jueves, 13 de diciembre de 2012

Microorganismos asociados a la calidad del aire interior y sus efectos sobre la salud (I)

Aunque los patógenos son relativamente infrecuentes en el aire interior, existen numerosos informes que relacionan microorga- nismos de transmisión aérea con una serie de procesos alérgicos, entre los que se incluyen los siguientes: a) dermatitis alérgica atópica; b) rinitis; c) asma; d) fiebre por humidificadores, y
e) alveolitis alérgica extrínseca (AAE), también conocida como neumonitis por hipersensibilidad (NH).
Los hongos son considerados más importantes que las bacte- rias como componentes de los aerosoles biológicos presentes en el aire interior. Debido a que crecen en superficies húmedas en forma de placas de moho, los hongos suelen poner en evidencia problemas de humedad y de riesgo potencial para la salud en un edificio. El crecimiento de moho contribuye tanto en número como en especies a la flora de moho del aire interior, que de lo contrario no estaría presente. Al igual que las bacterias gramne- gativas y los actinomicetos, los hongos hidrófilos (“amantes de la humedad”) son indicadores de lugares extremadamente húmedos de cultivos (visibles u ocultos) y, por consiguiente, de mala calidad del aire interior. Entre ellos se encuentran Fusarium, Phoma, Stachybotrys, Trichoderma, Ulocladium, levaduras y, con menor frecuencia, los patógenos oportunistas Aspergillus fumigatus y Exophiala jeanselmei. Los niveles elevados de mohos que muestran grados variables de xerofilia (“amor por la sequedad”), al tener una necesidad menor de agua, pueden indicar la exis- tencia de sitios de cultivo que son menos húmedos, pero aún así importantes para el crecimiento. Los mohos también son abun- dantes en el polvo de las casas, por lo que su presencia en número elevado también puede indicar que existe una atmósfera con polvo. Varían desde especies de Cladosporium ligeramente xerófilas (capaces de soportar condiciones de sequedad) a especies moderadamente xerófilas como Aspergillus versicolor, Penicillium (por ejemplo, P. aurantiogriseum y P. chrysogenum) y las extremada- mente xerófilas Aspergillus penicillioides, Eurotium y Wallemia.
Los patógenos micóticos rara vez se encuentran presentes de forma abundante en el aire interior, pero A. fumigatus y algunos otros aspergillus oportunistas, que pueden invadir el tejido humano, crecen en la tierra de las plantas colocadas en macetas. Exophiala jeanselmei es capaz de crecer en desagües. Aunque no es probable que las esporas de éstos y de otros patógenos oportu- nistas, como Fusarium solani y Pseudallescheria boydii, sean peli- grosas para la salud, sí pueden serlo para personas inmunodeprimidas.

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