viernes, 19 de noviembre de 2010

Cantidades, unidades y definiciones: Actividad.

Esta cantidad representa el número de transformaciones nucleares desde un estado energético nuclear dado por unidad de tiempo. Se expresa con:

donde A es la actividad, dN es el valor esperado del número de transiciones nucleares espontáneas desde el estado de energía dado durante el intervalo de tiempo dt. Está relacionada con el número de núcleos radiactivos N mediante:


A = lN       
donde  l  es  la  constante  de  desintegración.  La  actividad  se expresa por segundo. El nombre especial de la unidad de acti- vidad es el bequerelio (Bq).

jueves, 18 de noviembre de 2010

Cantidades, unidades y definiciones

La Comisión Internacional de Unidades y Medidas de Radiación (ICRU) desarrolla definiciones formales de cantidades y unidades de radiación y radiactividad que tienen aceptación internacional. La Comisión Internacional de Protección Radiológica (CIPR) también establece normas para la definición y utilización de diversas cantidades y unidades empleadas en seguridad radiológica. A continuación se da la descripción de algunas cantidades, unidades y definiciones que se suelen emplear en seguridad radiológica.
Dosis absorbida. Es la cantidad dosimétrica fundamental de la radiación ionizante. En esencia, es la energía que la radiación ionizante imparte a la materia por unidad de masa. Se expresa por,







donde D es la dosis absorbida, de es la energía media impartida a la materia de masa dm. La unidad de dosis absorbida es el julio por kilogramo (J kg–1). El nombre especial de la unidad de dosis absorbida es el gray (Gy).

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Molestias

Aunque el término “molestias” suele relacionarse más con los problemas de ruido de carácter comunitario, como los que se plantean en aeropuertos o pistas de carreras automovilísticas, también los trabajadores industriales pueden sentirse molestos o irritados por el ruido de su lugar de trabajo. Estas molestias pueden estar relacionadas con el entorpecimiento de la comunicación hablada y del rendimiento laboral anteriormente descrito, pero también deberse a una auténtica aversión al ruido. A veces, esta aversión es tan fuerte que impulsa a algunos trabajadores a buscar empleo en otra parte, si bien no siempre se presenta esa oportunidad. Después de un período de adaptación, la mayoría de ellos no parecerán sentirse tan molestos, pero posiblemente sigan quejándose de fatiga, irritabilidad e insomnio. (Esa adaptación será mucho mejor si se equipa a los trabajadores jóvenes con protectores adecuados desde el principio, antes de que sufran pérdida auditiva alguna.) Es interesante observar que este tipo de información sale a veces a la superficie después de que una empresa inicia un programa de control del ruido y de conserva- ción de la audición, una vez que los trabajadores se dan cuenta del contraste entre las condiciones previas y la mejora posterior.

martes, 16 de noviembre de 2010

Efectos sobre el rendimiento laboral

Los efectos del ruido sobre el rendimiento laboral se han estu- diado tanto en laboratorio como en condiciones reales de trabajo. Los resultados han demostrado que el ruido suele tener escasos efectos sobre el rendimiento de trabajos repetitivos y monótonos e incluso lo mejora en algunos casos si es de nivel bajo o moderado. En cambio, los niveles de ruido altos pueden degradar el rendimiento laboral, sobre todo si la tarea es complicada o requiere hacer varias cosas a la vez. El ruido intermitente tiende a ser más perjudicial que el ruido continuo, sobre todo cuando los períodos de ruido son impredecibles e incontrolables. Algunas investigaciones indican que en los ambientes ruidosos es menos probable que las personas se ayuden unas a otras y más probable que presenten comportamientos antisociales. (Ver estudio detallado de los efectos del ruido sobre el rendimiento laboral en Suter 1992.)

lunes, 15 de noviembre de 2010

La interferencia con la comunicación y la seguridad

Es indudable que el ruido puede entorpecer o “enmascarar” la comunicación hablada y las señales de alarma. Ciertamente, muchos procesos industriales pueden llevarse a cabo sin problemas con un mínimo de comunicación entre los trabaja- dores. Sin embargo, otros trabajos, como los realizados por pilotos de compañías aéreas, ingenieros ferroviarios, comandantes de carros blindados y muchos otros, dependen en gran medida de la comunicación hablada. Algunas de estas personas utilizan sistemas electrónicos que suprimen el ruido y amplifican la voz. Hoy en día, existen avanzados sistemas de comunicaciones, algunos de ellos con dispositivos que anulan las señales acústicas no deseadas, para facilitar la comunicación.
En muchos casos, los trabajadores no pueden hacer nada más que arreglárselas, esforzándose por comprender y comunicarse por encima del ruido, con gritos o señales. A veces, desarrollan afonías o incluso padecen nódulos u otras anomalías en las cuerdas vocales por forzar la voz en exceso. Es posible que requieran por ello atención médica.
La experiencia demuestra que con niveles de ruido superiores
a 80 dBA es preciso hablar muy alto y por encima de 85 dBA hay que gritar. Con niveles muy superiores a 95 dBA, hay que acercarse al interlocutor para poder comunicarse. Los especialistas en acústica han desarrollado métodos para predecir el grado de comunicación que puede darse en situaciones industriales. Las predicciones resultantes dependen de las caracterís- ticas acústicas tanto del ruido como del habla (u otra señal que se desee), así como de la distancia entre los interlocutores.
Es bien sabido que el ruido puede entorpecer la seguridad, pero este problema sólo ha sido documentado por un número muy limitado de estudios (p. ej., Moll van Charante y Mulder
1990; Wilkins y Acton 1982). Sin embargo, se han recibido numerosos informes que muestran que la ropa y las manos de los trabajadores han quedado atrapadas en máquinas y éstos han sufrido graves lesiones mientras sus compañeros de trabajo eran ajenos a sus gritos de auxilio. Para evitar los fallos de comu- nicación en ambientes ruidosos, algunas empresas han instalado dispositivos visuales de aviso.
Otro problema, más reconocido por los propios trabajadores expuestos al ruido que por los profesionales de la conservación de la audición y de la salud en el trabajo, es que los protectores auditivos entorpecen a veces la percepción de las palabras y de las señales de alarma, sobre todo cuando ya se padece una pérdida auditiva y los niveles de ruido son inferiores a 90 dBA
(Suter 1992). En estos casos, es muy legítimo que los trabajadores se preocupen por llevar estos protectores. Es importante prestar atención a sus inquietudes e implantar controles técnicos del ruido o mejorar el tipo de protección que se ofrece, como los protectores incorporados en un sistema electrónico de comunicación. Además, ya existen protectores auditivos con una respuesta en frecuencia más plana, de más “alta fidelidad”, que pueden mejorar la capacidad para comprender las palabras y las señales de aviso.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Lámparas de inducción

Recientemente han aparecido en el mercado lámparas que utilizan el principio de inducción. Son lámparas de mercurio de baja presión con revestimientos trifosfóricos y cuya producción de luz es similar a la de las lámparas fluorescentes. La energía se transmite a la lámpara por radiación de alta frecuencia, aproximadamente a 2,5 MHz, desde una antena situada en el centro de la lámpara. No existe conexión física entre la bombilla y la bobina. Sin electrodos u otras conexiones alámbricas, la construc- ción del recipiente de descarga es más sencilla y duradera. La vida útil de la lámpara se determina principalmente por la fiabi- lidad de los componentes electrónicos y la constancia del flujo luminoso del revestimiento fosfórico.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Lámparas fluorescentes de tamaño reducido: Equipo electrónico de control de alta frecuencia:

Si la frecuencia normal de alimentación de 50 o 60 Hz aumenta a 30 kHz, se produce un 10 % de aumento en la eficiencia de los tubos fluo- rescentes. Los circuitos electrónicos pueden manejar las lámparas individualmente a tales frecuencias. El circuito electró- nico está diseñado para proporcionar el mismo rendimiento lumínico que el equipo de control de hilo bobinado, con menor potencia en la lámpara. Con ello es posible compatibilizar el paquete luménico, con la ventaja de que la menor carga en la lámpara aumentará notablemente la vida útil de ésta. El equipo de control electrónico puede trabajar en toda una gama de tensiones de alimentación.
No existe una norma común para el equipo de control electrónico y el rendimiento de las lámparas puede diferir de la información publicada por los fabricantes.
El uso de equipo electrónico de alta frecuencia elimina el problema normal de parpadeo de la luz, al que algunos ocupantes pueden ser sensibles.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (III)

