viernes, 30 de noviembre de 2007

ELECTRICIDAD ESTATICA

Claude Menguy

Todos los materiales difieren en el grado en que permiten el paso de cargas eléctricas. Los materiales conductores permiten el paso de cargas, mientras que los aislantes obstaculizan su movimiento. La electrostática es el campo de la ciencia dedicado a estudiar las cargas o los cuerpos cargados en reposo. Se tiene electricidad estática cuando en los objetos se forman cargas eléctricas que no se desplazan. Si las cargas circulan, se establece una corriente y la electricidad ya no es estática. Los no profesionales dan el nombre de electricidad a la corriente resultante de las cargas en movimiento, fenómeno que se explica en otros artículos de este capítulo. electrización estática es el término utilizado para designar cualquier proceso que dé por resultado la separación de cargas eléctricas positivas y negativas. La conducción se mide con una propiedad denominada conductancia, mientras que un aislante se caracteriza por su resistividad. La separación de cargas que conduce a la electrización es resultado de procesos mecánicos: por ejemplo, el contacto entre objetos, la fricción o la colisión de dos superficies. Puede tratarse de dos superficies sólidas o una sólida y otra líquida. Es más raro que el proceso mecánico sea la ruptura o separación de superficies sólidas o líquidas. En este artículo nos ocupamos del contacto y de la fricción.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Convenio de la OIT sobre la prevención de accidentes industriales mayores, 1993 (No. 174) PARTE V. DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS TRABAJADORES Y DE S

Artículo 20
En una instalación expuesta a riegos de accidentes mayores, los trabajadores y sus representantes deberán ser consultados mediante mecanismos apropiados de cooperación, con el fin de garantizar un sistema seguro de trabajo. En particular, los trabaja- dores y sus representantes deberán:
a) estar suficiente y adecuadamente informados de los riesgos que entraña dicha instalación y de sus posibles consecuencias;
b) estar informados acerca de cualquier instrucción o recomendación hecha por la autoridad competente;
c) ser consultados para la preparación de los siguientes documentos y tener acceso a los mismos:
i) el informe de seguridad;
ii) los planes y procedimientos de emergencia;
iii) los informes sobre los accidentes;
d) recibir periódicamente instrucciones y formación con respecto a los procedimientos y prácticas de prevención de accidentes mayores y de control de acontecimientos que puedan dar lugar a un accidente mayor y a los procedimientos de emergencia que han de aplicarse en tales casos;
e) dentro de sus atribuciones, y sin que en modo alguno ello pueda perjudicarles, tomar medidas correctivas y, en caso nece- sario, interrumpir la actividad cuando, basándose en su forma- ción y experiencia, tengan razones válidas para creer que existe un peligro inminente de accidente mayor y, según corres- ponda, informar a su supervisor o dar la alarma antes o tan pronto como sea posible después de haber tomado las medidas correctivas;
f) discutir con el empleador cualquier peligro potencial que ellos consideren que puede causar un accidente mayor y tener derecho a informar a la autoridad competente acerca de dichos peligros.

Artículo 21
Los trabajadores empleados en el emplazamiento de una instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores deberán:
a) observar todos los procedimientos y prácticas relativos a la prevención de accidentes mayores y al control de acontecimientos que puedan dar lugar a un accidente mayor en las instalaciones expuestas a dichos riesgos;
b) observar todos los procedimientos de emergencia en caso de producirse un accidente mayor.

PARTE VI. RESPONSABILIDAD DE LOS PAÍSES EXPORTADORES


Artículo 22
Cuando en un Estado Miembro exportador el uso de sustancias, tecnologías o procedimientos peligrosos haya sido prohibido por ser fuente potencial de un accidente mayor, dicho Estado deberá poner a disposición de todo país importador la información relativa a esta prohibición y a las razones que la motivan.

martes, 27 de noviembre de 2007

Características y comportamiento de los animales acuaticos: Hidrofidios.

