sábado, 20 de febrero de 2010

Deterioro auditivo

El deterioro auditivo inducido por ruido es muy común, pero a menudo se subestima porque no provoca efectos visibles ni, en la mayoría de los casos, dolor alguno. Sólo se produce una pérdida de comunicación gradual y progresiva con familiares y amigos y una pérdida de sensibilidad a los sonidos del entorno, como el canto de los pájaros o la música. Por desgracia, la capacidad de oír correctamente suele darse por supuesta hasta que se pierde. Estas pérdidas pueden ser tan graduales que pasan inadver- tidas hasta que el deterioro resulta discapacitante. La primera señal suele ser que los demás parecen no hablar tan claramente como solían. La persona afectada tiene que pedir a los demás que le repitan y a menudo observa cómo éstas se molestan por su aparente falta de consideración. Con frecuencia tiene que decir a su familia y amigos cosas como: “No me grites. Te oigo, pero es que no entiendo lo que dices.”
A medida que aumenta la pérdida auditiva, el afectado comienza a retraerse de las relaciones sociales. Los actos religiosos, las reuniones cívicas, las reuniones sociales o los espectáculos comienzan a perder su atractivo y la persona prefiere quedarse en casa. El volumen de la televisión se convierte en motivo de conflicto y, a veces, obliga a otros miembros de la familia a salir de la habitación.
Con el tiempo, la presbiacusia, o pérdida de capacidad auditiva que acompaña de manera natural al proceso de envejecimiento, se suma a la deficiencia auditiva. Finalmente, la situación puede llegar a tal punto que el afectado sólo se comunique con sus familiares o amigos con grandes dificultades, y es entonces cuando se encuentra realmente aislado. Un audífono puede ayudar en algunos casos, pero nunca se restaura la claridad de la audición natural del mismo modo que se consigue en el caso de la visión con el uso de gafas graduadas.

viernes, 19 de febrero de 2010

Los efectos del ruido*

La pérdida de la capacidad auditiva es el efecto perjudicial del ruido más conocido y probablemente el más grave, pero no el único. Otros efectos nocivos son los acufenos (sensación de zumbido en los oídos), la interferencia en la comunicación hablada y en la percepción de las señales de alarma, las alteraciones del rendimiento laboral, las molestias y los efectos extraauditivos. En la mayoría de las circunstancias, la protección de la audición de los trabajadores debe servir de protección contra la mayoría de estos otros efectos. Esta consideración debería alentar a las empresas a implantar programas adecuados de control del ruido y de conservación de la audición.

jueves, 18 de febrero de 2010

Tendencias futuras

En algunos países se tiende a poner más énfasis en la exposición al ruido de carácter no laboral y en la parte de responsabilidad que incumbe a éste en la pérdida auditiva. Entre las actividades y fuentes de ruido de este tipo se incluyen la caza, el tiro al blanco, los juguetes ruidosos y la música a alto volumen. Este enfoque es beneficioso por cuanto que destaca algunas causas de deterioro auditivo potencialmente importantes, pero de hecho puede ser perjudicial si desvía la atención de los problemas graves de ruido en el trabajo.
Entre los países de la Unión Europea se evidencia una tendencia muy acentuada a la normalización de la cuestión del ruido. Este proceso incluye la elaboración de normas relativas a las emisiones de ruido de productosya la exposición al ruido.
El proceso de elaboración de normas no es, en cambio, rápido en Norteamérica, sobre todo en Estados Unidos, donde el trabajo normativo está paralizado y existe la posibilidad de ir a la desregulación. Los esfuerzos por regular el ruido de nuevos productos se abandonaron en 1982, año en que se cerró la Oficina del Ruido de la Agencia de Protección Ambiental, y puede que las normas en materia de ruido no sobrevivan al clima desregulador actualmente existente en el Congreso.
Los países en desarrollo parecen encontrarse en vías de adoptar y revisar normas en materia de ruido. Estas normas tienden al conservadurismo, ya que apuntan a un límite de exposición permisible de 85 dBA, y un factor de acumulación (relación de interdependencia tiempo/intensidad) de 3 dB. Queda abierta la cuestión de hasta qué punto se aplicarán estas normas, sobre todo en economías incipientes.
Algunos países en desarrollo tienden a concentrarse en el control del ruido por métodos técnicos, en lugar de abordar las complejidades de las pruebas audiométricas, los protectores auditivos, la formación y el mantenimiento de registros. Este enfoque parece muy sensato siempre que sea factible. En ocasiones habrá que complementarlo con la utilización de protectores auditivos para reducir la exposición a niveles seguros.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Principales tipos de lámparas: Lámparas halógenas de tungsteno

