martes, 18 de mayo de 2010

Radiación ionizante II

Los fotones de los rayos X y gamma interactúan con la materia y causan ionización de tres maneras diferentes como mínimo:
1. Los fotones de energía más baja interactúan sobre todo mediante el efecto fotoeléctrico, por el que el fotón cede toda su energía a un electrón, que entonces abandona el átomo o molécula. El fotón desaparece.
2. Los fotones de energía intermedia interactúan fundamental- mente mediante el efecto Compton, en virtud del cual el fotón y un electrón colisionan esencialmente como partículas. El fotón continúa su trayectoria en una nueva dirección con su energía disminuida, mientras que el electrón liberado parte con el resto de la energía entrante (menos la energía de unión del electrón al átomooa la molécula).
3. La producción de pares sólo es posible con fotones cuya energía sea superior a 1,02 MeV. (Sin embargo, cerca de 1,02 MeV, el efecto Compton predomina todavía. La producción de pares predomina con energías más altas.) El fotón desaparece, y en su lugar aparece una pareja elec- trón-positrón (este fenómeno sólo ocurre en la proximidad de un núcleo, por consideraciones de conservación del momento cinético y de la energía). La energía cinética total del par electrón-positrón es igual a la energía del fotón menos la suma de las energías de la masa residual de electrón y posi- trón (1,02 MeV). Estos electrones y positrones energéticos se comportan entonces como radiación ionizante directa. A medida que pierde energía cinética, un positrón puede llegar
a encontrarse con un electrón, y las partículas se aniquilarán entre sí. Entonces se emiten dos fotones de 0,511 MeV (por lo general) desde el punto de aniquilación, a 180 grados uno de otro.
Con un fotón dado puede ocurrir cualquiera de estos supuestos, salvo que la producción de pares sólo es posible con fotones de energía superior a 1,022 MeV. La energía del fotón y el material con el que interactúa determinan qué interacción es la más probable.
La Figura 48.1 muestra las regiones en las que predomina cada tipo de interacción en función de la energía del fotón y del número atómico del absorbente.

Las interacciones más comunes del neutrón con la materia son colisiones inelásticas, captura (o activación) de neutrón y fisión. Todas ellas son interacciones con núcleos. Un núcleo que colisiona inelásticamente con un neutrón queda en un nivel de energía más alto. Entonces puede liberar esta energía en forma de un rayo gamma, mediante la emisión de una partícula beta o de ambas formas. En la captura de neutrones, un núcleo afec- tado puede absorber el neutrón y expulsar energía en forma de rayos gamma o X o partículas beta, o ambas cosas. Las partí- culas secundarias causan después ionización, como se ha visto antes. En la fisión, un núcleo pesado puede absorber al neutrón
y se desdobla en dos núcleos más ligeros, que casi siempre son radiactivos.

lunes, 17 de mayo de 2010

Radiación ionizante

La radiación ionizante consiste en partículas, incluidos los fotones, que causan la separación de electrones de átomos y moléculas. Pero algunos tipos de radiación de energía relativamente baja, como la luz ultravioleta, sólo puede originar ioniza- ción en determinadas circunstancias. Para distinguir estos tipos de radiación de la radiación que siempre causa ionización, se establece un límite energético inferior arbitrario para la radiación ionizante, que se suele situar en torno a 10 kiloelectronvol- tios (keV).
La radiación ionizante directa consta de partículas cargadas, que son los electrones energéticos (llamados a veces negatrones), los positrones, los protones, las partículas alfa, los mesones cargados, los muones y los iones pesados (átomos ionizados). Este tipo de radiación ionizante interactúa con la materia sobre todo mediante la fuerza de Coulomb, que les hace repeler o atraer electrones de átomos y moléculas en función de sus cargas.
La radiación ionizante indirecta es producida por partículas sin carga. Los tipos más comunes de radiación ionizante indi- recta son los generados por fotones con energía superior a 10 keV (rayos X y rayos gamma) y todos los neutrones.