Hidrofidios. Se trata de un grupo (serpientes marinas) que se encuentra principalmente en los mares de Indonesia y Malasia; se han identificado unas 50 especies, entre ellas Pelaniis platurus, Enhydrina schistosa e Hydrus platurus. El veneno de estas serpientes es muy similar al de la cobra, aunque es entre 20 y 50 veces más tóxico; está formado por una proteína básica de bajo peso molecular (eurobotoxina), que afecta a las conexiones neuromusculares bloqueando la acetilcolina y provocando miolisis. Por fortuna, las serpientes de mar generalmente no atacan y muerden sólo cuando se las pisa, molesta o cuando reciben un fuerte golpe; además, inyectan poco o ningún veneno con sus colmillos. Los pescadores son los que más expuestos están a este riesgo, representando el 90 % de todos los incidentes declarados, la mayoría de ellos producidos por pisar a la serpiente en el fondo del mar o por que ésta queda atrapada en las redes. Las serpientes son probablemente responsables de miles de los accidentes profesionales atribuidos a los animales acuáticos, pero rara vez tienen consecuencias graves y sólo un pequeño porcentaje de accidentes graves tienen consecuencias mortales. Los síntomas son en su mayor parte leves y poco dolorosos. Los efectos suelen sentirse al cabo de dos horas y empiezan con dolor muscular, rigidez de nuca, desorientación y trismo, y en ocasiones, náuseas y vómitos. En el plazo de unas horas aparece mioglobinuria (presencia de proteínas complejas en la orina). La muerte puede sobrevenir por parálisis de los músculos respiratorios, insuficiencia renal por necrosis tubular o parada cardíaca por hiperpotasemia.

Características y comportamiento de los animales acuaticos: Hidrofidios.

Hidrofidios. Se trata de un grupo (serpientes marinas) que se encuentra principalmente en los mares de Indonesia y Malasia; se han identificado unas 50 especies, entre ellas Pelaniis platurus, Enhydrina schistosa e Hydrus platurus. El veneno de estas serpientes es muy similar al de la cobra, aunque es entre 20 y 50 veces más tóxico; está formado por una proteína básica de bajo peso molecular (eurobotoxina), que afecta a las conexiones neuromusculares bloqueando la acetilcolina y provocando miolisis. Por fortuna, las serpientes de mar generalmente no atacan y muerden sólo cuando se las pisa, molesta o cuando reciben un fuerte golpe; además, inyectan poco o ningún veneno con sus colmillos. Los pescadores son los que más expuestos están a este riesgo, representando el 90 % de todos los incidentes declarados, la mayoría de ellos producidos por pisar a la serpiente en el fondo del mar o por que ésta queda atrapada en las redes. Las serpientes son probablemente responsables de miles de los accidentes profesionales atribuidos a los animales acuáticos, pero rara vez tienen consecuencias graves y sólo un pequeño porcentaje de accidentes graves tienen consecuencias mortales. Los síntomas son en su mayor parte leves y poco dolorosos. Los efectos suelen sentirse al cabo de dos horas y empiezan con dolor muscular, rigidez de nuca, desorientación y trismo, y en ocasiones, náuseas y vómitos. En el plazo de unas horas aparece mioglobinuria (presencia de proteínas complejas en la orina). La muerte puede sobrevenir por parálisis de los músculos respiratorios, insuficiencia renal por necrosis tubular o parada cardíaca por hiperpotasemia.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Otros trastornos

Los pacientes con enfermedad falciforme tienden a sufrir crisis vasooclusivas dolorosas en las grandes alturas. Incluso las alti- tudes moderadas de 1.500 m han precipitado las crisis en algunos casos, y las de 1.925 m se asocian a un riesgo de 60 %. Los pacientes con enfermedad falciforme que residen a 3.050 m en Arabia Saudita tienen el doble de crisis que los que habitan a nivel del mar. Además, los sujetos con el rasgo drepanocítico pueden sufrir el síndrome de infarto esplénico cuando ascienden a gran altura. Las etiologías más probables de este aumento del riesgo de crisis vasooclusiva son: deshidratación, aumento del recuento eritrocitario e inmovilidad. El tratamiento de las crisis comprende el descenso al nivel del mar, el suministro de oxígeno y la hidratación intravenosa.
Apenas existen datos sobre el riesgo de la mujer gestante cuando asciende a grandes altitudes. Aunque las residentes habituales de las alturas corren mayores riesgos de sufrir hipertensión asociada al embarazo, no se ha descrito aumento de la tasa de muerte fetal intraútero. La hipoxia grave puede provocar malformaciones en el corazón fetal, pero ello sucede sólo en altitudes extremas o en presencia de edema pulmonar de las grandes alturas Así pues, el mayor riesgo de la gestante podría guardar relación con el aislamiento de la región, más que con ninguna complicación inducida por la altitud.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Otros Peligros: Trabajadores de cajones de aire comprimido y túneles

