viernes, 19 de noviembre de 2010

Cantidades, unidades y definiciones: Actividad.

Esta cantidad representa el número de transformaciones nucleares desde un estado energético nuclear dado por unidad de tiempo. Se expresa con:

donde A es la actividad, dN es el valor esperado del número de transiciones nucleares espontáneas desde el estado de energía dado durante el intervalo de tiempo dt. Está relacionada con el número de núcleos radiactivos N mediante:


A = lN       
donde  l  es  la  constante  de  desintegración.  La  actividad  se expresa por segundo. El nombre especial de la unidad de acti- vidad es el bequerelio (Bq).

jueves, 18 de noviembre de 2010

Cantidades, unidades y definiciones

La Comisión Internacional de Unidades y Medidas de Radiación (ICRU) desarrolla definiciones formales de cantidades y unidades de radiación y radiactividad que tienen aceptación internacional. La Comisión Internacional de Protección Radiológica (CIPR) también establece normas para la definición y utilización de diversas cantidades y unidades empleadas en seguridad radiológica. A continuación se da la descripción de algunas cantidades, unidades y definiciones que se suelen emplear en seguridad radiológica.
Dosis absorbida. Es la cantidad dosimétrica fundamental de la radiación ionizante. En esencia, es la energía que la radiación ionizante imparte a la materia por unidad de masa. Se expresa por,







donde D es la dosis absorbida, de es la energía media impartida a la materia de masa dm. La unidad de dosis absorbida es el julio por kilogramo (J kg–1). El nombre especial de la unidad de dosis absorbida es el gray (Gy).

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Molestias

Aunque el término “molestias” suele relacionarse más con los problemas de ruido de carácter comunitario, como los que se plantean en aeropuertos o pistas de carreras automovilísticas, también los trabajadores industriales pueden sentirse molestos o irritados por el ruido de su lugar de trabajo. Estas molestias pueden estar relacionadas con el entorpecimiento de la comunicación hablada y del rendimiento laboral anteriormente descrito, pero también deberse a una auténtica aversión al ruido. A veces, esta aversión es tan fuerte que impulsa a algunos trabajadores a buscar empleo en otra parte, si bien no siempre se presenta esa oportunidad. Después de un período de adaptación, la mayoría de ellos no parecerán sentirse tan molestos, pero posiblemente sigan quejándose de fatiga, irritabilidad e insomnio. (Esa adaptación será mucho mejor si se equipa a los trabajadores jóvenes con protectores adecuados desde el principio, antes de que sufran pérdida auditiva alguna.) Es interesante observar que este tipo de información sale a veces a la superficie después de que una empresa inicia un programa de control del ruido y de conserva- ción de la audición, una vez que los trabajadores se dan cuenta del contraste entre las condiciones previas y la mejora posterior.

martes, 16 de noviembre de 2010

Efectos sobre el rendimiento laboral

Los efectos del ruido sobre el rendimiento laboral se han estu- diado tanto en laboratorio como en condiciones reales de trabajo. Los resultados han demostrado que el ruido suele tener escasos efectos sobre el rendimiento de trabajos repetitivos y monótonos e incluso lo mejora en algunos casos si es de nivel bajo o moderado. En cambio, los niveles de ruido altos pueden degradar el rendimiento laboral, sobre todo si la tarea es complicada o requiere hacer varias cosas a la vez. El ruido intermitente tiende a ser más perjudicial que el ruido continuo, sobre todo cuando los períodos de ruido son impredecibles e incontrolables. Algunas investigaciones indican que en los ambientes ruidosos es menos probable que las personas se ayuden unas a otras y más probable que presenten comportamientos antisociales. (Ver estudio detallado de los efectos del ruido sobre el rendimiento laboral en Suter 1992.)