sábado, 15 de mayo de 2010

INTRODUCCION

La radiación ionizante está en todas partes. Llega desde el espacio exterior en forma de rayos cósmicos. Está en el aire en forma de emisiones del radón radiactivo y su progenie. Los isótopos radiactivos que se originan de forma natural entran y permanecen en todos los seres vivos. Es inevitable. De hecho, todas las especies de este planeta han evolucionado en presencia de la radiación ionizante. Aunque los seres humanos expuestos a dosis pequeñas de radiación pueden no presentar de inmediato ningún efecto biológico aparente, no hay duda de que la radia- ción ionizante, cuando se administra en cantidades suficientes, puede causar daños. El tipo y el grado de estos efectos son bien conocidos.
Si bien la radiación ionizante puede ser perjudicial, también tiene muchas aplicaciones beneficiosas. El uranio radiactivo genera electricidad en centrales nucleares instaladas en muchos países. En medicina, los rayos X permiten obtener radiografías para el diagnóstico de lesiones y enfermedades internas. Los médicos especializados en medicina nuclear utilizan material radiactivo como trazadores para formar imágenes detalladas de estructuras internas y estudiar el metabolismo. En la actualidad se dispone de radiofármacos terapéuticos para tratar trastornos como el hipertiroidismo y el cáncer. Los médicos utilizan en radioterapia rayos gamma, haces de piones, haces de electrones, neutrones y otros tipos de radiación para tratar el cáncer. Los ingenieros emplean material radiactivo en la operaciones de registro de pozos petrolíferos y para medir la densidad de la humedad en los suelos. Los radiólogos industriales se valen de rayos X en el control de calidad para observar las estructuras internas de aparatos fabricados. Las señales de las salidas de edificios y aviones contienen tritio radiactivo para que brillen en la oscuridad en caso de fallo de la energía eléctrica. Muchos detectores de humos en viviendas y edificios comerciales contienen americio radiactivo.
Estos numerosos usos de la radiación ionizante y de los mate- riales radiactivos mejoran la calidad de vida y ayudan a la sociedad de muchas maneras. Pero siempre se deben sopesar los beneficios de cada uso con sus riesgos. Estos pueden afectar a los trabajadores que intervienen directamente en la aplicación de la radiación o el material radiactivo, a la población en general, a las generaciones futuras y al medio ambiente, o a cualquier combinación de los grupos enumerados. Más allá de considera ciones políticas y económicas, los beneficios siempre deben superar a los riesgos cuando se trate de utilizar la radiación ionizante.

viernes, 14 de mayo de 2010

Acufenos


Los acufenos son un proceso que acompaña frecuentemente a las pérdidas auditivas temporales o permanentes inducidas por ruido, así como a otros tipos de pérdidas auditivas sensitivo-neu- ronales. A menudo descrito como “sensación de zumbido en los oídos”, puede ser suave en algunos casos y severo en otros. Algunas personas dicen sentir más molestias por este zumbido que por el deterioro auditivo.
Es probable que las personas que sufren de acufenos noten éstos más en un ambiente silencioso, por ejemplo al intentar dormir por la noche o al sentarse en una cabina insonorizada para someterse a una prueba audiométrica. Es una señal de que se han irritado las células sensoriales del oído interno. Suele preceder a una pérdida auditiva inducida por ruido y, por consi- guiente, es una importante señal de aviso.

jueves, 13 de mayo de 2010

Deterioro auditivo de origen no laboral

Es importante comprender que el ruido en el trabajo no es la única causa de pérdida auditiva inducida por ruido entre los trabajadores. Hay también fuentes de ruido extralaborales que producen lo que a veces se llama “socioacusia” y cuyos efectos sobre la audición son imposibles de diferenciar de aquellos otros. Tan sólo cabe establecer suposiciones, planteando preguntas detalladas acerca de las actividades recreativas y otras actividades ruidosas desarrolladas por el trabajador. Como ejemplos de fuentes socioacúsicas cabría citar las herramientas para el trabajo de la madera, las sierras de cadena, las motocicletas sin silen-iador, la música a gran volumen y las armas de fuego. Disparar frecuentemente con armas de gran calibre (sin protección audi- tiva) puede contribuir de manera significativa a la pérdida auditiva inducida por ruido, mientras que cazar ocasionalmente con armas de menor calibre tiene menos probabilidades de causar daños.
La exposición a ruidos no laborales y la socioacusia resultante tienen importancia porque esta pérdida auditiva se suma a la que puede sufrirse por la exposición a fuentes de ruido de carácter laboral. En beneficio de la salud auditiva general de los trabajadores, sería conveniente aconsejarles que lleven protec- tores auditivos adecuados si desarrollan actividades recreativas ruidosas.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Deterioro auditivo de origen laboral