Los trabajadores de los túneles están expuestos a los accidentes habituales en la construcción pesada, con el problema adicional de una mayor incidencia de caídas y lesiones por los derrumbes. Es importante recordar que un trabajador lesionado en un entorno de aire comprimido que se haya roto las costillas ha de tratarse como si tuviera un neumotórax mientras no se demuestre lo contrario y, por lo tanto, debe tenerse mucho cuidado durante su descompresión. Si existe un neumotórax, debe resolverse a la presión de la cámara de trabajo antes de intentar la descompresión.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Convenio de la OIT sobre la prevención de accidentes industriales mayores, 1993 (No. 174) PARTE IV. RESPONSABILIDADES DE LAS AUTORIDADES COMPETENTES

PLANES PARA CASOS DE EMERGENCIA FUERA DE LA INSTALACION

Artículo 15

Tomando en cuenta la información proporcionada por el empleador, la autoridad competente deberá velar por que se establezcan y actualicen a intervalos apropiados, y se coordinen con las autoridades y organismos interesados, los planes y procedimientos de emergencia que contengan disposiciones para proteger a la población y al medio ambiete fuera del emplazamiento en que se encuentre cada instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores.

Artículo 16
La autoridad competente deberá velar por que:
a) se difunda entre los miembros de la población que estén expuestos a los efectos de un accidente mayor, sin que tengan que solici- tarlo, la información sobre las medidas de seguridad que han de adoptarse y sobre la manera de comportarse en caso de accidente mayor, y por que se actualice y se difunda de nuevo dicha
información a intervalos apropiados;
b) se dé la alarma cuanto antes al producirse un accidente mayor,
c) cuando las consecuencias de un accidente mayor puedan tras- cender las fronteras, se proporcione a los Estados afectados la información requerida en los apartados a) y b) con el fin de contribuir a las medidas de cooperación y coordinación.

Artículo 17
La autoridad competente deberá elaborar una política global de emplazamiento que prevea una separación adecuada entre las instalaciones en proyecto que estén expuestas a riesgos de accidentes mayores y las áreas de trabajo, las zonas residenciales y los servicios públicos, y deberá adoptar disposiciones apropiadas al respecto en lo que atañe a las instalaciones existentes. Dicha política deberá inspirarse en los principios generales enunciados en la parte II de este Convenio.


INSPECCION

Artículo 18

1. La autoridad competente deberá disponer de personal debi- damente calificado que cuente con una formación y competencia adecuadas y con el apoyo técnico y profesional suficiente para desempeñar sus funciones de inspección, investigación, evaluación
y asesoría sobre los temas especificados en este Convenio, así como para asegurar el cumplimiento de la legislación nacional.
2. Los representantes del empleador y los representantes de los
trabajadores de la instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores deberán tener la posibilidad de acompañar a los inspec- tores cuando controlen la aplicación de las medidas prescritas en virtud del presente Convenio, a menos que los inspectores estimen, a la luz de las directrices generales de la autoridad competente, que ello puede perjudicar el cumplimiento de sus funciones de
control.

