martes, 24 de noviembre de 2009

Necesidades de investigación

En los artículos siguientes del presente capítulo se intenta dejar claro que los efectos de la mayoría de los tipos de ruido sobre la audición son perfectamente conocidos. Hace ya unos 30 años que se elaboraron criterios relativos a los efectos del ruido continuo, variable e intermitente, que en lo esencial permanecen inalte- rados. En cambio, la situación no es la misma para el ruido de impulso. Para una misma energía sonora y a niveles relativa- mente bajos, el ruido de impulso parece no ser más perjudicial —y quizá lo sea menos— que el ruido continuo. Pero a niveles altos parece ser más perjudicial, sobre todo si se sobrepasa un nivel crítico (o, dicho más propiamente, una exposición crítica). Es necesario continuar investigando para definir con más exac- titud la forma de la curva de daño/riesgo.
Otro punto que es necesario aclarar es el referente al efecto perjudicial del ruido, tanto para la audición como para la salud en general, combinado con otros agentes. Aunque los efectos combinados del ruido y de los fármacos ototóxicos se conocen bastante bien, crece la preocupación por la combinación del ruido con los productos químicos industriales. Los disolventes y otros agentes parecen aumentar su carácter neurotóxico cuando la exposición a ellos se combina con altos niveles de ruido.
Los trabajadores expuestos al ruido en el sector de fabricación y en las fuerzas armadas reciben en todo el mundo la mayor atención. En cambio, son muchos los trabajadores de la minería, la construcción, la agricultura y el transporte que están también expuestos a niveles peligrosos de ruido, como se señala en la Figura 47.1. Hay que evaluar las necesidades singulares asociadas a estos puestos de trabajo y que extender a ellas las medidas de control del ruido y otros aspectos de los programas de conservación de la audición. Por desgracia, facilitando estos programas a los trabajadores expuestos al ruido no se garantiza la prevención de la pérdida auditiva ni de sus otros efectos perju- diciales. Aunque existen métodos normalizados de evaluación de la eficacia de dichos programas, pueden ser muy complicados y no se utilizan mucho. Es preciso elaborar métodos de evaluación sencillos al alcance de empresas grandes o pequeñas, o que dispongan de recursos mínimos.
Como ya se ha mencionado, aunque existe la tecnología necesaria para eliminar la mayoría de los problemas de ruido, se observan grandes lagunas en su aplicación. Es necesario desa- rrollar métodos para suministrar información sobre cualesquiera soluciones de control del ruido a todos los que la necesiten. Es preciso informatizar los datos sobre control del ruido y ponerlos
a disposición no sólo de los usuarios de los países en desarrollo, sino también de las naciones industrializadas.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Alcance de la exposición al ruido

Como ya se ha mencionado, el ruido es especialmente imperante en las industrias de fabricación. El Departamento de Trabajo de Estados Unidos ha calculado que el 19,3 % de las personas que trabajan en entornos de fabricación y empresas de agua, gas y electricidad se ven expuestas diariamente a niveles medios de ruido de 90 dBA o más, el 34,4 % a niveles superiores a 85 dBA, y el 53,1 % a niveles superiores a 80 dBA. Estas estimaciones deben ser bastante típicas del porcentaje de trabajadores expuestos a niveles peligrosos de ruido en otras naciones. Es probable que los niveles sean algo mayores en los países menos desarrollados, donde no se utilizan tanto los controles técnicos, y algo inferiores en países con programas de control del ruido más rigurosos, como los países escandinavos y Alemania.
Muchos trabajadores de todo el mundo experimentan exposiciones muy peligrosas, muy por encima de los 85 o 90 dBA. Por ejemplo, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos ha calculado que, sólo en las industrias de fabricación, casi medio millón de trabajadores se ven expuestos diariamente a niveles medios de ruido de 100 dBA o más, y más de 800.000 a niveles de entre 95 y 100 dBA.
En la Figura 47.1 se enumeran las industrias de fabricación más ruidosas de Estados Unidos por orden decreciente, de acuerdo con el porcentaje de trabajadores expuestos a más de 90 dBA, y se indican estimaciones de exposición por sectores industriales.





sábado, 21 de noviembre de 2009

NATURALEZA Y EFECTOS DEL RUIDO: La omnipresencia del ruido en el trabajo

La omnipresencia del ruido en el trabajo El ruido es uno de los peligros laborales más comunes. En Estados Unidos, por ejemplo, más de 9 millones de trabajadores se ven expuestos diariamente a niveles de ruido medios de 85 decibelios ponderados A (en adelante, dBA). Estos niveles de ruido son potencialmente peligrosos para su audición y pueden producir además otros efectos perjudiciales. Existen aproximadamente 5,2 millones de trabajadores expuestos a niveles de ruido aún mayores en entornos de fabricación y empresas de agua, gas
y electricidad, lo cual representa alrededor del 35 % del número total de personas que trabajan en el sector de fabricación en Estados Unidos.
Los niveles de ruido peligrosos se identifican fácilmente y en la gran mayoría de los casos es técnicamente viable controlar el exceso de ruido aplicando tecnología comercial, remodelando el equipo o proceso o transformando las máquinas ruidosas. Pero con demasiada frecuencia, no se hace nada. Hay varias razones para ello. En primer lugar, aunque muchas soluciones de control del ruido son notablemente económicas, otras son muy caras, en particular cuando hay que conseguir reducciones a niveles de 85u 80 dBA.
Una razón muy importante de la ausencia de programas de conservación de la audición y de control del ruido es que, lamentablemente, el ruido suele aceptarse como un “mal nece- sario”, una parte del negocio, un aspecto inevitable del trabajo industrial. El ruido peligroso no derrama sangre, no rompe huesos, no da mal aspecto a los tejidos y, si los trabajadores pueden aguantar los primeros días o semanas de exposición, suelen tener la sensación de “haberse acostumbrado” al ruido. Sin embargo, lo más probable es que hayan comenzado a sufrir una pérdida temporal de la audición, que disminuye su sensibilidad auditiva durante la jornada laboral y que a menudo persiste durante la noche. Esa pérdida auditiva avanza luego de manera insidiosa, ya que aumenta gradualmente a lo largo de meses y años, y pasa en gran medida inadvertida hasta alcanzar proporciones discapacitantes.
Otra razón importante de la falta de reconocimiento de los peligros del ruido es que el deterioro auditivo resultante implica un estigma. Como Raymond Hétu ha demostrado tan claramente en su artículo sobre rehabilitación de la pérdida auditiva inducida por ruido en esta misma Enciclopedia, la opinión que suele tenerse de las personas que sufren deterioros auditivos es que están avejentadas y son mentalmente lentas e incompetentes en términos generales, y quienes corren el riesgo de sufrir este tipo de deterioro son reacios a reconocer ni su deficiencia ni el riesgo por miedo a ser estigmatizados. Esto es muy de lamentar, porque la pérdida auditiva inducida por ruido llega a ser perma- nente y, sumada a la que se produce a consecuencia de la edad, puede dar lugar a cuadros de depresión y aislamiento en personas de mediana edad y mayores. Las medidas preventivas deben tomarse antes de que comience la pérdida auditiva.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Criterios de rendimiento: Vida útil de la lámpara

la mayoría de las lámparas tienen que ser reemplazadas varias veces durante la pervivencia de la instalación de alumbrado y los diseñadores deben reducir al mínimo los inconvenientes para los ocupantes como consecuencia de las averías esporádicas y del mantenimiento. Las lámparas tienen muy diversas aplicaciones. La previsión de vida útil media suele ser un compromiso entre coste y rendimiento. Por ejemplo, la lámpara de un proyector de diapositivas durará unos cuantos cientos de horas, porque es importante que alcance el máximo rendimiento lumínico para conseguir una imagen de buena calidad. Por el contrario, algunas lámparas de alumbrado de carreteras pueden durar hasta dos años, lo que representa unas 8.000 horas de encendido.
Además, la vida útil de la lámpara se ve afectada por las condiciones de trabajo, por lo que no existe una cifra válida para todas las situaciones. De igual manera, la duración efectiva de la lámpara puede venir determinada por diferentes formas de deterioro. El fallo físico, como la rotura del fila- mento o de la propia lámpara, puede venir precedido de una reducción del rendimiento lumínico o de cambios en la coloración. La duración de la lámpara resulta afectada por condi- ciones ambientales externas como la temperatura, la vibración, la frecuencia de encendido, las fluctuaciones de la tensión de alimentación, la orientación, etcétera.
Es preciso observar que la vida media establecida para un tipo de lámpara es el tiempo que tardan en fallar el 50 % de las lámparas de una partida de pruebas. No es probable que esta definición de vida útil sea aplicable a muchas instala- ciones comerciales o industriales, por lo que la duración de una lámpara suele ser inferior en la práctica a los valores publicados, que sólo deberán utilizarse a efectos de comparación.
Eficiencia: como norma general, la eficiencia de un tipo determinado de lámpara será mejor cuanto mayor sea el régimen de potencia, porque la mayoría de las lámparas tienen cierta pérdida fija. Ahora bien, comparando diferentes tipos de lámparas se observan marcadas variaciones de eficiencia. Es conveniente utilizar las lámparas de mayor eficiencia, siempre que se cumplan al mismo tiempo los criterios de tamaño, color y vida útil. No debe ahorrarse energía a expensas del confort visual o del rendimiento de los ocupantes. En la Tabla 46.2 se ofrecen algunos valores típicos de eficiencia.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Criterios de rendimiento: Coloración y reproducción del color:

Se aplican escalas y valores numéricos independientes a la coloración y a la reproducción del color. Es importante recordar que las cifras sólo son orientativas y que algunas sólo son aproximaciones. Siempre que sea posible, deberán realizarse valoraciones de idoneidad con lámparas reales y con los colores o materiales aplicables a la situación.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Criterios de rendimiento: Rendimiento lumínico

Los criterios de rendimiento varían según la aplicación. En general, no existe una jerarquía concreta de importancia de estos criterios.

