domingo, 26 de julio de 2009

PREVENCION DEL ESTRES POR CALOR

Aunque el ser humano tiene una capacidad considerable para compensar el estrés por calor que ocurre en condiciones natu- rales, muchos entornos profesionales y/o actividades físicas exponen a los trabajadores a unas temperaturas demasiado elevadas que suponen un riesgo para su salud y productividad. En este artículo se describen las técnicas que pueden utilizarse para reducir la incidencia de los trastornos provocados por el calor y su gravedad. Las intervenciones se dividen en cinco cate- gorías: aumentar la tolerancia al calor de las personas expuestas, aseguºrar una reposición puntual de los líquidos y electrolitos perdidos, modificar las prácticas de trabajo para reducir la carga de calor por esfuerzo, controlar las condiciones climáticas y utilizar prendas protectoras.
Cuando se evalúa el nivel de exposición al calor y se preparan estrategias preventivas, no deben ignorarse los factores ajenos al lugar de trabajo que pueden influir en la tolerancia térmica. Por ejemplo, la carga fisiológica total y la susceptibilidad potencial a los trastornos por calor será mucho mayor si el estrés por calor continúa fuera de las horas de trabajo, ya sea por realizar un segundo trabajo, realizar actividades recreativas extenuantes o residir en barrios especialmente calurosos. Además, el estado nutricional y el grado de hidratación reflejan pautas de alimenta- ción o ingestión de líquidos que también pueden variar según la estación o las prácticas religiosas.

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