Si resulta que el aire exterior o reciclado está contaminado, las medidas de control que se recomiendan son el filtrado y la depuración. El método más eficaz para eliminar las partículas es utilizar precipitadores electrostáticos y filtros mecánicos de retención (la eficacia de éstos últimos será mayor cuanto más precisa sea su calibración conforme al tamaño de las partículas que se desea eliminar).
La utilización de sistemas capaces de eliminar gases y vapores por absorción y adsorción químicas es una técnica raramente utilizada fuera del sector industrial; con todo, es habitual hallar sistemas que enmascaran el problema de la contaminación, especialmente los olores, por ejemplo, utilizando ambientadores. Otras técnicas para depurar y mejorar la calidad del aire utilizan ionizadores y ozonadores. El mejor principio en la utili- zación de estos sistemas para mejorar la calidad del aire, hasta que se conozcan sus verdaderas propiedades y sus posibles efectos perjudiciales para la salud es la prudencia.
Una vez que el aire ha sido tratado y enfriado o calentado, se reparte por los espacios interiores. Que la distribución del aire sea o no aceptable dependerá, en gran medida, de la elección, el número y la colocación de las rejillas difusoras.
Dadas las diferencias de opinión existentes sobre la eficacia de los distintos procedimientos para mezclar el aire, algunos diseña- dores han comenzado a utilizar, en algunas situaciones, sistemas distribuidores de aire que lo reparten a nivel del suelo o desde las paredes, en lugar de las rejillas de difusión colocadas en el techo. En cualquier caso, es preciso planificar cuidadosamente la ubicación de los registros de retorno para evitar cortocircuitar la entrada y salida de aire, lo cual impediría que se mezclase por completo, tal como puede verse en la Figura 45.3.
Según el grado de compartimentación de los espacios de trabajo, la distribución del aire puede presentar diversos problemas. Por ejemplo, es posible que en los espacios abiertos provistos de rejillas de difusión en el techo el aire de la habita- ción no se mezcle por completo. Y el problema se agrava cuando el sistema de ventilación suministra volúmenes variables de aire. Los conductos de distribución de estos sistemas están provistos de terminales que modifican la cantidad de aire suministrado a dichos conductos en función de los datos recibidos de los termostatos de zona.


miércoles, 10 de noviembre de 2010

Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (I)

La ventilación es uno de los métodos más importantes para controlar la calidad del aire en los espacios cerrados. Hay en ellos tantas y tan diversas fuentes de contaminación que resulta casi imposible controlarlos por completo en la fase de diseño. Como ejemplo citaremos la contaminación generada por los propios ocupantes del edificio, a partir de las actividades que desarrollan y de los productos que utilizan para su higiene personal; en general, el diseñador no controla esas fuentes de contaminación. Por consiguiente, el método de control normalmente utilizado para diluir y eliminar los contaminantes de los espacios inte- riores contaminados es la ventilación; puede realizarse con aire exterior limpio o con aire reciclado y convenientemente depurado.
Es necesario considerar muchas cuestiones diferentes a la hora de diseñar un sistema de ventilación que haya de servir adecuadamente como método de control de contaminación. Entre ellas cabe citar la calidad del aire exterior que se vaya a utilizar; los requisitos especiales de ciertos contaminantes o de la fuente que los genera; el mantenimiento preventivo del propio sistema de ventilación, que también debe tenerse en cuenta como posible fuente de contaminación, y la distribución del aire dentro del edificio.
En la Tabla 45.2 se resumen las cuestiones principales en el diseño de un sistema de ventilación necesarias para mantener ambientes interiores de calidad.
En un sistema típico de ventilación/aire acondicionado, el aire que se toma del exterior y que se mezcla con una propor- ción variable de aire reciclado pasa a través de diferentes sistemas de acondicionamiento del aire, suele filtrarse, calentarse o enfriarse según la estación y se humidifica o deshumidifica en función de las necesidades.
Una vez tratado, el aire se distribuye por conductos a cada una de las áreas del edificio y se reparte a través de rejillas de dispersión. Después se mezcla en todos los espacios ocupados, provocando un intercambio térmico y renovando la atmósfera interior hasta que finalmente se extrae de cada recinto por conducciones de retorno.
La cantidad de aire exterior que debe utilizarse para diluir y eliminar contaminantes es objeto de debate y de él se han ocupado muchos estudios. En los últimos años han cambiado las recomendaciones relativas a los niveles de aire exterior y se han publicado nuevas normas de ventilación, en la mayoría de los casos para aumentar los volúmenes de aire exterior utilizados. Aun así, estas recomendaciones son insuficientes para controlar eficazmente todas las fuentes de contaminación, y la razón está en que las normas establecidas se basan en la ocupación y no tienen en cuenta otras fuentes de contaminación importantes, como los materiales empleados en la construcción, el mobiliario
y la calidad del aire procedente del exterior.

martes, 9 de noviembre de 2010

Análisis

Gran parte de la metodología utilizada para estimar la calidad del aire interior deriva de la higiene industrial y de determina- ciones de inmisión del aire atmosférico. Existen pocos métodos analíticos específicamente validados para este tipo de análisis, aunque algunas organizaciones, como la Organización Mundial de la Salud y la Environmental Protection Agency de Estados Unidos están realizando investigaciones en este campo. Otro obstáculo es la escasez de información sobre la relación exposición-efecto con respecto a exposiciones prolongadas a concentraciones bajas de contaminantes.
Los métodos analíticos utilizados para la higiene industrial están diseñados para determinar concentraciones elevadas, y no se han definido para muchos contaminantes, mientras que el número de contaminantes en el aire interior puede ser elevado y variado y los niveles de concentración pueden ser bajos, salvo en ciertos casos. La mayoría de los métodos empleados en la higiene industrial se basan en la toma de muestras y sus análisis; muchos de estos métodos pueden aplicarse al aire interior si se consideran varios factores: ajustar los métodos a los niveles de concentración habituales en el aire interior, aumentar su sensibilidad sin reducir la precisión (por ejemplo, aumentando el volumen del aire ensayado) y validar su especificidad.
Los métodos analíticos utilizados para determinar las concentraciones de contaminantes en el aire atmosférico son similares a los empleados para el aire interior, de forma que algunos de ellos pueden utilizarse directamente para el aire interior mientras que otros pueden adaptarse fácilmente. Ahora bien, es importante tener en cuenta que algunos métodos están diseñados para una lectura directa de una muestra, mientras que otros requieren una instrumentación voluminosa y, en ocasiones, ruidosa y además utilizan grandes volúmenes de aire en la toma de muestra que pueden distorsionar la lectura.

lunes, 8 de noviembre de 2010

DETERMINACION Y VALORACION DE • LOS CONTAMINANTES QUIMICOS

Desde el punto de vista de la contaminación, el aire interior no industrial muestra varias características que lo diferencian del aire exterior, o aire atmosférico, y del aire del medio ambiente industrial. Además de los contaminantes presentes en el aire atmosférico, el aire interior también contiene contaminantes generados por los materiales de construcción y por las actividades que tienen lugar en el interior del edificio. Las concentraciones de contaminantes en el aire interior tienden a ser iguales o infe- riores a las existentes en el aire atmosférico, dependiendo de la ventilación; los contaminantes generados por los materiales de construcción suelen ser diferentes de los presentes en el aire atmosférico y pueden encontrarse a concentraciones elevadas, mientras que los generados por las actividades desarrolladas en el interior del edificio dependen de la naturaleza de estas activi- dades y pueden tener concentraciones similares a las existentes en el aire atmosférico, como en el caso del CO y el CO2.
Por este motivo, el número de contaminantes presentes en el aire interior no industrial es amplio y variable y los niveles de concentración son bajos (salvo en los casos en los que existe una importante fuente de producción); varían según las condiciones atmosféricas/climatológicas, el tipo o las características del edificio, su ventilación y las actividades desarrolladas en su interior.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Consideraciones finales: REGULACION DEL CONSUMO DE TABACO

La acción normativa y legislativa de los diferentes gobiernos es lenta y no suficientemente eficaz, sobre todo en comparación con lo que sería necesario considerando los problemas causados por el tabaco. A menudo las causas son los obstáculos legales contra la aplicación de estas medidas, los argumentos contra la compe- tencia desleal o incluso la protección de los derechos del indi- viduo a fumar. Los progresos en la aplicación de leyes han sido lentos pero constantes. Por otro lado, debe tenerse en cuenta la diferencia entre los fumadores activos y los fumadores pasivos o “de segunda mano”. Todas las medidas que ayudarían a alguien a dejar de fumar, o al menos a reducir su consumo diario, deben
ir dirigidas al fumador; todo el peso de las normativas debe recaer en combatir este hábito. Deben proporcionarse al fumador pasivo todos los argumentos posibles para defender sus derechos a no inhalar humo de tabaco y a disfrutar del uso de entornos libres de tabaco en el hogar, en el trabajo y en el ocio.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Intercambios térmicos - Conducción