Son parecidas a las lámparas incandescentes y producen luz de la misma manera, a partir de un filamento de tungsteno. Ahora bien, el globo contiene gas halógeno (bromo o yodo) que actúa controlando la evaporación del tungsteno (véase la Figura 46.2).
Es fundamental para el ciclo del halógeno que la bombilla se mantenga a una temperatura mínima de 250 °C para que el haluro de tungsteno permanezca en estado gaseoso y no se condense sobre la superficie del globo. Tal temperatura da lugar a que las bombillas se fabriquen con cuarzo en lugar de vidrio. El cuarzo permite reducir el tamaño de la bombilla.
La mayoría de las lámparas halógenas de tungsteno duran más tiempo que sus equivalentes incandescentes y el filamento alcanza una temperatura más alta, creando más luz y un color más blanco.

Las lámparas halógenas de tungsteno han encontrado aceptación en situaciones cuyos principales requisitos son un tamaño reducido y un alto rendimiento. Como ejemplo típico cabe citar la iluminación de escenarios, incluyendo el cine y la televisión, donde el control direccional y la atenuación son requisitos habituales.



martes, 16 de febrero de 2010

Principales tipos de lámparas: Lámparas incandescentes

Utilizan un filamento de tungsteno dentro de un globo de vidrio al vacío o lleno de un gas inerte que evite la evaporación del tungsteno y reduzca el ennegrecimiento del globo. Existen lámparas de muy diversas formas, que pueden resultar muy decorativas. En la Figura 46.1 se muestran los componentes de una lámpara típica de iluminación general (General Lighting Service, GLS).
Las lámparas incandescentes también se presentan en una amplia gama de colores y acabados. En la Tabla 46.4 aparecen algunas formas típicas y los códigos SICL.
Se trata de unas lámparas que siguen teniendo aceptación en la iluminación doméstica debido a su bajo coste y pequeño tamaño. Con todo, su baja eficiencia genera costes de explotación muy altos en la iluminación comercial e industrial, por lo que normalmente se prefieren las lámparas de descarga. Una lámpara de 100 W tiene una eficiencia típica de 14 lúmenes/vatio en comparación con los
96 lúmenes/vatio de una lámpara fluorescente de 36 W.
Las lámparas incandescentes todavía se utilizan cuando la atenuación de la luz es una característica de control conveniente, ya que resulta fácil atenuarlas reduciendo la tensión de alimentación.

El filamento de tungsteno es una fuente de luz de tamaño reducido, que puede enfocarse fácilmente con reflectores o lentes. Las lámparas incandescentes son útiles en la iluminación de expositores, donde se requiere control direccional.

lunes, 15 de febrero de 2010

Principales tipos de lámparas

A lo largo de los años, se han ido desarrollando varios sistemas de nomenclatura en los registros y normas nacionales e internacionales. En 1993, la Comisión Electrotécnica Internacional (CEI) publicó un nuevo Sistema Internacional de Codificación de Lámparas (SICL) pensado para sustituir a los sistemas de codificación nacionales y regionales ya existentes. En la Tabla 46.3 figuran algunos códigos SICL en formato abreviado para diversas lámparas.

domingo, 14 de febrero de 2010

Protección contra la humedad

El principal medio de control consiste en reducir la humedad de los cimientos del edificio, donde es frecuente que se desarrollen y propaguen microorganismos, especialmente hongos.
La deshumidificación de la zona y la presurización del suelo pueden evitar la aparición de agentes biológicos, así como la penetración de los contaminantes químicos que pueda haber en el suelo.
Otra medida que hay que considerar es el sellado y control de las áreas cerradas del edificio más susceptibles a la humedad del aire, ya que la humedad puede dañar los materiales utilizados en los revestimientos del edificio, con lo que dichos materiales pueden convertirse en una fuente de contaminación microbiológica.