lunes, 15 de noviembre de 2010

La interferencia con la comunicación y la seguridad

Es indudable que el ruido puede entorpecer o “enmascarar” la comunicación hablada y las señales de alarma. Ciertamente, muchos procesos industriales pueden llevarse a cabo sin problemas con un mínimo de comunicación entre los trabaja- dores. Sin embargo, otros trabajos, como los realizados por pilotos de compañías aéreas, ingenieros ferroviarios, comandantes de carros blindados y muchos otros, dependen en gran medida de la comunicación hablada. Algunas de estas personas utilizan sistemas electrónicos que suprimen el ruido y amplifican la voz. Hoy en día, existen avanzados sistemas de comunicaciones, algunos de ellos con dispositivos que anulan las señales acústicas no deseadas, para facilitar la comunicación.
En muchos casos, los trabajadores no pueden hacer nada más que arreglárselas, esforzándose por comprender y comunicarse por encima del ruido, con gritos o señales. A veces, desarrollan afonías o incluso padecen nódulos u otras anomalías en las cuerdas vocales por forzar la voz en exceso. Es posible que requieran por ello atención médica.
La experiencia demuestra que con niveles de ruido superiores
a 80 dBA es preciso hablar muy alto y por encima de 85 dBA hay que gritar. Con niveles muy superiores a 95 dBA, hay que acercarse al interlocutor para poder comunicarse. Los especialistas en acústica han desarrollado métodos para predecir el grado de comunicación que puede darse en situaciones industriales. Las predicciones resultantes dependen de las caracterís- ticas acústicas tanto del ruido como del habla (u otra señal que se desee), así como de la distancia entre los interlocutores.
Es bien sabido que el ruido puede entorpecer la seguridad, pero este problema sólo ha sido documentado por un número muy limitado de estudios (p. ej., Moll van Charante y Mulder
1990; Wilkins y Acton 1982). Sin embargo, se han recibido numerosos informes que muestran que la ropa y las manos de los trabajadores han quedado atrapadas en máquinas y éstos han sufrido graves lesiones mientras sus compañeros de trabajo eran ajenos a sus gritos de auxilio. Para evitar los fallos de comu- nicación en ambientes ruidosos, algunas empresas han instalado dispositivos visuales de aviso.
Otro problema, más reconocido por los propios trabajadores expuestos al ruido que por los profesionales de la conservación de la audición y de la salud en el trabajo, es que los protectores auditivos entorpecen a veces la percepción de las palabras y de las señales de alarma, sobre todo cuando ya se padece una pérdida auditiva y los niveles de ruido son inferiores a 90 dBA
(Suter 1992). En estos casos, es muy legítimo que los trabajadores se preocupen por llevar estos protectores. Es importante prestar atención a sus inquietudes e implantar controles técnicos del ruido o mejorar el tipo de protección que se ofrece, como los protectores incorporados en un sistema electrónico de comunicación. Además, ya existen protectores auditivos con una respuesta en frecuencia más plana, de más “alta fidelidad”, que pueden mejorar la capacidad para comprender las palabras y las señales de aviso.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Lámparas de inducción

Recientemente han aparecido en el mercado lámparas que utilizan el principio de inducción. Son lámparas de mercurio de baja presión con revestimientos trifosfóricos y cuya producción de luz es similar a la de las lámparas fluorescentes. La energía se transmite a la lámpara por radiación de alta frecuencia, aproximadamente a 2,5 MHz, desde una antena situada en el centro de la lámpara. No existe conexión física entre la bombilla y la bobina. Sin electrodos u otras conexiones alámbricas, la construc- ción del recipiente de descarga es más sencilla y duradera. La vida útil de la lámpara se determina principalmente por la fiabi- lidad de los componentes electrónicos y la constancia del flujo luminoso del revestimiento fosfórico.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Lámparas fluorescentes de tamaño reducido: Equipo electrónico de control de alta frecuencia:

Si la frecuencia normal de alimentación de 50 o 60 Hz aumenta a 30 kHz, se produce un 10 % de aumento en la eficiencia de los tubos fluo- rescentes. Los circuitos electrónicos pueden manejar las lámparas individualmente a tales frecuencias. El circuito electró- nico está diseñado para proporcionar el mismo rendimiento lumínico que el equipo de control de hilo bobinado, con menor potencia en la lámpara. Con ello es posible compatibilizar el paquete luménico, con la ventaja de que la menor carga en la lámpara aumentará notablemente la vida útil de ésta. El equipo de control electrónico puede trabajar en toda una gama de tensiones de alimentación.
No existe una norma común para el equipo de control electrónico y el rendimiento de las lámparas puede diferir de la información publicada por los fabricantes.
El uso de equipo electrónico de alta frecuencia elimina el problema normal de parpadeo de la luz, al que algunos ocupantes pueden ser sensibles.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (III)