La convección consiste en la transferencia de calor entre la piel y el aire circundante. Si la temperatura de la piel, tsk en grados Celsius (°C), es mayor que la temperatura del aire (ta ), el aire en contacto con la piel se calienta y, como consecuencia, se desplaza hacia arriba. Se establece así una circulación de aire, conocida como convección natural, en la superficie del cuerpo. El intercambio aumenta si el aire pasa sobre la piel a una cierta velocidad, ya que se fuerza la convección. El flujo de calor intercambiado por convección, C, en vatios por metro cuadrado (W/m2 ) puede estimarse con la siguiente ecuación:

donde hc es el coeficiente de convección (W/°C m2 ), que es una función de la diferencia entre tsk y ta en el caso de la convección natural, y de la velocidad del aire Va (en m/s) en la convección forzada; FclC es el factor de reducción del intercambio de calor por convección debido a la ropa.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Intercambios térmicos - Conducción

La conducción es la transmisión de calor entre dos sólidos que están en contacto. Los intercambios se producen entre la piel y la ropa, el calzado, los puntos de presión (asiento, asas), herramientas, etc. En la práctica, para el cálculo matemático del equilibrio térmico, el flujo de calor por conducción se estima indirectamente como una cantidad igual al flujo de calor por convección y radiación que tendría lugar si esas superficies no estuvieran en contacto con otros materiales.

jueves, 4 de noviembre de 2010

FUNDAMENTOS FISICOS DEL TRABAJO EN CONDICIONES DE CALOR

ca
El cuerpo humano intercambia calor con su entorno por distintas vías: conducción a través de la superficies en contacto con él, convección y evaporación con el aire del ambiente y radiación con las superficies vecinas.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Evacuación de los ocupantes Diseño de las vías de escape

El diseño de las vías de escape debe basarse en una evaluación previa del sistema global de protección contra incendios (véase la Figura 41.5).
La evacuación de las personas que se encuentran en un edificio en llamas depende de sus reacciones durante la huida, pues deben tomar diferentes decisiones según la situación. Dichas reacciones varían mucho dependiendo de las capaci- dades físicas y mentales de cada cual.
El propio edificio influye en las decisiones tomadas por los ocupantes en su huida, a través de la señalización y de los sistemas de seguridad instalados. La propagación del incendio y del humo es el factor que más repercute en la toma de decisiones de los ocupantes. El humo limita la visibilidad en el edificio y crea un ambiente irrespirable. La radiación del fuego y las llamas afectan a grandes espacios, que dejan de ser utilizables para la evacuación, lo que aumenta el riesgo.
Para diseñar las vías de escape de un edificio es necesario conocer primero la reacción de los ocupantes y sus patrones de movimiento en caso de incendio.
Las tres fases de una evacuación son: aviso, reacción y evacua- ción. La fase de aviso depende de si existe un sistema de alarma en el edificio, de si los ocupantes pueden comprender o no la situación o de la forma de compartimentación del edificio. La fase de reacción se relaciona con la capacidad de los ocupantes para tomar decisiones, de las características del incendio (como cantidad de calor y de humo) y del sistema de vías de escape del edificio. Por último, en la fase de evacuación influyen los puntos donde se pueden formar aglomeraciones y del comportamiento de los ocupantes en las distintas situaciones
En edificios concretos donde es habitual la movilidad de sus ocupantes, por ejemplo, se han realizado estudios que mues- tran algunas características reproducibles de los flujos de personas saliendo de edificios, lo que ha permitido realizar simu- laciones y modelizaciones informáticas para diseñar las vías de escape.
Los recorridos de evacuación deben proyectarse en función del peligro del incendio, ya que cuanto mayor sea el peligro, menor debe ser la distancia hasta la salida de emergencia.
Una salida segura de un edificio exige unas vías de escape seguras entre el lugar del incendio y el exterior. Por lo tanto,



deben existir suficientes vías de escape, estar debidamente proyectadas y tener la capacidad adecuada. Debería haber, como mínimo, una vía de escape alternativa, dado que, por ejemplo, el incendio, el humo y las características de los ocupantes pueden llegar a impedir el uso de las vías de escape. Estas últimas han de estar protegidas del fuego, el calor y el humo durante el tiempo que dure la salida. Así, en los códigos de construcción debe considerarse la protección pasiva para la evacuación y, lógicamente, para la protección contra incendios. Un edificio debe responder a situaciones críticas, tal como se recogen en las normativas sobre evacuación. Por ejemplo, en Suecia, el Código de la construcción establece que la capa de humo no debe descender por debajo de 1,6  0,1H (siendo H la altura total del compartimiento), la radiación máxima ha de ser de 10 kW/m2 y de corta duración y la temperatura ambiental no debe exceder los 80 C.
La evacuación será efectiva si el incendio se detecta en su fase inicial y los ocupantes son avisados rápidamente a través de los sistemas de detección y alarma. Una señalización adecuada de las vías de escape facilita considerablemente la evacuación. Asimismo, es importante la organización y realización de simu- lacros de evacuación.

martes, 2 de noviembre de 2010

Propagación del humo (II)

En un incendio, el humo a elevada temperatura flota por su baja densidad. La ecuación de flotabilidad de los gases de combustión es similar a la ecuación del tiro natural.
Además de la flotabilidad, la energía liberada en un incendio también puede producir movimientos de humo por expansión. El aire entrará en el compartimiento del incendio y el humo caliente se distribuirá por el mismo. Si despreciamos la masa del combustible, la relación de flujos volumétricos puede expresarse como una relación de temperaturas absolutas.
El viento afecta en gran medida al movimiento del humo. No debe olvidarse el efecto de pistón en los ascensores, pues cuando un ascensor se desplaza en su caja, se producen presiones transitorias.
Durante la formación de un incendio, el sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC) actúa como transportador del humo. Cuando se inicia un incendio en una zona desocupada de un edificio, este sistema HVAC puede transportar el humo a otro espacio habitado, por lo que debe diseñarse de forma que, en caso de incendio, la ventilación se apague o el sistema pase a un modo especial de control de humo.
El movimiento del humo puede controlarse mediante mecanismos de compartimentación, dilución, flujo de aire, presurización o flotabilidad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Propagación del humo (I)

Cuando se declara un incendio en un edificio, el humo puede llegar a extenderse a lugares muy alejados. Los huecos de la escalera y de los ascensores pueden verse invadidos por el humo, bloqueando la evacuación y dificultando la extinción del incendio. Actualmente se considera que, en un incendio, el humo es el máximo factor de riesgo (véase la Figura 41.4).
Entre las fuerzas de desplazamiento del humo se incluyen el tiro natural, la flotabilidad de los gases de combustión, el efecto del viento, los sistemas de ventilación y el efecto de pistón de los ascensores.
Cuando en el exterior el ambiente es frío, se produce un movimiento ascendente de aire en las cajas de los ascensores. En el interior del edificio el aire tiende a flotar, al estar más caliente
y ser menos denso que el aire exterior. La fuerza de flotabilidad hace que el aire ascienda por los huecos de los ascensores, fenó- meno conocido como tiro natural . La diferencia de presión entre los huecos de los ascensores y el exterior, generadora del movimiento del aire, viene dada por la fórmula siguiente:

domingo, 31 de octubre de 2010

¿Qué quiere decir dosis? - Dosis efectiva

En casos de irradiación heterogénea (como la exposición de varios órganos a radionúclidos diferentes), puede ser útil calcular una dosis total que englobe las dosis recibidas por todos los órganos y tejidos. Para ello, es necesario tener en cuenta la sensibilidad a la radiación de cada uno de los tejidos y órganos, calculada a partir de los resultados de estudios epidemiológicos sobre cánceres indu- cidos por radiación. La dosis efectiva se mide en Sieverts (Sv)
(ICRP 1991). El concepto de dosis efectiva se desarrolló a los fines de la protección contra la radiación (por ejemplo, gestión del riesgo), y por tanto resulta inadecuada para su uso en estudios epidemiológicos

sábado, 30 de octubre de 2010

¿Qué quiere decir dosis? - Dosis equivalente


El desarrollo de efectos biológicos (como la inhibición del crecimiento celular, la necrosis de células, la azoospermia) depende no sólo de la dosis absorbida, sino también del tipo específico de radiación. La radiación alfa tiene mayor potencial ionizante que la radiación beta o gamma. El concepto de dosis equivalente tiene en cuenta esta diferencia, al aplicar factores de ponderación de la radiación. El factor de ponderación para la radiación beta y gamma (bajo potencial ionizante) es igual a 1, mientras que el de las partículas alfa (alto potencial ionizante) es 20 (ICRP 60). La dosis equivalente se mide en Sieverts (Sv).

viernes, 29 de octubre de 2010

¿Qué quiere decir dosis? - Dosis absorbida

Hay muchas maneras de definir una dosis de radiación ionizante y cada una responde a objetivos diferentes.