El deterioro auditivo inducido por ruido suele considerarse enfermedad laboral, no lesión, porque su progresión es gradual. Es muy raro que se produzca una pérdida auditiva inmediata y permanente por efecto de un incidente ensordecedor, como una explosión, o un proceso muy ruidoso, como el remachado en acero. En tales casos, se entiende que se trata de una lesión y se habla de “traumatismo acústico”. Lo habitual, como ya se ha señalado, es que se produzca una lenta disminución de la capa- cidad auditiva a lo largo de muchos años. El grado de deterioro dependerá del nivel del ruido, de la duración de la exposición y de la sensibilidad del trabajador en cuestión. Lamentablemente, no existe tratamiento médico para el deterioro auditivo de carácter laboral; sólo existe la prevención.
Los efectos del ruido sobre la audición están bien documen- tados y no hay mucho lugar a la controversia en lo que respecta al nivel de ruido continuado que provoca diversos grados de pérdida auditiva (ISO 1990). Es también indiscutible que el ruido intermitente produce pérdida auditiva. No obstante, los períodos de ruido que son interrumpidos por períodos de silencio pueden ofrecer al oído interno una oportunidad de recu- perarse de una pérdida auditiva temporal y, por consiguiente, son algo menos peligrosos que el ruido continuado. Tal situa- ción, es aplicable principalmente a los trabajos que se desarro- llan en exteriores, pero no a ambientes interiores como las fábricas, donde son raros los necesarios intervalos de silencio
(Suter 1993).
El ruido de impulso, como el producido por las armas de fuego o la estampación de metal, también perjudica la audición. Existen incluso pruebas de que entraña más peligro que otros tipos de ruido (Dunn y cols. 1991; Thiery y Meyer-Bisch 1988), aunque no siempre es así. El grado de daño dependerá princi- palmente del nivel y la duración del impulso, y puede empeorar
si existe un ruido continuado de fondo. También hay pruebas de que las fuentes de ruido de impulso de alta frecuencia son más perjudiciales que las de baja frecuencia (Hamernik, Ahroon y Hsueh 1991; Price 1983).
La pérdida auditiva provocada por ruido suele ser, al prin- cipio, temporal. En el curso de una jornada ruidosa, el oído se fatiga y el trabajador experimenta una reducción de su capa- cidad auditiva conocida como desviación temporal del umbral
(Temporary Threshold Shift, TTS). Entre el final de un turno de trabajo y el principio del siguiente, el oído suele recuperarse de gran parte de esta TTS, pero a menudo parte de la pérdida persiste. Tras días, meses y años de exposición, la TTS da lugar
a efectos permanentes y comienzan a acumularse nuevas

carencias por TTS sobre las pérdidas ya permanentes. Un buen programa de pruebas audiométricas permitirá identificar estas pérdidas auditivas temporales y proponer medidas preventivas antes de que se conviertan en permanentes.
Existen pruebas experimentales de que varios agentes indus- triales son tóxicos para el sistema nervioso y producen pérdidas auditivas en animales de laboratorio, especialmente si se presentan en combinación con ruido (Fechter 1989). Entre estos agentes cabe citar a) metales pesados peligrosos, como los compuestos de plomo y trimetiltina; b) disolventes orgánicos, como el tolueno, el sileno y el disulfuro de carbono, y c) un asfixiante, el monóxido de carbono. Las investigaciones realizadas recientemente con trabajadores industriales (Morata 1989; Morata y cols. 1991) sugieren que algunas de estas sustancias
(el disulfuro de carbono y el tolueno) pueden incrementar el potencial nocivo del ruido. También existen pruebas de que ciertos fármacos que ya son tóxicos para el oído pueden incre- mentar los efectos perjudiciales del ruido (Boettcher y cols.
1987). Cabe citar ciertos antibióticos y agentes quimioterápicos. Los responsables de los programas de conservación de la capa- cidad auditiva deben saber que los trabajadores expuestos a los productos químicos o fármacos mencionados pueden ser más sensibles a las pérdidas auditivas, tanto más si ya están expuestos a ruido.

