miércoles, 28 de mayo de 2008

CARACTERISTICAS CLINICAS DE LA MORDEDURA DE SERPIENTE LA MORDEDURA DE SERPIENTE

Dependiendo de las especies, una cierta proporción de los pacientes mordidos por serpientes venenosas (entre el 10 % y el 60 %) no desarrollan síntomas tóxicos (envenenamiento) o estos son mínimos pese a presentar marcas que indican la penetración en la piel de los colmillos de la serpiente.
El miedo y los efectos del tratamiento, así como el veneno de la serpiente, contribuyen a producir los síntomas. Incluso pacientes que no están envenenados pueden sufrir sofocos, desvanecimiento y disnea, con constricción del tórax, palpitaciones, sudores y acroparestesia. Los torniquetes apretados pueden producir congestión e isquemia de las extremidades; las incisiones locales en el lugar de la mordedura originan hemorragia e insensibilización, y las medicinas de origen vegetal, vómitos.
Los primeros síntomas que pueden atribuirse directamente a la mordedura son dolor local y hemorragia en el lugar de pene- tración de los colmillos, seguidos por dolor, sensibilidad dolo- rosa, inflamación e hinchazón que asciende por el miembro, linfangitis y dilatación dolorosa de los ganglios linfáticos regionales. Los pacientes con mordeduras de víboras europeas, Daboia russelii, especies de Bothrops, elápidos australianos y Atractaspis engaddensis pueden presentar síncope precoz, vómitos, cólico, diarrea, angioedema y respiración sibilante. Las náuseas y los vómitos son síntomas comunes de envenenamiento grave.

sábado, 24 de mayo de 2008

Tratamiento de urgencia para el mal de altura

En otras partes del capítulo se han expuesto ya los diferentes tipos de mal de altura: el mal de montaña agudo, el edema pulmonar de las grandes altitudes y el edema cerebral de las grandes altitudes. Poco puede añadirse que tenga relación directa con el contexto laboral.
Todo aquel que sufra un mal de altura deberá descansar. El reposo puede ser suficiente para aliviar procesos tales como el mal de montaña agudo. Si es posible, deberá administrarse oxígeno con mascarilla. Ahora bien, si no hay mejoría o la situa- ción se deteriora, el descenso es, con diferencia, el mejor tratamiento. Por lo común, cuando el proceso aparece en una gran instalación comercial, es fácil conseguir este descenso, ya que siempre se dispone de los medios de transporte adecuados. Todas las enfermedades relacionadas con la altitud suelen responder rápidamente al traslado a altitudes menores.
Toda instalación comercial puede disponer de una pequeña zona presurizada a la que trasladar al paciente, reduciendo la altitud equivalente mediante sistemas de bombeo de aire. En la práctica, este efecto suele conseguirse usando bolsas resistentes. Una de ellas es la conocida como bolsa Gamow, que recibe el nombre de su inventor. Sin embargo, la ventaja más importante de esta bolsa es su facilidad de transporte y puesto que esta característica no es realmente imprescindible en una instalación comercial, es probable que en estos casos sea más conveniente usar tanques grandes y rígidos, lo bastante espaciosos para que puedan albergar al paciente y al sanitario. Lógicamente, es fundamental disponer de una buena ventilación. Se ha demos- trado que la elevación de la presión atmosférica en estas condi- ciones es, a veces, más eficaz en el tratamiento de las enfermedades relacionadas con la altitud que la administración de oxígeno a alta concentración. Se ignoran las razones que justifican este efecto.

jueves, 15 de mayo de 2008

Patogenia de los trastornos por descompresión: Burbujas en los tejidos autóctonos

Si se forma una fase gaseosa durante la descompresión, suele ocurrir inicialmente en los tejidos. Estas burbujas tisulares pueden inducir la disfunción del tejido por diversos mecanismos mecánicos o bioquímicos.
En los tejidos con baja capacidad de dilatación, como los huesos largos, la médula espinal y los tendones, las burbujas pueden comprimir arterias, venas, vasos linfáticos y células sensoriales. En otros tejidos, las burbujas pueden causar la ruptura mecánica de las células o bien, a escala microscópica, de las vainas de mielina. Tal vez sea la solubilidad del nitrógeno en la mielina lo que explique las frecuentes afecciones del sistema nervioso en la enfermedad por descompresión entre los trabajadores que han estado respirando aire o una mezcla de oxígeno y nitrógeno. Las burbujas en los tejidos también pueden desenca- denar una respuesta bioquímica a un “cuerpo extraño”. Se trata de una respuesta inflamatoria que aclara quizá que una de las manifestaciones comunes de la enfermedad por descompresión sea un cuadro similar a la gripe. La importancia de la respuesta inflamatoria se ha demostrado en animales, en particular en conejos, en los que la inhibición de la respuesta impide la aparición de la enfermedad por descompresión. Entre las principales características de la respuesta inflamatoria están la coagulopatía (particularmente importante en animales, pero menos en humanos) y la liberación de cininas. Estas sustancias producen dolor y la extravasación de líquido. También se produce una hemoconcentración como consecuencia del efecto directo de las burbujas sobre los vasos sanguíneos. Finalmente, la microcirculación se ve afectada significativamente y, en general, el hematocrito depende en gran medida de la gravedad de la enfermedad. La corrección de la hemoconcentración beneficia significa- tivamente el resultado final.

