miércoles, 30 de septiembre de 2009

Evolución de las lámparas eléctricas

Aunque el progreso tecnológico ha permitido producir diferentes lámparas, los principales factores que han influido en su desarrollo han sido fuerzas externas al mercado. Por ejemplo, la producción de las lámparas de filamentos que se utilizaban a principios de siglo sólo fue posible cuando se dispuso de buenas bombas de vacío y del proceso de trefilado del tungsteno. Con todo, fue la generación y distribución de electricidad a gran escala, para satisfacer la demanda de iluminación eléctrica, la que determinó el crecimiento del mercado. La iluminación eléctrica ofrecía muchas ventajas en comparación con la luz generada por gas o aceite, como la estabilidad de la luz, el escaso mantenimiento, la mayor seguridad que supone no tener una llama desnuda y la ausencia de subproductos locales de combustión.
Durante el período de recuperación que siguió a la segunda Guerra Mundial, lo importante era la productividad. La lámpara fluorescente tubular se convirtió en la fuente de luz dominante porque con ella era posible iluminar fábricas y oficinas sin sombras y comparativamente sin calor, aprove- chando al máximo el espacio disponible. En la Tabla 46.1 se indican los requisitos de vataje y rendimiento lumínico de una lámpara fluorescente tubular típica de 1.500 mm.
En el decenio de 1970 aumentó el precio del petróleo y los costes energéticos se convirtieron en una parte importante de los costes de explotación. El mercado demandaba lámparas fluores- centes que produjesen la misma cantidad de luz con un menor consumo eléctrico, por lo que se perfeccionó el diseño de la lámpara de varias maneras. A medida que se aproxima el fin de siglo, aumenta la conciencia de los problemas ambientales globales. Factores como el mejor aprovechamiento de las mate- rias primas escasas, el reciclaje o la seguridad en el vertido de los productos y la continua preocupación por el consumo de energía (sobre todo de la generada a partir de combustibles fósiles) influyen en el diseño de las lámparas actuales.

martes, 29 de septiembre de 2009

Tipos de luminiscencia: La electroluminiscencia

La electroluminiscencia se produce cuando la luz es generada por una corriente eléctrica que pasa a través de ciertos sólidos, como los materiales fosfóricos. Se utiliza en cuadros de instrumentos y letreros luminosos, pero no ha demostrado ser una fuente de luz práctica para la iluminación de edificios o exteriores.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Tipos de luminiscencia

La fotoluminiscencia se produce cuando la radiación es absorbida por un sólido y reemitida en una longitud de onda diferente. Cuando la radiación reemitida está dentro del espectro visible, el proceso se denomina fluorescencia o fosforescencia.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Diseño arquitectónico: Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (V)

Los sistemas de control basados en un concepción “paterna- lista”, encargados de tomar todas las decisiones que regulan los ambientes interiores, como la iluminación, la temperatura, la ventilación, etcétera, tienden a perjudicar el bienestar psicológico y sociológico de sus ocupantes, quienes ven así disminuida o bloqueada su capacidad para crear condiciones ambientales que se ajusten a sus necesidades. Además, los sistemas de control de este tipo son a veces incapaces de cambiar para adaptarse a las diferentes exigencias ambientales que pueden surgir a consecuencia de cambios en las actividades realizadas en un espacio determinado, en el número de personas que trabajen en el mismo o cambios en el reparto del espacio.
La solución podría consistir en instalar un sistema de control centralizado para el ambiente interior, con controles localizados regulados por los ocupantes. Es una idea muy utilizada en el ámbito de lo visual, donde la iluminación general se comple menta con iluminación más localizada, que debería ampliarse a otros sistemas: calefacción y aire acondicionado generales y localizados, suministros de aire fresco generales y localizados, etcétera.
En resumen, puede decirse que, en cada caso deberá optimizarse una parte de las condiciones ambientales por medio de un control centralizado basado en aspectos de seguridad, salud y cuestiones térmicas economía, mientras que las diferentes condiciones ambientales locales deberán ser optimizadas por el usuario del recinto. Cada usuario tiene necesidades diferentes y reacciona de manera distinta a determinadas condiciones. Es indudable que un compromiso de este tipo entre las diferentes partes aumentará la satisfacción, el bienestar y la productividad.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Diseño arquitectónico: Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (IV)

