lunes, 31 de agosto de 2009

Trabajo con tensión: Condiciones atmosféricas

Se aplican restricciones al trabajo con tensión en condiciones atmosféricas adversas, puesto que las propiedades de los aislantes, la visibilidad y la movilidad del trabajador quedan disminuidas.

sábado, 29 de agosto de 2009

ACCIDENTES POR RADIACION: Descripción, fuentes y mecanismos


Aparte del transporte de materiales radiactivos, existen tres situaciones en las que pueden producirse accidentes por radiación:
• utilización de reacciones nucleares para producir energía o armas, o para la investigación;
• aplicaciones industriales de la radiación (gammagrafía, irradiación),
• medicina de investigación y medicina nuclear (diagnóstico o terapia).

Los accidentes por radiación pueden clasificarse en dos grupos, atendiendo a si se produce o no emisión o dispersión de radionúclidos en el medio ambiente; cada uno de ellos afecta a poblaciones diferentes.
La magnitud y duración del riesgo de exposición para la población en general depende de la cantidad y características
(semivida, propiedades fisicoquímicas) de los radionúclidos liberados al medio ambiente (Tabla 39.18). Este tipo de contamina- ción se produce cuando, en centrales nucleares o industriales o en instalaciones médicas, se rompe alguna de las barreras de contención que separan los materiales radiactivos del medio ambiente. Si no tiene lugar una emisión al entorno, sólo resultarán expuestos a la radiación los trabajadores presentes en la instalación o los que manipulan los equipos o materiales radiactivos.
La exposición a la radiación ionizante puede producirse por tres vías, independientemente de que el grupo diana se componga de trabajadores o de población en general: irradiación externa, irradiación interna y contaminación de piel y heridas.
La irradiación externa tiene lugar cuando las personas se ven expuestas a una fuente de radiación exterior al cuerpo, ya sea concentrada (radioterapia, fuentes de radiación) o difusa (nubes radiactivas y lluvia radiactiva, Figura 39.5). La irradiación puede ser parcial y afectar sólo a una parte del cuerpo, o total y extenderse a todo él.
Se produce irradiación interna cuando se introducen sustan- cias radiactivas en el organismo (Figura 39.5), ya sea por inhala- ción de partículas radiactivas presentes en el aire (por ejemplo cesio 137 o iodo 131, contenidos en la nube de Chernóbil), o por ingestión de materias radiactivas presentes en los alimentos
(como iodo 131 en la leche). La irradiación interna puede afectar a todo el cuerpo o sólo a determinados órganos, dependiendo de la naturaleza de los radionúclidos: el cesio 137 se distribuye de forma homogénea por todo el cuerpo, en tanto que el iodo 131 y el estroncio 90 se concentran respectivamente en la glándula tiroides y en los huesos.
Por último, puede producirse también una exposición por contacto directo de las sustancias radiactivas con la piel y las heridas.

viernes, 28 de agosto de 2009

Convenio internacional para la prevención de la contaminación causada por buques, 1973, modificado por el Protocolo de 1978 (III)

Aunque la bibliografía especializada en derrames químicos es muy amplia, la parte dedicada a la descripción de sus consecuen- cias ecológicas es pequeña. En su mayoría se trata de estudios de casos. Las descripciones de derrames reales se centran en los problemas para la salud y la seguridad humanas, y se limitan a describir en términos generales las consecuencias ecológicas. Las sustancias químicas se integran en el medio ambiente fundamen- talmente a través de la fase líquida. Sólo en pocos casos los acci- dentes que tuvieron consecuencias ecológicas afectaron inmediatamente a los seres humanos, y los efectos sobre el medio ambiente no fueron motivados por las mismas sustancias o por las mismas vías de escape.
Los controles realizados para prevenir los riesgos para la salud y la vida humana derivados del transporte de materiales peligrosos contemplan: las cantidades transportadas, la dirección y control de los medios de transporte, la trayectoria, la autoridad en los puntos de intercambio y de concentración, y los asenta- mientos cercanos a tales zonas. Es necesario seguir investigando cuestiones relacionadas con los criterios de riesgo, la cuantificación del riesgo y la equivalencia del riesgo. El Health and Safety Executive del Reino Unido ha desarrollado un servicio de datos denominado “Servicio de Datos del Major Incident Data Service” (MHIDAS), una base de datos de los incidentes químicos más graves de todo el mundo. Actualmente, esa base contiene información sobre más de 6.000 incidentes.

jueves, 27 de agosto de 2009

Convenio internacional para la prevención de la contaminación causada por buques, 1973, modificado por el Protocolo de 1978 (II)

Es necesario elaborar planes de emergencia para reaccionar ante un accidente grave con sustancias peligrosas tanto durante el transporte como en instalaciones fijas. La tarea de planificación se ve dificultada por el hecho de que no se sabe de antemano dónde va a producirse Justificar a ambos ladosun accidente, lo que exige una planificación flexible. No puede preverse qué sustancias intervendrán en un accidente de transporte. Por la naturaleza del incidente, pueden mezclarse varios productos en un mismo lugar y ocasionar considerables problemas a los servicios de emergencia. El incidente puede tener lugar en una zona altamente urbanizada, aislada o rural, muy industrializada o comercial. Otro factor es la población transeúnte que pueda verse envuelta sin saberlo, ya sea porque el accidente ocasione una caravana en la carretera o porque se detengan trenes de pasajeros debido a un accidente de ferrocarril.
Es necesario, por tanto, desarrollar planes locales y nacionales para reaccionar ante tales sucesos. Los planes deben ser senci- llos, flexibles y fáciles de comprender. Dado que los accidentes graves de transporte pueden producirse en muchos lugares, el plan debe adecuarse a todas las localizaciones posibles. Para que el plan funcione eficazmente en todo momento y en localidades tanto rurales y aisladas como urbanas y superpobladas, todas las organizaciones que participen en la respuesta al accidente deben actuar con flexibilidad, sin dejar de respetar por ello los princi- pios básicos de la estrategia general.
Los primeros en acudir deben recabar la mayor cantidad posible de información para determinar la índole del peligro. La reacción más adecuada vendrá determinada por la naturaleza del incidente: si se trata de un derrame, un incendio, un escape tóxico o una combinación de los anteriores. Los servicios de emergencia deben conocer los sistemas nacionales e internacio- nales de señalización de los vehículos que transportan sustancias y materiales peligrosos, y tener acceso a alguna de las bases de datos nacionales e internacionales que pueden ayudar a identi- ficar el peligro y los problemas conexos.
Es vital controlar rápidamente el incidente. La cadena de mando debe estar claramente identificada, aunque puede cambiar en el curso del suceso, pasando de los servicios de emergencia a la policía o al gobierno civil de la localidad afectada. El plan debe permitir reconocer los efectos para la población, tanto para las personas que trabajen o residan en la zona potencialmente afectada como para las que pasen por allí. Hay que recurrir a expertos en asuntos de salud pública para que asesoren tanto sobre la gestión inmediata del incidente como sobre los posibles efectos para la salud a largo plazo, directos e indirectos (a través de la cadena alimentaria). Deben determinarse puntos de contacto para obtener asesoramiento sobre la contaminación ambiental de cursos de agua y otros puntos, así como sobre la repercusión de las condiciones climáticas en el movimiento de nubes de gas. Entre las medidas de reacción, los planes deben contemplar la posibilidad de evacuación. No obstante, las propuestas deben ser flexibles, pues puede ocurrir que haya que considerar cuestiones en materia de costes y beneficios, tanto en la gestión del incidente como en términos de salud pública. Se debe definir con toda claridad la política a seguir para mantener a los medios de comunicación plenamente informados, así como las medidas que se adoptarán para mitigar los efectos del accidente. La información debe ser exacta y oportuna, y el portavoz debe conocer el plan de respuesta global y tener acceso a expertos para responder a preguntas especializadas. Unas relaciones inadecuadas con los medios de comuni- cación pueden trastornar la gestión del suceso y provocar comentarios desfavorables, y a veces injustificados, sobre la respuesta global al episodio. Todo plan debe incluir ejercicios adecuados de simulacros de catástrofes, que permiten a los distintos organismos participantes conocer los puntos fuertes y débiles en la organización de los demás. Son necesarios tanto los ejercicios con maquetas como los físicos.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Tipos de luz: Descarga eléctrica

La descarga eléctrica es una técnica utilizada en las modernas fuentes de luz para el comercio y la industria, debido a que la producción de luz es más eficaz. Algunos tipos de lámparas combinan la descarga eléctrica con la fotoluminiscencia.
Una corriente eléctrica que pasa a través de un gas excita los átomos y moléculas para emitir radiación con un espectro característico de los elementos presentes. Normalmente se utilizan dos metales, sodio y mercurio, porque sus características dan lugar a radiaciones útiles en el espectro visible. Ninguno de estos metales emite un espectro continuo y las lámparas de descarga tienen espectros selectivos. La reproducción del color nunca será idéntica a la obtenida con espectros continuos. Las lámparas de descarga suelen dividirse en las categorías de baja o alta presión, aunque estos términos sólo son relativos, y una lámpara de sodio de alta presión funciona a menos de una atmósfera.

martes, 11 de agosto de 2009

Tipos de luz: Incandescencia

Los materiales sólidos y líquidos, al calentarse, emiten radiación visible a temperaturas superiores a 1.000 K; este fenómeno recibe el nombre de incandescencia.
Las lámparas de filamentos se basan en este calentamiento para generar luz: una corriente eléctrica pasa a través de un fino hilo de tungsteno, cuya temperatura se eleva hasta alcanzar entre 2.500 y 3.200 K, en función del tipo de lámpara y su aplicación.
Existe un límite para este método, que viene descrito por la Ley de Planck para el comportamiento de un radiador de cuerpo negro, de acuerdo con la cual, la distribución espectral de la energía radiada aumenta con la temperatura. A unos b3.600 K o más, se produce un marcado aumento en la emisión de radiación visible y la longitud de onda de la máxima energía se desplaza hacia la banda visible. Es una temperatura cercana al punto de fusión del tungsteno, que es el material utilizado como filamento, de modo que, en la práctica, el límite de temperatura es de unos 2.700 K, por encima del cual la evaporación del filamento resulta excesiva. Una consecuencia de estos desplazamientos espectrales es que una gran parte de la radiación desprendida no se emite en forma de luz, sino en forma de calor en la región de infrarrojos. Por consiguiente, las bombillas de filamentos pueden ser dispositivos de calefacción eficaces y se utilizan en lámparas diseñadas para secar materiales impresos, preparar alimentos y criar animales.

lunes, 10 de agosto de 2009

TIPOS DE LAMPARAS E ILUMINACION

Una lámpara es un convertidor de energía. Aunque pueda realizar funciones secundarias, su principal propósito es la transformación de energía eléctrica en radiación electromagnética visible. Hay muchas maneras de crear luz, pero el método normalmente utilizado en la iluminación general es la conversión de energía eléctrica en luz.

sábado, 8 de agosto de 2009

Diseño arquitectónico: Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (]I)

La cantidad de aire exterior que debe utilizarse para diluir y eliminar contaminantes es objeto de debate y de él se han ocupado muchos estudios. En los últimos años han cambiado las recomendaciones relativas a los niveles de aire exterior y se han publicado nuevas normas de ventilación, en la mayoría de los casos para aumentar los volúmenes de aire exterior utilizados. Aun así, estas recomendaciones son insuficientes para controlar eficazmente todas las fuentes de contaminación, y la razón está en que las normas establecidas se basan en la ocupación y no tienen en cuenta otras fuentes de contaminación importantes, como los materiales empleados en la construcción, el mobiliario y la calidad del aire procedente del exterior.
Así pues, la cantidad de ventilación necesaria debe basarse en tres aspectos fundamentales: la calidad del aire que se desee obtener, la calidad del aire exterior disponible y la carga total de contaminación del espacio que se intenta ventilar. De aquí parten los estudios realizados por el profesor P. O. Fanger y su equipo (Fanger 1988, 1989). Su objeto es establecer nuevas normas de ventilación que satisfagan las necesidades de calidad del aire y que proporcionen un nivel de confort aceptable desde el punto de vista de sus ocupantes.
Uno de los factores que afectan a la calidad del aire en espacios interiores es la calidad del aire exterior. Las características de las fuentes de contaminación exteriores, como el tráfico rodado y las actividades industriales o agrícolas, las hacen incontrolables para los diseñadores, los propietarios y los ocupantes de los edificios. Es en casos de este tipo cuando las autoridades responsables en materia de medio ambiente deben asumir la responsabilidad de elaborar directrices de protección medioam- biental y de asegurar su cumplimiento. Sin embargo, existen muchas medidas de control aplicables y útiles para reducir y eliminar la contaminación ambiental.

Como ya se ha mencionado, es preciso prestar especial aten- ción a la ubicación y orientación de las conducciones de entrada y salida de aire, para evitar la reabsorción de la contaminación del propio edificio o de sus instalaciones (torres de refrigeración, respiraderos de cocinas y baños, etc.), así como de los edificios de las proximidades.

viernes, 7 de agosto de 2009

Diseño arquitectónico: Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (I)

La ventilación es uno de los métodos más importantes para controlar la calidad del aire en los espacios cerrados. Hay en ellos tantas y tan diversas fuentes de contaminación que resulta casi imposible controlarlos por completo en la fase de diseño. Como ejemplo citaremos la contaminación generada por los propios ocupantes del edificio, a partir de las actividades que desarrollan y de los productos que utilizan para su higiene personal; en general, el diseñador no controla esas fuentes de contaminación. Por consiguiente, el método de control normalmente utilizado para diluir y eliminar los contaminantes de los espacios inte- riores contaminados es la ventilación; puede realizarse con aire exterior limpio o con aire reciclado y convenientemente depurado.
Es necesario considerar muchas cuestiones diferentes a la hora de diseñar un sistema de ventilación que haya de servir adecuadamente como método de control de contaminación. Entre ellas cabe citar la calidad del aire exterior que se vaya a utilizar; los requisitos especiales de ciertos contaminantes o de la fuente que los genera; el mantenimiento preventivo del propio sistema de ventilación, que también debe tenerse en cuenta como posible fuente de contaminación, y la distribución del aire dentro del edificio.
En la Tabla 45.2 se resumen las cuestiones principales en el diseño de un sistema de ventilación necesarias para mantener ambientes interiores de calidad.
En un sistema típico de ventilación/aire acondicionado, el aire que se toma del exterior y que se mezcla con una propor- ción variable de aire reciclado pasa a través de diferentes sistemas de acondicionamiento del aire, suele filtrarse, calentarse o enfriarse según la estación y se humidifica o deshumidifica en función de las necesidades.
Una vez tratado, el aire se distribuye por conductos a cada una de las áreas del edificio y se reparte a través de rejillas de dispersión. Después se mezcla en todos los espacios ocupados, provocando un intercambio térmico y renovando la atmósfera interior hasta que finalmente se extrae de cada recinto por conducciones de retorno.

jueves, 6 de agosto de 2009

Diseño arquitectónico: Elección de los materiales

Para intentar evitar posibles problemas de contaminación en un edificio, es conveniente prestar atención a las características de los materiales de construcción y decoración, al mobiliario, a las acti- vidades de trabajo que se realizarán normalmente y a los métodos que se utilizarán para limpiar y desinfectar el edificio y para el control de insectos y plagas. También es posible reducir
los niveles de compuestos orgánicos volátiles (COV), por ejemplo,
si se emplean únicamente materiales y equipamientos cuyos índices de emisión de estos compuestos sean conocidos y si se seleccionan aquellos que tengan los niveles más bajos.
Hoy en día, aunque algunos laboratorios e instituciones han realizado estudios sobre emisiones de este tipo, la información sobre los índices de emisión de contaminantes de los materiales de construcción es más bien escasa, y ello se agrava por la gran cantidad de productos existentes y la variabilidad que presentan
a lo largo del tiempo.
A pesar de esta dificultad, algunos productores han comenzado a estudiar sus productos y a incluir, habitualmente a peti- ción del consumidor o del profesional de la construcción, información sobre las investigaciones realizadas. Cada vez son más los productos calificados como “respetuosos con el medio ambiente”, “no tóxicos”, etcétera.
Ahora bien, todavía hay muchos problemas que resolver. Entre ellos cabe citar el alto coste de los análisis necesarios, en lo que atañe al tiempo tanto como al dinero; la falta de normas que regulen los métodos de ensayo de muestras; la complicada interpretación de los resultados obtenidos debido al desconoci- miento de los efectos de algunos contaminantes para la salud, y la falta de acuerdo entre los investigadores respecto a si es prefe- rible utilizar materiales con alto nivel de emisión durante un período breve en lugar de materiales con un nivel bajo durante períodos de tiempo más largos.


Lo cierto es que en los próximos años el mercado de los mate- riales de construcción y decoración será más competitivo y sufrirá una mayor presión legislativa. Con ello se eliminarán algunos productos o a se sustituirán por otros que tengan menores índices de emisión. Ya se están tomando medidas de este tipo con los adhesivos utilizados en la producción de moquetas, a lo que se añade, en la producción de pinturas, la eliminación de compuestos peligrosos, como el mercurio y el pentaclorofenol.
Hasta que se tenga más información y madure la reglamentación legislativa en este campo, los encargados de elegir los mate- riales y productos más apropiados para la construcción de edificios nuevos serán los profesionales. He aquí algunas consideraciones que pueden ayudarles a tomar una decisión:

• Es preciso disponer de información sobre la composición química del producto y los índices de emisión de contami- nantes, así como sobre cualquier aspecto concerniente a la salud, la seguridad y el confort de los ocupantes expuestos a los mismos. Esta información deberá facilitarla el fabricante del producto.
• Es preciso elegir los productos que tengan los índices de emisión de contaminantes más bajos posibles, atendiendo en especial a la presencia de compuestos carcinógenos y terató- genos, irritantes, toxinas sistémicas, compuestos odoríferos y demás.
• Deberán especificarse los adhesivos o materiales que presenten grandes superficies de emisión o absorción, como los mate- riales porosos, los textiles, las fibras sin revestimiento y simi- lares, y restringirse su uso.
• Será necesario implantar procedimientos preventivos para la manipulación e instalación de estos materiales y productos. Durante y después de su instalación, se ventilará el recinto exhaustivamente y se utilizará el proceso de horneado (véase más adelante) para acelerar el curado de ciertos productos. También deberán aplicarse las medidas higiénicas recomen- dadas en cada caso.
• Uno de los procedimientos recomendados para minimizar la exposición a las emisiones de nuevos materiales durante las fases de instalación y acabado, así como durante la ocupación inicial del edificio, es ventilar el mismo durante 24 horas con un 100 por cien de aire exterior. La eliminación de compuestos orgánicos por medio de esta técnica evita su retención en los materiales porosos, que pueden actuar como depósitos y después como fuentes de contaminación al liberar los compuestos almacenados al medio ambiente.
• Otra medida es incrementar la ventilación al máximo nivel posible antes de volver a ocupar un edificio que haya quedado cerrado durante un cierto tiempo: durante las primeras horas del día, los fines de semana o las vacaciones.
• En algunos edificios se ha utilizado un procedimiento especial para acelerar el “curado” de nuevos materiales, conocido como horneado, por el cual la temperatura del edificio se eleva durante 48 horas o más, manteniendo la circulación del aire al mínimo. Las altas temperaturas favorecen la emisión de compuestos orgánicos volátiles. Después se ventila el edificio y se reduce así su carga contaminante. Los resultados obtenidos hasta la fecha demuestran que este procedimiento puede ser eficaz en algunas situaciones.

martes, 4 de agosto de 2009

Naturaleza fisicoquímica de humo de tabaco ambiental: Humo de flujo central y de flujo lateral

El HTA se define como el material presente en el aire interior procedente del humo de tabaco. En general, la fuente principal del HTA es el humo de los cigarrillos, aunque también contribuyen el humo de tabaco de pipa y de puros. El HTA es un aerosol compuesto que emana principalmente del cono de combustión de un producto del tabaco entre las aspiraciones. La emanación se denomina humo de flujo lateral (HL). En menor proporción, el HTA también contiene componentes de humo de flujo central (HC), es decir, aquellos que exhala el fumador. En la Tabla 44.7 se muestran las proporciones de los agentes tóxicos principales y de los agentes cancerígenos en el humo inhalado, en el humo de flujo central y en el humo de flujo lateral (Hoffmann y Hecht 1990; Brunnemann y Hoffmann 1991; Guerin y cols. 1992; Luceri y cols. 1993). La Agencia Interna- cional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) reconoce los componentes del humo marcados con C en su epígrafe “Tipo de toxicidad” como cancerígenos animales. Entre estos se encuentra el benceno, la -naftilamina, el 4-aminobifenilo y el polonio-210 que también son cancerígenos humanos conocidos (IARC 1987a; IARC 1988). Cuando se fuman cigarrillos con filtro, algunos componentes volátiles y semivolátiles son eliminados de forma selectiva del HC por el filtro (Hoffmann y Hecht 1990). Ahora bien, estos compuestos aparecen en cantidades muy superiores en el HL no diluido en comparación con el HC. Además, los componentes del humo cuya formación se ve favorecida durante la incandescencia en la atmósfera reductora del cono de combustión, se liberan al HL en mayor grado que al HC. Entre ellos se encuentran grupos de cancerígenos como las nitrosaminas volátiles, las nitrosaminas específicas del tabaco (NAET) y las aminas aromáticas.