lunes, 12 de mayo de 2008

Análisis de la información para la protección contra incendios (II)

Los datos pueden utilizarse de dos formas, bien para identificar un problema de incendio, bien como argumento racional necesario para justificar unas determinadas medidas que requieran un gasto público o privado. Para demostrar el efecto de las medidas adoptadas puede utilizarse una base de datos de cierta antigüedad. De las estadísticas NFPA para el período comprendido entre 1980 y 1989 (Cote, 1991) se deducen los diez puntos siguientes:
1. Los detectores de humo para el hogar se utilizan mucho y resultan muy eficaces (aunque quedan importantes problemas por resolver en la estrategia de detección).
2. Los rociadores automáticos reducen considerablemente las pérdidas humanas y materiales. El aumento del uso de aparatos de calefacción portátiles ha disparado el número de incendios en el hogar originados por estos equipos.
3. Los incendios provocados siguen una línea descendente desde la punta del decenio de 1970, pero los daños materiales asociados no han disminuido.
4. Un gran porcentaje de las víctimas del cuerpo de bomberos se produce por ataques al corazón y actividades ajenas al trabajo.
5. Las áreas rurales presentan las tasas de mortalidad por incendio más altas.
6. Los objetos del fumador son causa de la máxima mortalidad en los accidentes en el hogar (incendios en tapicerías, colchones o ropa de cama).
7. Las tasas de mortalidad por incendio en EE.UU. y Canadá se encuentran entre las más altas de los países desarrollados.
8. Los Estados del sur de EE.UU. presentan las tasas de morta- lidad por incendio más altas.
9. El máximo riesgo de fallecimiento en caso de incendio corres- ponde a las personas de mayor edad.

Aunque estas conclusiones son, lógicamente, específicas para Estados Unidos, algunas tendencias son comunes al resto de los países. La correcta utilización de estos datos puede aportar los medios necesarios para formular políticas coherentes de segu- ridad contra incendios. Ahora bien, dichas medidas serán inevi- tablemente más “reactivas” que “proactivas”, pues las últimas sólo pueden implantarse tras un estudio detallado de los riesgos de incendio. Esta metodología se ha ido imponiendo poco a poco, primero en la industria nuclear y después en la química, petroquímica y afines, donde los riesgos son más fácilmente identificables que en las demás industrias. Su aplicación a hoteles y edificios públicos en general suele ser mucho más compleja y requiere la aplicación de técnicas que reproducen en un modelo el incendio para predecir su posible desarrollo y la forma de propagación de los productos de combustión por el edificio, con el consiguiente riesgo para sus ocupantes. Con este tipo de modelos se han realizado grandes progresos, aunque todavía queda un largo camino por recorrer antes de que puedan utilizarse estas técnicas con total fiabilidad. En la inge- niería de seguridad contra incendios es necesario aún ampliar la investigación de base antes de poder comercializar herramientas fiables para el estudio de los peligros de incendio.

jueves, 8 de mayo de 2008

Descargas electrostáticas y peligros de incendio y explosión

En atmósferas explosivas pueden tener lugar violentas reacciones de oxidación exotérmicas, con transferencia energética a la atmósfera, provocadas por:


• llamas francas;
• chispas eléctricas;
• chispas de radiofrecuencia en las inmediaciones de una emisora de radio potente;
• chispas producidas por colisiones (p. ej., entre metal y hormigón),
• descargas electrostáticas.