Si el aire fluye a velocidad reducida a través de un número significativo de estos terminales (sucede cuando los termostatos de diferentes zonas alcanzan la temperatura deseada) y se reduce automáticamente la potencia de los ventiladores que impulsan el aire, pueden surgir dificultades. Por ejemplo, que el flujo total de aire que circula por el sistema sea menor, en algunos casos mucho menor, o incluso que se interrumpa total- mente la “entrada” de aire fresco del exterior. La colocación de sensores que controlen el flujo de aire exterior en el punto de entrada del sistema puede asegurar el mantenimiento de un flujo mínimo de aire fresco en todo momento.
Otro problema habitual es el bloqueo del flujo de aire debido a la colocación de divisiones totales o parciales en el espacio de trabajo. Hay muchos medios de corregir esta situación. Uno de ellos es dejar un espacio abierto en el borde inferior de los tabiques que dividen los cubículos. Otros son la instalación de ventiladores suplementarios y la colocación de rejillas difusoras en el suelo. El uso de ventiloconvectores de inducción ayuda a mezclar el aire y permite el control individualizado de las condiciones térmicas de un espacio determinado. Sin restar importancia a la calidad del aire per se ni a los medios de controlarla, hay que tener en cuenta que para conseguir un ambiente inte- rior confortable debe existir un equilibrio entre los diferentes elementos que afectan al mismo. Cualquier medida que se tome —aunque sea positiva— que afecte sólo a uno de los elementos, sin tener en cuenta el resto, puede romper el equilibrio y dar lugar a nuevas quejas por parte de los ocupantes del edificio. En las Tablas 45.3 y 45.4 se ilustra cómo algunas de estas medidas, cuya finalidad es mejorar la calidad del aire interior, provocan el fallo de otros elementos de la ecuación, de modo que la regulación del ambiente de trabajo puede afectar a la calidad del aire interior.
La calidad del ambiente general de un edificio que se encuentra en la fase de diseño dependerá, en gran medida, de las personas encargadas de su gestión, pero sobre todo de que se adopte una actitud positiva con respecto a los ocupantes del edificio. Para los propietarios del mismo, los ocupantes son los sensores más fiables para calibrar el correcto funcionamiento de las instalaciones destinadas a crear un ambiente interior de calidad.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Diseño arquitectónico: Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (III)

Si resulta que el aire exterior o reciclado está contaminado, las medidas de control que se recomiendan son el filtrado y la depuración. El método más eficaz para eliminar las partículas es utilizar precipitadores electrostáticos y filtros mecánicos de retención (la eficacia de éstos últimos será mayor cuanto más precisa sea su calibración conforme al tamaño de las partículas que se desea eliminar).
La utilización de sistemas capaces de eliminar gases y vapores por absorción y adsorción químicas es una técnica raramente utilizada fuera del sector industrial; con todo, es habitual hallar sistemas que enmascaran el problema de la contaminación, especialmente los olores, por ejemplo, utilizando ambientadores. Otras técnicas para depurar y mejorar la calidad del aire utilizan ionizadores y ozonadores. El mejor principio en la utili- zación de estos sistemas para mejorar la calidad del aire, hasta que se conozcan sus verdaderas propiedades y sus posibles efectos perjudiciales para la salud es la prudencia.
Una vez que el aire ha sido tratado y enfriado o calentado, se reparte por los espacios interiores. Que la distribución del aire sea o no aceptable dependerá, en gran medida, de la elección, el número y la colocación de las rejillas difusoras.
Dadas las diferencias de opinión existentes sobre la eficacia de los distintos procedimientos para mezclar el aire, algunos diseñadores han comenzado a utilizar, en algunas situaciones, sistemas distribuidores de aire que lo reparten a nivel del suelo o desde las paredes, en lugar de las rejillas de difusión colocadas en el techo. En cualquier caso, es preciso planificar cuidadosamente la ubicación de los registros de retorno para evitar cortocircuitar la entrada y salida de aire, lo cual impediría que se mezclase por completo, tal como puede verse en la Figura 45.3.
Según el grado de compartimentación de los espacios de trabajo, la distribución del aire puede presentar diversos problemas. Por ejemplo, es posible que en los espacios abiertos provistos de rejillas de difusión en el techo el aire de la habitación no se mezcle por completo. Y el problema se agrava cuando el sistema de ventilación suministra volúmenes variables de aire. Los conductos de distribución de estos sistemas están provistos de terminales que modifican la cantidad de aire suministrado a dichos conductos en función de los datos recibidos de los termostatos de zona.