Si resulta que el aire exterior o reciclado está contaminado, las medidas de control que se recomiendan son el filtrado y la depuración. El método más eficaz para eliminar las partículas es utilizar precipitadores electrostáticos y filtros mecánicos de retención (la eficacia de éstos últimos será mayor cuanto más precisa sea su calibración conforme al tamaño de las partículas que se desea eliminar).
La utilización de sistemas capaces de eliminar gases y vapores por absorción y adsorción químicas es una técnica raramente utilizada fuera del sector industrial; con todo, es habitual hallar sistemas que enmascaran el problema de la contaminación, especialmente los olores, por ejemplo, utilizando ambientadores. Otras técnicas para depurar y mejorar la calidad del aire utilizan ionizadores y ozonadores. El mejor principio en la utili- zación de estos sistemas para mejorar la calidad del aire, hasta que se conozcan sus verdaderas propiedades y sus posibles efectos perjudiciales para la salud es la prudencia.
Una vez que el aire ha sido tratado y enfriado o calentado, se reparte por los espacios interiores. Que la distribución del aire sea o no aceptable dependerá, en gran medida, de la elección, el número y la colocación de las rejillas difusoras.
Dadas las diferencias de opinión existentes sobre la eficacia de los distintos procedimientos para mezclar el aire, algunos diseña- dores han comenzado a utilizar, en algunas situaciones, sistemas distribuidores de aire que lo reparten a nivel del suelo o desde las paredes, en lugar de las rejillas de difusión colocadas en el techo. En cualquier caso, es preciso planificar cuidadosamente la ubicación de los registros de retorno para evitar cortocircuitar la entrada y salida de aire, lo cual impediría que se mezclase por completo, tal como puede verse en la Figura 45.3.
Según el grado de compartimentación de los espacios de trabajo, la distribución del aire puede presentar diversos problemas. Por ejemplo, es posible que en los espacios abiertos provistos de rejillas de difusión en el techo el aire de la habita- ción no se mezcle por completo. Y el problema se agrava cuando el sistema de ventilación suministra volúmenes variables de aire. Los conductos de distribución de estos sistemas están provistos de terminales que modifican la cantidad de aire suministrado a dichos conductos en función de los datos recibidos de los termostatos de zona.


miércoles, 10 de noviembre de 2010

Los sistemas de ventilación y el control de los climas en interiores (I)

La ventilación es uno de los métodos más importantes para controlar la calidad del aire en los espacios cerrados. Hay en ellos tantas y tan diversas fuentes de contaminación que resulta casi imposible controlarlos por completo en la fase de diseño. Como ejemplo citaremos la contaminación generada por los propios ocupantes del edificio, a partir de las actividades que desarrollan y de los productos que utilizan para su higiene personal; en general, el diseñador no controla esas fuentes de contaminación. Por consiguiente, el método de control normalmente utilizado para diluir y eliminar los contaminantes de los espacios inte- riores contaminados es la ventilación; puede realizarse con aire exterior limpio o con aire reciclado y convenientemente depurado.
Es necesario considerar muchas cuestiones diferentes a la hora de diseñar un sistema de ventilación que haya de servir adecuadamente como método de control de contaminación. Entre ellas cabe citar la calidad del aire exterior que se vaya a utilizar; los requisitos especiales de ciertos contaminantes o de la fuente que los genera; el mantenimiento preventivo del propio sistema de ventilación, que también debe tenerse en cuenta como posible fuente de contaminación, y la distribución del aire dentro del edificio.
En la Tabla 45.2 se resumen las cuestiones principales en el diseño de un sistema de ventilación necesarias para mantener ambientes interiores de calidad.
En un sistema típico de ventilación/aire acondicionado, el aire que se toma del exterior y que se mezcla con una propor- ción variable de aire reciclado pasa a través de diferentes sistemas de acondicionamiento del aire, suele filtrarse, calentarse o enfriarse según la estación y se humidifica o deshumidifica en función de las necesidades.
Una vez tratado, el aire se distribuye por conductos a cada una de las áreas del edificio y se reparte a través de rejillas de dispersión. Después se mezcla en todos los espacios ocupados, provocando un intercambio térmico y renovando la atmósfera interior hasta que finalmente se extrae de cada recinto por conducciones de retorno.
La cantidad de aire exterior que debe utilizarse para diluir y eliminar contaminantes es objeto de debate y de él se han ocupado muchos estudios. En los últimos años han cambiado las recomendaciones relativas a los niveles de aire exterior y se han publicado nuevas normas de ventilación, en la mayoría de los casos para aumentar los volúmenes de aire exterior utilizados. Aun así, estas recomendaciones son insuficientes para controlar eficazmente todas las fuentes de contaminación, y la razón está en que las normas establecidas se basan en la ocupación y no tienen en cuenta otras fuentes de contaminación importantes, como los materiales empleados en la construcción, el mobiliario
y la calidad del aire procedente del exterior.

