sábado, 24 de octubre de 2015

Teorías sobre la causalidad de los accidentes - Teoría de la probabilidad sesgada


Se basa en el supuesto de que, una vez que un trabajador sufre un accidente, la probabilidad de que se vea involucrado en otros en el futuro aumenta o disminuye respecto al resto de los trabaja- dores. La contribución de esta teoría al desarrollo de acciones preventivas para evitar accidentes es escasa o nula.

viernes, 23 de octubre de 2015

Teorías sobre la causalidad de los accidentes - La teoría de la casualidad pura


De acuerdo con ella, todos los trabajadores de un conjunto deter- minado tienen la misma probabilidad de sufrir un accidente. Se deduce que no puede discernirse una única pauta de aconteci- mientos que lo provoquen. Según esta teoría, todos los accidentes se consideran incluidos en el grupo de hechos fortuitos de Hein- rich y se mantiene la inexistencia de intervenciones para prevenirlos.

jueves, 22 de octubre de 2015

Teorías sobre la causalidad de los accidentes Teoría de la causalidad múltiple

Aunque procede de la teoría del dominó, la teoría de la causa- lidad múltiple defiende que, por cada accidente, pueden existir numerosos factores, causas y subcausas que contribuyan a su aparición, y que determinadas combinaciones de éstos provocan accidentes. De acuerdo con esta teoría, los factores propicios pueden agruparse en las dos categorías siguientes:
De comportamiento. En esta categoría se incluyen factores rela- tivos al trabajador, como una actitud incorrecta, la falta de cono- cimientos y una condición física y mental inadecuada.
Ambientales. En esta categoría se incluye la protección inapro- piada de otros elementos de trabajo peligrosos y el deterioro de los equipos por el uso y la aplicación de procedimientos inseguros.
La principal aportación de esta teoría es poner de manifiesto que un accidente pocas veces, por no decir ninguna, es el resul- tado de una única causa o acción.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Teorías sobre la causalidad de los accidentes La teoría del dominó

Según W. H. Heinrich (1931), quien desarrolló la denominada teoría del “efecto dominó”, el 88 % de los accidentes están provo- cados por actos humanos peligrosos, el 10%, por condiciones peligrosas y el 2 % por hechos fortuitos. Propuso una “secuencia de cinco factores en el accidente”, en la que cada uno actuaría sobre el siguiente de manera similar a como lo hacen las fichas de dominó, que van cayendo una sobre otra. He aquí la secuencia de los factores del accidente:
1. antecedentes y entorno social;
2. fallo del trabajador;
3. acto inseguro unido a un riesgo mecánico y físico;
4. accidente,
5. daño o lesión.

Heinrich propuso que, del mismo modo en que la retirada de una ficha de dominó de la fila interrumpe la secuencia de caída, la eliminación de uno de los factores evitaría el accidente y el daño resultante, siendo la ficha cuya retirada es esencial la número 3. Si bien Heinrich no ofreció dato alguno en apoyo de su teoría, ésta presenta un punto de partida útil para la discusión
y una base para futuras investigaciones.

martes, 20 de octubre de 2015

TEORIA DE LAS CAUSAS DE • LOS ACCIDENTES

Los accidentes se definen como sucesos imprevistos que producen lesiones, muertes, pérdidas de producción y daños en bienes y propiedades. Es muy difícil prevenirlos si no se comprenden sus causas. Ha habido muchos intentos de elaborar una teoría que permita predecir éstas, pero ninguna de ellas ha contado, hasta ahora, con una aceptación unánime. Investigadores de diferentes campos de la ciencia y de la técnica han intentado desarrollar una teoría sobre las causas de los accidentes que ayude a identi- ficar, aislar y, en última instancia, eliminar los factores que causan o contribuyen a que ocurran accidentes. En el presente artículo se ofrece un breve resumen de las diferentes teorías sobre sus causas, además de una estructura de los accidentes.

lunes, 19 de octubre de 2015

Parámetros que influyen en la dispersión de los contaminantes (I)

En la dispersión de contaminantes influyen dos tipos de paráme- tros: los parámetros de la fuente y los parámetros meteorológicos. En los primeros las concentraciones son proporcionales a la cantidad de contaminante emitido. Cuando se trata de polvo, debe conocerse el diámetro de las partículas para poder deter- minar la sedimentación y la precipitación del material (VDI 1992). Puesto que las concentraciones en la superficie son menores cuanto mayor sea la altura de la fuente, este parámetro tiene que ser también tenido en cuenta. Además, las concentra- ciones dependen de la cantidad total de gases liberados, así como de su temperatura y velocidad. Si la temperatura es superior a la del aire exterior, los gases estarán sometidos a flotación térmica. La velocidad de liberación, que puede calcularse conociendo el diámetro interior de la fuente y el volumen de gases liberados, produce fuerzas ascensionales dinámicas. Existen una serie de fórmulas empíricas que puede utilizarse para describir estos pará- metros (VDI 1985; Venkatram y Wyngaard 1988). Debe recor- darse que la flotación térmica y las fuerzas dinámicas no dependen de la masa del contaminante en cuestión, sino de la cantidad total de gas liberado.