Dosis absorbida
La dosis absorbida es la más parecida a la dosis farmacológica. Mientras que la dosis farmacológica es la cantidad de sustancia administrada a una persona por unidad de peso o de superficie, la dosis radiológica absorbida es la cantidad de energía transmitida por radiación ionizante por unidad de masa. La dosis absorbida se mide en Grays (1 Gray = 1 julio/kg).
Cuando las personas se ven expuestas de una forma homo- génea —por ejemplo, por radiación externa de rayos cósmicos y terrestres o por radiación interna de potasio-40 presente en el inte- rior del cuerpo—, todos los órganos y tejidos reciben la misma dosis. En tales circunstancias, puede hablarse de dosis total. Sin embargo, también es posible que la exposición no sea homo- génea, en cuyo caso algunos órganos y tejidos recibirán dosis mucho mayores que otros. Entonces resulta más adecuado hablar de dosis en órgano. Por ejemplo, la inhalación de derivados del radón provoca principalmente una exposición de los pulmones, y la integración de iodo radiactivo provoca la irradiación de la glán- dula tiroides. En estos casos, podemos hablar de dosis pulmonar y dosis tiroidea.
No obstante, también se han desarrollado otras unidades de dosis, que tienen en cuenta las diferencias entre los efectos de los distintos tipos de radiación y los grados de sensibilidad a la radia- ción de los diversos tejidos y órganos.

martes, 18 de mayo de 2010

Radiación ionizante II

Los fotones de los rayos X y gamma interactúan con la materia y causan ionización de tres maneras diferentes como mínimo:
1. Los fotones de energía más baja interactúan sobre todo mediante el efecto fotoeléctrico, por el que el fotón cede toda su energía a un electrón, que entonces abandona el átomo o molécula. El fotón desaparece.
2. Los fotones de energía intermedia interactúan fundamental- mente mediante el efecto Compton, en virtud del cual el fotón y un electrón colisionan esencialmente como partículas. El fotón continúa su trayectoria en una nueva dirección con su energía disminuida, mientras que el electrón liberado parte con el resto de la energía entrante (menos la energía de unión del electrón al átomooa la molécula).
3. La producción de pares sólo es posible con fotones cuya energía sea superior a 1,02 MeV. (Sin embargo, cerca de 1,02 MeV, el efecto Compton predomina todavía. La producción de pares predomina con energías más altas.) El fotón desaparece, y en su lugar aparece una pareja elec- trón-positrón (este fenómeno sólo ocurre en la proximidad de un núcleo, por consideraciones de conservación del momento cinético y de la energía). La energía cinética total del par electrón-positrón es igual a la energía del fotón menos la suma de las energías de la masa residual de electrón y posi- trón (1,02 MeV). Estos electrones y positrones energéticos se comportan entonces como radiación ionizante directa. A medida que pierde energía cinética, un positrón puede llegar
a encontrarse con un electrón, y las partículas se aniquilarán entre sí. Entonces se emiten dos fotones de 0,511 MeV (por lo general) desde el punto de aniquilación, a 180 grados uno de otro.
Con un fotón dado puede ocurrir cualquiera de estos supuestos, salvo que la producción de pares sólo es posible con fotones de energía superior a 1,022 MeV. La energía del fotón y el material con el que interactúa determinan qué interacción es la más probable.
La Figura 48.1 muestra las regiones en las que predomina cada tipo de interacción en función de la energía del fotón y del número atómico del absorbente.

Las interacciones más comunes del neutrón con la materia son colisiones inelásticas, captura (o activación) de neutrón y fisión. Todas ellas son interacciones con núcleos. Un núcleo que colisiona inelásticamente con un neutrón queda en un nivel de energía más alto. Entonces puede liberar esta energía en forma de un rayo gamma, mediante la emisión de una partícula beta o de ambas formas. En la captura de neutrones, un núcleo afec- tado puede absorber el neutrón y expulsar energía en forma de rayos gamma o X o partículas beta, o ambas cosas. Las partí- culas secundarias causan después ionización, como se ha visto antes. En la fisión, un núcleo pesado puede absorber al neutrón
y se desdobla en dos núcleos más ligeros, que casi siempre son radiactivos.

lunes, 17 de mayo de 2010

Radiación ionizante

La radiación ionizante consiste en partículas, incluidos los fotones, que causan la separación de electrones de átomos y moléculas. Pero algunos tipos de radiación de energía relativamente baja, como la luz ultravioleta, sólo puede originar ioniza- ción en determinadas circunstancias. Para distinguir estos tipos de radiación de la radiación que siempre causa ionización, se establece un límite energético inferior arbitrario para la radiación ionizante, que se suele situar en torno a 10 kiloelectronvol- tios (keV).
La radiación ionizante directa consta de partículas cargadas, que son los electrones energéticos (llamados a veces negatrones), los positrones, los protones, las partículas alfa, los mesones cargados, los muones y los iones pesados (átomos ionizados). Este tipo de radiación ionizante interactúa con la materia sobre todo mediante la fuerza de Coulomb, que les hace repeler o atraer electrones de átomos y moléculas en función de sus cargas.
La radiación ionizante indirecta es producida por partículas sin carga. Los tipos más comunes de radiación ionizante indi- recta son los generados por fotones con energía superior a 10 keV (rayos X y rayos gamma) y todos los neutrones.

sábado, 15 de mayo de 2010

INTRODUCCION

La radiación ionizante está en todas partes. Llega desde el espacio exterior en forma de rayos cósmicos. Está en el aire en forma de emisiones del radón radiactivo y su progenie. Los isótopos radiactivos que se originan de forma natural entran y permanecen en todos los seres vivos. Es inevitable. De hecho, todas las especies de este planeta han evolucionado en presencia de la radiación ionizante. Aunque los seres humanos expuestos a dosis pequeñas de radiación pueden no presentar de inmediato ningún efecto biológico aparente, no hay duda de que la radia- ción ionizante, cuando se administra en cantidades suficientes, puede causar daños. El tipo y el grado de estos efectos son bien conocidos.
Si bien la radiación ionizante puede ser perjudicial, también tiene muchas aplicaciones beneficiosas. El uranio radiactivo genera electricidad en centrales nucleares instaladas en muchos países. En medicina, los rayos X permiten obtener radiografías para el diagnóstico de lesiones y enfermedades internas. Los médicos especializados en medicina nuclear utilizan material radiactivo como trazadores para formar imágenes detalladas de estructuras internas y estudiar el metabolismo. En la actualidad se dispone de radiofármacos terapéuticos para tratar trastornos como el hipertiroidismo y el cáncer. Los médicos utilizan en radioterapia rayos gamma, haces de piones, haces de electrones, neutrones y otros tipos de radiación para tratar el cáncer. Los ingenieros emplean material radiactivo en la operaciones de registro de pozos petrolíferos y para medir la densidad de la humedad en los suelos. Los radiólogos industriales se valen de rayos X en el control de calidad para observar las estructuras internas de aparatos fabricados. Las señales de las salidas de edificios y aviones contienen tritio radiactivo para que brillen en la oscuridad en caso de fallo de la energía eléctrica. Muchos detectores de humos en viviendas y edificios comerciales contienen americio radiactivo.
Estos numerosos usos de la radiación ionizante y de los mate- riales radiactivos mejoran la calidad de vida y ayudan a la sociedad de muchas maneras. Pero siempre se deben sopesar los beneficios de cada uso con sus riesgos. Estos pueden afectar a los trabajadores que intervienen directamente en la aplicación de la radiación o el material radiactivo, a la población en general, a las generaciones futuras y al medio ambiente, o a cualquier combinación de los grupos enumerados. Más allá de considera ciones políticas y económicas, los beneficios siempre deben superar a los riesgos cuando se trate de utilizar la radiación ionizante.

viernes, 14 de mayo de 2010

Acufenos


Los acufenos son un proceso que acompaña frecuentemente a las pérdidas auditivas temporales o permanentes inducidas por ruido, así como a otros tipos de pérdidas auditivas sensitivo-neu- ronales. A menudo descrito como “sensación de zumbido en los oídos”, puede ser suave en algunos casos y severo en otros. Algunas personas dicen sentir más molestias por este zumbido que por el deterioro auditivo.
Es probable que las personas que sufren de acufenos noten éstos más en un ambiente silencioso, por ejemplo al intentar dormir por la noche o al sentarse en una cabina insonorizada para someterse a una prueba audiométrica. Es una señal de que se han irritado las células sensoriales del oído interno. Suele preceder a una pérdida auditiva inducida por ruido y, por consi- guiente, es una importante señal de aviso.