Rendimiento lumínico: la emisión de lúmenes de una lámpara determinará su idoneidad en relación con la escala de la instalación y la cantidad de iluminación necesaria.

martes, 17 de noviembre de 2009

Control del ambiente

Los ambientes interiores de edificios no industriales suelen tener muchas fuentes de contaminación que, además, tienden a estar dispersas. El sistema más empleado para corregir o prevenir los problemas de contaminación en interiores es, por consiguiente, la ventilación, ya sea general o de dilución. Lo que se hace es mover y dirigir el flujo de aire para capturar, retener y transportar los contaminantes desde su fuente hasta el sistema de ventilación. Por añadidura, la ventilación general también permite el control de las características térmicas del ambiente interior acondicio- nando y recirculando el aire (véase más adelante, en este mismo capítulo, la sección “Objetivos y principios de la ventilación general y de la ventilación de dilución”).
A fin de diluir la contaminación interna, sólo es aconsejable aumentar el volumen de aire exterior si el sistema es de tamaño apropiado y no se provoca falta de ventilación en otras zonas ni se impide el correcto acondicionamiento del aire. Para que un sistema de ventilación sea lo más eficaz posible, es conveniente instalar extractores localizados en las fuentes de contaminación; el aire mezclado con contaminación no deberá volver a utilizarse; los ocupantes deberán situarse junto a los difusores de aire y las fuentes de contaminación junto a los extractores; los conta- minantes deberán expulsarse por la vía más corta posible, y los recintos que tengan fuentes de contaminación localizadas deberán mantenerse a presión negativa en relación con la presión atmosférica exterior.
La mayoría de las deficiencias de ventilación parecen ir ligadas a una cantidad inadecuada de aire exterior. Con todo, una distribución inadecuada del aire de renovación también puede dar lugar a problemas de calidad del aire. Por ejemplo, en habitaciones con techos muy altos, que reciban aire caliente (menos denso) desde arriba, pueden ocurrir problemas de estratificación y entonces la ventilación no podrá diluir la contaminación presente en la habitación. La ubicación y colocación de los difusores y retornos de aire en relación con los ocupantes y las fuentes de contaminación es una cuestión que requiere especial atención a la hora de diseñar el sistema de ventilación.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Control de la fuente de contaminación

La fuente de contaminación puede controlarse por varios medios, entre los que cabe citar:

1. Eliminación. Eliminar la fuente de contaminación es el método ideal para controlar la calidad del aire en interiores. Se trata de una medida permanente que no requiere operaciones de mantenimiento posteriores. Se aplica cuando se conoce la fuente de la contaminación, como en el caso del humo del tabaco, y no precisa la sustitución del agente en cuestión.

2. Sustitución. En algunos casos hay que sustituir el producto que origina la contaminación. A veces es posible cambiar los productos utilizados (para limpieza, decoración, etc.) por otros que presten el mismo servicio pero que sean menos tóxicos o presenten un riesgo menor para las personas que los utilizan.
3. Aislamiento o confinamiento espacial. El objeto de estas medidas es reducir la exposición limitando el acceso a la fuente. Es un método por el que se interponen barreras (parciales o totales)
o medidas de contención alrededor de la fuente de contami- nación para minimizar las emisiones al aire circundante y limitar el acceso de personas a la zona próxima a la fuente de contaminación. Los recintos deben estar equipados con sistemas de ventilación suplementarios que puedan extraer aire y suministrar un flujo de aire dirigido adonde sea necesario. Ejemplos de este enfoque son los hornos cerrados, las salas de calderas y las salas de fotocopiadoras.
4. Sellado de la fuente. En este método se utilizan materiales y/o productos que eviten o minimicen la emisión de contaminación. Se ha propuesto como medio para evitar la dispersión de fibras de amianto sueltas de antiguos aislantes, así como para reducir la emisión de formaldehído de las paredes tratadas con resinas. En edificios contaminados por gas radón, esta técnica se utiliza para sellar bloques de hormigón
y fisuras en paredes de sótanos, utilizándose polímeros para evitar la inmisión de radón del suelo. Las paredes de sótanos también pueden tratarse con pintura epoxídica y un sellador polimérico de polietileno o poliamida para evitar contaminación que pueda filtrarse a través de las paredes o por el suelo.
5. Ventilación por extracción localizada. Los sistemas de ventilación localizados funcionan capturando el contaminante en la propia fuente, o lo más cerca posible de ella. La captura se realiza con una campana concebida para atrapar el contami- nante en una corriente de aire que fluye entonces a través de conductos hacia el sistema de depuración con ayuda de un ventilador. Si no es posible depurar o filtrar el aire extraído, deberá evacuarse al exterior y no volverá a utilizarse en el edificio.

domingo, 15 de noviembre de 2009

EL AIRE EN INTERIORES: METODOS DE CONTROL Y DEPURACION

La calidad del aire dentro de un edificio depende de una serie de factores entre los que cabe citar la calidad del aire exterior, el diseño del sistema de ventilación y de aire acondicionado, el funcionamiento y mantenimiento del sistema y las fuentes de contaminación interior. En términos generales, el nivel de concentración de un contaminante en un espacio interior vendrá determinado por el equilibrio existente entre la generación del contaminante y su velocidad de eliminación.
En cuanto a la generación de contaminantes, las fuentes de contaminación también pueden ser internas o externas. Entre las fuentes externas cabe citar la contaminación atmosférica producida por procesos industriales de combustión, el tráfico rodado, las centrales eléctricas y demás; la contaminación emitida cerca de las galerías de entrada de aire al edificio, como la procedente de torres de refrigeración o salidas de escape de otros edificios; y las emanaciones de suelos contaminados, como el gas radón, las fugas de depósitos de gasolina o los pesticidas. Entre las fuentes de contaminación interna, merece la pena mencionar las asociadas con los propios sistemas de ventilación y aire acondicionado (principalmente la contaminación microbio- lógica de cualquier parte de dichos sistemas), los materiales utili- zados en la construcción y la decoración del edificio y los ocupantes del edificio. Fuentes específicas de contaminación interior son el humo del tabaco, las fotocopiadoras, los laboratorios en general, los fotográficos en particular, las prensas de imprenta, los gimnasios, los salones de belleza, las cocinas y cafeterías, los cuartos de baño, los aparcamientos y las salas de calderas. Todas deben tener un sistema de ventilación general y el aire extraído de estas zonas no debe volver a utilizarse en el edificio. Cuando la situación lo exija, también deberán tener un sistema de extracción localizada.
La evaluación de la calidad del aire interior supone, entre otras tareas, la medición y evaluación de los contaminantes que pueda haber en el edificio. Se utilizan varios indicadores para averiguar la calidad del aire en el interior. Entre ellos cabe citar las concentraciones de monóxido de carbono y dióxido de carbono, la cantidad total de compuestos orgánicos volátiles (TCOV), la cantidad total de partículas en suspensión (TSP) y la velocidad de ventilación. Existen varios criterios o valores diana recomendados para la evaluación de algunas de las sustancias presentes en los espacios interiores, que vienen enumerados en diferentes normas o directrices, como las directrices para la calidad del aire en interiores adoptadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), o las normas de la Sociedad Ameri- cana de Ingenieros de Calefacción, Refrigeración y Acondicionamiento del Aire (American Society of Heating, Refrigerating and Air Conditioning Engineers, ASHRAE).
Ahora bien, no hay normas definidas para muchas de estas sustancias. Por ahora, la línea de acción recomendada es aplicar los valores y normas para ambientes industriales indicados por la Conferencia Americana de Higienistas Industriales del Gobierno (American Conference of Governmental Industrial Hygienists, ACGIH), (ACGIH 1992). Después se aplican factores de seguridad o de corrección del orden de la mitad, la décima o la centésima parte de los valores especificados.
Los métodos de control del aire interior pueden dividirse en dos grupos principales: el control de la fuente de contaminación y el control del ambiente mediante estrategias de ventilación y depuración del aire.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Advertencias en los paquetes de cigarrillos

Una de las primeras medidas adoptadas en muchos países es exigir que los paquetes de cigarrillos muestren de forma clara la advertencia de que el consumo de tabaco perjudica seriamente la salud del fumador. El objetivo no es ejercer un efecto inmediato sobre el fumador, sino más bien demostrar que el gobierno está preocupado por el problema y que está creando un ambiente psicológico que favorecerá la adopción de medidas posteriores con las que, de otra manera, podría sentirse agredida la población fumadora.
Algunos expertos defienden la inclusión de estas advertencias en los puros y en el tabaco de pipa. Pero la opinión más general es que tales medidas son innecesarias, ya que las personas que utilizan esta clase de tabaco no suelen inhalar el humo, y a lo que conduciría probablemente la ampliación de este tipo de advertencias es a un descuido de los mensajes en su conjunto. Por eso la opinión que prevalece es que las advertencias deben aplicarse sólo a los paquetes de cigarrillos. Por el momento, no se ha considerado la referencia al humo pasivo, pero es una opción que no debe descartarse.

viernes, 13 de noviembre de 2009

REGULACION DEL CONSUMO DE TABACO

Por lo que se refiere a la adopción de medidas para disminuir el consumo de tabaco, los gobiernos deberían tener en consideración que aunque dejar de fumar es una decisión que las personas toman por sí mismas, es responsabilidad del gobierno adoptar todas las medidas necesarias para animarles a ello. Los legisladores y los gobiernos de muchos países han dado pasos dubitativos, debido a que aunque la disminución en el consumo de tabaco es una mejora indiscutible de la salud pública, con el consiguiente ahorro en el gasto sanitario público, habría una serie de pérdidas y trastornos económicos en muchos sectores, al menos de forma temporal. La presión que las organizaciones y agencias internacionales para la salud y el medio ambiente pueden ejercer en este sentido es muy importante, ya que muchos países podrían suavizar sus medidas en contra del consumo de tabaco debido a problemas económicos, especialmente si el tabaco es una fuente importante de ingresos.
En el presente artículo se describen de manera concisa las medidas reguladoras que pueden adoptarse para disminuir el consumo de tabaco en un país.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Humo de tabaco ambiental y medio ambiente en el trabajo

Aunque los estudios epidemiológicos no han demostrado hasta ahora una relación causal entre la exposición al HTA y el cáncer de pulmón, es conveniente proteger a los trabajadores de la exposición al humo de tabaco ambiental en el lugar de trabajo. Tal concepto se apoya en la observación de que la exposición prolongada de personas no fumadoras al HTA en el lugar de trabajo puede causar un deterioro de la función pulmonar. Además, en ambientes profesionales con exposición a cancerígenos, el tabaquismo involuntario puede aumentar el riesgo de cáncer. En Estados Unidos, la Envi- ronmental Protection Agency ha clasificado el HTA como cancerí- geno del grupo A (cancerígenos humanos conocidos); por consiguiente, en Estados Unidos la ley exige la protección de los trabajadores frente a la exposición al HTA.
Pueden adoptarse varias medidas para proteger a las personas no fumadoras de la exposición al HTA: prohibir el consumo de tabaco en el lugar de trabajo, o al menos separar a los fuma- dores de los no fumadores donde sea posible, y asegurarse de que las habitaciones para fumadores tengan un sistema de aspi- ración de humos independiente. El enfoque más gratificante y, con mucho, más prometedor es ayudar a los trabajadores que fumen cigarrillos a intentar que abandonen su hábito.
El lugar de trabajo proporciona una excelente oportunidad de aplicar programas para dejar de fumar; de hecho, en numerosos estudios se ha demostrado que los programas en lugares de trabajo tienen resultados más satisfactorios que los programas en clínicas, debido a que los programas patrocinados por el empresario son más intensos y ofrecen incentivos económicos o de otro tipo (Inspector general de Sanidad de EE. UU. 1985). También se ha afirmado que la eliminación de las enfermedades pulmonares crónicas y del cáncer profesionales exige un intento de convertir a los fumadores en no fumadores. Además, las intervenciones en el lugar de trabajo, como los programas para dejar de fumar, pueden originar cambios duraderos en la reducción de algunos factores de riesgo cardiovascular para los trabajadores (Gomel y cols. 1993).

martes, 10 de noviembre de 2009

Otras medidas

Se han formulado muchas otras propuestas para mejorar la situación de las personas que trabajan por turnos, como el ejercicio físico (Härmä y cols. 1988a, b), la ayuda farmacológica (Rosa y cols. 1990), el consejo familiar (Rosa y cols. 1990), la mejora del medio ambiente de trabajo (Knauth y cols. 1989), la apertura de vías de comunicación entre las personas que trabajan por turnos
y sus sindicatos o representantes parlamentarios (Monk 1988; Knauth y cols. 1989), o la implantación en la empresa de un “Programa de sensibilización respecto al trabajo por turnos”
(Monk 1988). La ausencia de una solución ideal para los problemas del trabajo por turnos debe impulsar la búsqueda de soluciones creativas (Colquhoun y cols. 1996).