martes, 11 de mayo de 2010

Lámparas fluorescentes de tamaño reducido

El tubo fluorescente no es un sustituto práctico para la lámpara incandescente debido a su forma alargada. Pueden hacerse tubos cortos y estrechos de proximadamente el mismo tamaño que la lámpara incandescente, pero esto impone una carga eléctrica muy superior al material fosfórico. Para que la lámpara tenga una vida útil aceptable es esencial utilizar trifosfóricos (véase la Figura 46.6).
En todas las lámparas fluorescentes de tamaño reducido se utilizan trifosfóricos, de modo que, si se utilizan junto con las alargadas, también deberán utilizarse en estas últimas, para mantener la coherencia de los colores. Algunas lámparas de tamaño reducido incluyen el equipo de control necesario para crear dispositivos de conversión para lámparas incandescentes. La gama va en aumento y permite actualizar fácilmente las instalaciones de alumbrado ya existentes para utilizar más eficazmente la energía. En el caso de que los controles originales lo permitieran, estas unidades integradas no serían adecuadas para el efecto de atenuación.

lunes, 10 de mayo de 2010

Lámparas fluorescentes tubulares

Son lámparas de mercurio de baja presión que están disponibles en versiones de “cátodo caliente” y “cátodo frío”. La primera versión es el tubo fluorescente convencional para fábricas y oficinas; “cátodo caliente” se refiere al cebado de la lámpara por precalentamiento de los electrodos para que la ionización del gas y del vapor de mercurio sea suficiente para realizar la descarga.
Las lámparas de cátodo frío se utilizan principalmente en letreros y anuncios publicitarios (véase la Figura 46.5).
Las lámparas fluorescentes necesitan equipo de control externo para efectuar el cebado y para regular la corriente de la lámpara. Además de la pequeña cantidad de vapor de mercurio, hay un gas de cebado (argón o criptón).
La baja presión del mercurio genera una descarga de luz de color azul pálido. La mayor parte de la radiación está en la región ultravioleta a 254 nm, una frecuencia de radiación carac terística del mercurio. En el interior de la pared del tubo hay un fino revestimiento fosfórico, que absorbe los rayos ultravioleta e irradia la energía en forma de luz visible. El color de la luz viene determinado por el revestimiento fosfórico. Existe toda una gama de materiales fosfóricos con diversas características de coloración y reproducción del color.Durante el decenio de 1950 los materiales fosfóricos disponibles ofrecían la posibilidad de elegir entre una eficiencia razo nable (60 lúmenes/vatio) con una luz deficiente en rojos y azules, o una mejor reproducción del color a partir de materiales fosfóricos “de lujo” pero de menor eficiencia (40 lúmenes/vatio). En el decenio de 1970 ya se habían desarrollado nuevos mate- riales fosfóricos de banda estrecha que irradiaban luz roja, azul y verde por separado, pero que, en combinación, producían luz blanca. El ajuste de las proporciones dio lugar a toda una gama de coloraciones diferentes, todas ellas con similares y excelentes propiedades de reproducción del color. Se trata de materiales trifosfóricos más eficaces que los primeros tipos y representan la solución de iluminación más económica, aunque las lámparas sean más caras. La mayor eficiencia reduce los costes de explota- ción e instalación.
El principio del material trifosfórico ha venido a ampliarse con las lámparas multifosfóricas en situaciones donde la reproducción del color es esencial, como en galerías de arte y en la comparación de colores en la industria.
Los modernos materiales fosfóricos de banda estrecha son más duraderos, mejoran la constancia del flujo luminoso y aumentan la vida útil de la lámpara.