martes, 9 de noviembre de 2010

Análisis

Gran parte de la metodología utilizada para estimar la calidad del aire interior deriva de la higiene industrial y de determina- ciones de inmisión del aire atmosférico. Existen pocos métodos analíticos específicamente validados para este tipo de análisis, aunque algunas organizaciones, como la Organización Mundial de la Salud y la Environmental Protection Agency de Estados Unidos están realizando investigaciones en este campo. Otro obstáculo es la escasez de información sobre la relación exposición-efecto con respecto a exposiciones prolongadas a concentraciones bajas de contaminantes.
Los métodos analíticos utilizados para la higiene industrial están diseñados para determinar concentraciones elevadas, y no se han definido para muchos contaminantes, mientras que el número de contaminantes en el aire interior puede ser elevado y variado y los niveles de concentración pueden ser bajos, salvo en ciertos casos. La mayoría de los métodos empleados en la higiene industrial se basan en la toma de muestras y sus análisis; muchos de estos métodos pueden aplicarse al aire interior si se consideran varios factores: ajustar los métodos a los niveles de concentración habituales en el aire interior, aumentar su sensibilidad sin reducir la precisión (por ejemplo, aumentando el volumen del aire ensayado) y validar su especificidad.
Los métodos analíticos utilizados para determinar las concentraciones de contaminantes en el aire atmosférico son similares a los empleados para el aire interior, de forma que algunos de ellos pueden utilizarse directamente para el aire interior mientras que otros pueden adaptarse fácilmente. Ahora bien, es importante tener en cuenta que algunos métodos están diseñados para una lectura directa de una muestra, mientras que otros requieren una instrumentación voluminosa y, en ocasiones, ruidosa y además utilizan grandes volúmenes de aire en la toma de muestra que pueden distorsionar la lectura.

lunes, 8 de noviembre de 2010

DETERMINACION Y VALORACION DE • LOS CONTAMINANTES QUIMICOS

Desde el punto de vista de la contaminación, el aire interior no industrial muestra varias características que lo diferencian del aire exterior, o aire atmosférico, y del aire del medio ambiente industrial. Además de los contaminantes presentes en el aire atmosférico, el aire interior también contiene contaminantes generados por los materiales de construcción y por las actividades que tienen lugar en el interior del edificio. Las concentraciones de contaminantes en el aire interior tienden a ser iguales o infe- riores a las existentes en el aire atmosférico, dependiendo de la ventilación; los contaminantes generados por los materiales de construcción suelen ser diferentes de los presentes en el aire atmosférico y pueden encontrarse a concentraciones elevadas, mientras que los generados por las actividades desarrolladas en el interior del edificio dependen de la naturaleza de estas activi- dades y pueden tener concentraciones similares a las existentes en el aire atmosférico, como en el caso del CO y el CO2.
Por este motivo, el número de contaminantes presentes en el aire interior no industrial es amplio y variable y los niveles de concentración son bajos (salvo en los casos en los que existe una importante fuente de producción); varían según las condiciones atmosféricas/climatológicas, el tipo o las características del edificio, su ventilación y las actividades desarrolladas en su interior.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Consideraciones finales: REGULACION DEL CONSUMO DE TABACO

