lunes, 23 de julio de 2012

La ventilación por dilución (III)

Es posible hallar expresiones de cálculo en casos en los que la concentración inicial no sea cero (Constance 1983; ACGIH 1992), en los que el aire de ventilación inyectado en el recinto no esté totalmente exento de contaminante (por ejemplo, porque se recicla parte del aire a fin de reducir costes de calefacción en invierno), o en los que las cantidades de contaminante generadas varíen en función del tiempo.
Si hacemos caso omiso de la etapa de transición y asumimos que se ha logrado la estabilidad, la ecuación indica que la velo- cidad de ventilación es equivalente a a/clim, donde clim es el valor de la concentración que debe mantenerse en el espacio dado. Tal valor queda recogido en disposiciones o bien, como norma auxiliar, en recomendaciones técnicas, como los Valores Límite Umbral (TLV) de la Conferencia Americana de Higienistas Industriales del Gobierno (ACGIH), que recomienda que la velocidad de ventilación se calcule con la fórmula:

donde a y clim tienen el significado ya descrito y K es un factor de seguridad. Hay que elegir un valor de K entre 1 y 10 en función de la eficacia de la mezcla de aire en el espacio dado, de la toxi- cidad del disolvente (cuanto menor sea clim, mayor será el valor de K), y de cualquier otra circunstancia que el higienista indus- trial considere pertinente. La ACGIH cita como criterios deter- minantes, entre otros, la duración del proceso, el ciclo de operaciones y la ubicación habitual de los trabajadores con respecto a las fuentes de emisión del contaminante, el número de dichas fuentes y su ubicación, los cambios en la cantidad de venti- lación natural achacables a causas estacionales y la reducción prevista de la eficacia funcional de los equipos de ventilación.

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