FIN DEL CAPITULO HORAS DE TRABAJO

lunes, 9 de noviembre de 2009

Remuneración económica

Aunque existen numerosos planes de remuneración aplicables a las personas que trabajan por turnos (prima por turnos), las retribuciones en metálico no constituyen una compensación adecuada de los eventuales efectos negativos sobre la salud y la alteración de la vida social.

Es evidente que el mejor modo de solucionar un problema consiste en eliminar o mitigar sus causas. Sin embargo, como la eliminación total del trabajo por turnos es imposible, existen medidas alternativas que merecen tomarse en consideración, como la reducción de las horas de trabajo no usuales para las personas; la reducción del turno de noche; la eliminación de la parte no imprescindible del trabajo nocturno (a veces, la reorga- nización del trabajo permite transferir algunas actividades al turno de mañana o de tarde); la implantación de sistemas mixtos de trabajo en los que cada trabajador se libre del sistema de trabajo por turnos, como mínimo, un mes al año; la creación de nuevos equipos de trabajo por turnos, pasando, por ejemplo, de un sistema de tres turnos a otro de cuatro, o de un modelo de cuatro turnos a otro de cinco, o bien reduciendo el número de horas extraordinarias. Otra posibilidad consiste en reducir las horas de trabajo en el sistema de turnos, estableciendo una jornada semanal más corta para los trabajadores por turnos que para los trabajadores de día, además de pausas retribuidas y vacaciones más largas. Otras posibles soluciones consisten, bien en incrementar los días libres, bien en un sistema de jubilación anticipada o gradual.
Todas estas propuestas se han aplicado en algunas empresas industriales y de servicios (véase Knauth y cols. 1990).

domingo, 8 de noviembre de 2009

Técnicas de comportamiento individual

Se han realizado pocos estudios de la capacidad de las personas que trabajan por turnos para combatir el estrés (Olsson y cols. 1987; Olsson y Kandolin 1990; Kandolin 1993; Spelten y cols. 1993). Las estrategias activas —consistentes, por ejemplo, en comentar los problemas con otras personas— parecen más idóneas para combatir el estrés que las pasivas, como el consumo de alcohol (Kandolin 1993). No obstante, se echan en falta estudios longitudinales en los que se examine la relación entre las técnicas de comportamiento o la estrategia de afrontamiento y estrés.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Medidas de salud en el trabajo

Algunos autores (por ejemplo, Rutenfranz y cols. 1985; Scott y LaDou 1990) recomiendan una exploración y supervisión médica del personal con anterioridad a su incorporación al trabajo por turnos. Se desaconseja el trabajo nocturno de los trabajadores que se encuentren en alguno de los casos siguientes:
• un historial de trastornos gastrointestinales, como úlcera péptica recurrente o síndrome de colon irritable, siempre que los síntomas sean graves;
• diabetes mellitus insulinodependiente;
• tirotoxicosis;
• enfermedad coronaria, en especial si existe angina inestable o antecedentes de infarto de miocardio;
• narcolepsia y otras afecciones que produzcan perturbaciones crónicas del sueño;
• epilepsia;
• trastornos psiquiátricos graves, especialmente depresión crónica;
• asma que precise medicación, en especial si el paciente depende de los esteroides;
• tuberculosis activa y extendida;
• alcoholismo o drogadicción,
• deficiencia acusada de la visión o hemeralopia (ceguera diurna)
demasiado grave para una corrección efectiva.


Además, Scott y LaDou (1990) mencionan algunas “contraindicaciones relativas” utilizables principalmente en el asesoramiento de los futuros empleados, como unos hábitos de sueño rígidos con acusada tendencia “matinal”. Deberían tenerse en cuenta la edad y el alcance de las responsabilidades familiares. Hermann (1982) propone un calendario para las exploraciones médicas periódicas. La segunda de ellas se debe realizar dentro de los doce meses siguientes al inicio del trabajo nocturno; posteriormente, los menores de 25 años se deben someter a exploración cada dos años como mínimo; los trabajadores de entre 25 y 50 años de edad, cada cinco años; los de 50
a 60 años de edad, cada dos o tres años; y con una frecuencia anual o bienal los que cuenten más de 60 años.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Características del ser humano que influyen en la adaptación: Trastornos de la salud y otros factores de estrés

La tolerancia al calor de un trabajador en un día cualquiera puede verse reducida por una serie de trastornos de la salud. Como ejemplos pueden citarse las enfermedades febriles (temperatura corporal mayor de la normal), vacunación reciente o gastroenteritis asociada a una alteración del equilibrio hídrico o electrolítico. Las afecciones cutáneas, como quemaduras solares y eritemas, pueden reducir la capacidad de sudoración. Además, el riesgo de sufrir un trastorno por calor aumenta en ocasiones con la prescripción de algunos medicamentos, entre ellos simpatomiméticos, anticolinérgicos, diuréticos, fenotiazinas, antidepresivos cíclicos e inhibidores de la monoaminooxidasa.
El consumo de alcohol es un problema frecuente y grave entre los trabajadores expuestos al calor. El alcohol no sólo reduce la ingesta de alimentos y agua, sino que también actúa como un diurético (aumenta la cantidad de orina excretada) y altera la capacidad de razonamiento. Los efectos nocivos del alcohol persisten muchas horas después del momento de su consumo. Los alcohólicos que sufren un golpe de calor tienen una tasa de mortalidad mucho mayor que los no alcohólicos.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Características del ser humano que influyen en la adaptación: Aclimatación al calor.

. La aclimatación al trabajo en ambientes calurosos puede aumentar considerablemente la tolerancia del ser humano a este factor de estrés, de manera que una tarea que en un principio la persona no aclimatada es incapaz de realizar, se convierte en un trabajo más fácil al cabo de un período de ajuste gradual. Las personas en muy buena forma física suelen aclimatarse al calor y ser capaces de completar el proceso en menos tiempo y con menos estrés que las personas sedentarias. La estación afecta también a la duración de este proceso; los trabajadores contratados en verano pueden estar ya parcialmente aclimatados al calor, mientras que los contratados en invierno necesitarán un período más largo de ajuste.
En la mayoría de las situaciones, la aclimatación puede conse- guirse mediante la incorporación gradual del trabajador a la tarea expuesta al calor. Por ejemplo, el trabajador nuevo puede ser asignado al trabajo sólo por las mañanas y durante períodos de tiempos cada vez mayores durante los primeros días. Es un tipo de aclimatación en el puesto que debe realizarse bajo la estrecha supervisión de personal experimentado; el nuevo trabajador debe estar autorizado en todo momento a retirarse a ambientes más frescos en cuanto experimente síntomas de intole- rancia. Las condiciones extremas pueden exigir un protocolo formal de exposición progresiva al calor, como el utilizado para los trabajadores de las minas de oro en Sudáfrica.
El mantenimiento de la plena aclimatación al calor en el trabajo exige la exposición al calor mientras se trabaja entre tres
y cuatro veces a la semana; una menor frecuencia o una exposi- ción pasiva al calor tendrá un efecto mucho más débil y puede reducir gradualmente la tolerancia al calor. En todo caso, el descanso laboral durante los fines de semana no parece tener un efecto apreciable en la aclimatación. La interrupción de la exposición durante 2 o 3 semanas hace que se pierda parte de la acli- matación, aunque algo permanecerá en las personas que habitan en zonas cálidas y/o que realizan ejercicio aeróbico regular. Obesidad. Un alto contenido de grasa corporal tiene escaso efecto en la regulación térmica, ya que para la disipación de calor en la piel participan los capilares y la glándulas sudoríparas que se encuentran más cerca de la superficie de la piel que de la capa de grasa subcutánea. Desde luego, las personas obesas están en desventaja por su exceso de peso corporal, ya que todos los movimientos les exigen un mayor esfuerzo muscular y, por consi- guiente, generan más calor que en las personas delgadas. Además, la obesidad suele reflejar un estilo de vida sedentario que reduce la capacidad aeróbica y dificulta la aclimatación al calor.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Características del ser humano que influyen en la adaptación: Capacidad física

La capacidad aeróbica máxima (VO2max) es probablemente el principal determinante de la capacidad de una persona para realizar un trabajo físico prolongado en condi- ciones de calor. Como se comentaba antes, las diferencias observadas en un principio entre distintos grupos en cuanto a la tolerancia al calor y que se atribuyeron al sexo, la raza o la edad, se achacan ahora a diferencias en la capacidad aeróbica y la aclimatación al calor.
Para conseguir y mantener una buena capacidad física para el trabajo, el sistema de transporte de oxígeno tiene que desafiarse repetidamente mediante un esfuerzo intenso mantenido durante al menos 30 o 40 minutos, 3 o 4 días a la semana. En algunos casos, la actividad laboral proporciona la preparación física necesaria, pero la mayoría de los puestos de trabajo en la industria son menos extenuantes y deben complementarse con un programa de ejercicio regular para adquirir una forma física óptima.
La pérdida de capacidad aeróbica (pérdida de forma física) es relativamente lenta, de manera que la inactividad durante los fines de semanas o durante unas vacaciones de 1 o 2 semanas produce sólo cambios mínimos. Por el contrario, cuando la persona se ve obligada a cambiar su forma de vida durante semanas o meses por una lesión, una enfermedad crónica u otros factores de estrés, se produce una marcada reducción de la capacidad aeróbica en el plazo de semanas o meses.

martes, 3 de noviembre de 2009

Protección contra rayos: Medidas de protección en edificios

En la norma Standard for the Installation of Lightning Protection Systems 780 del NFPA (1995b) se recogen los requisitos en materia de diseño para la protección de los edificios contra rayos. Aunque se sigue investigando la causa exacta de la descarga por rayo, la protección se basa en disponer de un medio para que la descarga del rayo pueda penetrar en la tierra o abandonarla sin dañar los edificios.
Los sistemas de pararrayos tienen pues dos funciones:

• interceptar la descarga del rayo antes de que alcance al edificio,
• proporcionar una vía inofensiva de descarga a tierra.