La acción normativa y legislativa de los diferentes gobiernos es lenta y no suficientemente eficaz, sobre todo en comparación con lo que sería necesario considerando los problemas causados por el tabaco. A menudo las causas son los obstáculos legales contra la aplicación de estas medidas, los argumentos contra la compe- tencia desleal o incluso la protección de los derechos del indi- viduo a fumar. Los progresos en la aplicación de leyes han sido lentos pero constantes. Por otro lado, debe tenerse en cuenta la diferencia entre los fumadores activos y los fumadores pasivos o “de segunda mano”. Todas las medidas que ayudarían a alguien a dejar de fumar, o al menos a reducir su consumo diario, deben
ir dirigidas al fumador; todo el peso de las normativas debe recaer en combatir este hábito. Deben proporcionarse al fumador pasivo todos los argumentos posibles para defender sus derechos a no inhalar humo de tabaco y a disfrutar del uso de entornos libres de tabaco en el hogar, en el trabajo y en el ocio.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Intercambios térmicos - Conducción

La convección consiste en la transferencia de calor entre la piel y el aire circundante. Si la temperatura de la piel, tsk en grados Celsius (°C), es mayor que la temperatura del aire (ta ), el aire en contacto con la piel se calienta y, como consecuencia, se desplaza hacia arriba. Se establece así una circulación de aire, conocida como convección natural, en la superficie del cuerpo. El intercambio aumenta si el aire pasa sobre la piel a una cierta velocidad, ya que se fuerza la convección. El flujo de calor intercambiado por convección, C, en vatios por metro cuadrado (W/m2 ) puede estimarse con la siguiente ecuación:

donde hc es el coeficiente de convección (W/°C m2 ), que es una función de la diferencia entre tsk y ta en el caso de la convección natural, y de la velocidad del aire Va (en m/s) en la convección forzada; FclC es el factor de reducción del intercambio de calor por convección debido a la ropa.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Intercambios térmicos - Conducción

La conducción es la transmisión de calor entre dos sólidos que están en contacto. Los intercambios se producen entre la piel y la ropa, el calzado, los puntos de presión (asiento, asas), herramientas, etc. En la práctica, para el cálculo matemático del equilibrio térmico, el flujo de calor por conducción se estima indirectamente como una cantidad igual al flujo de calor por convección y radiación que tendría lugar si esas superficies no estuvieran en contacto con otros materiales.

jueves, 4 de noviembre de 2010

FUNDAMENTOS FISICOS DEL TRABAJO EN CONDICIONES DE CALOR

ca
El cuerpo humano intercambia calor con su entorno por distintas vías: conducción a través de la superficies en contacto con él, convección y evaporación con el aire del ambiente y radiación con las superficies vecinas.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Evacuación de los ocupantes Diseño de las vías de escape

El diseño de las vías de escape debe basarse en una evaluación previa del sistema global de protección contra incendios (véase la Figura 41.5).
La evacuación de las personas que se encuentran en un edificio en llamas depende de sus reacciones durante la huida, pues deben tomar diferentes decisiones según la situación. Dichas reacciones varían mucho dependiendo de las capaci- dades físicas y mentales de cada cual.
El propio edificio influye en las decisiones tomadas por los ocupantes en su huida, a través de la señalización y de los sistemas de seguridad instalados. La propagación del incendio y del humo es el factor que más repercute en la toma de decisiones de los ocupantes. El humo limita la visibilidad en el edificio y crea un ambiente irrespirable. La radiación del fuego y las llamas afectan a grandes espacios, que dejan de ser utilizables para la evacuación, lo que aumenta el riesgo.
Para diseñar las vías de escape de un edificio es necesario conocer primero la reacción de los ocupantes y sus patrones de movimiento en caso de incendio.
Las tres fases de una evacuación son: aviso, reacción y evacua- ción. La fase de aviso depende de si existe un sistema de alarma en el edificio, de si los ocupantes pueden comprender o no la situación o de la forma de compartimentación del edificio. La fase de reacción se relaciona con la capacidad de los ocupantes para tomar decisiones, de las características del incendio (como cantidad de calor y de humo) y del sistema de vías de escape del edificio. Por último, en la fase de evacuación influyen los puntos donde se pueden formar aglomeraciones y del comportamiento de los ocupantes en las distintas situaciones
En edificios concretos donde es habitual la movilidad de sus ocupantes, por ejemplo, se han realizado estudios que mues- tran algunas características reproducibles de los flujos de personas saliendo de edificios, lo que ha permitido realizar simu- laciones y modelizaciones informáticas para diseñar las vías de escape.
Los recorridos de evacuación deben proyectarse en función del peligro del incendio, ya que cuanto mayor sea el peligro, menor debe ser la distancia hasta la salida de emergencia.
Una salida segura de un edificio exige unas vías de escape seguras entre el lugar del incendio y el exterior. Por lo tanto,



