domingo, 7 de junio de 2009

Prevención del golpe de calor

Para prevenir un golpe de calor, deben tenerse en cuenta numerosos factores humanos, como la aclimatación, la edad, la anatomía, el estado de salud en general, la ingesta de agua y sales, la vestimenta, las peculiaridades de los cultos religiosos y la ignorancia o la propensión a ignorar las normas que tienen como finalidad promover la salud pública.
Antes de realizar un esfuerzo físico en un ambiente caluroso, los trabajadores, los atletas o los peregrinos deben ser informados de la carga de trabajo y el nivel de estrés por calor que tendrán que soportar, así como los riesgos de un golpe de calor. Antes de arriesgarse a realizar una actividad física intensa y/o a exponerse
a altas temperaturas, se recomienda un período de aclimatación. El nivel de actividad debe corresponderse con la temperatura ambiente y el esfuerzo físico debe evitarse o al menos reducirse al mínimo durante las horas más calurosas del día. Cuando se realiza un esfuerzo físico, es esencial tener libre acceso a agua. Puesto que con el sudor se pierden electrolitos y la posibilidad de ingesta voluntaria de agua puede estar limitada, retrasando así la reposición de líquidos para evitar la deshidratación térmica, tras una intensa sudoración deben también reponerse los electrolitos. La utilización de un ropa adecuada es otra medida importante. Las prendas fabricadas con tejidos que absorben el agua y son permeables al aire y al vapor de agua facilitan la disipación del calor.

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