martes, 22 de septiembre de 2009

Humo de tabaco ambiental y salud humana: Cáncer de pulmón (II)

Una de las mayores dudas acerca de los datos epidemiológicos recae en la limitada fiabilidad de las respuestas obtenidas al preguntar sobre los hábitos fumadores a los sujetos objeto de estudio o a sus familiares. Habida cuenta de las historias de tabaquismo que proporcionan los casos y controles, parece existir una concordancia general entre las de los padres y las de los cónyuges; no obstante, las tasas de coincidencia con respecto a la duración y la intensidad del consumo de tabaco son bajas (Brownson y cols.
1993; McLaughlin y cols. 1987; McLaughlin y cols. 1990). Varios investigadores han desafiado la fiabilidad de la información proporcionada por los sujetos sobre su hábito de fumar. Como ejemplo de ello, cabe citar la investigación a gran escala realizada en el sur de Alemania. La población del estudio, seleccionada al azar, estaba formada por más de 3.000 mujeres y varones, de 25 a 64 años de edad, a quienes se preguntó sobre sus hábitos fuma- dores en tres ocasiones: en 1984-1985, en 1987-1988 y de nuevo en 1989-1990, recogiendo las tres veces una muestra de orina de cada probando y analizando los niveles de cotinina. Se consideró fumadores a los voluntarios con niveles de cotinina superiores a
20 ng por ml de orina. Entre los 800 exfumadores que afirmaban ser no fumadores, el 6,3 %, el 6,5 % y el 5,2 % presentaban niveles de cotinina superiores a 20 ng/ml durante los tres períodos de tiempo ensayados. El porcentaje de sujetos que afir- maban no haber sido nunca fumadores y que fueron identificados como fumadores, de acuerdo con los análisis de cotinina, era del
0,5 %, 1,0 % y 0,9 % respectivamente (Heller y cols. 1993).
La reducida fiabilidad de los datos obtenidos a través del cuestionario y el número relativamente limitado de no fumadores con cáncer de pulmón que no estuvieron expuestos a cancerígenos en sus lugares de trabajo indican que es necesario realizar un estudio epidemiológico prospectivo con valoración de indica- dores biológicos (p. ej., cotinina, metabolitos de hidrocarburos aromáticos polinucleares o metabolitos de la NNK en la orina) para llevar a cabo una evaluación concluyente de la cuestión de la causalidad entre el tabaquismo involuntario y el cáncer de pulmón. Aunque estos estudios prospectivos con indicadores biológicos suponen un esfuerzo importante, son fundamentales para responder los interrogantes en materia de exposición cuyas implicaciones sobre la salud pública son notables.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Humo de tabaco ambiental y salud humana: Cáncer de pulmón (I)

En 1985, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) revisó la asociación entre la exposición pasiva al humo de tabaco y el cáncer de pulmón en las personas no fuma- doras. Si bien en algunos estudios todos los no fumadores con cáncer de pulmón que habían comunicado exposición al HTA fueron entrevistados personalmente y habían proporcionado información detallada sobre la exposición (US National Research Council 1986; US EPA 1992; US Inspector general de Sanidad de EE. UU. 1986; Kabat y Wynder 1984), la IARC llegó a la siguiente conclusión:
Las observaciones que se han hecho hasta ahora sobre las personas no fumadoras son compatibles con un aumento del riesgo por tabaquismo ‘pasivo’ o una ausencia de riesgo. Con todo, el conocimiento de la naturaleza del humo de flujo central y del humo de flujo lateral, de los materiales absorbidos durante el tabaquismo ‘pasivo’ y de la relación cuantitativa entre la dosis y el efecto que habitualmente se observa en la exposición a cancerígenos lleva a la conclusión de que el tabaquismo pasivo da lugar a un cierto riesgo de padecer cáncer (IARC 1986).
Por tanto, existe una dicotomía evidente entre los datos experimentales que respaldan la idea de que el HTA entraña un riesgo de padecer cáncer, y los datos epidemiológicos, que no son concluyentes en lo que se refiere a la exposición al HTA y el riesgo de cáncer. Los datos experimentales, incluidos los estudios con indicadores biológicos, han reforzado aún más la teoría de que el HTA es cancerígeno, como se comentó anteriormente. Analizaremos ahora hasta qué punto los estudios epidemioló- gicos que se han completado desde el citado informe de la IARC han contribuido a aclarar la cuestión del cáncer de pulmón y el HTA.
Basándose en los primeros estudios epidemiológicos y en unos 30 estudios publicados después de 1985, la exposición de los no fumadores al HTA constituyó un factor de riesgo de cáncer de pulmón inferior a 2,0, en relación con el riesgo de un no fumador sin exposición importante al HTA (US Environmental Protection Agency 1992; Kabat y Wynder 1984; IARC 1986; Brownson y cols. 1992; Brownson y cols. 1993). Pocos o ninguno de estos estudios epidemiológicos cumplen los criterios de causalidad en la asociación entre un factor ambiental o profesional y el cáncer de pulmón. Los criterios que cumplen estos requisitos son:
1. un grado de asociación bien establecido (factor de riesgo 3);
2. capacidad de reproducción de la observación en una serie de estudios;
3. concordancia entre la duración de la exposición y el efecto,
4. verosimilitud biológica.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Humo de tabaco ambiental y salud humana: Otros trastor nos además del cáncer