deben existir suficientes vías de escape, estar debidamente proyectadas y tener la capacidad adecuada. Debería haber, como mínimo, una vía de escape alternativa, dado que, por ejemplo, el incendio, el humo y las características de los ocupantes pueden llegar a impedir el uso de las vías de escape. Estas últimas han de estar protegidas del fuego, el calor y el humo durante el tiempo que dure la salida. Así, en los códigos de construcción debe considerarse la protección pasiva para la evacuación y, lógicamente, para la protección contra incendios. Un edificio debe responder a situaciones críticas, tal como se recogen en las normativas sobre evacuación. Por ejemplo, en Suecia, el Código de la construcción establece que la capa de humo no debe descender por debajo de 1,6  0,1H (siendo H la altura total del compartimiento), la radiación máxima ha de ser de 10 kW/m2 y de corta duración y la temperatura ambiental no debe exceder los 80 C.
La evacuación será efectiva si el incendio se detecta en su fase inicial y los ocupantes son avisados rápidamente a través de los sistemas de detección y alarma. Una señalización adecuada de las vías de escape facilita considerablemente la evacuación. Asimismo, es importante la organización y realización de simu- lacros de evacuación.

martes, 2 de noviembre de 2010

Propagación del humo (II)

En un incendio, el humo a elevada temperatura flota por su baja densidad. La ecuación de flotabilidad de los gases de combustión es similar a la ecuación del tiro natural.
Además de la flotabilidad, la energía liberada en un incendio también puede producir movimientos de humo por expansión. El aire entrará en el compartimiento del incendio y el humo caliente se distribuirá por el mismo. Si despreciamos la masa del combustible, la relación de flujos volumétricos puede expresarse como una relación de temperaturas absolutas.
El viento afecta en gran medida al movimiento del humo. No debe olvidarse el efecto de pistón en los ascensores, pues cuando un ascensor se desplaza en su caja, se producen presiones transitorias.
Durante la formación de un incendio, el sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC) actúa como transportador del humo. Cuando se inicia un incendio en una zona desocupada de un edificio, este sistema HVAC puede transportar el humo a otro espacio habitado, por lo que debe diseñarse de forma que, en caso de incendio, la ventilación se apague o el sistema pase a un modo especial de control de humo.
El movimiento del humo puede controlarse mediante mecanismos de compartimentación, dilución, flujo de aire, presurización o flotabilidad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Propagación del humo (I)

Cuando se declara un incendio en un edificio, el humo puede llegar a extenderse a lugares muy alejados. Los huecos de la escalera y de los ascensores pueden verse invadidos por el humo, bloqueando la evacuación y dificultando la extinción del incendio. Actualmente se considera que, en un incendio, el humo es el máximo factor de riesgo (véase la Figura 41.4).
Entre las fuerzas de desplazamiento del humo se incluyen el tiro natural, la flotabilidad de los gases de combustión, el efecto del viento, los sistemas de ventilación y el efecto de pistón de los ascensores.
Cuando en el exterior el ambiente es frío, se produce un movimiento ascendente de aire en las cajas de los ascensores. En el interior del edificio el aire tiende a flotar, al estar más caliente
y ser menos denso que el aire exterior. La fuerza de flotabilidad hace que el aire ascienda por los huecos de los ascensores, fenó- meno conocido como tiro natural . La diferencia de presión entre los huecos de los ascensores y el exterior, generadora del movimiento del aire, viene dada por la fórmula siguiente: