sábado, 8 de septiembre de 2007

Aclimatación (IV)

El último eslabón de la cadena de aporte de oxígeno a los tejidos es la captación y utilización celular del O2. En teoría, pueden producirse dos adaptaciones. En primer lugar, la minimización del recorrido del oxígeno disuelto en la sangre desde el vaso sanguíneo hasta el lugar intracelular responsable del metabolismo oxidativo, las mitocondrias. En segundo lugar, puede haber alteraciones bioquímicas que mejoren la función mitocondrial. El primer mecanismo lo han propuesto varios estudios tras comprobar el aumento de la densidad capilar o del número de mitocondrias en el tejido muscular. Se ignora si estos cambios reflejan un reclutamiento o un desarrollo de nuevos capilares y mitocondrias, o si son un artefacto debido a la atrofia muscular. En cualquier caso, la distancia entre los capilares y las mitocon- drias disminuiría, lo que facilitaría la difusión del oxígeno. Entre las modificaciones bioquímicas que podrían mejorar la función mitocondrial se encuentra la elevación de las concentraciones de mioglobina. Se trata de una proteína intracelular que se une al oxígeno con bajas PO2 tisulares y que facilita su difusión hacia las mitocondrias. La concentración de mioglobina aumenta con el entrenamiento atlético y guarda correlación con la capacidad aerobia de la fibras musculares. Aunque estas adaptaciones son beneficiosas en teoría, no se han logrado pruebas concluyentes. Los primeros informes de los exploradores de las grandes alti- tudes refieren cambios de la función cerebral: disminución de la capacidad motora, sensitiva y cognoscitiva, con disminución de la habilidad para aprender nuevas tareas y dificultad para expresar informaciones verbalmente. Son deficiencias que pueden alterar la capacidad de juicio y provocar irritabilidad, lo que complica aún más los problemas propios de las grandes altitudes.
Al volver al nivel del mar, estas alteraciones mejoran a lo largo de intervalos variables de tiempo; varios informes indican que la afectación de la memoria y de la capacidad de concentración persiste durante días o meses, y la menor capacidad de tabaleo se mantiene durante un año (Hornbein y cols. 1989). Las personas con mayor RVH son las más propensas a sufrir déficit prolongados, posiblemente porque el efecto beneficioso de la hiperventilación en la saturación de la oxihemoglobina arterial resulta contrarrestado por la hipocapnia (descenso de la PCO2 de la sangre), que provoca vasoconstricción de los vasos sanguíneos cerebrales y la consiguiente disminución del flujo sanguíneo cerebral.

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