan menos tendencia a desarrollarla. Los mecanismos de la retención de líquidos no se comprenden por completo, pero podrían estar relacionados con la alteración de los niveles del plasma para las proteínas las hormonas que regulan la excreción renal de agua; estos mecanismos reguladores podrían responder a la mayor actividad del sistema nervioso simpático observada en los pacientes con el mal de montaña agudo. La acumulación de agua, a su vez, conlleva el desarrollo de edema o tumefacción de los espacios intersticiales de los pulmones. Los casos más graves pueden evolucionar hacia el edema pulmonar o cerebral.
El ascenso lento y gradual previene el desarrollo del mal de montaña agudo, ya que permite el tiempo suficiente para lograr una aclimatación adecuada. Puede ser decisivo para personas muy susceptibles o con antecedentes de haber padecido el tras- torno. Además, la administración de acetazolamida antes o durante el ascenso puede prevenir o mejorar los síntomas de la enfermedad. La acetazolamida inhibe la acción de la anhidrasa carbónica en el riñón y provoca un aumento de la excreción de iones bicarbonato y agua, causando acidosis sanguínea. La acidosis estimula la respiración, por lo que aumenta la saturación de la hemoglobina arterial y se reduce la respiración periódica durante el sueño. Gracias a este mecanismo, la acetazolamida acelera el proceso natural de aclimatación.
El tratamiento más eficaz del mal de montaña agudo es el descenso. El ascenso a altitudes aún mayores está contraindicado. Cuando no sea posible hacer descender al afectado, puede administrársele oxígeno. Otra posibilidad es llevar cámaras hiperbá- ricas ligeras en los equipos de las expediciones a las grandes alturas. Las bolsas hiperbáricas son muy útiles cuando no se dispone de oxígeno y el descenso es imposible. Existen también varios fármacos que mejoran los síntomas del mal de montaña agudo, como la acetazolamida y la dexametasona. El mecanismo de acción de esta última no se conoce con seguridad, pero es posible que actúe disminuyendo la formación de edema.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Perforación de túneles con aire comprimido

Debido al crecimiento de la población, los túneles son cada vez más importantes, tanto para la eliminación de aguas residuales, como para la construcción de vías rápidas y servicios ferroviarios subterráneos en los grandes centros urbanos. Y a menudo han de atravesar tierras blandas a una profundidad considerablemente inferior al nivel freático local. Cuando el túnel debe pasar por debajo de un río o un lago, la única forma de garantizar la seguridad de los trabajadores es llenando de aire comprimido el túnel. Esta técnica, conocida como “cámara de empuje”, utiliza un escudo hidráulico en la parte anterior, con aire comprimido para retener el agua. Bajo los grandes edificios de los centros urbanos también es necesario el aire comprimido para evitar que ceda la superficie; de lo contrario, pueden cuartearse los cimientos y producirse hundimientos de las aceras y calles y daños en las tuberías y otros servicios.
Para presurizar un túnel se construyen muros de sostén transversales para proporcionar los límites de presión. En los túneles más pequeños, de menos de 3 metros de diámetro, se utiliza una esclusa simple o combinada para el acceso de trabajadores y materiales y para retirar la tierra excavada. Las puertas incluyen secciones de vía desmontables, de forma que puedan accionarse sin que se lo impidan los raíles de los vagones de tierra. Los muros de sostén tienen varias perforaciones para permitir el paso de aire a alta presión para las herramientas, y a baja presión para presurizar el túnel; de mangueras extintoras, de los cables de los barómetros, de las líneas de comunicaciones, de los cables de suministro eléctrico para el alumbrado y de la maqui- naria y los tubos de succión para la ventilación y para la extracción del agua. A estos últimos se les denomina líneas de extracción o “líneas de limpieza”.
El tubo de suministro de aire a baja presión, de 15 a 35 cm de diámetro, según el tamaño del túnel, debe llegar hasta el frente del área de trabajo para garantizar una buena ventilación para los trabajadores. Un segundo tubo de aire a baja presión, del mismo tamaño, debe extenderse también a través de ambos muros de sostén y terminar en el interior del muro interno, para suministrar aire en caso de una ruptura u obstrucción en el tubo principal de aire. Los tubos deben estar provistos de válvulas de aleteo que se cierran automáticamente para evitar la despresuri- zación del túnel si se rompe el tubo de suministro. El volumen de aire necesario para ventilar eficazmente el túnel y mantener bajos los niveles de CO2 varía mucho en función de la porosidad del suelo y de la proximidad del recubrimiento de hormigón al escudo. En ocasiones, los microorganismos del suelo producen grandes cantidades de CO2, lo que hace necesario más aire. Otra propiedad útil del aire comprimido es que tiende a extraer de los muros los gases explosivos, como el metanoya expulsarlos del túnel. Esto es importante cuando se desea colocar minas en áreas en las que se han derramado solventes como gasolina o desengrasantes y han saturado el suelo.
La norma general, desarrollada por Richardson y Mayo (1960), es que el volumen de aire necesario puede calcularse multiplicando el área del frente de trabajo en metros cuadrados por seis y añadiendo seis metros cúbicos por trabajador. De esta forma se obtienen los metros cúbicos de aire necesarios por minuto. Si se utiliza esta cifra, pueden cubrirse prácticamente la mayor parte de las eventualidades.
La manguera contra incendios también debe extenderse hasta la parte anterior y estar provista de conexiones para mangueras cada seis metros, para utilizarse en caso de incendio. Debe haber treinta metros de manguera imputrescible acoplada a las salidas principales de agua contra incendios.

lunes, 1 de octubre de 2007

Convenio de la OIT sobre la prevención de accidentes industriales mayores, 1993 (No. 174) (I)

PARTE I. CAMPO DE APLICACION Y DEFINICIONES

Artículo 1
1. El presente Convenio tiene por objeto la prevención de accidentes mayores que involucren sustancias peligrosas y la limitación de las consecuencias de dichos accidentes.…

Artículo 3
A los efectos del presente Convenio:
a) la expresión “sustancia peligrosa” designa toda sustancia o mezcla que, en razón de propiedades químicas, físicas o toxicológicas, ya sea sola o en combinación con otras, entrañe un peligro;
b) la expresión “cantidad umbral” designa respecto de una sustancia
o categoría de sustancias peligrosas la cantidad fijada por la legislación nacional con referencia a condiciones específicas que, si se sobrepasa, identifica una instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores;
c) la expresión “instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores” designa aquella que produzca, transforme, manipule, utilice, deseche, o almacene, de manera permanente o transitoria, una o varias sustancias o categorías de sustancias peligrosas, en cantidades que sobrepasen la cantidad umbral;
d) la expresión “accidente mayor” designa todo acontecimiento repentino, como una emisión, un incendio o una explosión de gran magnitud, en el curso de una actividad dentro de una instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores, en el que estén implicadas una o varias sustancias peligrosas y que exponga a los trabajadores, a la población o al medio ambiente a un peligro grave, inmediato o diferido;
e) la expresión “informe de seguridad” designa un documento escrito que contenga la información técnica, de gestión y de funciona- miento relativa a los peligros y los riesgos que comporta una insta- lación expuesta a riesgos de accidentes mayores y a su prevención, y que justifique las medidas adoptadas para la seguridad de la instalación,
f) el término “cuasiaccidente” designa cualquier acontecimiento repentino que implique la presencia de una o varias sustancias peligrosas y que, de no ser por efectos, acciones o sistemas atenuantes, podría haber derivado en un accidente mayor.