La exposición prenatal al HC, al HTA, o a ambos, y la exposición posnatal precoz al HTA aumentan la probabilidad de que aparezcan complicaciones durante las infecciones respiratorias virales en los niños durante su primer año de vida.
En las publicaciones científicas se hallan varias docenas de informes clínicos procedentes de varios países, en los que se observa que los hijos de padres fumadores, sobre todo los menores de dos años de edad, presentan un aumento de la incidencia de enfermedades respiratorias agudas (US Environ- mental Protection Agency 1992; Inspector general de Sanidad de EE.UU. 1986; Medina y cols. 1988; Riedel y cols. 1989). En otros estudios también se describe un aumento de las infecciones del oído medio en niños expuestos al humo de los cigarri- llos consumidos por los padres. La elevación de la prevalencia de derrame del oído medio atribuible al HTA causó un aumento de la hospitalización de niños pequeños para ser sometidos a inter- vención quirúrgica (US Environmental Protection Agency 1992; Inspector general de Sanidad de EE.UU. 1986).
En los últimos años, debido a la existencia de suficiente número de pruebas clínicas, se ha llegado a la conclusión de que el tabaquismo pasivo está asociado a un aumento de la gravedad del asma en los niños que ya padecen la enfermedad, y de que es más probable la aparición de nuevos casos de asma infantil
(US Environmental Protection Agency 1992).
En 1992, la US Environmental Protection Agency (1992) revisó de forma exhaustiva los estudios sobre síntomas respiratorios y función pulmonar en adultos no fumadores expuestos a HTA y se llegó a la conclusión de que el tabaquismo pasivo tiene efectos sutiles pero estadísticamente significativos sobre la salud respiratoria de los adultos no fumadores.
Las publicaciones acerca del efecto del tabaquismo pasivo sobre las enfermedades respiratorias o coronarias en trabajadores son muy escasas. Los varones y las mujeres expuestos al HTA en el lugar de trabajo (oficinas, bancos, instituciones académicas, etc.) durante diez o más años presentaban un deterioro de la función pulmonar (White y Froeb 1980; Masi y cols. 1988).





viernes, 18 de septiembre de 2009

Indicadores biológicos de la captación de HTA por las personas no fumadoras (II)

El cancerígeno de la vejiga urinaria 4-aminobifenilo, que se transfiere del humo del tabaco al HTA, ha sido identificado como un aducto de la hemoglobina en los fumadores pasivos en concentraciones de hasta el 10 % del nivel medio de aductos hallado en los fumadores (Hammond y cols. 1993). En la orina de sujetos no fumadores que han estado expuestos en un laboratorio de ensayo a altas concentraciones de HL se han determinado valores de hasta el 1 % de los niveles medios de un metabolito del cancerígeno derivado de la nicotina 4-(metilnitrosamina)-1-(3-piridilo)-1-butanona (NNK), presente en la orina de los fumadores de cigarrillos (Hecht y cols. 1993). Aunque el último método de indicadores biológicos no ha sido aplicado todavía en estudios de campo, se muestra prometedor como indicador apropiado de la exposición de los sujetos no fumadores a un cancerígeno pulmonar específico del tabaco.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Indicadores biológicos de la captación de HTA por las personas no fumadoras (I)