Artículo 19
La autoridad competente deberá tener derecho a suspender cualquier actividad que presente una amenaza inminente de accidente mayor.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Mal de montaña crónico

El mal de montaña crónico (MMC) afecta a los residentes y a los que viven largas temporadas en las grandes alturas. La primera descripción que se hizo del mal reflejaba las observaciones de Monge en los nativos de los Andes que vivían a altitudes supe- riores a 4.000 m. Desde entonces, el mal de montaña crónico, o enfermedad de Monge, se ha descrito en casi todos los habitantes de las grandes alturas, excepto en los sherpas. Afecta más a los varones que a las mujeres. Los afectados presentan plétora, cianosis y aumento de la masa celular sanguínea, lo que provoca síntomas neurológicos tales como cefalea, mareos, somnolencia y alteraciones de la memoria. Pueden desarrollar insuficiencia cardíaca derecha, también denominada cor pulmonale, debida a la hipertensión pulmonar y al gran descenso de la saturación de la oxihemoglobina. La patogenia exacta del trastorno se desco- noce. Las mediciones hechas en personas afectadas revelan una menor respuesta ventilatoria hipóxica, hipoxemia grave que se exacerba durante el sueño, mayores concentraciones de hemoglo- bina y ascenso de la presión arterial pulmonar. Aunque parece probable que exista una relación causa-efecto, no se dispone de
pruebas y las encontradas suelen ser confusas.
Muchos de los síntomas del mal de montaña crónico mejoran con el descenso hasta el nivel del mar. El traslado elimina el estímulo hipóxico de la eritropoyesis y la vasoconstricción pulmonar. Otros tratamientos alternativos pueden ser la flebo- tomía, para reducir la masa de eritrocitos, y el oxígeno a bajo flujo durante el sueño, para mejorar la hipoxia. La administración de medroxiprogresterona, un estimulante respiratorio, también ha resultado eficaz. El tratamiento durante diez semanas con este fármaco produjo en un estudio mejoría de la ventilación y de la hipoxia y descenso del recuento eritrocitario.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Otros peligros Buzos

Lesiones físicas

Buzos
En general, los buzos están expuestos al mismo tipo de lesiones físicas que cualquier trabajador del sector de la construcción pesada. La rotura de cables, la caída de pesos, las contusiones por aplastamiento que originan las máquinas, las grúas, etc., son bastante comunes. Sin embargo, bajo el agua, el submarinista está expuesto a ciertas lesiones exclusivas, que no ocurren en ninguna otra actividad.
Conviene guardarse, sobre todo, de las lesiones por succión o atrapamiento. Cuando se trabaja en las proximidades de una abertura en el casco de un barco, en un cajón de aire comprimido cuyo nivel de agua es más bajo en el lado opuesto al que está el submarinista o en una presa, puede ocurrir este tipo de accidente. Los buzos suelen referirse a este tipo de situación como quedar atrapado por “agua pesada”.
Para evitar situaciones peligrosas en las que un brazo, una pierna o todo el cuerpo pueda ser succionado por una abertura, como un túnel o un tubo, deben tomarse las precauciones máximas para precintar las válvulas de los tubos y las compuertas de inundación en los diques, de forma que no puedan abrirse mientras el submarinista está en el agua cerca de ellos. Lo mismo ocurre con las bombas y las tuberías de los barcos en las que el submarinista está trabajando.
Entre las lesiones que pueden producirse están: edema e hipoxia de la extremidad atrapada, suficiente para causar la necrosis del músculo; daño permanente a los nervios o incluso la pérdida de todo el miembro; o aplastamiento importante de una parte del cuerpo o del organismo completo, de forma que cause la muerte por trauma masivo. El atrapamiento en agua fría durante un período prolongado puede causar la muerte del submarinista por la exposición. Si el submarinista utiliza un equipo de buceo, cabe la posibilidad de quedarse sin aire y ahogarse antes de que pueda efectuarse el rescate, a menos que se le suministren tanques adicionales.
Es fácil que se produzcan lesiones por las hélices, que se evitan precintando la maquinaria principal de propulsión del barco mientras el submarinista está en el agua. Debe recordarse, sin embargo, que los barcos con turbinas de vapor, cuando están en puerto, no dejan de girar las hélices, lentamente, mediante el virador, para evitar que las aspas de la turbina se enfríen y se distorsionen. Por eso, si un submarinista tiene que trabajar en una de las aspas (por ejemplo, para tratar de liberar cables enganchados), procurará mantenerse alejado cuando ésta se aproxime a la parte más estrecha, próxima al casco.
La compresión de todo el organismo es una lesión exclusiva de los buzos de profundidad que utilizan escafandras con un casco de cobre acoplado a la vestidura de caucho flexible. Si no existe una válvula de comprobación o válvula antiretorno en el punto en que el tubo de aire se conecta al casco, un corte del suministro de aire en la superficie origina un vacío inmediato en el casco, que puede succionar todo el cuerpo a su interior. Los efectos son instantáneos y devastadores. Por ejemplo, a una profundidad de 10 m, se ejerce una fuerza de cerca de 12 toneladas sobre las partes blandas del traje del submarinista. Si se deja de presurizar el casco, esa fuerza empuja el cuerpo al interior del casco. Un efecto similar se produce si el submarinista cae repentinamente y no logra activar el aire de compensación. Pueden producirse lesiones graves o incluso la muerte si ocurre cerca de la superficie, ya que una caída de 10 metros desde la superficie reduce a la mitad el volumen de la vestidura. Si la caída ocurre entre 40 y 50 m de profundidad sólo se reduce el volumen en un 17 %. Tales cambios de volumen se explican por la ley de Boyle.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Control del flujo de vapores combustibles