A tal fin, los edificios deben estar equipados con:
• pararrayos;
• conductores de bajada,
• buenas conexiones a tierra, de 10 ohm o inferiores.

Para más detalles sobre el diseño de protecciones antirrayo en edificios, consúltese el artículo de Davis (1991) en el Fire Protection Handbook del NFPA (Cote, 1991) y el Code of Practice (1992) del British Standards Institute.
Las descargas directas de los rayos pueden dañar cables de transmisión aéreos, transformadores, subestaciones exteriores y otras instalaciones eléctricas. También los equipos de transmi- sión eléctrica pueden recibir voltajes inducidos y sobrevoltajes que, al penetrar en los edificios, den lugar a incendios, destrucción de instalaciones y graves interrupciones de funcionamiento. Para evitarlo, es necesario disponer de disipadores de sobrevoltajes que desvíen a tierra estos picos de voltaje a través de tomas de tierra efectivas.
Los sobrevoltajes transitorios inducidos en cables eléctricos y de comunicación de muchos edificios pueden causar daños en los equipos informáticos de gran sensibilidad, de creciente utilización en el comercio y en la industria. Por esta razón, hay que disponer de una protección transitoria como la descrita en la obra The Protection of Structures Against Lightning del British Standards Institute BS 6651:1992.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Protección contra rayos

El rayo es una de las causas más frecuentes de incendios con víctimas mortales en muchos países del mundo. En Estados Unidos, fallecen cada año unas 240 personas al ser alcanzadas por un rayo.

El rayo es una forma de descarga eléctrica entre las nubes y la Tierra. En la Ficha publicada por la FM sobre este tema (1984) se indica que la intensidad del rayo puede oscilar entre 2.000 y 200.000 A y la diferencia de potencial que se establece entre las nubes y la Tierra puede ser de 5 - 50x106 V.
La frecuencia de los rayos varía según los países y las zonas en función, esencialmente, del número de días de tormenta al año. La magnitud de los daños causados por los rayos depende en gran medida del tipo de suelo, y son mayores en zonas donde la tierra presenta una alta resistividad.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Procesos de soldadura y corte: Medidas de protección y precaución

Manz (1991) en el Fire Protection Handbook del NFPA estudia las buenas prácticas de seguridad, entre las que cita:

• diseño, instalación y mantenimiento adecuado de los equipos de soldadura y corte, y en especial control del almacenamiento de los cilindros de combustible y oxígeno y de posibles fugas de los mismos;
• preparación adecuada de las áreas de trabajo para eliminar todos los peligros de ignición accidental de materiales combustibles próximos;
• riguroso control de todos los procesos de soldadura y corte;
• formación de todos los trabajadores en las prácticas de seguridad
• utilización de ropa ignífuga y protección facial de los trabajadores y las personas que trabajen en sus proximidades,
• ventilación adecuada para evitar que los trabajadores y las personas que trabajen en las proximidades estén expuestos a gases y humos nocivos.


Para soldar o cortar tanques u otros depósitos que han contenido materiales inflamables se requieren unas precauciones especiales. Cabe citar a este respecto la guía Recommended Safe Practices for the Preparation for Welding and Cutting of Containers that have held Hazardous Substances (1988) de la American Welding Society.
Para las zonas de construcción puede resultar útil la guía inglesa Fire Prevention on Construction Sites (1992) del Loss Preven- tion Council, que contiene un modelo de autorización para controlar las operaciones de corte y soldadura aplicable a cualquier planta o instalación industrial. Un modelo de autorización similar se encuentra en las Fichas de la FM para procesos de corte y soldadura (1977).

sábado, 31 de octubre de 2009

Mantenimiento: Personal

El personal que vaya a realizar el trabajo deberá tener la cualificación adecuada (o bien recibirá formación suficiente), y contará con las herramientas e instrumentos apropiados de medición y prueba.

viernes, 30 de octubre de 2009

Mantenimiento: Generalidades

Su finalidad es conservar la instalación eléctrica en la condición adecuada. El mantenimiento puede ser preventivo (es decir, periódico, para evitar paradas y mantener el equipo en condiciones de trabajo normal) o correctivo (es decir, el realizado para sustituir piezas defectuosas).
El trabajo de mantenimiento se clasifica en dos categorías de riesgo:

• trabajo que implica el riesgo de descarga eléctrica, en que deben observarse los procedimientos aplicables al trabajo con tensión y al trabajo en la proximidad de partes activas,
• trabajo en que el diseño del equipo permite realizar algunas operaciones de mantenimiento sin necesidad de aplicar proce- dimientos completos de trabajo con tensión.

jueves, 29 de octubre de 2009

Trabajo en la proximidad de partes con tensión: Protección mediante pantallas, barreras, cerramientos o cubiertas aislantes

: La selección e instalación de estos dispositivos protectores deberá suministrar protección suficiente contra ataques eléctricos y mecánicos predecibles. El equipo deberá estar mantenido a punto y protegido durante el trabajo.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Instalaciones de tratamiento de combustible

Las instalaciones de producción de combustible se sitúan en un nivel industrial anterior a los reactores nucleares y se utilizan para la extracción de mena y la transformación fisicoquímica de uranio en material fisionable para su uso en reactores (Figura 39.9). Estas instalaciones presentan esencialmente riesgos de accidente químico, relacionados con la presencia de hexafluoruro de uranio (UF6), un compuesto gaseoso del uranio que, en contacto con el aire, puede descomponerse y producir ácido fluorhídrico (HF), un gas muy corrosivo.
Entre las instalaciones situadas en un nivel industrial posterior
a los reactores nucleares se encuentran los almacenes y centrales de reprocesamiento de combustible. El reprocesado químico del uranio enriquecido o de plutonio ha originado cuatro acontecimientos límite (Rodrigues 1987). A diferencia de los accidentes en centrales nucleares, en éstos intervinieron cantidades pequeñas de material radiactivo —como mucho, decenas de kilogramos—, sus efectos mecánicos fueron desdeñables y no se produjo ninguna emisión ambiental de radiactividad. La exposición se limitó a una dosis muy alta en un período muy corto (del orden de minutos) de irradiación externa de los trabajadores por rayos gamma y neutrones.
En 1957, un tanque que contenía residuos altamente radiactivos explotó en la primera central militar de producción de plutonio de Rusia, situada en Khyshtym, al sur de los Urales. Se contaminaron más de 16.000 km2 y se emitieron 740 PBq (20 MCi) a la atmósfera (Tablas 39.19 y 39.21).





martes, 27 de octubre de 2009

Centrales nucleares

La transformación de la energía térmica emitida por la fisión atómica es la base de la producción de electricidad a partir de la energía nuclear. Esquemáticamente, puede considerarse que las centrales nucleares constan de: a) un núcleo que contiene el material fisionable (para reactores de agua a presión, de 80 a 120 toneladas de óxido de uranio); b) equipos intercambiadores de calor, que contienen fluidos refrigerantes; c) equipos de transformación de energía térmica en electricidad, similares a los utilizados en otros tipos de centrales energéticas.
Los principales riesgos de estas instalaciones son aumentos intensos y repentinos de energía, que funden el núcleo y emiten productos radiactivos. Se han producido dos accidentes con fusión del núcleo del reactor: en Three Mile Island (1979, Pensilvania, Estados Unidos) y en Chernóbil (1986, Ucrania).
El accidente de Chernóbil fue lo que se denomina un acontecimiento límite: es decir, un repentino (en el espacio de pocos segundos) aumento en la fisión que provoca la pérdida de control del proceso. En este caso, el núcleo del reactor resultó completamente destruido y se liberaron cantidades masivas de materiales radiactivos (Tabla 39.19). Las emisiones alcanzaron una altura de 2 km, lo que favoreció su dispersión a gran distancia (a todos los efectos, todo el hemisferio norte).
El comportamiento de la nube radiactiva resulta difícil de analizar debido a los cambios meteorológicos sucedidos durante el período de emisión (Figura 39.6) (OIEA 1991).
Se elaboraron mapas de contaminación a partir de la medición del cesio-137, uno de los principales productos de emisión radiactiva (Tablas 39.18 y 39.19), en diversos puntos de la atmósfera. Resultaron extremadamente contaminadas extensas zonas de Ucrania, Bielorrusia (Belarús) y Rusia; la repercusión sobre el resto de Europa fue menos significativa (Figuras 39.7
y 39.8 (UNSCEAR 1988). En la Tabla 39.20 se ofrecen datos sobre las superficies contaminadas, las características de la población expuesta y las vías de exposición.
El accidente de Three Mile Island se clasifica como accidente térmico sin escape del reactor principal, y se produjo por un fallo en el refrigerante del núcleo del reactor durante varias horas. Gracias a la carcasa de contención, sólo escapó al medio ambiente una cantidad limitada de material radiactivo, y ello a pesar de la destrucción parcial del núcleo del reactor (Tabla 39.19). Aunque no se dio la orden de evacuar, 200.000 habitantes abandonaron voluntariamente la zona. Por último, en
1957, en la costa occidental de Inglaterra, tuvo lugar un accidente con un reactor de producción de plutonio (Windscale, Tabla 39.19). Este incidente se debió al incendio del núcleo del reactor, que provocó emisiones al medio ambiente por una chimenea de 120 metros de altura.

lunes, 26 de octubre de 2009

ACCIDENTES POR RADIACION: Accidentes en centrales nucleares

Entre las instalaciones pertenecientes a esta categoría se encuentran las centrales energéticas, los reactores experimentales, las plantas de fabricación y de tratamiento y retratamiento de combustible nuclear y los laboratorios de investigación. Los centros militares disponen de reactores de plutonio y de reactores situados en barcos y en submarinos.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Evolución de las lámparas eléctricas

