viernes, 4 de abril de 2014

Extrapolación de las normas en materia de higiene en el trabajo a las normas sobre calidad del aire en el interior (I)

Es posible establecer diferentes tipos de valores de referencia aplicables al aire interior en función del tipo de población a la que es necesario proteger. Los valores pueden basarse en normas de calidad para el aire ambiente, en valores específicos para conta- minantes concretos (como dióxido de carbono, monóxido de carbono, formaldehído, compuestos orgánicos volátiles, radón, etc.), o pueden basarse en normas utilizadas generalmente en higiene del trabajo. Los últimos son valores formulados exclusiva- mente para su aplicación en el medio ambiente industrial. Están diseñados, sobre todo, para proteger a los trabajadores de los efectos agudos de los contaminantes (como irritación de las mucosas o de las vías respiratorias altas), o para prevenir la intoxi- cación con efectos sistémicos. Debido a esta posibilidad, muchos autores, al tratar el tema del medio ambiente de interior, utilizan como referencia los valores límite de exposición para ambientes industriales establecidos por la Conferencia Americana de Higie- nistas Industriales del Gobierno (ACGIH) de Estados Unidos. Tales límites se denominan valores límite umbral (TLV), e incluyen valores límite para días de trabajo de ocho horas y semanas de trabajo de cuarenta horas.
Se aplican índices numéricos con el fin de adaptar los TLV a las condiciones del medio ambiente de interior de un edificio, y los valores se reducen habitualmente por un factor de 2,10 o incluso 100, dependiendo de la clase de efectos sobre la salud involucrados y del tipo de población afectada. Entre las razones dadas para reducir los valores de TLV cuando se aplican a expo- siciones de esta clase está el hecho de que en el medio ambiente no industrial el personal está expuesto de forma simultánea
a concentraciones bajas de varias sustancias químicas, normal- mente desconocidas, capaces de actuar de manera sinérgica de una forma que no puede controlarse con facilidad. Por otro lado, generalmente se acepta que en el medio ambiente industrial el número de sustancias peligrosas que deben contro- larse es conocido, y a menudo limitado, aunque las concentra- ciones suelen ser mucho más altas.

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