El primer método, cortar el suministro de vapores combustibles, es claramente aplicable a los casos de incendio de chorros de gas en que el suministro de combustible puede cortarse fácilmente, pero también es el método más común y seguro para extinguir incendios de combustibles condensados. En los incendios con materiales sólidos, es necesario enfriar la superficie del material combustible por debajo de la temperatura de ignición para reducir el flujo de vapores hasta que ya no pueda mantenerse la llama. La forma más eficaz de conseguirlo es aplicar agua, de forma manual o mediante un sistema automático (rociadores, pulverizadores, etc.). Por lo general, los incendios de materiales líquidos no pueden tratarse de esta forma: no es posible enfriar suficientemente los combustibles líquidos con bajas temperaturas de ignición y, en el caso de combustibles con altas temperaturas de ignición, al entrar en contacto la fuerte evaporación de agua con la superficie caliente del líquido, el combustible en ignición puede resultar expulsado fuera del depósito, lo que tendría conse- cuencias muy graves para el personal encargado de la extinción del incendio (existen, sin embargo, casos muy especiales en los que se ha diseñado un sistema automático de evaporación de agua a alta presión para este tipo de incendios).
Los incendios de materiales líquidos se extinguen normal- mente utilizando espumas contra incendios (Cote, 1991). Se introduce un concentrado de espuma en un chorro de agua y, a continuación, se aplica al incendio a través de una boquilla espe- cial que permite la entrada de aire en el flujo. Se produce así una espuma que flota sobre el líquido y reduce la velocidad de generación de los vapores combustibles mediante un efecto de bloqueo al tiempo que protege la superficie de la transferencia de calor de las llamas. La espuma se aplica con cuidado para que vaya formando una “masa flotante”, que aumenta poco a poco de tamaño hasta que cubre toda la superficie del líquido. Por otro lado, el tamaño de las llamas se va reduciendo a medida que crece la masa flotante y, al mismo tiempo, la espuma se va descomponiendo y liberando agua que contribuye a enfriar la superficie. Con este complejo mecanismo se consigue finalmente controlar el flujo de vapores.
De los distintos concentrados de espuma disponibles en el mercado es importante elegir uno compatible con los líquidos que se pretende proteger. Las primeras “espumas de proteínas” se desarrollaron para incendios de hidrocarburos líquidos; su desventaja es que se deshacen rápidamente cuando entran en contacto con combustibles líquidos solubles en agua. Actualmente, se dispone de “espumas sintéticas” para tratar toda la gama posible de incendios con materiales líquidos. Una de ellas, la espuma formadora de película acuosa (AFFF), es una espuma universal que crea una película de agua sobre la superficie del combustible líquido, lo que aumenta su efectividad.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Diagnóstico positivo y médico-legal