jueves, 13 de mayo de 2010

Deterioro auditivo de origen no laboral

Es importante comprender que el ruido en el trabajo no es la única causa de pérdida auditiva inducida por ruido entre los trabajadores. Hay también fuentes de ruido extralaborales que producen lo que a veces se llama “socioacusia” y cuyos efectos sobre la audición son imposibles de diferenciar de aquellos otros. Tan sólo cabe establecer suposiciones, planteando preguntas detalladas acerca de las actividades recreativas y otras actividades ruidosas desarrolladas por el trabajador. Como ejemplos de fuentes socioacúsicas cabría citar las herramientas para el trabajo de la madera, las sierras de cadena, las motocicletas sin silen-iador, la música a gran volumen y las armas de fuego. Disparar frecuentemente con armas de gran calibre (sin protección audi- tiva) puede contribuir de manera significativa a la pérdida auditiva inducida por ruido, mientras que cazar ocasionalmente con armas de menor calibre tiene menos probabilidades de causar daños.
La exposición a ruidos no laborales y la socioacusia resultante tienen importancia porque esta pérdida auditiva se suma a la que puede sufrirse por la exposición a fuentes de ruido de carácter laboral. En beneficio de la salud auditiva general de los trabajadores, sería conveniente aconsejarles que lleven protec- tores auditivos adecuados si desarrollan actividades recreativas ruidosas.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Deterioro auditivo de origen laboral


El deterioro auditivo inducido por ruido suele considerarse enfermedad laboral, no lesión, porque su progresión es gradual. Es muy raro que se produzca una pérdida auditiva inmediata y permanente por efecto de un incidente ensordecedor, como una explosión, o un proceso muy ruidoso, como el remachado en acero. En tales casos, se entiende que se trata de una lesión y se habla de “traumatismo acústico”. Lo habitual, como ya se ha señalado, es que se produzca una lenta disminución de la capa- cidad auditiva a lo largo de muchos años. El grado de deterioro dependerá del nivel del ruido, de la duración de la exposición y de la sensibilidad del trabajador en cuestión. Lamentablemente, no existe tratamiento médico para el deterioro auditivo de carácter laboral; sólo existe la prevención.
Los efectos del ruido sobre la audición están bien documen- tados y no hay mucho lugar a la controversia en lo que respecta al nivel de ruido continuado que provoca diversos grados de pérdida auditiva (ISO 1990). Es también indiscutible que el ruido intermitente produce pérdida auditiva. No obstante, los períodos de ruido que son interrumpidos por períodos de silencio pueden ofrecer al oído interno una oportunidad de recu- perarse de una pérdida auditiva temporal y, por consiguiente, son algo menos peligrosos que el ruido continuado. Tal situa- ción, es aplicable principalmente a los trabajos que se desarro- llan en exteriores, pero no a ambientes interiores como las fábricas, donde son raros los necesarios intervalos de silencio
(Suter 1993).
El ruido de impulso, como el producido por las armas de fuego o la estampación de metal, también perjudica la audición. Existen incluso pruebas de que entraña más peligro que otros tipos de ruido (Dunn y cols. 1991; Thiery y Meyer-Bisch 1988), aunque no siempre es así. El grado de daño dependerá princi- palmente del nivel y la duración del impulso, y puede empeorar
si existe un ruido continuado de fondo. También hay pruebas de que las fuentes de ruido de impulso de alta frecuencia son más perjudiciales que las de baja frecuencia (Hamernik, Ahroon y Hsueh 1991; Price 1983).
La pérdida auditiva provocada por ruido suele ser, al prin- cipio, temporal. En el curso de una jornada ruidosa, el oído se fatiga y el trabajador experimenta una reducción de su capa- cidad auditiva conocida como desviación temporal del umbral
(Temporary Threshold Shift, TTS). Entre el final de un turno de trabajo y el principio del siguiente, el oído suele recuperarse de gran parte de esta TTS, pero a menudo parte de la pérdida persiste. Tras días, meses y años de exposición, la TTS da lugar
a efectos permanentes y comienzan a acumularse nuevas

carencias por TTS sobre las pérdidas ya permanentes. Un buen programa de pruebas audiométricas permitirá identificar estas pérdidas auditivas temporales y proponer medidas preventivas antes de que se conviertan en permanentes.
Existen pruebas experimentales de que varios agentes indus- triales son tóxicos para el sistema nervioso y producen pérdidas auditivas en animales de laboratorio, especialmente si se presentan en combinación con ruido (Fechter 1989). Entre estos agentes cabe citar a) metales pesados peligrosos, como los compuestos de plomo y trimetiltina; b) disolventes orgánicos, como el tolueno, el sileno y el disulfuro de carbono, y c) un asfixiante, el monóxido de carbono. Las investigaciones realizadas recientemente con trabajadores industriales (Morata 1989; Morata y cols. 1991) sugieren que algunas de estas sustancias
(el disulfuro de carbono y el tolueno) pueden incrementar el potencial nocivo del ruido. También existen pruebas de que ciertos fármacos que ya son tóxicos para el oído pueden incre- mentar los efectos perjudiciales del ruido (Boettcher y cols.
1987). Cabe citar ciertos antibióticos y agentes quimioterápicos. Los responsables de los programas de conservación de la capa- cidad auditiva deben saber que los trabajadores expuestos a los productos químicos o fármacos mencionados pueden ser más sensibles a las pérdidas auditivas, tanto más si ya están expuestos a ruido.

martes, 11 de mayo de 2010

Lámparas fluorescentes de tamaño reducido

El tubo fluorescente no es un sustituto práctico para la lámpara incandescente debido a su forma alargada. Pueden hacerse tubos cortos y estrechos de proximadamente el mismo tamaño que la lámpara incandescente, pero esto impone una carga eléctrica muy superior al material fosfórico. Para que la lámpara tenga una vida útil aceptable es esencial utilizar trifosfóricos (véase la Figura 46.6).
En todas las lámparas fluorescentes de tamaño reducido se utilizan trifosfóricos, de modo que, si se utilizan junto con las alargadas, también deberán utilizarse en estas últimas, para mantener la coherencia de los colores. Algunas lámparas de tamaño reducido incluyen el equipo de control necesario para crear dispositivos de conversión para lámparas incandescentes. La gama va en aumento y permite actualizar fácilmente las instalaciones de alumbrado ya existentes para utilizar más eficazmente la energía. En el caso de que los controles originales lo permitieran, estas unidades integradas no serían adecuadas para el efecto de atenuación.

lunes, 10 de mayo de 2010

Lámparas fluorescentes tubulares

Son lámparas de mercurio de baja presión que están disponibles en versiones de “cátodo caliente” y “cátodo frío”. La primera versión es el tubo fluorescente convencional para fábricas y oficinas; “cátodo caliente” se refiere al cebado de la lámpara por precalentamiento de los electrodos para que la ionización del gas y del vapor de mercurio sea suficiente para realizar la descarga.
Las lámparas de cátodo frío se utilizan principalmente en letreros y anuncios publicitarios (véase la Figura 46.5).
Las lámparas fluorescentes necesitan equipo de control externo para efectuar el cebado y para regular la corriente de la lámpara. Además de la pequeña cantidad de vapor de mercurio, hay un gas de cebado (argón o criptón).
La baja presión del mercurio genera una descarga de luz de color azul pálido. La mayor parte de la radiación está en la región ultravioleta a 254 nm, una frecuencia de radiación carac terística del mercurio. En el interior de la pared del tubo hay un fino revestimiento fosfórico, que absorbe los rayos ultravioleta e irradia la energía en forma de luz visible. El color de la luz viene determinado por el revestimiento fosfórico. Existe toda una gama de materiales fosfóricos con diversas características de coloración y reproducción del color.Durante el decenio de 1950 los materiales fosfóricos disponibles ofrecían la posibilidad de elegir entre una eficiencia razo nable (60 lúmenes/vatio) con una luz deficiente en rojos y azules, o una mejor reproducción del color a partir de materiales fosfóricos “de lujo” pero de menor eficiencia (40 lúmenes/vatio). En el decenio de 1970 ya se habían desarrollado nuevos mate- riales fosfóricos de banda estrecha que irradiaban luz roja, azul y verde por separado, pero que, en combinación, producían luz blanca. El ajuste de las proporciones dio lugar a toda una gama de coloraciones diferentes, todas ellas con similares y excelentes propiedades de reproducción del color. Se trata de materiales trifosfóricos más eficaces que los primeros tipos y representan la solución de iluminación más económica, aunque las lámparas sean más caras. La mayor eficiencia reduce los costes de explota- ción e instalación.
El principio del material trifosfórico ha venido a ampliarse con las lámparas multifosfóricas en situaciones donde la reproducción del color es esencial, como en galerías de arte y en la comparación de colores en la industria.
Los modernos materiales fosfóricos de banda estrecha son más duraderos, mejoran la constancia del flujo luminoso y aumentan la vida útil de la lámpara.