Aunque el progreso tecnológico ha permitido producir diferentes lámparas, los principales factores que han influido en su desarrollo han sido fuerzas externas al mercado. Por ejemplo, la producción de las lámparas de filamentos que se utilizaban a principios de siglo sólo fue posible cuando se dispuso de buenas bombas de vacío y del proceso de trefilado del tungsteno. Con todo, fue la generación y distribución de electricidad a gran escala, para satisfacer la demanda de iluminación eléctrica, la que determinó el crecimiento del mercado. La iluminación eléctrica ofrecía muchas ventajas en comparación con la luz generada por gas o aceite, como la estabilidad de la luz, el escaso mantenimiento, la mayor seguridad que supone no tener una llama desnuda y la ausencia de subproductos locales de combustión.
Durante el período de recuperación que siguió a la segunda Guerra Mundial, lo importante era la productividad. La lámpara fluorescente tubular se convirtió en la fuente de luz dominante porque con ella era posible iluminar fábricas y oficinas sin sombras y comparativamente sin calor, aprove- chando al máximo el espacio disponible. En la Tabla 46.1 se indican los requisitos de vataje y rendimiento lumínico de una lámpara fluorescente tubular típica de 1.500 mm.
En el decenio de 1970 aumentó el precio del petróleo y los costes energéticos se convirtieron en una parte importante de los costes de explotación. El mercado demandaba lámparas fluores- centes que produjesen la misma cantidad de luz con un menor consumo eléctrico, por lo que se perfeccionó el diseño de la lámpara de varias maneras. A medida que se aproxima el fin de siglo, aumenta la conciencia de los problemas ambientales globales. Factores como el mejor aprovechamiento de las mate- rias primas escasas, el reciclaje o la seguridad en el vertido de los productos y la continua preocupación por el consumo de energía (sobre todo de la generada a partir de combustibles fósiles) influyen en el diseño de las lámparas actuales.

martes, 29 de septiembre de 2009

Tipos de luminiscencia: La electroluminiscencia

La electroluminiscencia se produce cuando la luz es generada por una corriente eléctrica que pasa a través de ciertos sólidos, como los materiales fosfóricos. Se utiliza en cuadros de instrumentos y letreros luminosos, pero no ha demostrado ser una fuente de luz práctica para la iluminación de edificios o exteriores.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Tipos de luminiscencia

La fotoluminiscencia se produce cuando la radiación es absorbida por un sólido y reemitida en una longitud de onda diferente. Cuando la radiación reemitida está dentro del espectro visible, el proceso se denomina fluorescencia o fosforescencia.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Diseño arquitectónico: Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (V)

Los sistemas de control basados en un concepción “paterna- lista”, encargados de tomar todas las decisiones que regulan los ambientes interiores, como la iluminación, la temperatura, la ventilación, etcétera, tienden a perjudicar el bienestar psicológico y sociológico de sus ocupantes, quienes ven así disminuida o bloqueada su capacidad para crear condiciones ambientales que se ajusten a sus necesidades. Además, los sistemas de control de este tipo son a veces incapaces de cambiar para adaptarse a las diferentes exigencias ambientales que pueden surgir a consecuencia de cambios en las actividades realizadas en un espacio determinado, en el número de personas que trabajen en el mismo o cambios en el reparto del espacio.
La solución podría consistir en instalar un sistema de control centralizado para el ambiente interior, con controles localizados regulados por los ocupantes. Es una idea muy utilizada en el ámbito de lo visual, donde la iluminación general se comple menta con iluminación más localizada, que debería ampliarse a otros sistemas: calefacción y aire acondicionado generales y localizados, suministros de aire fresco generales y localizados, etcétera.
En resumen, puede decirse que, en cada caso deberá optimizarse una parte de las condiciones ambientales por medio de un control centralizado basado en aspectos de seguridad, salud y cuestiones térmicas economía, mientras que las diferentes condiciones ambientales locales deberán ser optimizadas por el usuario del recinto. Cada usuario tiene necesidades diferentes y reacciona de manera distinta a determinadas condiciones. Es indudable que un compromiso de este tipo entre las diferentes partes aumentará la satisfacción, el bienestar y la productividad.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Diseño arquitectónico: Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (IV)

Si el aire fluye a velocidad reducida a través de un número significativo de estos terminales (sucede cuando los termostatos de diferentes zonas alcanzan la temperatura deseada) y se reduce automáticamente la potencia de los ventiladores que impulsan el aire, pueden surgir dificultades. Por ejemplo, que el flujo total de aire que circula por el sistema sea menor, en algunos casos mucho menor, o incluso que se interrumpa total- mente la “entrada” de aire fresco del exterior. La colocación de sensores que controlen el flujo de aire exterior en el punto de entrada del sistema puede asegurar el mantenimiento de un flujo mínimo de aire fresco en todo momento.
Otro problema habitual es el bloqueo del flujo de aire debido a la colocación de divisiones totales o parciales en el espacio de trabajo. Hay muchos medios de corregir esta situación. Uno de ellos es dejar un espacio abierto en el borde inferior de los tabiques que dividen los cubículos. Otros son la instalación de ventiladores suplementarios y la colocación de rejillas difusoras en el suelo. El uso de ventiloconvectores de inducción ayuda a mezclar el aire y permite el control individualizado de las condiciones térmicas de un espacio determinado. Sin restar importancia a la calidad del aire per se ni a los medios de controlarla, hay que tener en cuenta que para conseguir un ambiente inte- rior confortable debe existir un equilibrio entre los diferentes elementos que afectan al mismo. Cualquier medida que se tome —aunque sea positiva— que afecte sólo a uno de los elementos, sin tener en cuenta el resto, puede romper el equilibrio y dar lugar a nuevas quejas por parte de los ocupantes del edificio. En las Tablas 45.3 y 45.4 se ilustra cómo algunas de estas medidas, cuya finalidad es mejorar la calidad del aire interior, provocan el fallo de otros elementos de la ecuación, de modo que la regulación del ambiente de trabajo puede afectar a la calidad del aire interior.
La calidad del ambiente general de un edificio que se encuentra en la fase de diseño dependerá, en gran medida, de las personas encargadas de su gestión, pero sobre todo de que se adopte una actitud positiva con respecto a los ocupantes del edificio. Para los propietarios del mismo, los ocupantes son los sensores más fiables para calibrar el correcto funcionamiento de las instalaciones destinadas a crear un ambiente interior de calidad.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Diseño arquitectónico: Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (III)

Si resulta que el aire exterior o reciclado está contaminado, las medidas de control que se recomiendan son el filtrado y la depuración. El método más eficaz para eliminar las partículas es utilizar precipitadores electrostáticos y filtros mecánicos de retención (la eficacia de éstos últimos será mayor cuanto más precisa sea su calibración conforme al tamaño de las partículas que se desea eliminar).
La utilización de sistemas capaces de eliminar gases y vapores por absorción y adsorción químicas es una técnica raramente utilizada fuera del sector industrial; con todo, es habitual hallar sistemas que enmascaran el problema de la contaminación, especialmente los olores, por ejemplo, utilizando ambientadores. Otras técnicas para depurar y mejorar la calidad del aire utilizan ionizadores y ozonadores. El mejor principio en la utili- zación de estos sistemas para mejorar la calidad del aire, hasta que se conozcan sus verdaderas propiedades y sus posibles efectos perjudiciales para la salud es la prudencia.
Una vez que el aire ha sido tratado y enfriado o calentado, se reparte por los espacios interiores. Que la distribución del aire sea o no aceptable dependerá, en gran medida, de la elección, el número y la colocación de las rejillas difusoras.
Dadas las diferencias de opinión existentes sobre la eficacia de los distintos procedimientos para mezclar el aire, algunos diseñadores han comenzado a utilizar, en algunas situaciones, sistemas distribuidores de aire que lo reparten a nivel del suelo o desde las paredes, en lugar de las rejillas de difusión colocadas en el techo. En cualquier caso, es preciso planificar cuidadosamente la ubicación de los registros de retorno para evitar cortocircuitar la entrada y salida de aire, lo cual impediría que se mezclase por completo, tal como puede verse en la Figura 45.3.
Según el grado de compartimentación de los espacios de trabajo, la distribución del aire puede presentar diversos problemas. Por ejemplo, es posible que en los espacios abiertos provistos de rejillas de difusión en el techo el aire de la habitación no se mezcle por completo. Y el problema se agrava cuando el sistema de ventilación suministra volúmenes variables de aire. Los conductos de distribución de estos sistemas están provistos de terminales que modifican la cantidad de aire suministrado a dichos conductos en función de los datos recibidos de los termostatos de zona.

martes, 22 de septiembre de 2009

Humo de tabaco ambiental y salud humana: Cáncer de pulmón (II)

Una de las mayores dudas acerca de los datos epidemiológicos recae en la limitada fiabilidad de las respuestas obtenidas al preguntar sobre los hábitos fumadores a los sujetos objeto de estudio o a sus familiares. Habida cuenta de las historias de tabaquismo que proporcionan los casos y controles, parece existir una concordancia general entre las de los padres y las de los cónyuges; no obstante, las tasas de coincidencia con respecto a la duración y la intensidad del consumo de tabaco son bajas (Brownson y cols.
1993; McLaughlin y cols. 1987; McLaughlin y cols. 1990). Varios investigadores han desafiado la fiabilidad de la información proporcionada por los sujetos sobre su hábito de fumar. Como ejemplo de ello, cabe citar la investigación a gran escala realizada en el sur de Alemania. La población del estudio, seleccionada al azar, estaba formada por más de 3.000 mujeres y varones, de 25 a 64 años de edad, a quienes se preguntó sobre sus hábitos fuma- dores en tres ocasiones: en 1984-1985, en 1987-1988 y de nuevo en 1989-1990, recogiendo las tres veces una muestra de orina de cada probando y analizando los niveles de cotinina. Se consideró fumadores a los voluntarios con niveles de cotinina superiores a
20 ng por ml de orina. Entre los 800 exfumadores que afirmaban ser no fumadores, el 6,3 %, el 6,5 % y el 5,2 % presentaban niveles de cotinina superiores a 20 ng/ml durante los tres períodos de tiempo ensayados. El porcentaje de sujetos que afir- maban no haber sido nunca fumadores y que fueron identificados como fumadores, de acuerdo con los análisis de cotinina, era del
0,5 %, 1,0 % y 0,9 % respectivamente (Heller y cols. 1993).
La reducida fiabilidad de los datos obtenidos a través del cuestionario y el número relativamente limitado de no fumadores con cáncer de pulmón que no estuvieron expuestos a cancerígenos en sus lugares de trabajo indican que es necesario realizar un estudio epidemiológico prospectivo con valoración de indica- dores biológicos (p. ej., cotinina, metabolitos de hidrocarburos aromáticos polinucleares o metabolitos de la NNK en la orina) para llevar a cabo una evaluación concluyente de la cuestión de la causalidad entre el tabaquismo involuntario y el cáncer de pulmón. Aunque estos estudios prospectivos con indicadores biológicos suponen un esfuerzo importante, son fundamentales para responder los interrogantes en materia de exposición cuyas implicaciones sobre la salud pública son notables.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Humo de tabaco ambiental y salud humana: Cáncer de pulmón (I)

