lunes, 4 de agosto de 2008

La temperatura corporal y su control

Para describir las respuestas fisiológicas al frío y al calor, el organismo puede dividirse en dos componentes: el “núcleo” y la
“periferia”. La temperatura del núcleo (Tc ) representa la temperatura corporal interna o profunda y puede medirse en la boca, en el recto o, en contextos de laboratorio, en el esófago o la membrana timpánica (tímpano). La temperatura de la periferia está representada por la temperatura cutánea media (Tsk). La temperatura corporal media (Tb ) es en todo momento un equili- brio ponderado de estas temperaturas, es decir


en donde el factor de ponderación k varía entre aproximada- mente 0,67 y 0,90.
Cuando el organismo se enfrenta a condiciones que se alejan de la neutralidad térmica (estrés por frío o calor), intenta controlar Tc mediante ajustes fisiológicos, y Tc constituye la principal fuente de retroinformación para que el cerebro coordine dicho control. Aunque la temperatura cutánea local y media es una importante fuente de información sensorial, Tsk varía mucho con la temperatura ambiente, con un valor medio de 33 ºC en condiciones de termoneutralidad y alcanzando 36 o 37 ºC en condiciones de trabajo pesado en ambientes calurosos. La exposición de todo el organismo o de una parte del mismo al frío puede hacer que esta temperatura descienda considerablemente. La sensibilidad táctil aparece entre los 15 y los 20 ºC, mientras que la temperatura crítica para la destreza manual se sitúa entre los 12 y los 16 ºC. Los umbrales superior e inferior del dolor para los valores de Tsk son aproximadamente de 43 ºC y 10 ºC, respectivamente.
Los estudios de mapeo de alta precisión han localizado el lugar de mayor regulación térmica en la zona del cerebro conocida como centros supra y preópticos del hipotálamo anterior. En esta región existen células nerviosas que responden tanto al calenta- miento (neuronas sensibles al calor) como al enfriamiento
(neuronas sensibles al frío). Es una zona que domina el control de la temperatura corporal al recibir información sensorial aferente y enviar señales a la piel, los músculos y otros órganos implicados en la regulación térmica a través del sistema nervioso autónomo. Otras zonas del sistema nervioso central (hipotálamo posterior, formación reticular, puente, bulbo raquídeo y médula espinal) forman las conexiones ascendentes y descendentes con los centros supra y preópticos del hipotálamo anterior y realizan una serie de funciones facilitadoras.
El sistema de control del organismo es similar al control termostático de una vivienda con funciones tanto de calefacción como de refrigeración. Cuando la temperatura corporal sobre- pasa una cierta temperatura teórica “de referencia”, se activan las respuestas de los efectores asociadas a la termolisis (sudoración, aumento del flujo sanguíneo periférico). Cuando la temperatura corporal desciende por debajo del valor de referencia, se inician las respuestas de termogénesis (reducción del flujo sanguíneo periférico, escalofríos). Pero, al contrario que los sistemas de calefacción y refrigeración de las viviendas, el sistema de regulación térmica del ser humano no funciona como un sencillo sistema de encendido y apagado, sino que tiene también funciones de control gradual y control de la velocidad del cambio. Debe tenerse en cuenta que la “temperatura de referencia” existe sólo en teoría, pero es útil para comprender estos conceptos. No obstante, todavía queda mucho trabajo para comprender plenamente los mecanismos asociados a la temperatura termorreguladora de referencia.

Cualquiera que sea su base, la temperatura de referencia es relativamente estable y no se ve afectada por el trabajo ni por la temperatura ambiente. De hecho, el único caso demostrado de alteración aguda de dicha temperatura es la provocada por el grupo de pirógenos endógenos implicados en la respuesta febril. Las respuestas de los efectores que el organismo utiliza para mantener el equilibrio térmico se inician y controlan en respuesta a un “error de carga”, es decir, a una temperatura corporal que está momentáneamente por encima o por debajo de la temperatura de referencia (Figura 42.1). Cuando la temperatura interna desciende por debajo del valor de referencia, se crea un error de carga negativo que desencadena los procesos de termogénesis (escalofríos, vasoconstricción periférica). Cuando la temperatura interna sobrepasa el valor de referencia, se crea un error de carga positivo que activa a los efectores de la termolisis (vasodilatación periférica, sudoración). En ambos casos, la transferencia de calor resultante reduce el error de carga y ayuda a estabilizar la temperatura corporal.


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