domingo, 9 de mayo de 2010

Principales tipos de lámparas: Lámparas halógenas de tungsteno de baja tensión

Fueron diseñadas originalmente para proyectores de diapositivas y películas. A 12 V, un filamento diseñado para los mismos vatios que en el caso de una corriente de 230 V se hace más pequeño y grueso. Puede enfocarse más eficazmente, y la mayor masa del filamento permite una temperatura de trabajo más alta, aumentando el rendimiento lumínico. El filamento grueso es más robusto. Son características que se han considerado ventajosas en el mercado de los expositores comerciales y, aunque es necesario incorporar un transformador reductor, estas lámparas dominan actualmente la iluminación de escaparates (véase la Figura 46.3). Aunque los usuarios de proyectores cinematográficos desean el máximo de luz posible, un exceso de calor deteriora el medio de la transparencia. Se ha desarrollado un tipo especial de reflector que sólo refleja la radiación visible, permitiendo que la radiación de infrarrojos (calor) pase a través de la parte trasera de la lámpara. En la actualidad, esta característica está incorpo- rada en muchas lámparas de reflectores de baja tensión para la iluminación de expositores, así como en equipos de proyección. Sensibilidad a la tensión: todas las lámparas de filamentos son sensibles a las variaciones de tensión, viéndose afectadas en términos de rendimiento lumínico y vida útil. Se está consi- guiendo “armonizar” la tensión de alimentación a 230 V en toda Europa ampliando las tolerancias de trabajo de las autoridades que regulan la generación de electricidad. Se tiende a un 10 %, que es una gama de tensiones de 207 a 253 V. En esta gama no es razonable trabajar con lámparas incandescentes ni con lámparas halógenas de tungsteno, por lo que será necesario adaptar la tensión de alimentación efectiva a la potencia de las lámparas (véase la Figura 46.4).
Las lámparas de descarga también se verán afectadas por tan grandes variaciones de tensión, de modo que será importante la correcta especificación del equipo de control.


sábado, 8 de mayo de 2010

Elección de los materiales (II)

Lo cierto es que en los próximos años el mercado de los materiales de construcción y decoración será más competitivo y sufrirá una mayor presión legislativa. Con ello se eliminarán algunos productos o a se sustituirán por otros que tengan menores índices de emisión. Ya se están tomando medidas de este tipo con los adhesivos utilizados en la producción de moquetas, a lo que se añade, en la producción de pinturas, la eliminación de compuestos peligrosos, como el mercurio y el pentaclorofenol.
Hasta que se tenga más información y madure la reglamentación legislativa en este campo, los encargados de elegir los mate- riales y productos más apropiados para la construcción de edificios nuevos serán los profesionales. He aquí algunas consi- deraciones que pueden ayudarles a tomar una decisión:
• Es preciso disponer de información sobre la composición química del producto y los índices de emisión de contami- nantes, así como sobre cualquier aspecto concerniente a la salud, la seguridad y el confort de los ocupantes expuestos a los mismos. Esta información deberá facilitarla el fabricante del producto.
• Es preciso elegir los productos que tengan los índices de emisión de contaminantes más bajos posibles, atendiendo en especial a la presencia de compuestos carcinógenos y terató- genos, irritantes, toxinas sistémicas, compuestos odoríferos y demás.
• Deberán especificarse los adhesivos o materiales que presenten grandes superficies de emisión o absorción, como los mate- riales porosos, los textiles, las fibras sin revestimiento y simi- lares, y restringirse su uso.
• Será necesario implantar procedimientos preventivos para la manipulación e instalación de estos materiales y productos. Durante y después de su instalación, se ventilará el recinto exhaustivamente y se utilizará el proceso de horneado (véase más adelante) para acelerar el curado de ciertos productos. También deberán aplicarse las medidas higiénicas recomen- dadas en cada caso.
• Uno de los procedimientos recomendados para minimizar la exposición a las emisiones de nuevos materiales durante las fases de instalación y acabado, así como durante la ocupación inicial del edificio, es ventilar el mismo durante 24 horas con un 100 por cien de aire exterior. La eliminación de compuestos orgánicos por medio de esta técnica evita su retención en los materiales porosos, que pueden actuar como depósitos y después como fuentes de contaminación al liberar los compuestos almacenados al medio ambiente.
• Otra medida es incrementar la ventilación al máximo nivel posible antes de volver a ocupar un edificio que haya quedado cerrado durante un cierto tiempo: durante las primeras horas del día, los fines de semana o las vacaciones.
• En algunos edificios se ha utilizado un procedimiento especial para acelerar el “curado” de nuevos materiales, conocido como horneado, por el cual la temperatura del edificio se eleva durante 48 horas o más, manteniendo la circulación del aire al mínimo. Las altas temperaturas favorecen la emisión de compuestos orgánicos volátiles. Después se ventila el edificio y se reduce así su carga contaminante. Los resultados obtenidos hasta la fecha demuestran que este procedimiento puede ser eficaz en algunas situaciones.

viernes, 7 de mayo de 2010

Elección de los materiales (I)