domingo, 9 de mayo de 2010

Principales tipos de lámparas: Lámparas halógenas de tungsteno de baja tensión

Fueron diseñadas originalmente para proyectores de diapositivas y películas. A 12 V, un filamento diseñado para los mismos vatios que en el caso de una corriente de 230 V se hace más pequeño y grueso. Puede enfocarse más eficazmente, y la mayor masa del filamento permite una temperatura de trabajo más alta, aumentando el rendimiento lumínico. El filamento grueso es más robusto. Son características que se han considerado ventajosas en el mercado de los expositores comerciales y, aunque es necesario incorporar un transformador reductor, estas lámparas dominan actualmente la iluminación de escaparates (véase la Figura 46.3). Aunque los usuarios de proyectores cinematográficos desean el máximo de luz posible, un exceso de calor deteriora el medio de la transparencia. Se ha desarrollado un tipo especial de reflector que sólo refleja la radiación visible, permitiendo que la radiación de infrarrojos (calor) pase a través de la parte trasera de la lámpara. En la actualidad, esta característica está incorpo- rada en muchas lámparas de reflectores de baja tensión para la iluminación de expositores, así como en equipos de proyección. Sensibilidad a la tensión: todas las lámparas de filamentos son sensibles a las variaciones de tensión, viéndose afectadas en términos de rendimiento lumínico y vida útil. Se está consi- guiendo “armonizar” la tensión de alimentación a 230 V en toda Europa ampliando las tolerancias de trabajo de las autoridades que regulan la generación de electricidad. Se tiende a un 10 %, que es una gama de tensiones de 207 a 253 V. En esta gama no es razonable trabajar con lámparas incandescentes ni con lámparas halógenas de tungsteno, por lo que será necesario adaptar la tensión de alimentación efectiva a la potencia de las lámparas (véase la Figura 46.4).
Las lámparas de descarga también se verán afectadas por tan grandes variaciones de tensión, de modo que será importante la correcta especificación del equipo de control.


sábado, 8 de mayo de 2010

Elección de los materiales (II)

Lo cierto es que en los próximos años el mercado de los materiales de construcción y decoración será más competitivo y sufrirá una mayor presión legislativa. Con ello se eliminarán algunos productos o a se sustituirán por otros que tengan menores índices de emisión. Ya se están tomando medidas de este tipo con los adhesivos utilizados en la producción de moquetas, a lo que se añade, en la producción de pinturas, la eliminación de compuestos peligrosos, como el mercurio y el pentaclorofenol.
Hasta que se tenga más información y madure la reglamentación legislativa en este campo, los encargados de elegir los mate- riales y productos más apropiados para la construcción de edificios nuevos serán los profesionales. He aquí algunas consi- deraciones que pueden ayudarles a tomar una decisión:
• Es preciso disponer de información sobre la composición química del producto y los índices de emisión de contami- nantes, así como sobre cualquier aspecto concerniente a la salud, la seguridad y el confort de los ocupantes expuestos a los mismos. Esta información deberá facilitarla el fabricante del producto.
• Es preciso elegir los productos que tengan los índices de emisión de contaminantes más bajos posibles, atendiendo en especial a la presencia de compuestos carcinógenos y terató- genos, irritantes, toxinas sistémicas, compuestos odoríferos y demás.
• Deberán especificarse los adhesivos o materiales que presenten grandes superficies de emisión o absorción, como los mate- riales porosos, los textiles, las fibras sin revestimiento y simi- lares, y restringirse su uso.
• Será necesario implantar procedimientos preventivos para la manipulación e instalación de estos materiales y productos. Durante y después de su instalación, se ventilará el recinto exhaustivamente y se utilizará el proceso de horneado (véase más adelante) para acelerar el curado de ciertos productos. También deberán aplicarse las medidas higiénicas recomen- dadas en cada caso.
• Uno de los procedimientos recomendados para minimizar la exposición a las emisiones de nuevos materiales durante las fases de instalación y acabado, así como durante la ocupación inicial del edificio, es ventilar el mismo durante 24 horas con un 100 por cien de aire exterior. La eliminación de compuestos orgánicos por medio de esta técnica evita su retención en los materiales porosos, que pueden actuar como depósitos y después como fuentes de contaminación al liberar los compuestos almacenados al medio ambiente.
• Otra medida es incrementar la ventilación al máximo nivel posible antes de volver a ocupar un edificio que haya quedado cerrado durante un cierto tiempo: durante las primeras horas del día, los fines de semana o las vacaciones.
• En algunos edificios se ha utilizado un procedimiento especial para acelerar el “curado” de nuevos materiales, conocido como horneado, por el cual la temperatura del edificio se eleva durante 48 horas o más, manteniendo la circulación del aire al mínimo. Las altas temperaturas favorecen la emisión de compuestos orgánicos volátiles. Después se ventila el edificio y se reduce así su carga contaminante. Los resultados obtenidos hasta la fecha demuestran que este procedimiento puede ser eficaz en algunas situaciones.

viernes, 7 de mayo de 2010

Elección de los materiales (I)

Para intentar evitar posibles problemas de contaminación en un edificio, es conveniente prestar atención a las características de los materiales de construcción y decoración, al mobiliario, a las actividades de trabajo que se realizarán normalmente y a los métodos que se utilizarán para limpiar y desinfectar el edificio y para el control de insectos y plagas. También es posible reducir
los niveles de compuestos orgánicos volátiles (COV), por ejemplo, si se emplean únicamente materiales y equipamientos cuyos índices de emisión de estos compuestos sean conocidos y si se seleccionan aquellos que tengan los niveles más bajos.
Hoy en día, aunque algunos laboratorios e instituciones han realizado estudios sobre emisiones de este tipo, la información sobre los índices de emisión de contaminantes de los materiales de construcción es más bien escasa, y ello se agrava por la gran cantidad de productos existentes y la variabilidad que presentan
a lo largo del tiempo.
A pesar de esta dificultad, algunos productores han comen- zado a estudiar sus productos y a incluir, habitualmente a peti- ción del consumidor o del profesional de la construcción, información sobre las investigaciones realizadas. Cada vez son más los productos calificados como “respetuosos con el medio ambiente”, “no tóxicos”, etcétera.
Ahora bien, todavía hay muchos problemas que resolver. Entre ellos cabe citar el alto coste de los análisis necesarios, en lo que atañe al tiempo tanto como al dinero; la falta de normas que regulen los métodos de ensayo de muestras; la complicada interpretación de los resultados obtenidos debido al desconoci- miento de los efectos de algunos contaminantes para la salud, y la falta de acuerdo entre los investigadores respecto a si es preferible utilizar materiales con alto nivel de emisión durante un período breve en lugar de materiales con un nivel bajo durante períodos de tiempo más largos.


jueves, 6 de mayo de 2010

Planificación de espacios interiores

Es importante conocer, durante las fases de planificación, el uso que se dará al edificio o las actividades que en él se desarrollarán. Sobre todo, es importante conocer qué actividades pueden cons- tituir una fuente de contaminación, lo que permitirá posteriormente limitarlas y controlarlas. Algunos ejemplos de dichas actividades dentro de un edificio son la preparación de alimentos, los trabajos de imprenta y artes gráficas, el hábito de fumar y el uso de máquinas fotocopiadoras.
La ubicación de estas actividades en recintos específicos, sepa- rados y aislados de otras actividades, debe decidirse de tal manera que los ocupantes del edificio se vean afectados lo menos posible.
Es aconsejable que estos procesos estén provistos de un sistema de extracción localizado y de sistemas de ventilación general con características especiales. La primera de estas medidas tiene por objeto controlar los contaminantes en la fuente de emisión. La segunda, aplicable cuando existen nume- rosas fuentes, cuando éstas están dispersas en un espacio deter- minado o cuando el contaminante no sea excesivamente peligroso, debe cumplir los requisitos siguientes: debe ser capaz de proporcionar volúmenes de aire fresco adecuados en función de los niveles establecidos para la actividad en cuestión, no debe utilizar de nuevo parte alguna del aire del local ni mezclarlo con el flujo general de ventilación del edificio y debe incluir extracción forzada suplementaria si es necesario. En estos casos es preciso planificar cuidadosamente la circulación del aire en los recintos para evitar la transmisión de contaminantes entre espacios contiguos (puede crearse, por ejemplo, una presión negativa en un espacio determinado).
A veces se logra el control mediante la eliminación o la reducción de contaminantes en el aire al filtrar o depurar éste quími- camente. Para utilizar estas técnicas de control hay que tener en cuenta las características físicas y químicas de los contaminantes. Por ejemplo, los sistemas de filtración son adecuados para eliminar partículas del aire —en tanto que la eficacia del filtro se corresponda con el tamaño de las partículas filtradas—, pero permiten el paso de gases y vapores.
En espacios interiores, la eliminación de la fuente de contaminación es el método más eficaz de controlar ésta. Un buen ejemplo son las restricciones y prohibiciones del hábito de fumar en el lugar de trabajo. Si se permite fumar, generalmente es en zonas restringidas equipadas con sistemas de ventilación especiales.