sábado, 13 de febrero de 2010

Ventanas

Durante los últimos años se ha invertido la tendencia observada en los decenios de 1970 y 1980, y actualmente existe propensión
a incluir ventanas practicables en los nuevos proyectos arquitectónicos. Lo cual comporta varias ventajas. Una de ellas es la posibilidad de obtener ventilación suplementaria en las zonas que lo necesiten (se supone que son pocas), siempre y cuando el sistema de ventilación disponga de sensores para prevenir desequilibrios en dichas áreas. Hay que tener en cuenta que la posibilidad de abrir una ventana no siempre garantiza la entrada de aire fresco en el edificio; si el sistema de ventilación está presurizado, no se conseguirá más ventilación por abrir una ventana. Otras ventajas son de carácter meramente psicosocial, ya que permiten que los ocupantes tengan un cierto grado de control individual sobre su entorno y acceso visual directo al exterior.

viernes, 12 de febrero de 2010

Aberturas del edificio


La planificación del lugar que van a ocupar esas aberturas y su orientación son medidas de control eficaces durante el diseño del edificio, a fin de minimizar la cantidad de contaminación que penetre en él procedente de fuentes de contaminación previamente detectadas. Es conveniente tener en cuenta lo siguiente:

• Las aberturas deben quedar alejadas de las fuentes de contami- nación y no encontrarse en la dirección predominante del viento. Si las aberturas están próximas a salidas de humos o escapes, será preciso planificar el sistema de ventilación de modo que se produzca una presión de aire positiva en esa zona, a fin de evitar el retorno del aire evacuado, tal como puede verse en la Figura 45.2.
• Es preciso tener especial cuidado de asegurar el drenaje y evitar las filtraciones en los puntos de contacto del edificio con el suelo, en los cimientos, en las superficies embaldosadas, en los lugares donde estén ubicados los conductos y el sistema de desagüe y en otros puntos.

• Los accesos a muelles de carga y garajes deben construirse lejos de los puntos normales de entrada de aire al edificio así como de las entradas principales.

jueves, 11 de febrero de 2010

Mayor presión económica contra el tabaco

Otro de los instrumentos reguladores en los que confían los gobiernos para frenar el consumo de tabaco es la elevación de los impuestos, sobre todo de los cigarrillos. Es una política encami- nada a disminuir el consumo de tabaco, que justificaría la relación inversa entre el precio del tabaco y su consumo, y que puede determinarse comparando la situación en diferentes países. La medida se considera eficaz cuando la población está advertida de los peligros del consumo de tabaco y aconsejada acerca de la necesidad de dejar de fumar. Un aumento en el precio del tabaco puede ser un motivo para dejar de fumar. Con todo, esta política tiene muchos detractores, cuyas críticas se basan en argu- mentos que se comentan brevemente a continuación.
En primer lugar, según muchos especialistas, el aumento del precio del tabaco por razones fiscales va seguido de una reducción temporal del consumo de tabaco, tras lo cual se produce una vuelta gradual a los niveles de consumo previos a medida que los fumadores se acostumbran al nuevo precio. En otras palabras, los fumadores asimilan un aumento en el precio del tabaco de la misma manera que la gente se acostumbra a otros impuestos o a la subida del coste de la vida.
En segundo lugar, también se ha observado un cambio en los hábitos de los fumadores, quienes, al subir los precios, tienden a buscar marcas más baratas de menor calidad que probablemente supongan también un riesgo mayor para su salud (porque carecen de filtro o porque tienen cantidades más elevadas de alquitrán y nicotina). Tal cambio podría llegar a inducir a los fumadores a hacerse sus propios cigarrillos, lo que eliminaría por completo cualquier posibilidad de controlar el problema.