domingo, 18 de octubre de 2015

CONTAMINACION ATMOSFERICA: • MODELOS DE DISPERSION DE CONTAMINANTES ATMOSFERICOS

La finalidad de los modelos de contaminación atmosférica es estimar las concentraciones de contaminantes en el aire exterior como consecuencia, por ejemplo, de procesos industriales, fugas o el tráfico. Estos modelos se utilizan para estimar la concentración total de un contaminante e identificar la causa de unos niveles extraordinariamente altos de contaminación. En la fase de plani- ficación de los proyectos, permite anticipar la contribución al estrés ambiental y optimizar las condiciones de emisión. Dependiendo de las normas sobre la calidad atmosférica esta- blecidas para el contaminante en cuestión, se utilizan los valores medios anuales o las concentraciones máximas durante cortos períodos de tiempo. Por lo general, las concentraciones deben determinarse en el lugar donde viven las personas, es decir, cerca de la superficie a una altura de unos dos metros del suelo.

sábado, 17 de octubre de 2015

Importancia de la evaluación del impacto ambiental

La evaluación del impacto ambiental (EIA) es el proceso por el cual el organismo responsable prepara un informe detallado sobre el impacto ambiental de una acción propuesta que afecta considerablemente a la calidad del entorno humano (Lee 1993). La EIA es un instrumento de prevención que tiene como fina- lidad evaluar el entorno humano en la fase inicial del desarrollo de un programa o proyecto.
La EIA resulta especialmente importante en los países donde se desarrollan proyectos como parte de su reorientación o rees- tructuración económicas. La EIA se ha incorporado a la legisla- ción en muchos países desarrollados y cada vez se aplica más en los países en vías de desarrollo y con economías en transición.
La EIA es una herramienta que integra la planificación y gestión del medio ambiente, considerando las interacciones entre diferentes medios. Por otra parte, la EIA incorpora la esti- mación de las consecuencias ambientales al proceso de planifica- ción, con lo que se convierte en un instrumento adecuado para el desarrollo sostenible. La EIA combina asimismo propiedades técnicas y participativas al recoger, analizar y aplicar datos cien- tíficos y técnicos considerando el control de calidad y la garantía de calidad e incluye consultas con los organismos responsables de la protección del medio ambiente y las personas que pueden verse afectadas por ciertos proyectos antes de aprobar ningún procedimiento. Un plan de calidad atmosférica puede conside- rarse como parte integrante del proceso EIA aplicado a la atmósfera.

viernes, 16 de octubre de 2015

Capa de Ozono Una estrategia para el seguimiento del control de la calidad

Una estrategia para el seguimiento del control de la calidad del aire consiste en planes y políticas referentes a la manera de poner en práctica futuros planes de calidad atmosférica.

jueves, 15 de octubre de 2015

Al ser también un plan preventivo, el plan de calidad atmosférica

Al ser también un plan preventivo, el plan de calidad atmosférica debe incluir estimaciones de las tendencias de la población, el tráfico, la industria y el consumo de combustibles para poder evaluar respuestas a futuros problemas. La adopción de medidas con antelación a los supuestos problemas evitará multitud de difi- cultades en el futuro.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Transporte internacional de residuos peligrosos

Como consecuencia de una serie de graves incidentes provocados por el descubrimiento en países en desarrollo de diversos carga- mentos de residuos peligrosos procedentes de las naciones indus- trializadas, el transporte internacional de residuos peligrosos se reguló en 1989 en virtud de la Convención de Basilea sobre control del transporte internacional y la eliminación de los resi- duos peligrosos (véase igualmente Kummer 1992). El Convenio se basa en el principio del consentimiento informado de cada Estado afectado con anterioridad al inicio del transporte de los residuos. La Organización de la Unidad Africana (OUA) fue más lejos y adoptó el Convenio de Bamako de 1991 sobre prohibición de la importación en Africa y el control del transporte interna- cional y la ordenación dentro del continente de los residuos peligrosos.

martes, 13 de octubre de 2015

Protección de la capa de ozono (II)