Para intentar evitar posibles problemas de contaminación en un edificio, es conveniente prestar atención a las características de los materiales de construcción y decoración, al mobiliario, a las actividades de trabajo que se realizarán normalmente y a los métodos que se utilizarán para limpiar y desinfectar el edificio y para el control de insectos y plagas. También es posible reducir
los niveles de compuestos orgánicos volátiles (COV), por ejemplo, si se emplean únicamente materiales y equipamientos cuyos índices de emisión de estos compuestos sean conocidos y si se seleccionan aquellos que tengan los niveles más bajos.
Hoy en día, aunque algunos laboratorios e instituciones han realizado estudios sobre emisiones de este tipo, la información sobre los índices de emisión de contaminantes de los materiales de construcción es más bien escasa, y ello se agrava por la gran cantidad de productos existentes y la variabilidad que presentan
a lo largo del tiempo.
A pesar de esta dificultad, algunos productores han comen- zado a estudiar sus productos y a incluir, habitualmente a peti- ción del consumidor o del profesional de la construcción, información sobre las investigaciones realizadas. Cada vez son más los productos calificados como “respetuosos con el medio ambiente”, “no tóxicos”, etcétera.
Ahora bien, todavía hay muchos problemas que resolver. Entre ellos cabe citar el alto coste de los análisis necesarios, en lo que atañe al tiempo tanto como al dinero; la falta de normas que regulen los métodos de ensayo de muestras; la complicada interpretación de los resultados obtenidos debido al desconoci- miento de los efectos de algunos contaminantes para la salud, y la falta de acuerdo entre los investigadores respecto a si es preferible utilizar materiales con alto nivel de emisión durante un período breve en lugar de materiales con un nivel bajo durante períodos de tiempo más largos.


jueves, 6 de mayo de 2010

Planificación de espacios interiores

Es importante conocer, durante las fases de planificación, el uso que se dará al edificio o las actividades que en él se desarrollarán. Sobre todo, es importante conocer qué actividades pueden cons- tituir una fuente de contaminación, lo que permitirá posteriormente limitarlas y controlarlas. Algunos ejemplos de dichas actividades dentro de un edificio son la preparación de alimentos, los trabajos de imprenta y artes gráficas, el hábito de fumar y el uso de máquinas fotocopiadoras.
La ubicación de estas actividades en recintos específicos, sepa- rados y aislados de otras actividades, debe decidirse de tal manera que los ocupantes del edificio se vean afectados lo menos posible.
Es aconsejable que estos procesos estén provistos de un sistema de extracción localizado y de sistemas de ventilación general con características especiales. La primera de estas medidas tiene por objeto controlar los contaminantes en la fuente de emisión. La segunda, aplicable cuando existen nume- rosas fuentes, cuando éstas están dispersas en un espacio deter- minado o cuando el contaminante no sea excesivamente peligroso, debe cumplir los requisitos siguientes: debe ser capaz de proporcionar volúmenes de aire fresco adecuados en función de los niveles establecidos para la actividad en cuestión, no debe utilizar de nuevo parte alguna del aire del local ni mezclarlo con el flujo general de ventilación del edificio y debe incluir extracción forzada suplementaria si es necesario. En estos casos es preciso planificar cuidadosamente la circulación del aire en los recintos para evitar la transmisión de contaminantes entre espacios contiguos (puede crearse, por ejemplo, una presión negativa en un espacio determinado).
A veces se logra el control mediante la eliminación o la reducción de contaminantes en el aire al filtrar o depurar éste quími- camente. Para utilizar estas técnicas de control hay que tener en cuenta las características físicas y químicas de los contaminantes. Por ejemplo, los sistemas de filtración son adecuados para eliminar partículas del aire —en tanto que la eficacia del filtro se corresponda con el tamaño de las partículas filtradas—, pero permiten el paso de gases y vapores.
En espacios interiores, la eliminación de la fuente de contaminación es el método más eficaz de controlar ésta. Un buen ejemplo son las restricciones y prohibiciones del hábito de fumar en el lugar de trabajo. Si se permite fumar, generalmente es en zonas restringidas equipadas con sistemas de ventilación especiales.