En tercer lugar, muchos expertos opinan que las medidas de este tipo tienden a afianzar la creencia de que el gobierno acepta el tabaco y su consumo como otra manera más de recaudar impuestos, lo que conduce a la idea contradictoria de que lo que el gobierno pretende en realidad es que la gente fume para poder recaudar más dinero con los impuestos especiales sobre el tabaco.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Restricción del consumo de tabaco en el trabajo

Las restricciones del consumo de tabaco en el lugar de trabajo también podrían ser consideradas a la vista de lo citado anterior- mente. Los gobiernos y los propietarios de negocios, junto con los sindicatos, pueden elaborar programas para reducir el consumo de tabaco en el trabajo cuyas campañas suelen tener éxito.
Siempre que sea posible, se recomienda crear zonas de no fumadores a fin de establecer una política contra el consumo de tabaco y apoyar a los que defienden el derecho a no ser fuma- dores pasivos. En caso de conflicto entre un fumador y un no fumador, las normativas siempre deben permitir que prevalezca el no fumador, y cuando no puedan estar separados se deberá exigir al fumador que se abstenga de fumar en el puesto de trabajo.
Además de los lugares en los que debe prohibirse el consumo de tabaco por razones de salud o de seguridad, tampoco debe ignorarse en otras áreas la posible sinergia entre los efectos de la contaminación química en el lugar de trabajo y el humo del tabaco. El peso de tales consideraciones dará lugar, sin duda, a una notable ampliación de las restricciones del consumo de tabaco, sobre todo en los lugares de trabajo industriales.

martes, 9 de febrero de 2010

Restricciones del consumo de tabaco en lugares públicos

La prohibición de fumar en los lugares públicos constituye uno de los instrumentos reguladores más eficaces. Las prohibiciones disminuyen de forma significativa el número de personas expuestas al humo pasivo y, además, pueden reducir el consumo diario de cigarrillos en los fumadores. Las quejas habituales de los propietarios de locales públicos, como hoteles, restaurantes, insta- laciones recreativas, salones de baile y teatros, entre otros, se basan en el argumento de que estas medidas ocasionarán una pérdida de clientes. Ahora bien, si los gobiernos aplican estas medidas de forma global, el impacto negativo de la pérdida de clientes aparecerá sólo en la primera fase, ya que al final las personas se adaptarán a la nueva situación.
La creación de espacios para fumadores es otra posibilidad. La separación de los fumadores de los no fumadores debería ser eficaz para conseguir los efectos beneficiosos deseados, al crear barreras que evitan que los no fumadores inhalen el humo del tabaco. Por tanto, la separación debe ser física y, si el sistema de aire acondicionado utiliza aire reciclado, el aire procedente de las zonas de fumadores no deberá mezclarse con el de las zonas de no fumadores. Por consiguiente, la creación de espacios para fumadores implica gastos de construcción y división en compartimentos, pero podría ser una solución para aquellos que desean ofrecer sus servicios al público fumador.
Aparte de los lugares en los que es obvio que el consumo de tabaco esté prohibido por razones de seguridad, debido a la posibilidad de que se produzca una explosión o un incendio, también deberían existir zonas en las que no se permita el consumo de tabaco aunque no exista esa clase de riesgos para la seguridad, como los centros de asistencia sanitaria, las instala- ciones deportivas, los colegios y las guarderías.

lunes, 8 de febrero de 2010

Modificación de las prácticas de trabajo

El objetivo común de la modificación de las prácticas de trabajo es reducir la exposición ponderada en el tiempo al estrés por calor hasta unos límites aceptables. Para ello, debe reducirse la carga de trabajo físico impuesta al trabajador o programar unos descansos adecuados para que pueda recuperarse térmicamente. En la práctica, la producción máxima de calor metabólico ponderada en el tiempo se limita a 350 W (5 kcal/min), ya que un trabajo más duro produce cansancio físico y exige largos períodos de descanso.