Aunque muchos trabajadores no fumadores están expuestos al HTA en el lugar de trabajo, en restaurantes, en sus propios domi- cilios o en otros espacios cerrados, es prácticamente imposible valorar la captación real de HTA por un individuo. La exposición al HTA puede determinarse de forma más exacta cuantificando los constituyentes específicos del humo de tabaco o sus metabolitos en los líquidos fisiológicos o en el aire exhalado. Si bien se han examinado varios parámetros, como el CO en el aire exhalado, la carboxihemoglobina en sangre, el tiocianato (un metabolito del cianuro de hidrógeno) en la saliva o en la orina, o la hidroxiprolina y la N-nitrosoprolina en la orina, sólo tres determinaciones son en realidad útiles para evaluar la captación de HTA por las personas no fumadoras, las cuales nos permiten distinguir la exposición pasiva al humo de tabaco de la exposición de los fumadores activos y de los no fumadores no expuestos al humo de tabaco.
El indicador biológico más utilizado para la exposición al HTA de los no fumadores es la cotinina, un metabolito principal de la nicotina. Se determina mediante cromatografía de gases o por radioinmunoanálisis en sangre o, preferiblemente, en orina,
y refleja la absorción de nicotina a través del pulmón y de la cavidad oral. Unos pocos mililitros de la orina de los fumadores pasivos son suficientes para determinar la cotinina mediante uno de los dos métodos. En general, un fumador pasivo presenta unos niveles de cotinina de 5 a 10 ng/ml de orina; no obstante, en ocasiones se han encontrado valores superiores en no fumadores que estuvieron expuestos a altas concentraciones de HTA durante un período de tiempo prolongado. Se ha establecido una respuesta a la dosis entre la duración de la exposición al HTA y la excreción urinaria de cotinina (Tabla 44.9, Wald y cols. 1984). En la mayoría de los estudios de campo, la cotinina urinaria de los fumadores pasivos alcanza niveles de entre el 0,1 y el 0,3 % de las concentraciones medias encontradas en la orina de los fumadores; con todo, en exposiciones prolon- gadas a altas concentraciones de HTA, los niveles de cotinina han alcanzado valores de hasta el 1 % de los niveles cuantificados en la orina de los fumadores activos (US National Research Council 1986; IARC 1987b; US Environmental Protection Agency 1992).

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Naturaleza fisicoquímica de humo de tabaco ambiental: HTA en el aire interior

Aunque el HL no diluido contiene cantidades más elevadas de componentes tóxicos y cancerígenos que el HC, el HL inhalado por los no fumadores se encuentra muy diluido en el aire y sus propiedades están alteradas a causa de la degradación de algunas especies reactivas. En la Tabla 44.8 se exponen datos referidos a agentes tóxicos y cancerígenos presentes en muestras de aire interior con varios grados de contaminación por humo de tabaco
(Hoffmann y Hecht 1990; Brunnemann y Hoffmann 1991; Luceri y cols. 1993). La dilución del HL en el aire tiene un impacto significativo sobre las características físicas de este aerosol. En general, la distribución de diversos agentes entre la fase de vapor y la fase particulada está alterada a favor de la primera. Las partículas en el HTA son más pequeñas (0,2 ) que en el HC ( 0,3 ) y los valores pH del HL (pH 6,8  8,0) y del HTA son mayores que el pH del HC (5,8  6,2; Brunnemann y Hoffmann 1974). En consecuencia, entre el 90 y el 95 % de la nicotina está presente en la fase de vapor del HTA (Eudy y cols. 1986). De forma similar, otros componentes básicos, como los alcaloides menores de la Nicotiana, así como las aminas y el amoníaco, están presentes sobre todo en la fase de vapor del HTA (Hoffmann y Hecht 1990; Guerin y cols. 1992).

lunes, 14 de septiembre de 2009

Reducción de los problemas con el sueño: Alimentación

Aunque no existen pruebas de que la alimentación influya en la adaptación al trabajo nocturno (Rosa y cols. 1990), se han ofrecido algunos consejos prudentes:
• Mientras se trabaje en el turno de noche, la comida principal debe hacerse antes de las 01:00 horas y ser más rica en proteínas que en carbohidratos, además de baja en grasas.
• Se recomienda tomar un refrigerio consistente en fruta fresca o productos lácteos entre las 04:00 y las 04:15 horas.
• Es mejor hacer las comidas a horarios regulares.
• Deben evitarse las comidas copiosas justo antes de irse a la cama. El trabajador debe aprender a interpretar las señales de su organismo y a juzgar su bienestar digestivo y sus niveles energéticos (Community Health Network 1984; Wedder- burn 1991; Knauth y cols. 1991).

