lunes, 17 de noviembre de 2008

Variables intervinientes (I)


Según Härmä (1993), la tolerancia del trabajo por turnos varía sensiblemente de una persona a otra, lo que puede obedecer a la presencia de un gran número de posibles variables. Como se ilustra en la Figura 43.1, algunas diferencias individuales que pueden influir en la tensión que sufren quienes trabajan por turnos son las diferencias de fase y amplitud del ciclo circadiano, la edad, el sexo, la situación de embarazo, la aptitud física y la flexibilidad para conciliar el sueño, y la capacidad para superar la somnolencia.
Mientras que para algunos autores (Andlauer y cols. 1979; Reinberg y cols. 1988; Costa y cols. 1989; Knauth y Härmä 1992) existe una correlación entre una mayor amplitud de los ciclos circadianos y una menor frecuencia de problemas de salud, otros investigadores aseguran que este factor no supone una mayor facilidad de ajuste al trabajo por turnos (Costa y cols. 1989, Minors y Waterhouse 1981), ni aun después de tres años de trabajo (Vidacek y cols. 1987).
Existen dos importantes dimensiones de la personalidad que parecen estar asociadas a los ritmos circadianos: la inclinación “matutina” o “vespertina” y la introversión o extroversión (Kerkhof 1985). La inclinación “matutina” o “vespertina” se puede establecer mediante cuestionarios (Horne y Östberg 1976; Folkard y cols. 1979; Torval y Åkerstedt 1980; Moog 1981) o midiendo la temperatura corporal. Los individuos de condición matutina (“alondras”), caracterizados por una secuencia de fases adelantada de la temperatura corporal, se acuestan y despiertan antes que la mayoría de las personas, mientras que los individuos vespertinos (“búhos”) presentan una secuencia de fases retrasada en el ritmo circadiano y suelen acostarse y despertarse más tarde. La condición de “alondra” sería más ventajosa para los turnos de mañana, y la pertenencia al grupo de los “búhos” lo sería para los turnos de noche. Sin embargo, algunos autores señalan que un porcentaje desproporcionadamente elevado de quienes abandonan el trabajo por turnos son del tipo matutino (Åkerstedt y Fröberg 1976; Hauke y cols. 1979; Torsvall y Åkerstedt 1979). Tanto Bohle y Tilley (1989) como Vidacek y cols. (1987) han hallado una relación entre la condición matutina y la tolerancia decreciente del trabajo por turnos. En cambio, otros investigadores (Costa y cols. 1989) informan de hallazgos opuestos a éste. En este sentido, es de subrayar que la mayoría de los estudios se han centrado exclusivamente en “alondras” y “búhos” muy caracterizados, que, en total, constituyen únicamente el 5 % de la población.


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