Los niveles de esfuerzo individual pueden reducirse limitando el trabajo externo, como la elevación de pesos, y reduciendo la tensión muscular motora y estática, como la asociada a una postura forzada. Son objetivos que pueden alcanzarse optimizando el diseño de las tareas de acuerdo con los principios ergo- nómicos, proporcionando ayudas mecánicas o dividiendo el esfuerzo físico entre un mayor número de trabajadores.
La forma más sencilla de modificar las prácticas de trabajo es permitir que cada persona trabaje a su propio ritmo. Los trabaja- dores que realizan una tarea con la que están familiarizados en un clima normal se regularán a sí mismos para trabajar a un ritmo que produzca una temperatura rectal de unos 38 °C. El estrés térmico hace que voluntariamente reduzcan el ritmo de trabajo o descansen cada cierto tiempo. Tal capacidad de adap- tación voluntaria del ritmo de trabajo depende probablemente de la consciencia de fatiga y estrés cardiovascular. Los seres humanos no pueden detectar conscientemente las elevaciones en la temperatura corporal interna; por ello se basan en la tempera- tura y la humedad de la piel para evaluar el malestar térmico. Otra alternativa para modificar las prácticas de trabajo consiste en imponer unos ciclos obligatorios de trabajo y descanso. La empresa especifica la duración de los períodos de trabajo, la duración de los períodos de descanso y el número de veces que este ciclo tiene que repetirse. La recuperación térmica requiere mucho más tiempo que el necesario para reducir la velocidad respiratoria y la frecuencia cardíaca aumentadas por el trabajo. La reducción de la temperatura interna a los mismos niveles que en reposo exige entre 30 y 40 minutos de descanso en un ambiente fresco y seco, o más tiempo si la persona debe descansar en un lugar caluroso o con las prendas protectoras puestas. Si la empresa necesita mantener un nivel constante de producción, tendrá que asignar varios equipos de trabajadores para que trabajen por turnos y puedan recuperarse, exigiendo dicha recuperación un descanso o la realización de tareas seden- tarias en un lugar fresco.

domingo, 7 de febrero de 2010

Reposición oral de agua y electrolitos: Nutrición

Nutrición. Aunque el sudor es hipotónico (menor contenido de sal) con respecto al suero sanguíneo, una sudoración profusa produce una pérdida continua de cloruro sódico y pequeñas cantidades de potasio que deben reponerse todos los días. Además, el trabajo en ambientes calurosos acelera el metabo- lismo de oligoelementos como el magnesio y el zinc. Todos estos elementos esenciales se obtienen normalmente a través de los alimentos, de ahí la importancia de insistir a los trabajadores en la necesidad de una dieta equilibrada y evitar el consumo excesivo de dulces y tentempiés, que carecen de componentes nutritivos importantes. Algunas dietas de los países industrializados contienen grandes cantidades de cloruro sódico y la probabilidad de que los trabajadores desarrollen déficits salinos es muy pequeña; pero otras dietas más tradicionales no contienen una cantidad suficiente de sal. En algunas condiciones, es posible que la empresa tenga que proporcionar alimentos salados o algunos suplementos dietéticos durante el turno de trabajo.
En los países industrializados ha aumentado la venta de “bebidas para deportistas” o “calmantes de la sed” que contienen cloruro sódico, potasio e hidratos de carbono. El componente esencial de cualquier bebida es el agua, pero las bebidas suplementadas con electrolitos pueden ser útiles para las personas que ya han sufrido una importante deshidratación (pérdida hídrica) combinada con depleción electrolítica (pérdida de sal). Suelen tener estas bebidas un elevado contenido de sal y deben mezclarse con volúmenes iguales o mayores de agua antes de su consumo. También puede prepararse una mezcla mucho más económica para la rehidratación oral según la siguiente receta: a un litro de agua potable se le añade 40 g de azúcar (sacarosa)y6g de sal (cloruro sódico). Los trabajadores no deben recibir comprimidos de sal, ya que podrían abusar de ellos y una sobredosis les causaría problemas gastrointestinales, aumento de la producción de orina y mayor riesgo de sufrir un trastorno por calor.

sábado, 6 de febrero de 2010

Reposición oral de agua y electrolitos: Hidratación.