Las circunstancias en las cuales ocurre la descarga eléctrica son por lo general lo bastante claras para permitir un diagnóstico etiológico inequívoco. Pero no siempre es éste el caso, incluso en entornos industriales.
El diagnóstico de fallo circulatorio tras la descarga eléctrica es de extraordinaria importancia, puesto que exige que haya personas en las cercanías que inicien los primeros auxilios inme- diatos y básicos una vez que se haya cortado la corriente. La parada respiratoria en ausencia de pulso es una indicación absoluta para comenzar el masaje cardíaco y la respiración artificial boca a boca. Antes, estas medidas sólo se tomaban cuando aparecía midriasis (dilatación de las pupilas), signo diagnóstico de lesión cerebral aguda. Pero la práctica actual es intervenir tan pronto como el pulso deje de ser detectable.
Como la pérdida de conciencia debida a la fibrilación ventricular tarda varios segundos en presentarse, las víctimas tienen tiempo de apartarse del equipo que ha originado el accidente. Es un asunto con cierta importancia médicolegal: por ejemplo, cuando la víctima de un accidente se encuentra a varios metros de un armario eléctrico u otra fuente de tensión sin signos de lesión eléctrica.
No debe olvidarse que la ausencia de quemaduras eléctricas no excluye la posibilidad de electrocución. Si la autopsia de individuos hallados en ambientes eléctricos o cerca de un equipo capaz de generar tensiones peligrosas no revela lesiones de Jelinek visibles y ningún signo aparente de muerte, se debe considerar la posibilidad de electrocución.
Si el cuerpo se encuentra en el exterior, al diagnóstico de descarga atmosférica se llega por el proceso de eliminación. Se deben buscar signos de descarga atmosférica en un círculo de
50 metros de radio alrededor del cuerpo. El museo de electropatología de Viena ofrece una exhibición impresionante de estos signos, entre los que se cuentan vegetación carbonizada y arena vitrificada. Los objetos metálicos que llevaba la víctima pueden aparecer fundidos.
Aunque por fortuna el suicidio por medios eléctricos es raro en la industria, las muertes en las que la negligencia es un factor propiciatorio siguen siendo una triste realidad. Suele suceder sobre todo en emplazamientos no normalizados, en especial los que incluyen la instalación y operación de suministros eléctricos provisionales en condiciones exigentes.
No hay motivo para que sigan ocurriendo accidentes eléc- tricos, puesto que se dispone de medidas preventivas eficaces, que se describen en el artículo “Prevención y Normas”.

martes, 13 de noviembre de 2007

Efectos fisiopatológicos de la reducción de la presión barométrica: Hemorragias retinianas

Las hemorragias retinianas son muy comunes y afectan hasta al 40 % de las personas que ascienden a 3.700 m, y al 56 % de las que llegan a 5.350 m. Suelen ser asintomáticas y su causa más probable es el aumento del flujo sanguíneo retiniano y la dilatación vascular debida a hipoxia arterial. Son más comunes en los que sufren cefaleas y tienden a aumentar con el esfuerzo agotador. A diferencia de otros síndromes de las alturas, las hemorragias retininanas no pueden prevenirse con acetazolamida ni con furosemida. Su resolución espontánea suele tener lugar en un plazo de dos semanas.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Trabajadores de cámaras hiperbáricas