En 1985, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) revisó la asociación entre la exposición pasiva al humo de tabaco y el cáncer de pulmón en las personas no fuma- doras. Si bien en algunos estudios todos los no fumadores con cáncer de pulmón que habían comunicado exposición al HTA fueron entrevistados personalmente y habían proporcionado información detallada sobre la exposición (US National Research Council 1986; US EPA 1992; US Inspector general de Sanidad de EE. UU. 1986; Kabat y Wynder 1984), la IARC llegó a la siguiente conclusión:
Las observaciones que se han hecho hasta ahora sobre las personas no fumadoras son compatibles con un aumento del riesgo por tabaquismo ‘pasivo’ o una ausencia de riesgo. Con todo, el conocimiento de la naturaleza del humo de flujo central y del humo de flujo lateral, de los materiales absorbidos durante el tabaquismo ‘pasivo’ y de la relación cuantitativa entre la dosis y el efecto que habitualmente se observa en la exposición a cancerígenos lleva a la conclusión de que el tabaquismo pasivo da lugar a un cierto riesgo de padecer cáncer (IARC 1986).
Por tanto, existe una dicotomía evidente entre los datos experimentales que respaldan la idea de que el HTA entraña un riesgo de padecer cáncer, y los datos epidemiológicos, que no son concluyentes en lo que se refiere a la exposición al HTA y el riesgo de cáncer. Los datos experimentales, incluidos los estudios con indicadores biológicos, han reforzado aún más la teoría de que el HTA es cancerígeno, como se comentó anteriormente. Analizaremos ahora hasta qué punto los estudios epidemioló- gicos que se han completado desde el citado informe de la IARC han contribuido a aclarar la cuestión del cáncer de pulmón y el HTA.
Basándose en los primeros estudios epidemiológicos y en unos 30 estudios publicados después de 1985, la exposición de los no fumadores al HTA constituyó un factor de riesgo de cáncer de pulmón inferior a 2,0, en relación con el riesgo de un no fumador sin exposición importante al HTA (US Environmental Protection Agency 1992; Kabat y Wynder 1984; IARC 1986; Brownson y cols. 1992; Brownson y cols. 1993). Pocos o ninguno de estos estudios epidemiológicos cumplen los criterios de causalidad en la asociación entre un factor ambiental o profesional y el cáncer de pulmón. Los criterios que cumplen estos requisitos son:
1. un grado de asociación bien establecido (factor de riesgo 3);
2. capacidad de reproducción de la observación en una serie de estudios;
3. concordancia entre la duración de la exposición y el efecto,
4. verosimilitud biológica.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Humo de tabaco ambiental y salud humana: Otros trastor nos además del cáncer

La exposición prenatal al HC, al HTA, o a ambos, y la exposición posnatal precoz al HTA aumentan la probabilidad de que aparezcan complicaciones durante las infecciones respiratorias virales en los niños durante su primer año de vida.
En las publicaciones científicas se hallan varias docenas de informes clínicos procedentes de varios países, en los que se observa que los hijos de padres fumadores, sobre todo los menores de dos años de edad, presentan un aumento de la incidencia de enfermedades respiratorias agudas (US Environ- mental Protection Agency 1992; Inspector general de Sanidad de EE.UU. 1986; Medina y cols. 1988; Riedel y cols. 1989). En otros estudios también se describe un aumento de las infecciones del oído medio en niños expuestos al humo de los cigarri- llos consumidos por los padres. La elevación de la prevalencia de derrame del oído medio atribuible al HTA causó un aumento de la hospitalización de niños pequeños para ser sometidos a inter- vención quirúrgica (US Environmental Protection Agency 1992; Inspector general de Sanidad de EE.UU. 1986).
En los últimos años, debido a la existencia de suficiente número de pruebas clínicas, se ha llegado a la conclusión de que el tabaquismo pasivo está asociado a un aumento de la gravedad del asma en los niños que ya padecen la enfermedad, y de que es más probable la aparición de nuevos casos de asma infantil
(US Environmental Protection Agency 1992).
En 1992, la US Environmental Protection Agency (1992) revisó de forma exhaustiva los estudios sobre síntomas respiratorios y función pulmonar en adultos no fumadores expuestos a HTA y se llegó a la conclusión de que el tabaquismo pasivo tiene efectos sutiles pero estadísticamente significativos sobre la salud respiratoria de los adultos no fumadores.
Las publicaciones acerca del efecto del tabaquismo pasivo sobre las enfermedades respiratorias o coronarias en trabajadores son muy escasas. Los varones y las mujeres expuestos al HTA en el lugar de trabajo (oficinas, bancos, instituciones académicas, etc.) durante diez o más años presentaban un deterioro de la función pulmonar (White y Froeb 1980; Masi y cols. 1988).





viernes, 18 de septiembre de 2009

Indicadores biológicos de la captación de HTA por las personas no fumadoras (II)

El cancerígeno de la vejiga urinaria 4-aminobifenilo, que se transfiere del humo del tabaco al HTA, ha sido identificado como un aducto de la hemoglobina en los fumadores pasivos en concentraciones de hasta el 10 % del nivel medio de aductos hallado en los fumadores (Hammond y cols. 1993). En la orina de sujetos no fumadores que han estado expuestos en un laboratorio de ensayo a altas concentraciones de HL se han determinado valores de hasta el 1 % de los niveles medios de un metabolito del cancerígeno derivado de la nicotina 4-(metilnitrosamina)-1-(3-piridilo)-1-butanona (NNK), presente en la orina de los fumadores de cigarrillos (Hecht y cols. 1993). Aunque el último método de indicadores biológicos no ha sido aplicado todavía en estudios de campo, se muestra prometedor como indicador apropiado de la exposición de los sujetos no fumadores a un cancerígeno pulmonar específico del tabaco.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Indicadores biológicos de la captación de HTA por las personas no fumadoras (I)

Aunque muchos trabajadores no fumadores están expuestos al HTA en el lugar de trabajo, en restaurantes, en sus propios domi- cilios o en otros espacios cerrados, es prácticamente imposible valorar la captación real de HTA por un individuo. La exposición al HTA puede determinarse de forma más exacta cuantificando los constituyentes específicos del humo de tabaco o sus metabolitos en los líquidos fisiológicos o en el aire exhalado. Si bien se han examinado varios parámetros, como el CO en el aire exhalado, la carboxihemoglobina en sangre, el tiocianato (un metabolito del cianuro de hidrógeno) en la saliva o en la orina, o la hidroxiprolina y la N-nitrosoprolina en la orina, sólo tres determinaciones son en realidad útiles para evaluar la captación de HTA por las personas no fumadoras, las cuales nos permiten distinguir la exposición pasiva al humo de tabaco de la exposición de los fumadores activos y de los no fumadores no expuestos al humo de tabaco.
El indicador biológico más utilizado para la exposición al HTA de los no fumadores es la cotinina, un metabolito principal de la nicotina. Se determina mediante cromatografía de gases o por radioinmunoanálisis en sangre o, preferiblemente, en orina,
y refleja la absorción de nicotina a través del pulmón y de la cavidad oral. Unos pocos mililitros de la orina de los fumadores pasivos son suficientes para determinar la cotinina mediante uno de los dos métodos. En general, un fumador pasivo presenta unos niveles de cotinina de 5 a 10 ng/ml de orina; no obstante, en ocasiones se han encontrado valores superiores en no fumadores que estuvieron expuestos a altas concentraciones de HTA durante un período de tiempo prolongado. Se ha establecido una respuesta a la dosis entre la duración de la exposición al HTA y la excreción urinaria de cotinina (Tabla 44.9, Wald y cols. 1984). En la mayoría de los estudios de campo, la cotinina urinaria de los fumadores pasivos alcanza niveles de entre el 0,1 y el 0,3 % de las concentraciones medias encontradas en la orina de los fumadores; con todo, en exposiciones prolon- gadas a altas concentraciones de HTA, los niveles de cotinina han alcanzado valores de hasta el 1 % de los niveles cuantificados en la orina de los fumadores activos (US National Research Council 1986; IARC 1987b; US Environmental Protection Agency 1992).

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Naturaleza fisicoquímica de humo de tabaco ambiental: HTA en el aire interior

Aunque el HL no diluido contiene cantidades más elevadas de componentes tóxicos y cancerígenos que el HC, el HL inhalado por los no fumadores se encuentra muy diluido en el aire y sus propiedades están alteradas a causa de la degradación de algunas especies reactivas. En la Tabla 44.8 se exponen datos referidos a agentes tóxicos y cancerígenos presentes en muestras de aire interior con varios grados de contaminación por humo de tabaco
(Hoffmann y Hecht 1990; Brunnemann y Hoffmann 1991; Luceri y cols. 1993). La dilución del HL en el aire tiene un impacto significativo sobre las características físicas de este aerosol. En general, la distribución de diversos agentes entre la fase de vapor y la fase particulada está alterada a favor de la primera. Las partículas en el HTA son más pequeñas (0,2 ) que en el HC ( 0,3 ) y los valores pH del HL (pH 6,8  8,0) y del HTA son mayores que el pH del HC (5,8  6,2; Brunnemann y Hoffmann 1974). En consecuencia, entre el 90 y el 95 % de la nicotina está presente en la fase de vapor del HTA (Eudy y cols. 1986). De forma similar, otros componentes básicos, como los alcaloides menores de la Nicotiana, así como las aminas y el amoníaco, están presentes sobre todo en la fase de vapor del HTA (Hoffmann y Hecht 1990; Guerin y cols. 1992).

lunes, 14 de septiembre de 2009

Reducción de los problemas con el sueño: Alimentación

Aunque no existen pruebas de que la alimentación influya en la adaptación al trabajo nocturno (Rosa y cols. 1990), se han ofrecido algunos consejos prudentes:
• Mientras se trabaje en el turno de noche, la comida principal debe hacerse antes de las 01:00 horas y ser más rica en proteínas que en carbohidratos, además de baja en grasas.
• Se recomienda tomar un refrigerio consistente en fruta fresca o productos lácteos entre las 04:00 y las 04:15 horas.
• Es mejor hacer las comidas a horarios regulares.
• Deben evitarse las comidas copiosas justo antes de irse a la cama. El trabajador debe aprender a interpretar las señales de su organismo y a juzgar su bienestar digestivo y sus niveles energéticos (Community Health Network 1984; Wedder- burn 1991; Knauth y cols. 1991).

domingo, 13 de septiembre de 2009

Reducción de los problemas con el sueño

No existen fórmulas mágicas para que las personas que trabajan por turnos concilien con rapidez el sueño y duerman profundamente. Lo que vale para una persona quizás no funcione con otra.
Con todo, pueden ofrecerse algunos consejos útiles, particularmente para dormir el día siguiente a una jornada de trabajo nocturna:
• Pedir a los miembros de la familia que utilicen auriculares para oír la radio o ver la televisión, e instalar un teléfono provisto de contestador automático silencioso. Desconectar el timbre de la puerta.
• Comunicar el horario laboral a los miembros de la familia y evitar la realización de las labores domésticas ruidosas durante el tiempo previsto para dormir.
• Amortiguar los efectos de la iluminación y los ruidos exteriores colocando cortinas gruesas de tonalidades oscuras, puertas insonorizadas y aire acondicionado.
• Utilizar tapones para los oídos y una mascarilla para dormir, y abstenerse de ingerir bebidas que contengan cafeína desde cinco horas antes de la hora de irse a dormir.
• Si el vecindario es ruidoso, habría que considerar la posibilidad de mudarse a un barrio más tranquilo.

