jueves, 5 de noviembre de 2009

Características del ser humano que influyen en la adaptación: Aclimatación al calor.

. La aclimatación al trabajo en ambientes calurosos puede aumentar considerablemente la tolerancia del ser humano a este factor de estrés, de manera que una tarea que en un principio la persona no aclimatada es incapaz de realizar, se convierte en un trabajo más fácil al cabo de un período de ajuste gradual. Las personas en muy buena forma física suelen aclimatarse al calor y ser capaces de completar el proceso en menos tiempo y con menos estrés que las personas sedentarias. La estación afecta también a la duración de este proceso; los trabajadores contratados en verano pueden estar ya parcialmente aclimatados al calor, mientras que los contratados en invierno necesitarán un período más largo de ajuste.
En la mayoría de las situaciones, la aclimatación puede conse- guirse mediante la incorporación gradual del trabajador a la tarea expuesta al calor. Por ejemplo, el trabajador nuevo puede ser asignado al trabajo sólo por las mañanas y durante períodos de tiempos cada vez mayores durante los primeros días. Es un tipo de aclimatación en el puesto que debe realizarse bajo la estrecha supervisión de personal experimentado; el nuevo trabajador debe estar autorizado en todo momento a retirarse a ambientes más frescos en cuanto experimente síntomas de intole- rancia. Las condiciones extremas pueden exigir un protocolo formal de exposición progresiva al calor, como el utilizado para los trabajadores de las minas de oro en Sudáfrica.
El mantenimiento de la plena aclimatación al calor en el trabajo exige la exposición al calor mientras se trabaja entre tres
y cuatro veces a la semana; una menor frecuencia o una exposi- ción pasiva al calor tendrá un efecto mucho más débil y puede reducir gradualmente la tolerancia al calor. En todo caso, el descanso laboral durante los fines de semana no parece tener un efecto apreciable en la aclimatación. La interrupción de la exposición durante 2 o 3 semanas hace que se pierda parte de la acli- matación, aunque algo permanecerá en las personas que habitan en zonas cálidas y/o que realizan ejercicio aeróbico regular. Obesidad. Un alto contenido de grasa corporal tiene escaso efecto en la regulación térmica, ya que para la disipación de calor en la piel participan los capilares y la glándulas sudoríparas que se encuentran más cerca de la superficie de la piel que de la capa de grasa subcutánea. Desde luego, las personas obesas están en desventaja por su exceso de peso corporal, ya que todos los movimientos les exigen un mayor esfuerzo muscular y, por consi- guiente, generan más calor que en las personas delgadas. Además, la obesidad suele reflejar un estilo de vida sedentario que reduce la capacidad aeróbica y dificulta la aclimatación al calor.

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