domingo, 13 de septiembre de 2009

Reducción de los problemas con el sueño

No existen fórmulas mágicas para que las personas que trabajan por turnos concilien con rapidez el sueño y duerman profundamente. Lo que vale para una persona quizás no funcione con otra.
Con todo, pueden ofrecerse algunos consejos útiles, particularmente para dormir el día siguiente a una jornada de trabajo nocturna:
• Pedir a los miembros de la familia que utilicen auriculares para oír la radio o ver la televisión, e instalar un teléfono provisto de contestador automático silencioso. Desconectar el timbre de la puerta.
• Comunicar el horario laboral a los miembros de la familia y evitar la realización de las labores domésticas ruidosas durante el tiempo previsto para dormir.
• Amortiguar los efectos de la iluminación y los ruidos exteriores colocando cortinas gruesas de tonalidades oscuras, puertas insonorizadas y aire acondicionado.
• Utilizar tapones para los oídos y una mascarilla para dormir, y abstenerse de ingerir bebidas que contengan cafeína desde cinco horas antes de la hora de irse a dormir.
• Si el vecindario es ruidoso, habría que considerar la posibilidad de mudarse a un barrio más tranquilo.

El trabajador debe abstenerse de recurrir al alcohol para concitar el sueño, además de tomarse el tiempo preciso para relajarse al finalizar la jornada de trabajo (Community Health Network 1984; Monk 1984; Wedderburn 1991).
En los casos en que está en juego la seguridad, algunos autores recomiendan las “siestas reparadoras” durante el turno de noche para superar el nivel mínimo nocturno circadiano deatención (Andlauer y cols. 1982). Muchas empresas japonesas que trabajan ininterrumpidamente permiten estos descansos durante el turno de noche (Kogi 1981).

sábado, 12 de septiembre de 2009

Comunicación

No hay que descuidar la dimensión social de las pausas para descansar por lo que respecta a la comunicación entre los traba- jadores. Existe una contradicción entre la recomendación, fisioló- gicamente justificada, de observar pequeñas pausas en medio de un trabajo físico pesado, y el deseo de los trabajadores de reunirse con sus compañeros en áreas de descanso. Esto obliga a buscar un punto de equilibrio.
Hettinger (1993) ha postulado las reglas siguientes para mejorar la estructura de las pausas para descansar:
• La primera parte del período de descanso produce el mayor grado de recuperación, lo que explica la eficacia de las pausas breves, esto es, que muchas pausas breves sean más aconseja- bles para la recuperación que un menor número de pausas prolongadas.
• Hay algunas excepciones a la regla. En efecto, la pausa para refrescar que sigue a un período de trabajo en un ambiente

caluroso debe producirse en un recinto con un ambiente neutro durante un mínimo de 10 minutos. El período de calen- tamiento siguiente a un tiempo de trabajo en un ambiente frío
(15 a 30 ºC) se debe producir igualmente en un recinto con clima neutro durante no menos de 30 minutos. Por su parte, el período de descanso siguiente a un tiempo de trabajo en un medio sumamente ruidoso debe transcurrir durante un tiempo relativamente prolongado en un recinto con un nivel de ruido inferior a 70 dB(A). Estos períodos de descanso son dudosos, si se tiene en cuenta que, si el tiempo de exposición se reduce a la mitad, el volumen de ruido sólo se reduce en unos 3 dB(A).
• La frecuencia y duración de la pausa de descanso están en función del nivel de dificultad del esfuerzo físico o mental. Por lo que respecta al esfuerzo físico, cuando éste implica un consumo de energía superior al límite de resistencia aceptable, aunque inferior a 40 KJ/min, el período de descanso puede programarse dentro del turno de trabajo. En cambio, cuando implica un consumo de energía superior a 40 KJ/min, el período de descanso debe situarse inmediatamente después de realizar la tarea, dado el incremento exponencial de la fatiga.

• Las “pseudoactividades” (pausas encubiertas) no deben reducir la eficacia de los períodos de descanso. Esto se debe poner en conocimiento de los trabajadores y sus superiores.