El tratamiento con oxígeno hiperbárico es cada vez más frecuente en todo el mundo; actualmente hay unas 2.100 instalaciones de cámaras hiperbáricas en funcionamiento. Muchas de estas cámaras son unidades con varios compartimientos, presurizados con aire comprimido a valores barométricos entre 1 y 5 kg/cm2. Los pacientes respiran oxígeno al 100 %, a presiones de hasta 2 kg/cm2. A presiones superiores, se les suministra una mezcla de gases para el tratamiento de la enfermedad por descompresión. Los trabajadores de las cámaras, sin embargo, suelen respirar aire comprimido y su exposición en la cámara es similar a la que está sometido un submarinista o un trabajador en un entorno de aire comprimido.
Habitualmente, el trabajador de una cámara con varios compartimientos es una enfermera, un terapeuta respiratorio, un antiguo submarinista o un técnico hiperbárico. Los requisitos físicos para estos trabajadores son similares a los de los trabajadores de los cajones de aire comprimido. Ahora bien es importante recordar que una proporción importante del personal de las cámaras hiperbáricas son mujeres. Excepto en caso de embarazo, tienen la misma probabilidad de presentar efectos adversos por el trabajo en entornos de aire comprimido que los hombres. Cuando una mujer embarazada se expone al aire comprimido el nitrógeno atraviesa la barrera placentaria y se alcanza al feto. Durante la descompresión se forman burbujas de nitrógeno en el sistema venoso. Se trata de burbujas silenciosas que, si son pequeñas, no causan ningún daño, ya que se eliminan fácilmente por el filtro pulmonar. No es conveniente, sin embargo, dejar que las burbujas lleguen al feto. Los estudios realizados indican que es posible que el feto sufra daños en tales circunstancias. Según uno de ellos, los defectos neonatales son más frecuentes en los hijos de mujeres que han practicado el submarinismo durante el embarazo. Debe evitarse la exposición de las mujeres embarazadas a las condiciones de las cámaras hiperbáricas y aplicarse políticas adecuadas que contemplen tanto los aspectos médicos como los legales. En virtud de lo cual, es necesario prestar información a las mujeres que trabajan en tales entornos sobre los riesgos que entrañan durante el embarazo, y organizar correctamente la asignación de tareas y ofrecer programas de educación sanitaria.
Debe señalarse, sin embargo, que las pacientes embarazadas pueden recibir tratamiento en una cámara hiperbárica, ya que respiran oxígeno al 100 %, y por lo tanto, no tienen el riesgo de la embolización por nitrógeno. Se ha demostrado a partir de amplios estudios clínicos que la preocupación de que el feto tenga un mayor riesgo de presentar fibroplasia retrolental o retinopatía del recién nacido es infundada. Tampoco se ha relacionado el cierre prematuro del conducto arterial del paciente con la exposición.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Cuadros clínicos y problemas diagnósticos de la descarga eléctrica

El cuadro clínico de la descarga eléctrica es complicado por la variedad de aplicaciones industriales de la electricidad y por sus cada vez más frecuentes y variadas aplicaciones médicas. Ahora bien, durante mucho tiempo los únicos accidentes eléctricos fueron los provocados por descargas atmosféricas (Gourbiere y cols. 1994). Las descargas atmosféricas acumulan cantidades de electricidad muy notables: una de cada tres víctimas de descargas atmosféricas muere. Los efectos de una descarga atmosférica —quemaduras y muerte aparente— son comparables a los resultantes de la electricidad industrial y son atribuibles a descarga eléctrica, a transformación de energía eléctrica en calor, a efectos de estallido y a las propiedades eléctricas del rayo.
Las descargas atmosféricas son tres veces más frecuentes en hombres que en mujeres, lo cual refleja pautas de trabajo con distintos riesgos de exposición al rayo.
Los efectos más corrientes observados en víctimas de electri- zación yatrogénica son las quemaduras resultantes del contacto con superficies metálicas puestas a masa de escalpelos eléctricos. La magnitud de las corrientes de fuga aceptables en dispositivos electromédicos varía de un dispositivo a otro. Lo mínimo que debe hacerse es observar las especificaciones de los fabricantes y las recomendaciones de empleo.
Para concluir esta sección nos gustaría debatir el caso especial de la descarga eléctrica en mujeres embarazadas, que puede provocar la muerte de la mujer, del feto o de ambos. En un caso célebre, un feto vivo fue liberado con éxito mediante un corte de cesárea 15 minutos después de que su madre hubiera muerto por electrocución a 220 V (Folliot 1982).
Los mecanismos patofisiológicos del aborto provocado por descarga eléctrica exige un estudio más detallado. ¿Es provocado por trastornos de conducción en el tubo cardíaco embrionario sometido a un gradiente de tensión, o por desgarro de la placenta resultante de vasoconstricción?
La aparición de accidentes eléctricos tan raros como éste son un motivo más para exigir notificación de todos los casos de lesiones ocasionadas por la electricidad.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Convenio de la OIT sobre la prevención de accidentes industriales mayores, 1993 (No. 174) PARTE III. RESPONSABILIDADES DE LOS EMPLEADORES

RESPONSABILIDADES DE LOS EMPLEADORES IDENTIFICACION
Artículo 7

Los empleadores deberán identificar, de conformidad con el sistema mencionado en el artículo 5, toda instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores sujeta a su control.