La evaporación del sudor es la principal vía de disipación del calor corporal y se convierte en el único mecanismo posible de enfriamiento cuando la temperatura ambiente es mayor que la corporal. Los requisitos de agua no pueden redu- cirse con el entrenamiento físico, sino tan sólo reduciendo la exposición al calor del trabajador. La pérdida hídrica y la rehidratación en el ser humano han sido objeto de numerosos estudios en los últimos años y ahora se dispone de un mayor volumen de información.
Una persona de 70 kg puede tener una tasa de sudoración de entre 1,5 y 2,0 l/h indefinidamente, y un trabajador puede perder varios litros o hasta el 10 % de su peso corporal a lo largo de una jornada de trabajo en un ambiente extremadamente caluroso. La pérdida será incapacitante a no ser que al menos parte del agua se reponga durante el turno de trabajo. Con todo, puesto que la absorción de agua en el intestino tiene un tope de unos 1,5 l/h durante el trabajo, unas tasas superiores de sudora- ción producirán una deshidratación progresiva a lo largo del día. La ingestión de líquidos para saciar la sed no es suficiente para mantener a una persona bien hidratada. La mayoría de las personas no sienten la necesidad de beber hasta que han perdido entre 1 y 2 l de agua corporal, y si están muy motivadas para realizar un trabajo pesado, pueden sufrir pérdidas de hasta3y4l antes de que una sed imperiosa les obligue a parar y beber. Para- dójicamente, la deshidratación reduce la capacidad de absorción de agua en el intestino. Por consiguiente, los trabajadores expuestos al calor deben ser educados sobre la importancia de beber agua suficiente durante el trabajo y proseguir una rehidra- tación generosa al término de la jornada. Deben conocer también la importancia de la “prehidratación” (consumo de una gran cantidad de agua inmediatamente antes de la exposición a un gran estrés por calor) ya que el calor y el esfuerzo impiden que el organismo elimine el exceso de agua por la orina.
Las empresas deben facilitar el acceso a agua u otras bebidas adecuadas para fomentar la rehidratación. Cualquier obstáculo físico o práctico a la bebida fomentará una deshidratación “voluntaria” y aumentará el riesgo de sufrir un trastorno por calor. Las siguientes recomendaciones deben ser un componente esencial de cualquier programa para el mantenimiento de la hidratación:

• Todos los trabajadores deben tener libre acceso a agua potable fresca o recibir agua una vez cada hora, o con más frecuencia
si las condiciones imponen un estrés mayor.
• Se proporcionará a los trabajadores vasos limpios, ya que es casi imposible que una persona se rehidrate bebiendo directamente de un grifo de agua.
• Los recipientes de agua deben mantenerse a la sombra o en un lugar fresco a 15 o 20 ºC (no se recomiendan las bebidas muy frías ya que tienden a inhibir la ingesta).


El agua puede mezclarse con aromatizantes para mejorar su aceptación. Ahora bien, no se recomiendan las bebidas con fama de “calmar” la sed, porque inhiben la ingesta antes de que se produzca una rehidratación completa. Por este motivo, es mejor ofrecer agua o bebidas aromatizadas diluidas y evitar las bebidas carbónicas, con cafeína o con altas concentraciones de azúcar
o sal.

viernes, 5 de febrero de 2010

Diseño estructural basado en clasificaciones y en cálculos

Un buen método para normalizar la protección contra incendios y los requisitos de seguridad de un edificio es clasificar el tipo de construcción según los materiales utilizados en su estructura y el grado de resistencia al fuego de cada elemento. La clasificación puede basarse en ensayos en horno de acuerdo con ISO 834 (el riesgo de incendio viene definido por la curva estándar de temperatura/tiempo), en una combinación de ensayos y cálculos, o sólo en cálculos. Estos procedimientos permiten identificar la resistencia estándar al fuego (capacidad para mantener las funciones necesarias durante 30, 60, 90 minutos, etc.) de un elemento estructural de carga o separación. La clasificación
(especialmente si está basada en ensayos) es un método simplificado y conservador, y cada vez se va sustituyendo más por métodos de cálculo funcional que tienen en cuenta el efecto de incendios naturales totalmente desarrollados. Sin embargo, los ensayos de incendio siempre serán necesarios, aunque pueden optimizarse combinándolos con simulaciones por ordenador, lo que permite reducir considerablemente el número de ensayos. Normalmente, en los ensayos de incendios, la carga sobre los elementos estructurales es el 100 % de la proyectada, pero en la realidad el factor de utilización de carga suele ser menor. Los criterios de aceptación son específicos para el conjunto o para el elemento analizado. La resistencia estándar contra incendios es el tiempo que un elemento puede resistir el fuego sin derrumbarse. Los requisitos estructurales y de protección contra incendios incluidos en las normativas modernas basadas en el rendimiento tienen por objetivo conseguir un diseño de ingeniería óptimo y equilibrado en relación con la gravedad del incendio previsto. Estos estudios han abierto el camino a una ingeniería contra incendios basada en cálculos sobre la temperatura y los efectos estructurales en un proceso completo de incendio (con calentamiento y posterior enfriamiento) dentro de un compartimiento. En los cálculos relativos a incendios naturales se considera que los elementos estructurales (fundamentales para la estabilidad del edificio) y toda la estructura no deben derrumbarse durante todo el proceso de incendio ni durante su enfriamiento posterior. En los últimos 30 años, se ha investigado mucho en este campo y se han desarrollado modelos informáticos que tienen en cuenta las propiedades mecánicas y térmicas de los materiales a elevadas temperaturas. Algunos de esos modelos se han validado con gran número de datos experimentales y se han obtenido estimaciones precisas del comportamiento estructural en caso de incendio