Las pausas para comidas deben tener una duración mínima de 15 minutos.
Para más información sobre los períodos de descanso siguientes al esfuerzo muscular, véase Laurig (1981), y respecto a las pausas posteriores a un esfuerzo mental, véase Luczak (1982).

jueves, 10 de septiembre de 2009

Características del ser humano que influyen en la adaptación: Edad

Las poblaciones industriales muestran generalmente un declive gradual en la tolerancia al calor a partir de los 50 años de edad. Existen algunas evidencias de una reducción con la edad de la vasodilatación periférica (ampliación de la cavidad de los vasos sanguíneos de la piel) y la tasa máxima de sudoración, pero estos cambios pueden atribuirse principalmente a una menor actividad física y a una mayor acumulación de grasa corporal. La edad no parece reducir la tolerancia al calor ni la capa- cidad de aclimatación si la persona mantiene un alto nivel de

acondicionamiento aeróbico. Con todo, el envejecimiento de la población se asocia a una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares y otras patologías que pueden reducir la tolerancia individual al calor.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Características del ser humano que influyen en la adaptación: Etnicidad.

Aunque los distintos grupos étnicos proceden de climas diferentes, existen pocas pruebas de diferencias intrínsecas o genéticas en la respuesta al estrés por calor. Todos los seres humanos parecen funcionar como animales tropicales; su capacidad de vivir y trabajar en un rango de condiciones térmicas refleja su adaptación mediante conductas complejas y el desarrollo de la tecnología. Las diferencias étnicas en las respuestas al estrés térmico están probablemente más relacionadas con las dimensiones corporales y el estado nutricional que con los rasgos intrínsecos de cada raza.

martes, 8 de septiembre de 2009

Características del ser humano que influyen en la adaptación: Dimensiones corporales.

Los niños y los adultos de muy pequeño tamaño presentan dos desventajas potenciales para el trabajo en ambientes calurosos. En primer lugar, el trabajo impuesto externamente representa un carga relativa mayor para un organismo con poca masa muscular, ya que provoca un mayor aumento de la temperatura interna del organismo y la aparición más rápida de fatiga. Además, la mayor proporción entre superficie y masa corporal de las personas de talla pequeña puede constituir una desventaja en condiciones de extremo calor. En conjunto, estos factores explican por qué los hombres que pesan menos de 50 kg corren un mayor riesgo de sufrir un trastorno por calor cuando realizan actividades mineras a grandes profundidades.
Sexo. Los primeros estudios de laboratorio realizados en mujeres parecieron demostrar que éstas eran relativamente intolerantes al calor en comparación con los hombres. Por lo demás, ahora sabemos que casi todas las diferencias pueden explicarse por las dimensiones corporales y los niveles adquiridos de capa- cidad física y aclimatación al calor. No obstante, existen algunas ligeras diferencias entre los dos sexos en cuanto a los mecanismos de disipación del calor: las tasas máximas de sudoración son más elevadas en el hombre y pueden aumentar su tolerancia en ambientes extremadamente calurosos y secos, mientras que las mujeres están mejor capacitadas para suprimir una sudoración excesiva y, por tanto, para conservar el agua corporal y el calor, en ambientes calurosos y húmedos. Aunque el ciclo menstrual se asocia a un cambio en la temperatura basal del organismo y altera ligeramente las respuestas termorreguladoras de la mujer, estos ajustes fisiológicos son demasiado pequeños para influir en la tolerancia al calor y en la eficiencia de la regulación térmica en situaciones laborales reales.
Cuando se tiene en cuenta el físico y la preparación física de la persona, hombres y mujeres son esencialmente similares en sus respuestas al estrés por calor y en su capacidad de aclimatación al trabajo en ambientes calurosos. Por este motivo, la selección de trabajadores para puestos de trabajo en ambientes calurosos debe basarse en la salud y la forma física de cada persona, no en el sexo. Las personas de talla muy pequeña y sedentarias, sea cual sea su sexo, tolerarán peor la exposición al calor en el trabajo.
El efecto del embarazo en la tolerancia al calor de la mujer no está claro, pero la alteración de los niveles hormonales y las mayores demandas circulatorias que el feto impone a la madre pueden aumentar su susceptibilidad al desmayo. La hipertermia maternal severa (sobrecalentamiento) causada por una enfermedad parece aumentar la incidencia de malformaciones fetales, pero no existen pruebas de un efecto similar causado por estrés térmico en el trabajo.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Procesos de soldadura y corte: Procesos con gas combustible-oxígeno