martes, 4 de mayo de 2010

Campañas para educar a los fumadores

Complementando lo anteriormente comentado, otro de los instrumentos de que disponen los gobiernos para reducir los efectos adversos del consumo de tabaco sobre la salud en la población es la educación de los fumadores con el fin de que fumen “mejor” y de que reduzcan su consumo de cigarrillos. Tales medidas deben ir encaminadas a disminuir el consumo diario de cigarrillos, a inhibir la inhalación de humo en la mayor medida posible, a no fumar las colillas de los cigarrillos (la toxicidad del tabaco aumenta hacia el final del cigarrillo), a no mantener el cigarrillo constantemente en los labios y a adoptar preferencias por marcas con menor contenido de alquitrán y nicotina.
Es un tipo de medidas que evidentemente no reducen el número de fumadores, pero sí el daño sufrido por éstos por su hábito. Se han propuesto argumentos en contra de esta clase de medidas debido a que pueden dar la impresión de que fumar no es un hábito intrínsecamente malo, ya que se dice a los fuma- dores cómo se fuma mejor.

lunes, 3 de mayo de 2010

Programas públicos para animar a las personas a dejar de fumar


La utilización de campañas antitabaco como práctica normal, adecuadamente establecida y organizada como norma de conducta en ciertas esferas, como el mundo del trabajo, ha demostrado ser muy eficaz.

domingo, 2 de mayo de 2010

Limitación de la publicidad


Otro instrumento utilizado por los gobiernos para reducir el consumo de tabaco es restringir o, simplemente, prohibir la publi- cidad del producto. Los gobiernos y muchas organizaciones internacionales tienen una política de prohibir la publicidad del tabaco en ciertas esferas, como los deportes (al menos algunos deportes), la asistencia sanitaria, el medio ambiente y la educa- ción. Los efectos beneficiosos incuestionables de esta política son especialmente eficaces cuando se elimina la publicidad en entornos que influyen en las personas jóvenes en un momento en el que es probable que adopten el hábito de fumar.

sábado, 1 de mayo de 2010

Refrigeración con líquidos.

Se basa en la circulación de una mezcla de agua y anticongelante a través de una red de canales o pequeños tubos, para luego devolver el líquido calentado a un disipador térmico, en dónde se elimina el calor añadido durante su paso por el cuerpo. Las velocidades de circulación del líquido suelen ser del orden de 1 l/min. El disipador térmico libera energía térmica al ambiente por evaporación, fusión, refrigera- ción o proceso termoeléctricos. Los trajes refrigerados con líquidos ofrecen un potencial de refrigeración mucho mayor que los sistemas de aire. Si el traje cubre todo el cuerpo y está conec- tado a un disipador térmico adecuado, puede eliminar todo el calor metabólico y mantener el equilibrio térmico corporal sin necesidad de sudar; este tipo de sistema es el utilizado por los astronautas que trabajan en el exterior de sus naves. Por lo demás, un mecanismo de refrigeración tan potente como éste exige algún tipo de sistema de control de la temperatura, que suele consistir en el ajuste manual de una válvula que cierra la entrada de parte del líquido circulante una vez que ha pasado por el disipador térmico. Los sistemas de refrigeración con líquidos pueden diseñarse para colgarse a la espalda y proporcionar refrigeración continua durante el trabajo.
Cualquier dispositivo de refrigeración que añada peso y volumen al cuerpo humano puede, lógicamente, interferir con el trabajo. Por ejemplo, el peso de un traje de hielo aumenta considerablemente el coste metabólico de los movimientos y es, por tanto, más útil para trabajos físicos ligeros, como sería el caso de los trabajadores con labores exclusivas de vigilancia en un compartimiento caluroso. Los sistemas que exigen conectar al trabajador a un disipador térmico pueden ser imposibles de utilizar en muchos tipos de trabajo. La refrigeración intermitente es útil cuando los trabajadores tienen que utilizar prendas protectoras pesadas (como los trajes protectores que se utilizan en la industria química) y no pueden transportar un disipador térmico ni conectarse al mismo mientras trabajan. La retirada del traje durante los períodos de descanso supone una pérdida de tiempo
y conlleva el riesgo de exposición tóxica; en estas circunstancias, es más sencillo que los trabajadores utilicen un traje aclimatado que sólo se conecta al disipador térmico durante los períodos de descansos, permitiendo la recuperación térmica en unas condi- ciones de lo contrario insoportables.

viernes, 30 de abril de 2010

Prendas protectoras

Algunos trabajos en condiciones térmicas extremas exigen la protección térmica de los trabajadores con prendas especializadas. La protección pasiva se consigue con prendas aislantes y reflectoras; el aislamiento por sí sólo protege a la piel de las variaciones térmicas. Asimismo, pueden utilizarse delantales reflectores para proteger al personal que trabaja delante de una fuente radiante. Las brigadas contra incendios que tienen que enfren- tarse a llamas con una temperatura extremadamente elevada utilizan trajes llamados “bunkers”, que combinan un gran aisla- miento contra el aire caliente y una superficie aluminizada que refleja el calor radiante.
Otra forma de protección pasiva es el traje de hielo, en cuyos bolsillos se introduce aguanieve o hielo (o hielo seco) y que se pone por encima de la ropa interior para evitar un enfriamiento molesto de la piel. El cambio de fase del hielo fundido absorbe parte de la carga de calor metabólico y ambiental de la superficie cubierta, pero el hielo debe sustituirse cada cierto tiempo; cuanto mayor sea la exposición al calor, mayor será la frecuencia con que tenga que cambiarse el hielo. Son trajes que resultan útiles para el trabajo en minas profundas, salas de calderas de los barcos y otros ambientes muy calurosos y húmedos con acceso a un congelador.
La protección térmica activa se consigue mediante trajes refri- gerados con aire o líquido que cubren todo el cuerpo o una parte del mismo, normalmente el torso y en ocasiones la cabeza. Refrigeración con aire. Los sistemas más sencillos se ventilan con el aire del ambiente circundante o con aire comprimido enfriado por expansión o durante su paso por un tubo vorticial. Tal refrigeración precisa unos grandes volúmenes de aire; la velocidad mínima de ventilación para un traje sellado es de unos
450 l/min. El enfriamiento del aire puede teóricamente producirse por convección (cambio de temperatura) o evaporación del sudor (cambio de fase). Con todo, la eficacia de la convección se ve limitada por el escaso calor específico del aire y la dificultad de suministrarlo a bajas temperaturas en un ambiente caluroso. La mayoría de los trajes refrigerados con aire actúan, por consi- guiente, por enfriamiento evaporativo. El trabajador experimenta un estrés térmico moderado y deshidratación, pero es capaz de regular su temperatura mediante el control natural del nivel de sudoración. El aire refrigerado aumenta también la sensación de bienestar por su tendencia a secar la ropa interior. Entre sus desventajas figuran: a) la necesidad de conectar a la persona a la fuente de aire, b) su excesivo volumen, y c) la difi cultad de que el aire llegue a las extremidades.

jueves, 29 de abril de 2010

Control climático


Si el coste no fuera un factor limitante, todos los problemas de estrés por calor se solucionarían mediante la aplicación de las técnicas de ingeniería para convertir los ambientes de trabajo hostiles en agradables. Existen multitud de técnicas que pueden utilizarse dependiendo de las condiciones específicas del lugar de trabajo y los recursos disponibles. Tradicionalmente, las indus- trias expuestas al calor pueden dividirse en dos categorías: procesos con calor seco y procesos con calor húmedo. Los procesos con calor seco, como la fundición de metales y la fabricación de vidrio, que exponen a los trabajadores a un aire muy caliente combinado con una intensa carga de calor radiante, pero que añaden poca humedad al ambiente. Por el contrario, las industrias expuestas a calor y humedad, como las fábricas textiles, las papeleras y la minería, exigen la exposición a un calor menos extremo, pero originan una elevada humedad ambiente como resultado de los procesos húmedos y el escape de vapor.
Las técnicas de control ambiental más económicas intentan reducir la transferencia de calor de la fuente al medio ambiente. El aire caliente puede extraerse al exterior de la zona de trabajo
y sustituirse por aire fresco. Las superficies calientes pueden cubrirse con material aislante o revestimientos reflectantes que reduzcan la emisión de calor, al tiempo que conserven el calor necesario para el proceso industrial. Una segunda línea de defensa es la ventilación a gran escala del área de trabajo para crear un intenso influjo de aire exterior. La alternativa más costosa es el acondicionamiento del aire para enfriar y secar la atmósfera del lugar de trabajo. Aunque la reducción de la tempe- ratura ambiente no afecta a la transmisión de calor radiante, ayuda a reducir la temperatura de las paredes y otras superficies que pueden actuar como fuentes secundarias de calor convectivo y radiante.
Cuando el control ambiental general es imposible o poco económico, es posible que puedan mejorarse las condiciones térmicas en las áreas de trabajo locales. Pueden construirse cabinas con aire acondicionado en el interior de un espacio de trabajo más grande, o dirigir un flujo de aire fresco a un puesto de trabajo específico (“refrigeración local” o “ducha de aire”). Pueden interponerse pantallas reflectantes locales o incluso portátiles entre el trabajador y la fuente de calor radiante. Las técnicas de ingeniería moderna permiten controlar con sistemas remotos los procesos en caliente, de tal forma que los trabajadores no tengan que verse expuestos todos los días a unos ambientes calurosos altamente estresantes.
Cuando el lugar de trabajo se ventila con aire exterior o cuando la capacidad de acondicionamiento del aire es limitada, las condiciones térmicas reflejarán los cambios climáticos. Los aumentos bruscos de la temperatura y la humedad exteriores pueden aumentar el estrés por calor a niveles que superen la tole- rancia al calor de los trabajadores. Por ejemplo, una ola de calor en primavera puede precipitar una epidemia de trastornos por calor entre los trabajadores que todavía no están tan aclimatados al calor como lo estarían en verano. En estos casos, las empresas deben instalar un sistema que permita predecir las variaciones en el estrés térmico como consecuencia de los cambios climáticos, de manera que puedan adoptarse precauciones a tiempo.