lunes, 3 de agosto de 2009

HUMO DE TABACO

En 1985, el inspector general de Sanidad del Public Health Service de Estados Unidos revisó las consecuencias sanitarias del consumo de tabaco en el lugar de trabajo con respecto al cáncer y a las enfermedades pulmonares crónicas. La conclusión a la que llegó fue que para la mayoría de los trabajadores de Estados Unidos, el consumo de cigarrillos representa una causa de muerte y discapacidad mayor que su entorno de trabajo. Con todo, el control del consumo de tabaco y la disminución de la exposición a agentes peligrosos en el lugar de trabajo son esenciales, ya que con frecuencia estos factores actúan de forma sinérgica con el consumo de tabaco en la inducción y en el desarrollo de enferme- dades respiratorias. Se ha demostrado que algunas exposiciones profesionales inducen al desarrollo de bronquitis crónica en los trabajadores. Entre ellas se encuentran las exposiciones al polvo de carbón, cemento y grano, a los aerosoles de sílice, a los vapores producidos durante las soldaduras y al dióxido de azufre. La bronquitis crónica en los trabajadores de estas profesiones a menudo se agrava por el consumo de cigarrillos (inspector general de Sanidad de EE.UU. 1985).
Los datos epidemiológicos han demostrado claramente que los mineros del uranio y los trabajadores del amianto que fuman cigarrillos presentan un riesgo de padecer cáncer del aparato respiratorio significativamente mayor que los trabajadores de estas profesiones que no fuman. El efecto cancerígeno del uranio
y del amianto y del consumo de cigarrillos no sólo es aditivo, sino también sinérgico en la inducción del carcinoma de células escamosas de pulmón (inspector general de Sanidad de EE.UU. 1985; Hoffmann y Wynder 1976; Saccomanno, Huth y Auerbach 1988; Hilt y cols. 1985). Los efectos cancerígenos de la exposición al níquel, al arsénico y sus compuestos, al cromato
y a los éteres de clorometilo, y los del consumo de cigarrillos son aditivos (inspector general de Sanidad de EE.UU. 1985; Hoffmann y Wynder 1976; IARC 1987a; Pershagen y cols. 1981). Se podría aceptar que los trabajadores de los hornos de coque que fuman tienen un riesgo más elevado de padecer cáncer de pulmón y de riñón que los trabajadores de esta profe- sión no fumadores; sin embargo, carecemos de datos epidemio- lógicos que respalden esta hipótesis (IARC 1987c).
El propósito de este artículo es evaluar los efectos tóxicos de la exposición de los varones y las mujeres al humo de tabaco ambiental (TA) y al humo de flujo central (HC), en el lugar de trabajo. Por supuesto, el hecho de restringir el consumo de tabaco en el lugar de trabajo beneficiará a los fumadores activos al disminuir su consumo de cigarrillos durante la jornada laboral, aumentando de ese modo la posibilidad de que se conviertan en exfumadores; pero el cese del consumo de tabaco también será beneficioso para aquellos no fumadores alérgicos al humo de tabaco o que ya tienen enfermedades de pulmón o de corazón.

domingo, 2 de agosto de 2009

RADON II

Dado que los posibles efectos del radón sobre la población en general no se han conocido hasta hace pocos años, los datos disponibles sobre las concentraciones existentes en espacios inte- riores se limitan a los países que, debido a sus características o circunstancias especiales, están más sensibilizados con este problema. Lo que sí se sabe es que en una misma región es posible encontrar concentraciones en espacios interiores muy superiores a las concentraciones del exterior. En Helsinki (Finlandia), por ejemplo, se han encontrado concentraciones de radón en el aire interior 5.000 veces mayores que las concentra- ciones existentes normalmente en el exterior. En parte puede deberse a medidas de ahorro de energía que contribuyen notablemente a la concentración de radón en espacios interiores, en particular si el edificio está bien aislado. En los edificios estu- diados hasta ahora en diferentes países y regiones se observa que las concentraciones de radón en su interior presentan una distribución que se aproxima a la log-normal. Es de destacar que un pequeño número de edificios de cada región muestran concen- traciones diez veces superiores a la media. Los valores de referencia para el radón en espacios interiores y las recomendaciones de corrección de diversas organizaciones se muestran en el apartado “Reglamentos, recomendaciones, normas y patrones” de este capítulo.
Como conclusión, la principal forma de prevenir las exposiciones al radón es evitar la construcción en áreas que, por su naturaleza, emiten una gran cantidad de radón al aire. En los casos en que esto no sea posible, los suelos y las paredes deben aislarse de forma apropiada, y no deben utilizarse materiales de construcción que contengan elementos radiactivos. Los espacios interiores, especialmente los sótanos, deben tener una ventilación suficiente.