NOTIFICACION

Artículo 8

1. Los empleadores deberán notificar a la autoridad competente toda instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores que hayan identificado:
a) dentro de un plazo fijo en el caso de una instalación ya existente;
b) antes de ponerla en funcionamiento en el caso de una nueva instalación.
2. Los empleadores deberán también notificar a la autoridad competente el cierre definitivo de una instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores antes de que éste tenga lugar.

Artículo 9
Respecto a cada instalación expuesta a riesgos de accidentes mayores, los empleadores deberán establecer y mantener un sistema documentado de prevención de riesgos de accidentes mayores en el que se prevean:
a) la identificación y el estudio de los peligros y la evaluación de los riesgos, teniendo también en cuenta las posibles interac- ciones entre sustancias;
b) medidas técnicas que comprendan el diseño, los sistemas de seguridad, la construcción, la selección de sustancias químicas, el funcionamiento, el mantenimiento y la inspección sistemática de la instalación;
c) medidas de organización que comprendan la formación e instruc- ción del personal, el abastecimiento de equipos de protección destinados a garantizar su seguridad, una adecuada dotación de personal, los horarios de trabajo, la distribución de responsa- bilidades y el control sobre los contratistas externos y los trabaja- dores temporales que intervengan dentro de la instalación;
d) planes y procedimientos de emergencia que comprendan:
i) la preparación de planes y procedimientos de emer- gencia eficaces, con inclusión de procedimientos médicos de emergencia, para su aplicación in situ en caso de accidente mayor o de peligro de accidente mayor, la verificación y evaluación periódica de su eficacia y su revisión cuando sea necesario;
ii) el suministro de información sobre los accidentes posibles y sobre los planes de emergencia in situ a las autoridades y a los organismos encargados de establecer los planes y procedimientos de emergencia para proteger a la población
y al medio ambiente en el exterior de la instalación;
iii) todas las consultas necesarias con dichas autoridades y organismos;
e) medidas destinadas a limitar las consecuencias de un accidente mayor;
f) la consulta con los trabajadores y sus representantes;
g) las disposiciones tendentes a mejorar el sistema, que comprendan medidas para la recopilación de información y para el análisis de accidentes y cuasiaccidentes. La experiencia así adquirida deberá ser discutida con los trabajadores y sus representantes y deberá ser registrada, de conformidad con la legislación y la práctica nacional.…

jueves, 1 de noviembre de 2007

Características y comportamiento de los animales acuaticos: Osteictios.

Muchos peces de este phylum poseen espinas dorsales, pectorales, caudales y anales, conectadas a un órgano venenoso cuya principal finalidad es la defensa. Si al pez se le molesta, se le pisa o se le agarra, eriza las espinas, que pueden penetrar en la piel e inyectar el veneno. Suelen atacar a los buceadores que están buscando peces, o si se les molesta por contacto accidental. Se han registrado numerosos incidentes de este tipo debido a que los peces de este phylum están muy extendidos, al que pertenece también el pez gato, presente tanto en aguas saladas como dulces (América del Sur, Africa occidental y los Grandes Lagos), el pez escorpión (Scorpaenidae), el pez traquino (Trachinus), el pez sapo, el pez cirujano y otros. Las heridas producidas por estos peces son generalmente dolorosas, sobre todo en el caso del pez gato y del pez traquino, que originan enrojecimiento o palidez, inflamación, cianosis, embotamiento, edema linfático y difusión hemorrágica en los tejidos circundantes. Puede aparecer gangrena o infección flebítica y neuritis periférica colateral con la herida. Otros síntomas son: desvanecimiento, náuseas, colapso, shock primario, asma y pérdida de conciencia. Todos ellos representan un grave peligro para los trabajadores subacuáticos. En el pez gato se ha identificado un veneno neurotóxico y hemotóxico, y en el caso del traquino se han aislado varias sustancias, como la
5-hidroxitriptamina, la histamina y la catecolamina. Algunos peces gato y peces astrónomo de aguas dulces, así como la anguila eléctrica (Electrophorus), poseen órganos eléctricos (véase el epígrafe Seláceos).