El calor de combustión del gas y del oxígeno se utiliza para generar llamas de elevada temperatura y fundir metales que se van a unir o cortar. Manz (1991) indica que el acetileno es el gas combustible más utilizado por su elevada temperatura de llama, 3.000 C aproximadamente.
La presencia de un combustible y de oxígeno a alta presión presenta un peligro adicional: la fuga de estos gases de sus cilindros de almacenamiento. Es importante recordar que muchos materiales que no entran en combustión o lo hacen lentamente en el aire, sí arden violentamente en oxígeno puro.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Procesos de soldadura y corte: Procesos eléctricos

La soldadura y el corte por arco eléctrico son procesos en los que interviene la electricidad para generar el arco, que es la fuente de calor necesaria para fundir y unir metales. Los destellos de chispas son habituales, por lo que es necesario proteger a los trabajadores contra ellos, así como contra la electrocución y la intensa radiación por arco.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Procesos de soldadura y corte

En las Fichas de previsión de pérdidas (1977) de la Factory Mutual Engineering Corporation (FM) se asegura que cerca del 10% de las pérdidas de bienes industriales se deben a accidentes en los que intervienen procesos de soldadura y corte de materiales, por lo general metales. Está claro que las elevadas temperaturas nece- sarias para fundir los metales pueden provocar un incendio, al igual que las chispas que generan muchos de estos procesos.
Las Fichas de la FM (1977) indican que los materiales que más veces se encuentran en los incendios causados por procesos de soldadura y corte son líquidos inflamables, depósitos de aceite, polvos combustibles y madera. Los entornos en que se producen este tipo de accidentes suelen ser instalaciones de almacenamiento, zonas en construcción de edificios, instalaciones en reparación y sistemas de tratamiento de residuos.
Las chispas generadas en procesos de soldadura y corte pueden saltar hasta distancias de 10 m y caer sobre materiales combustibles donde provocan una combustión sin llama y poste- riormente un incendio con llama.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Trabajo en la proximidad de partes con tensión: Generalidades

El trabajo en la proximidad de partes activas, con tensiones nominales superiores a 50 VCA ó 120 VCC sólo será realizado cuando se hayan adoptado medidas de seguridad que garanticen la imposibilidad de tocar las partes con tensión o de entrar en la zona activada. Para ello se pueden emplear pantallas, barreras, cerramientos o cubiertas aislantes.
Antes de comenzar el trabajo, la persona nombrada para controlar el trabajo instruirá a los trabajadores, en particular a los no familiarizados con el trabajo en la proximidad de partes con tensión, con las distancias de seguridad que deben observarse en el lugar de trabajo, las prácticas principales de seguridad y la necesidad de un comportamiento que garantice la seguridad de todo el equipo de trabajo. Los límites del lugar de trabajo estarán definidos con precisión, marcados y señalizados para atraer la atención sobre las condiciones de trabajo no habituales. La información se repetirá las veces que sea necesario, en particular cuando haya cambios en las condiciones de trabajo.
Los trabajadores deberán cerciorarse de que ninguna parte de su cuerpo ni ningún objeto invada la zona activada. Se adop- tarán precauciones especiales cuando se manipulen objetos largos, por ejemplo, herramientas, puntas de cable, tuberías y escaleras.

martes, 1 de septiembre de 2009

Trabajo con tensión: Organización del trabajo

El trabajo deberá prepararse por adelantado; la preparación se presentará por escrito cuando el trabajo sea complejo. La instalación en general, y la sección donde se vaya a ejecutar el trabajo en particular, deberá mantenerse en el estado definido durante la preparación. La persona nombrada para controlar el trabajo informará a la que controla la instalación eléctrica sobre la naturaleza del trabajo, el lugar de la instalación donde será ejecutado el trabajo y la duración estimada del mismo. Antes de comenzar el trabajo, deberá explicarse a los trabajadores la naturaleza de éste, las medidas de seguridad importantes, el papel de cada trabajador, y las herra- mientas y equipos que se van a utilizar.
Existen procedimientos específicos para instalaciones de muy baja tensión, de baja tensión y de alta tensión.