El trabajador debe abstenerse de recurrir al alcohol para concitar el sueño, además de tomarse el tiempo preciso para relajarse al finalizar la jornada de trabajo (Community Health Network 1984; Monk 1984; Wedderburn 1991).
En los casos en que está en juego la seguridad, algunos autores recomiendan las “siestas reparadoras” durante el turno de noche para superar el nivel mínimo nocturno circadiano deatención (Andlauer y cols. 1982). Muchas empresas japonesas que trabajan ininterrumpidamente permiten estos descansos durante el turno de noche (Kogi 1981).

sábado, 12 de septiembre de 2009

Comunicación

No hay que descuidar la dimensión social de las pausas para descansar por lo que respecta a la comunicación entre los traba- jadores. Existe una contradicción entre la recomendación, fisioló- gicamente justificada, de observar pequeñas pausas en medio de un trabajo físico pesado, y el deseo de los trabajadores de reunirse con sus compañeros en áreas de descanso. Esto obliga a buscar un punto de equilibrio.
Hettinger (1993) ha postulado las reglas siguientes para mejorar la estructura de las pausas para descansar:
• La primera parte del período de descanso produce el mayor grado de recuperación, lo que explica la eficacia de las pausas breves, esto es, que muchas pausas breves sean más aconseja- bles para la recuperación que un menor número de pausas prolongadas.
• Hay algunas excepciones a la regla. En efecto, la pausa para refrescar que sigue a un período de trabajo en un ambiente

caluroso debe producirse en un recinto con un ambiente neutro durante un mínimo de 10 minutos. El período de calen- tamiento siguiente a un tiempo de trabajo en un ambiente frío
(15 a 30 ºC) se debe producir igualmente en un recinto con clima neutro durante no menos de 30 minutos. Por su parte, el período de descanso siguiente a un tiempo de trabajo en un medio sumamente ruidoso debe transcurrir durante un tiempo relativamente prolongado en un recinto con un nivel de ruido inferior a 70 dB(A). Estos períodos de descanso son dudosos, si se tiene en cuenta que, si el tiempo de exposición se reduce a la mitad, el volumen de ruido sólo se reduce en unos 3 dB(A).
• La frecuencia y duración de la pausa de descanso están en función del nivel de dificultad del esfuerzo físico o mental. Por lo que respecta al esfuerzo físico, cuando éste implica un consumo de energía superior al límite de resistencia aceptable, aunque inferior a 40 KJ/min, el período de descanso puede programarse dentro del turno de trabajo. En cambio, cuando implica un consumo de energía superior a 40 KJ/min, el período de descanso debe situarse inmediatamente después de realizar la tarea, dado el incremento exponencial de la fatiga.

• Las “pseudoactividades” (pausas encubiertas) no deben reducir la eficacia de los períodos de descanso. Esto se debe poner en conocimiento de los trabajadores y sus superiores.


Las pausas para comidas deben tener una duración mínima de 15 minutos.
Para más información sobre los períodos de descanso siguientes al esfuerzo muscular, véase Laurig (1981), y respecto a las pausas posteriores a un esfuerzo mental, véase Luczak (1982).

jueves, 10 de septiembre de 2009

Características del ser humano que influyen en la adaptación: Edad

Las poblaciones industriales muestran generalmente un declive gradual en la tolerancia al calor a partir de los 50 años de edad. Existen algunas evidencias de una reducción con la edad de la vasodilatación periférica (ampliación de la cavidad de los vasos sanguíneos de la piel) y la tasa máxima de sudoración, pero estos cambios pueden atribuirse principalmente a una menor actividad física y a una mayor acumulación de grasa corporal. La edad no parece reducir la tolerancia al calor ni la capa- cidad de aclimatación si la persona mantiene un alto nivel de

acondicionamiento aeróbico. Con todo, el envejecimiento de la población se asocia a una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares y otras patologías que pueden reducir la tolerancia individual al calor.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Características del ser humano que influyen en la adaptación: Etnicidad.

Aunque los distintos grupos étnicos proceden de climas diferentes, existen pocas pruebas de diferencias intrínsecas o genéticas en la respuesta al estrés por calor. Todos los seres humanos parecen funcionar como animales tropicales; su capacidad de vivir y trabajar en un rango de condiciones térmicas refleja su adaptación mediante conductas complejas y el desarrollo de la tecnología. Las diferencias étnicas en las respuestas al estrés térmico están probablemente más relacionadas con las dimensiones corporales y el estado nutricional que con los rasgos intrínsecos de cada raza.

martes, 8 de septiembre de 2009

Características del ser humano que influyen en la adaptación: Dimensiones corporales.

Los niños y los adultos de muy pequeño tamaño presentan dos desventajas potenciales para el trabajo en ambientes calurosos. En primer lugar, el trabajo impuesto externamente representa un carga relativa mayor para un organismo con poca masa muscular, ya que provoca un mayor aumento de la temperatura interna del organismo y la aparición más rápida de fatiga. Además, la mayor proporción entre superficie y masa corporal de las personas de talla pequeña puede constituir una desventaja en condiciones de extremo calor. En conjunto, estos factores explican por qué los hombres que pesan menos de 50 kg corren un mayor riesgo de sufrir un trastorno por calor cuando realizan actividades mineras a grandes profundidades.
Sexo. Los primeros estudios de laboratorio realizados en mujeres parecieron demostrar que éstas eran relativamente intolerantes al calor en comparación con los hombres. Por lo demás, ahora sabemos que casi todas las diferencias pueden explicarse por las dimensiones corporales y los niveles adquiridos de capa- cidad física y aclimatación al calor. No obstante, existen algunas ligeras diferencias entre los dos sexos en cuanto a los mecanismos de disipación del calor: las tasas máximas de sudoración son más elevadas en el hombre y pueden aumentar su tolerancia en ambientes extremadamente calurosos y secos, mientras que las mujeres están mejor capacitadas para suprimir una sudoración excesiva y, por tanto, para conservar el agua corporal y el calor, en ambientes calurosos y húmedos. Aunque el ciclo menstrual se asocia a un cambio en la temperatura basal del organismo y altera ligeramente las respuestas termorreguladoras de la mujer, estos ajustes fisiológicos son demasiado pequeños para influir en la tolerancia al calor y en la eficiencia de la regulación térmica en situaciones laborales reales.
Cuando se tiene en cuenta el físico y la preparación física de la persona, hombres y mujeres son esencialmente similares en sus respuestas al estrés por calor y en su capacidad de aclimatación al trabajo en ambientes calurosos. Por este motivo, la selección de trabajadores para puestos de trabajo en ambientes calurosos debe basarse en la salud y la forma física de cada persona, no en el sexo. Las personas de talla muy pequeña y sedentarias, sea cual sea su sexo, tolerarán peor la exposición al calor en el trabajo.
El efecto del embarazo en la tolerancia al calor de la mujer no está claro, pero la alteración de los niveles hormonales y las mayores demandas circulatorias que el feto impone a la madre pueden aumentar su susceptibilidad al desmayo. La hipertermia maternal severa (sobrecalentamiento) causada por una enfermedad parece aumentar la incidencia de malformaciones fetales, pero no existen pruebas de un efecto similar causado por estrés térmico en el trabajo.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Procesos de soldadura y corte: Procesos con gas combustible-oxígeno

El calor de combustión del gas y del oxígeno se utiliza para generar llamas de elevada temperatura y fundir metales que se van a unir o cortar. Manz (1991) indica que el acetileno es el gas combustible más utilizado por su elevada temperatura de llama, 3.000 C aproximadamente.
La presencia de un combustible y de oxígeno a alta presión presenta un peligro adicional: la fuga de estos gases de sus cilindros de almacenamiento. Es importante recordar que muchos materiales que no entran en combustión o lo hacen lentamente en el aire, sí arden violentamente en oxígeno puro.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Procesos de soldadura y corte: Procesos eléctricos

La soldadura y el corte por arco eléctrico son procesos en los que interviene la electricidad para generar el arco, que es la fuente de calor necesaria para fundir y unir metales. Los destellos de chispas son habituales, por lo que es necesario proteger a los trabajadores contra ellos, así como contra la electrocución y la intensa radiación por arco.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Procesos de soldadura y corte

En las Fichas de previsión de pérdidas (1977) de la Factory Mutual Engineering Corporation (FM) se asegura que cerca del 10% de las pérdidas de bienes industriales se deben a accidentes en los que intervienen procesos de soldadura y corte de materiales, por lo general metales. Está claro que las elevadas temperaturas nece- sarias para fundir los metales pueden provocar un incendio, al igual que las chispas que generan muchos de estos procesos.
Las Fichas de la FM (1977) indican que los materiales que más veces se encuentran en los incendios causados por procesos de soldadura y corte son líquidos inflamables, depósitos de aceite, polvos combustibles y madera. Los entornos en que se producen este tipo de accidentes suelen ser instalaciones de almacenamiento, zonas en construcción de edificios, instalaciones en reparación y sistemas de tratamiento de residuos.
Las chispas generadas en procesos de soldadura y corte pueden saltar hasta distancias de 10 m y caer sobre materiales combustibles donde provocan una combustión sin llama y poste- riormente un incendio con llama.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Trabajo en la proximidad de partes con tensión: Generalidades