martes, 4 de mayo de 2010

Campañas para educar a los fumadores

Complementando lo anteriormente comentado, otro de los instrumentos de que disponen los gobiernos para reducir los efectos adversos del consumo de tabaco sobre la salud en la población es la educación de los fumadores con el fin de que fumen “mejor” y de que reduzcan su consumo de cigarrillos. Tales medidas deben ir encaminadas a disminuir el consumo diario de cigarrillos, a inhibir la inhalación de humo en la mayor medida posible, a no fumar las colillas de los cigarrillos (la toxicidad del tabaco aumenta hacia el final del cigarrillo), a no mantener el cigarrillo constantemente en los labios y a adoptar preferencias por marcas con menor contenido de alquitrán y nicotina.
Es un tipo de medidas que evidentemente no reducen el número de fumadores, pero sí el daño sufrido por éstos por su hábito. Se han propuesto argumentos en contra de esta clase de medidas debido a que pueden dar la impresión de que fumar no es un hábito intrínsecamente malo, ya que se dice a los fuma- dores cómo se fuma mejor.

lunes, 3 de mayo de 2010

Programas públicos para animar a las personas a dejar de fumar


La utilización de campañas antitabaco como práctica normal, adecuadamente establecida y organizada como norma de conducta en ciertas esferas, como el mundo del trabajo, ha demostrado ser muy eficaz.

domingo, 2 de mayo de 2010

Limitación de la publicidad


Otro instrumento utilizado por los gobiernos para reducir el consumo de tabaco es restringir o, simplemente, prohibir la publi- cidad del producto. Los gobiernos y muchas organizaciones internacionales tienen una política de prohibir la publicidad del tabaco en ciertas esferas, como los deportes (al menos algunos deportes), la asistencia sanitaria, el medio ambiente y la educa- ción. Los efectos beneficiosos incuestionables de esta política son especialmente eficaces cuando se elimina la publicidad en entornos que influyen en las personas jóvenes en un momento en el que es probable que adopten el hábito de fumar.

sábado, 1 de mayo de 2010

Refrigeración con líquidos.

Se basa en la circulación de una mezcla de agua y anticongelante a través de una red de canales o pequeños tubos, para luego devolver el líquido calentado a un disipador térmico, en dónde se elimina el calor añadido durante su paso por el cuerpo. Las velocidades de circulación del líquido suelen ser del orden de 1 l/min. El disipador térmico libera energía térmica al ambiente por evaporación, fusión, refrigera- ción o proceso termoeléctricos. Los trajes refrigerados con líquidos ofrecen un potencial de refrigeración mucho mayor que los sistemas de aire. Si el traje cubre todo el cuerpo y está conec- tado a un disipador térmico adecuado, puede eliminar todo el calor metabólico y mantener el equilibrio térmico corporal sin necesidad de sudar; este tipo de sistema es el utilizado por los astronautas que trabajan en el exterior de sus naves. Por lo demás, un mecanismo de refrigeración tan potente como éste exige algún tipo de sistema de control de la temperatura, que suele consistir en el ajuste manual de una válvula que cierra la entrada de parte del líquido circulante una vez que ha pasado por el disipador térmico. Los sistemas de refrigeración con líquidos pueden diseñarse para colgarse a la espalda y proporcionar refrigeración continua durante el trabajo.
Cualquier dispositivo de refrigeración que añada peso y volumen al cuerpo humano puede, lógicamente, interferir con el trabajo. Por ejemplo, el peso de un traje de hielo aumenta considerablemente el coste metabólico de los movimientos y es, por tanto, más útil para trabajos físicos ligeros, como sería el caso de los trabajadores con labores exclusivas de vigilancia en un compartimiento caluroso. Los sistemas que exigen conectar al trabajador a un disipador térmico pueden ser imposibles de utilizar en muchos tipos de trabajo. La refrigeración intermitente es útil cuando los trabajadores tienen que utilizar prendas protectoras pesadas (como los trajes protectores que se utilizan en la industria química) y no pueden transportar un disipador térmico ni conectarse al mismo mientras trabajan. La retirada del traje durante los períodos de descanso supone una pérdida de tiempo
y conlleva el riesgo de exposición tóxica; en estas circunstancias, es más sencillo que los trabajadores utilicen un traje aclimatado que sólo se conecta al disipador térmico durante los períodos de descansos, permitiendo la recuperación térmica en unas condi- ciones de lo contrario insoportables.