miércoles, 28 de abril de 2010

Acabado interior


El acabado interior comprende los materiales de superficie de paredes, techos y suelo. Existen muchos tipos de acabado interior, como yeso, escayola, madera y plásticos. Entre sus múltiples funciones se encuentran las de aislamiento acústico y térmico o la protección contra el desgaste y la abrasión.
El acabado interior se relaciona con los incendios en cuatro aspectos: puede aumentar la velocidad del incendio hasta alcanzar condiciones de descarga, puede incrementar el incendio propagando la llama, puede aumentar la liberación de calor al añadir combustible y puede producir humo y gases tóxicos. Por lo tanto, deberán evitarse aquellos materiales que presentan altas velocidades de propagación de llama, propor- cionen combustible al incendio o produzcan cantidades peli- grosas de humo y gases tóxicos.

martes, 27 de abril de 2010

Integridad estructural durante un incendio


Con la exigencia de mantenimiento de la integridad estructural durante un incendio se trata de evitar el derrumbamiento de la estructura y garantizar la capacidad de los elementos separadores de evitar la ignición y la propagación de la llama a los espacios colindantes. Pueden adoptarse distintos enfoques para los diseños de resistencia contra incendios. Hay clasificaciones de ensayos estándar de resistencia a incendios según ISO 834, combina- ciones de ensayos y cálculos o únicamente cálculos, así como una estimación informática sobre los riesgos de incendio.

lunes, 26 de abril de 2010

Compartimentación

Un compartimiento contra incendios es un espacio dentro de un edificio que puede comprender uno o varios pisos y que está deli- mitado por elementos separadores, de forma que, en caso de incendio, éste no pueda propagarse fuera de él. La compartimentación es importante para evitar que el fuego se propague a espa- cios demasiado grandes o a todo el edificio. Las personas y los bienes materiales que se encuentren fuera del compartimiento quedan protegidos gracias a la extinción del incendio por el cuerpo de bomberos, a su extinción de forma espontánea o, al menos, a los elementos separadores, que retardan la propagación del incendio y del humo hasta que los ocupantes puedan ser rescatados.
La resistencia al fuego específica de un compartimiento depende de su finalidad y del tipo de incendio potencial. Los elementos separadores que limitan el compartimiento deben resistir el máximo incendio posible o contener el fuego hasta que los ocupantes puedan ser evacuados. Los elementos de carga del compartimiento pueden estar diseñados para resistir todo el proceso de incendio o solamente presentar una determinada resistencia medida en períodos de tiempo iguales o superiores a los exigidos para los elementos separadores.

domingo, 25 de abril de 2010

Formación de personal en materia de riesgos eléctricos: Calificaciones

Calificaciones: Los procedimientos de trabajo con tensión son muy exigentes, e insisten en la necesidad de utilizar a la persona adecuada en el lugar correcto. La manera más fácil de lograrlo es disponer de personal cualificado con diferentes niveles de especialización. La persona nombrada para controlar el trabajo debe ser un trabajador cualificado. Cuando sea necesaria la supervisión, también ésta debe ser responsabilidad de una persona cualificada. Los trabajadores sólo deben trabajar en instalaciones cuya tensión y complejidad se corres- pondan con su nivel de cualificación o formación. En algunos países, la cualificación está regulada por normas nacionales.

Por último, los trabajadores deben recibir instrucciones y formación en técnicas esenciales de salvamento. Remitimos al lector que desee ampliar la información al capítulo relativo a primeros auxilios.

sábado, 24 de abril de 2010

Formación de personal en materia de riesgos eléctricos: Formación:


Formación: En algunos países, los programas y las instalaciones de formación han de contar con la aprobación formal de un comité de trabajo con tensión u organismo similar. Los programas se basan ante todo en la experiencia práctica, complementada con formación técnica. La formación adopta la forma de trabajo práctico en instalaciones modelo, interiores o exteriores, semejantes a aquéllas en que se deberá realizar el trabajo real.

viernes, 23 de abril de 2010

Efectos deterministas

Se producen efectos deterministas cuando la dosis supera cierto nivel y la cuantía de la dosis es alta. La gravedad de los efectos es proporcional a la dosis, aunque existe una dosis máxima para cada órgano (Tabla 39.26).
En accidentes del tipo de los comentados anteriormente, los efectos deterministas pueden ser generados por una irradiación parcial intensa, como la causada por la irradiación externa, por contacto directo con una fuente (como una fuente encontrada fuera de su sitio, recogida y guardada en el bolsillo) o por conta- minación dérmica. Todo ello provoca quemaduras radiológicas. Si la dosis parcial es del orden de 20 a 25 Gy (Tabla 39.23, Recuadro 1), puede producirse necrosis del tejido. Una irradia- ción total del cuerpo humano en una dosis superior a 0,5 Gy puede generar un síndrome conocido como síndrome de radiación agudo, caracterizado por trastornos digestivos (náuseas, vómitos, diarrea) y aplasia medular de gravedad variable. Hay que tener en cuenta que puede darse simultáneamente una irradiación parcial y una irradiación total del cuerpo humano.

jueves, 22 de abril de 2010

Efectos sobre la salud Efectos directos de la radiación ionizante sobre la salud (I)

Principales accidentes con fuentes industriales de radiación


Accidentes de radiación incluidos en el registro (mundial, 1944-1988) de accidentes de Oak Ridge (Estados Unidos).

miércoles, 21 de abril de 2010

Efectos sobre la salud Efectos directos de la radiación ionizante sobre la salud

En general, los efectos de la radiación ionizante sobre la salud son bien conocidos y dependen de la intensidad de la dosis recibida y de la cuantía de la dosis (dosis recibida por unidad de tiempo; véase el recuadro de la página siguiente).



sábado, 20 de febrero de 2010

Deterioro auditivo

El deterioro auditivo inducido por ruido es muy común, pero a menudo se subestima porque no provoca efectos visibles ni, en la mayoría de los casos, dolor alguno. Sólo se produce una pérdida de comunicación gradual y progresiva con familiares y amigos y una pérdida de sensibilidad a los sonidos del entorno, como el canto de los pájaros o la música. Por desgracia, la capacidad de oír correctamente suele darse por supuesta hasta que se pierde. Estas pérdidas pueden ser tan graduales que pasan inadver- tidas hasta que el deterioro resulta discapacitante. La primera señal suele ser que los demás parecen no hablar tan claramente como solían. La persona afectada tiene que pedir a los demás que le repitan y a menudo observa cómo éstas se molestan por su aparente falta de consideración. Con frecuencia tiene que decir a su familia y amigos cosas como: “No me grites. Te oigo, pero es que no entiendo lo que dices.”
A medida que aumenta la pérdida auditiva, el afectado comienza a retraerse de las relaciones sociales. Los actos religiosos, las reuniones cívicas, las reuniones sociales o los espectáculos comienzan a perder su atractivo y la persona prefiere quedarse en casa. El volumen de la televisión se convierte en motivo de conflicto y, a veces, obliga a otros miembros de la familia a salir de la habitación.
Con el tiempo, la presbiacusia, o pérdida de capacidad auditiva que acompaña de manera natural al proceso de envejecimiento, se suma a la deficiencia auditiva. Finalmente, la situación puede llegar a tal punto que el afectado sólo se comunique con sus familiares o amigos con grandes dificultades, y es entonces cuando se encuentra realmente aislado. Un audífono puede ayudar en algunos casos, pero nunca se restaura la claridad de la audición natural del mismo modo que se consigue en el caso de la visión con el uso de gafas graduadas.