Nos interesa únicamente este último caso. La temperatura de inflamabilidad (temperatura a la cual el líquido arde en contacto con una llama franca) de diversos líquidos, y la temperatura de ignición espontánea de diversos vapores se dan en la Sección de Química de esta Enciclopedia. El peligro de incendio asociado a las descargas electrostáticas se calcula tomando como referencia el límite inferior de inflamabilidad de los gases, vapores y sólidos o de los aerosoles líquidos. El límite puede variar en términos consi- derables, como se ilustra en la Tabla 40.4.
Una mezcla de aire y de un gas o vapor inflamable sólo explosiona si la concentración de la sustancia inflamable está situada entre sus límites explosivos superior e inferior. Dentro de este intervalo, la energía mínima de ignición (EMI), o energía que ha de poseer una descarga electrostática para incendiar la mezcla, depende íntimamente de la concentración. Se ha demostrado de modo concluyente que la energía mínima de ignición depende de la velocidad de liberación de energía y, por extensión, de la duración de la descarga. El radio del electrodo es otro factor condicionante:


• Los electrodos de pequeño diámetro (del orden de varios milímetros) dan lugar a descargas en corona en vez de producir chispas.
• Con electrodos de diámetros mayores (del orden de varios centímetros), la masa del electrodo se basta para enfriar las chispas.




En general, las EMI más bajas se obtienen con electrodos que tienen el tamaño justo para impedir descargas en corona.
La EMI depende también de la distancia entre los electrodos,
y es mínima a la distancia de amortiguación (“distance de pincement”), distancia a la cual la energía producida en la zona de reacción se hace superior a las pérdidas térmicas en los electrodos. Se ha demostrado experimentalmente que cada sustancia inflamable tiene una distancia de seguridad máxima, correspondiente a la distancia entre electrodos mínima a la cual ocurre una explosión. En los hidrocarburos, esta distancia es menor que 1 mm.
La probabilidad de explosiones de polvo depende de su concentración. La probabilidad máxima va asociada a concentraciones del orden de 200 a 500 g/m3. La EMI también depende del tamaño de las partículas, y las más finas son las que explosionan con más facilidad. Tanto en gases como en aero- soles, la EMI disminuye con la temperatura.

lunes, 5 de mayo de 2008

Mantenimiento y supervisión

El nivel de seguridad de una fábrica y el buen funcionamiento de su sistema de seguridad dependerán directamente del correcto mantenimiento y supervisión de tales sistemas.

Inspección y reparaciones
Es necesario establecer un plan de inspecciones internas para el personal operativo, que incluya las instrucciones y las condiciones operativas que deben observarse durante las tareas de inspección. Se especificarán procedimientos estrictos de reparación.

viernes, 2 de mayo de 2008

Invertebrados: Insectos (Hexápodos)

Los insectos pueden inyectar veneno a través de sus apéndices bucales (Simuliidos, moscas negras; Culicidos, mosquitos; Phlebotomo, moscas de la arena) o a través del aguijón (abejas, avispas, avispones, hormigas carnívoras). Pueden causar urticarias con sus pelos (orugas, mariposas) o producir ampollas con su hemolinfa (castaridae, mosca vesicante y Staphylinidae, escarabajo vagabundo). Las picaduras de las moscas negras producen lesiones necróticas, algunas veces con trastornos generales; las picaduras de mosquito producen lesiones pruriginosas difusas. Las picaduras de los himenópteros (abejas, etc.) producen intenso dolor local con eritema, edema y, en ocasiones, necrosis. Pueden producirse accidentes generales como consecuencia de la sensibilización o la multiplicidad de picaduras (escalofríos, náuseas, disnea, enfriamiento de las extremidades). Las picaduras en el rostro o en la lengua son particularmente graves y pueden producir la muerte por asfixia cuando se produce edema de glotis. Las orugas y las mariposas pueden causar lesiones pruriginosas generalizadas en la piel (edema de Quincke), algunas veces acompañadas de conjuntivitis. No es raro que se produzca una infección superpuesta. El veneno de las cantáridas produce lesiones vesicu- lares o bullosas en la piel (Poederus). Existe también el peligro de complicaciones viscerales (nefritis tóxica). Algunos insectos, como los himenópteros y las orugas se encuentran en todas las regiones del mundo, aunque otros subórdenes están más localizados. Las mariposas peligrosas se encuentran principalmente en Guyana y en la República Centroafricana; las cantáridas se encuentran en Japón, América del Sur y Kenia; las moscas negras viven en las regiones intertropicales y en Europa central; las moscas de la arena se encuentran en Oriente Próximo.
Prevención. La primera medida de prevención es el uso de mosquiteras y la aplicación de repelentes e insecticidas. Los trabajadores con un elevado riesgo de exposición a picaduras de insectos pueden ser desensibilizados en casos de alergia mediante la administración de dosis crecientes de extracto del cuerpo del insecto.