El trabajo en la proximidad de partes activas, con tensiones nominales superiores a 50 VCA ó 120 VCC sólo será realizado cuando se hayan adoptado medidas de seguridad que garanticen la imposibilidad de tocar las partes con tensión o de entrar en la zona activada. Para ello se pueden emplear pantallas, barreras, cerramientos o cubiertas aislantes.
Antes de comenzar el trabajo, la persona nombrada para controlar el trabajo instruirá a los trabajadores, en particular a los no familiarizados con el trabajo en la proximidad de partes con tensión, con las distancias de seguridad que deben observarse en el lugar de trabajo, las prácticas principales de seguridad y la necesidad de un comportamiento que garantice la seguridad de todo el equipo de trabajo. Los límites del lugar de trabajo estarán definidos con precisión, marcados y señalizados para atraer la atención sobre las condiciones de trabajo no habituales. La información se repetirá las veces que sea necesario, en particular cuando haya cambios en las condiciones de trabajo.
Los trabajadores deberán cerciorarse de que ninguna parte de su cuerpo ni ningún objeto invada la zona activada. Se adop- tarán precauciones especiales cuando se manipulen objetos largos, por ejemplo, herramientas, puntas de cable, tuberías y escaleras.

martes, 1 de septiembre de 2009

Trabajo con tensión: Organización del trabajo

El trabajo deberá prepararse por adelantado; la preparación se presentará por escrito cuando el trabajo sea complejo. La instalación en general, y la sección donde se vaya a ejecutar el trabajo en particular, deberá mantenerse en el estado definido durante la preparación. La persona nombrada para controlar el trabajo informará a la que controla la instalación eléctrica sobre la naturaleza del trabajo, el lugar de la instalación donde será ejecutado el trabajo y la duración estimada del mismo. Antes de comenzar el trabajo, deberá explicarse a los trabajadores la naturaleza de éste, las medidas de seguridad importantes, el papel de cada trabajador, y las herra- mientas y equipos que se van a utilizar.
Existen procedimientos específicos para instalaciones de muy baja tensión, de baja tensión y de alta tensión.

lunes, 31 de agosto de 2009

Trabajo con tensión: Condiciones atmosféricas

Se aplican restricciones al trabajo con tensión en condiciones atmosféricas adversas, puesto que las propiedades de los aislantes, la visibilidad y la movilidad del trabajador quedan disminuidas.

sábado, 29 de agosto de 2009

ACCIDENTES POR RADIACION: Descripción, fuentes y mecanismos


Aparte del transporte de materiales radiactivos, existen tres situaciones en las que pueden producirse accidentes por radiación:
• utilización de reacciones nucleares para producir energía o armas, o para la investigación;
• aplicaciones industriales de la radiación (gammagrafía, irradiación),
• medicina de investigación y medicina nuclear (diagnóstico o terapia).

Los accidentes por radiación pueden clasificarse en dos grupos, atendiendo a si se produce o no emisión o dispersión de radionúclidos en el medio ambiente; cada uno de ellos afecta a poblaciones diferentes.
La magnitud y duración del riesgo de exposición para la población en general depende de la cantidad y características
(semivida, propiedades fisicoquímicas) de los radionúclidos liberados al medio ambiente (Tabla 39.18). Este tipo de contamina- ción se produce cuando, en centrales nucleares o industriales o en instalaciones médicas, se rompe alguna de las barreras de contención que separan los materiales radiactivos del medio ambiente. Si no tiene lugar una emisión al entorno, sólo resultarán expuestos a la radiación los trabajadores presentes en la instalación o los que manipulan los equipos o materiales radiactivos.
La exposición a la radiación ionizante puede producirse por tres vías, independientemente de que el grupo diana se componga de trabajadores o de población en general: irradiación externa, irradiación interna y contaminación de piel y heridas.
La irradiación externa tiene lugar cuando las personas se ven expuestas a una fuente de radiación exterior al cuerpo, ya sea concentrada (radioterapia, fuentes de radiación) o difusa (nubes radiactivas y lluvia radiactiva, Figura 39.5). La irradiación puede ser parcial y afectar sólo a una parte del cuerpo, o total y extenderse a todo él.
Se produce irradiación interna cuando se introducen sustan- cias radiactivas en el organismo (Figura 39.5), ya sea por inhala- ción de partículas radiactivas presentes en el aire (por ejemplo cesio 137 o iodo 131, contenidos en la nube de Chernóbil), o por ingestión de materias radiactivas presentes en los alimentos
(como iodo 131 en la leche). La irradiación interna puede afectar a todo el cuerpo o sólo a determinados órganos, dependiendo de la naturaleza de los radionúclidos: el cesio 137 se distribuye de forma homogénea por todo el cuerpo, en tanto que el iodo 131 y el estroncio 90 se concentran respectivamente en la glándula tiroides y en los huesos.
Por último, puede producirse también una exposición por contacto directo de las sustancias radiactivas con la piel y las heridas.

viernes, 28 de agosto de 2009

Convenio internacional para la prevención de la contaminación causada por buques, 1973, modificado por el Protocolo de 1978 (III)

Aunque la bibliografía especializada en derrames químicos es muy amplia, la parte dedicada a la descripción de sus consecuen- cias ecológicas es pequeña. En su mayoría se trata de estudios de casos. Las descripciones de derrames reales se centran en los problemas para la salud y la seguridad humanas, y se limitan a describir en términos generales las consecuencias ecológicas. Las sustancias químicas se integran en el medio ambiente fundamen- talmente a través de la fase líquida. Sólo en pocos casos los acci- dentes que tuvieron consecuencias ecológicas afectaron inmediatamente a los seres humanos, y los efectos sobre el medio ambiente no fueron motivados por las mismas sustancias o por las mismas vías de escape.
Los controles realizados para prevenir los riesgos para la salud y la vida humana derivados del transporte de materiales peligrosos contemplan: las cantidades transportadas, la dirección y control de los medios de transporte, la trayectoria, la autoridad en los puntos de intercambio y de concentración, y los asenta- mientos cercanos a tales zonas. Es necesario seguir investigando cuestiones relacionadas con los criterios de riesgo, la cuantificación del riesgo y la equivalencia del riesgo. El Health and Safety Executive del Reino Unido ha desarrollado un servicio de datos denominado “Servicio de Datos del Major Incident Data Service” (MHIDAS), una base de datos de los incidentes químicos más graves de todo el mundo. Actualmente, esa base contiene información sobre más de 6.000 incidentes.

jueves, 27 de agosto de 2009

Convenio internacional para la prevención de la contaminación causada por buques, 1973, modificado por el Protocolo de 1978 (II)

Es necesario elaborar planes de emergencia para reaccionar ante un accidente grave con sustancias peligrosas tanto durante el transporte como en instalaciones fijas. La tarea de planificación se ve dificultada por el hecho de que no se sabe de antemano dónde va a producirse Justificar a ambos ladosun accidente, lo que exige una planificación flexible. No puede preverse qué sustancias intervendrán en un accidente de transporte. Por la naturaleza del incidente, pueden mezclarse varios productos en un mismo lugar y ocasionar considerables problemas a los servicios de emergencia. El incidente puede tener lugar en una zona altamente urbanizada, aislada o rural, muy industrializada o comercial. Otro factor es la población transeúnte que pueda verse envuelta sin saberlo, ya sea porque el accidente ocasione una caravana en la carretera o porque se detengan trenes de pasajeros debido a un accidente de ferrocarril.
Es necesario, por tanto, desarrollar planes locales y nacionales para reaccionar ante tales sucesos. Los planes deben ser senci- llos, flexibles y fáciles de comprender. Dado que los accidentes graves de transporte pueden producirse en muchos lugares, el plan debe adecuarse a todas las localizaciones posibles. Para que el plan funcione eficazmente en todo momento y en localidades tanto rurales y aisladas como urbanas y superpobladas, todas las organizaciones que participen en la respuesta al accidente deben actuar con flexibilidad, sin dejar de respetar por ello los princi- pios básicos de la estrategia general.
Los primeros en acudir deben recabar la mayor cantidad posible de información para determinar la índole del peligro. La reacción más adecuada vendrá determinada por la naturaleza del incidente: si se trata de un derrame, un incendio, un escape tóxico o una combinación de los anteriores. Los servicios de emergencia deben conocer los sistemas nacionales e internacio- nales de señalización de los vehículos que transportan sustancias y materiales peligrosos, y tener acceso a alguna de las bases de datos nacionales e internacionales que pueden ayudar a identi- ficar el peligro y los problemas conexos.
Es vital controlar rápidamente el incidente. La cadena de mando debe estar claramente identificada, aunque puede cambiar en el curso del suceso, pasando de los servicios de emergencia a la policía o al gobierno civil de la localidad afectada. El plan debe permitir reconocer los efectos para la población, tanto para las personas que trabajen o residan en la zona potencialmente afectada como para las que pasen por allí. Hay que recurrir a expertos en asuntos de salud pública para que asesoren tanto sobre la gestión inmediata del incidente como sobre los posibles efectos para la salud a largo plazo, directos e indirectos (a través de la cadena alimentaria). Deben determinarse puntos de contacto para obtener asesoramiento sobre la contaminación ambiental de cursos de agua y otros puntos, así como sobre la repercusión de las condiciones climáticas en el movimiento de nubes de gas. Entre las medidas de reacción, los planes deben contemplar la posibilidad de evacuación. No obstante, las propuestas deben ser flexibles, pues puede ocurrir que haya que considerar cuestiones en materia de costes y beneficios, tanto en la gestión del incidente como en términos de salud pública. Se debe definir con toda claridad la política a seguir para mantener a los medios de comunicación plenamente informados, así como las medidas que se adoptarán para mitigar los efectos del accidente. La información debe ser exacta y oportuna, y el portavoz debe conocer el plan de respuesta global y tener acceso a expertos para responder a preguntas especializadas. Unas relaciones inadecuadas con los medios de comuni- cación pueden trastornar la gestión del suceso y provocar comentarios desfavorables, y a veces injustificados, sobre la respuesta global al episodio. Todo plan debe incluir ejercicios adecuados de simulacros de catástrofes, que permiten a los distintos organismos participantes conocer los puntos fuertes y débiles en la organización de los demás. Son necesarios tanto los ejercicios con maquetas como los físicos.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Tipos de luz: Descarga eléctrica

La descarga eléctrica es una técnica utilizada en las modernas fuentes de luz para el comercio y la industria, debido a que la producción de luz es más eficaz. Algunos tipos de lámparas combinan la descarga eléctrica con la fotoluminiscencia.
Una corriente eléctrica que pasa a través de un gas excita los átomos y moléculas para emitir radiación con un espectro característico de los elementos presentes. Normalmente se utilizan dos metales, sodio y mercurio, porque sus características dan lugar a radiaciones útiles en el espectro visible. Ninguno de estos metales emite un espectro continuo y las lámparas de descarga tienen espectros selectivos. La reproducción del color nunca será idéntica a la obtenida con espectros continuos. Las lámparas de descarga suelen dividirse en las categorías de baja o alta presión, aunque estos términos sólo son relativos, y una lámpara de sodio de alta presión funciona a menos de una atmósfera.