jueves, 4 de febrero de 2010

MEDIDAS DE PROTECCION PASIVA CONTRA INCENDIOS

Limitación de los incendios por compartimentación

Planificación de la construcción y localización de los edificios

El trabajo de ingeniería en materia de seguridad debe comenzar en la fase de proyecto del edificio, pues los requisitos de seguridad contra incendios influyen en gran medida en la disposición y trazado del mismo. Así, el proyectista podrá incorporar las medidas de seguridad contra incendios con mayor facilidad y a menor coste. En el enfoque global deben tenerse en cuenta tanto el interior del edificio como la planificación de la zona exterior. Los requisitos normativos obligatorios están siendo sustituidos por requisitos funcionales, lo que se traduce en un aumento de la demanda de expertos en este campo. Desde un principio, el proyectista debe colaborar con expertos en incendios para:
• definir los riesgos específicos de incendio del edificio;
• definir las distintas alternativas para obtener el nivel de seguridad contra incendios más adecuado;
• analizar las alternativas pertinentes desde el punto de vista técnico y económico,
• establecer los criterios para elegir la mejor alternativa técnica.


Una vez determinado el emplazamiento, el arquitecto debe tener en cuenta las características técnicas y funcionales del mismo en el proyecto. Del mismo modo, ha de considerar las características de la ubicación antes de tomar decisiones sobre la protección contra incendios, pues ésta puede influir considera- blemente en el tipo de protección activa y pasiva que aconsejen los asesores de incendios. Al elaborar el proyecto, hay que considerar los recursos locales disponibles para la lucha contra incendios y el tiempo que se puede tardar en llegar al edificio. No es posible ni debe esperarse que el cuerpo de bomberos se responsabilice totalmente de la protección de los ocupantes y los bienes del edificio; ha de contar con la ayuda de protecciones activas y pasivas contra incendios en el edificio capaces de proporcionarle una seguridad razonable en caso de incendio. En un incendio, las operaciones pueden ser de rescate, control del incendio y protección de los bienes, siendo la máxima prioridad en cualquier operación contra incendios la de garantizar la evacuación de todos los ocupantes del edificio antes de la aparición de situaciones críticas.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Protección contra rayos: Mantenimiento

Para una protección efectiva es esencial un mantenimiento adecuado de los sistemas de protección contra rayos. Especial atención merecen las tomas de tierra, elemento fundamental para la efectividad de los pararrayos.

martes, 2 de febrero de 2010

Formación de personal en materia de riesgos eléctricos

La organización eficaz del trabajo y la formación en seguridad son elementos clave para tener éxito en cualquier organización, programa de prevención y programa de salud y seguridad en el trabajo. Los trabajadores han de poseer la formación adecuada para hacer su trabajo con seguridad y eficacia.
La responsabilidad de implantar la formación de empleados pertenece a la dirección, que ha de reconocer la necesidad de que para que la organización pueda alcanzar sus objetivos los empleados han de rendir a un determinado nivel. La consecución de estos niveles de rendimiento exige el establecimiento de políticas de formación y, por extensión, de programas concretos de formación. En los programas se deben incluir fases de formación y de calificación.
Los programas de trabajo con tensión incluirán los elementos siguientes:

lunes, 1 de febrero de 2010

Mantenimiento: Trabajo de sustitución

En general, la sustitución de fusibles en instalaciones de alta tensión deberá ser realizada sin tensión. La sustitución de fusibles será efectuada por trabajadores cualificados que observen los procedimientos de trabajo adecuados. La sustitución de lámparas y piezas desmontables, como motores de arranque, se llevará a cabo sin tensión. En instalaciones de alta tensión, el trabajo de sustitución se realizará también con procedimientos de reparación.