El Convenio de Viena fue desarrollado por el Protocolo de Montreal de 1987 sobre las sustancias químicas que destruyen la capa de ozono, que, a su vez, ha sido adaptado y modificado en la reunión de Londres, de 1990 y, más recientemente, en la reunión de Copenhague, de 1992. En el artículo 2 del Protocolo se exige a las partes contratantes que impongan determinados controles sobre las sustancias químicas que destruyen la capa de ozono, concretamente los derivados fluorocarbonados, los haluros, otros derivados fluorocarbonados completamente halo- genados, el tetracloruro de carbono y 1,1,1-tricloroetano (cloruro de metilo).
En el artículo 5 se excluye de los límites impuestos a las emisiones, bajo las condiciones establecidas en el artículo 5(2) (3)
y por un período máximo de diez años, a determinados países en desarrollo, “con objeto de que puedan satisfacer sus necesi- dades domésticas básicas”. En el Protocolo se prevé igualmente la prestación de asistencia técnica y financiera a las naciones en desarrollo firmantes del documento que soliciten acogerse a los beneficios del artículo 5. Se acordó la creación de un Fondo Multilateral destinado a financiar la investigación en esos países y el cumplimiento de sus obligaciones (artículo 10). A la luz de los resultados de la Evaluación Científica de la Destrucción de la Capa de Ozono, realizada en 1991 y en la que se determinó la progresiva destrucción de la capa de ozono atmosférico en las latitudes medias y altas de ambos hemisferios, en noviembre de
1992 se acordó en Copenhague la adopción de varias nuevas medidas, naturalmente, en el marco del régimen general antes definido. Los países en desarrollo conservan su derecho a acogerse a los aplazamientos previstos en el artículo 5. Todas las partes contratantes se comprometieron a no utilizar haluros a partir de 1994, y a dejar de emplear los derivados fluorocarbo- nados, el hidroxibutilfluorocarbono, el tetracloruro de carbono y cluorurometilo a partir de 1996. El empleo de HCFC se estabili- zará en 1996, se reducirá en un 90 % a partir de 2015 y se elimi- nará desde 2030. El bromuro de metilo, utilizado todavía en la

conservación de frutas y cereales, se someterá a controles volun- tarios y las partes contratantes se comprometen a “hacer cuanto estuviese en su poder para estabilizar su empleo a partir de 1995 en los niveles de 1991. El objetivo estratégico consiste en estabilizar el contenido de cloro en la atmósfera en el año 2000, para luego reducirlo por debajo de los niveles críticos para el 2060.

lunes, 12 de octubre de 2015

Protección de la capa de ozono (I)

En el Convenio de Viena de 1985 sobre protección de la capa de ozono se impone a las partes contratantes la obligación general,
“dentro de sus posibilidades y de acuerdo con los medios a su alcance”, de:
(a) cooperar mediante la observación, la investigación y el intercambio de observación sistemáticos, a mejorar la comprensión y evaluación, tanto de los efectos de la acti- vidad humana sobre la capa de ozono, como de la alteración de ésta sobre la salud y el medio ambiente; (b) adoptar las medidas legislativas o administrativas adecuadas y cooperar en la armonización de las estrategias apropiadas para controlar, limitar, reducir o prevenir la ejecución, bajo su jurisdicción o control, de cualquier actividad humana que produzca o sea capaz de producir efectos adversos como consecuencia de la modificación real o potencial de la capa de ozono; (c) cooperar en la adopción de los procedimientos, medidas y normas consensuados para la aplicación del Convenio, con vistas a la adopción de protocolos y anexos al mismo; y (d) cooperar con los organismos internacionales competentes en la aplicación efectiva del Convenio y los protocolos suscritos por dicha partes.

domingo, 11 de octubre de 2015

Efectos transnacionales de los accidentes nucleares

Aunque el siniestro ocurrido en Chernóbil en 1986 atrajo la aten- ción mundial hacia las repercusiones transnacionales de los acci- dentes nucleares, anteriormente se habían adoptado algunos convenios en los que se habían abordado diversos riesgos deri- vados del uso de ingenios nucleares, incluidos el Convenio de
1961 sobre responsabilidad por daños a terceros en el campo de la energía nuclear (1960) y la Convención de Viena sobre respon- sabilidad civil por daños nucleares (1963). Es de destacar asimismo el Tratado de 1963 de prohibición de las pruebas de armas nucleares submarinas, atmosféricas y en el espacio exterior. El Convenio de Viena de 1980 sobre la protección física del material nuclear había constituido un intento de establecer normas para la protección del material nuclear contra una serie de riesgos, incluido el terrorismo. En la estela de Chernóbil, se adoptaron en 1986 dos convenios: uno sobre la comunicación temprana de los accidentes (Convenio de Viena sobre la comuni- cación temprana de accidentes nucleares) y otro sobre la coopera- ción internacional cuando se producen tales accidentes
(Convenio de Viena sobre asistencia en caso de accidente nuclear
o emergencia radiológica).

sábado, 10 de octubre de 2015

Contaminación atmosférica transnacional a gran distancia

El Convenio sobre contaminación transnacional a gran distancia, suscrito en Ginebra en 1979, fue el primero de ámbito europeo en el que se abordó el problema de la contaminación atmosférica. No obstante, era un simple convenio marco cuyo objetivo se circunscribía a “limitar y, en la medida de lo posible, reducir gradualmente y prevenir la contaminación atmosférica, incluida la contaminación transnacional a gran distancia”. El progreso efectivo en la regulación de las emisiones de determinadas sustan- cias vino de la mano de los protocolos, de los que hasta ahora se han suscrito cuatro: en el Protocolo de Ginebra de 1984 (Proto- colo de Ginebra sobre financiación a largo plazo del programa de cooperación para la supervisión y evaluación de la difusión a gran distancia de la contaminación atmosférica en Europa) se creó una red de estaciones de control de la calidad del aire; en el Protocolo de Helsinki de 1985 (sobre la reducción de las emisiones de azufre) se estableció el objetivo de reducir las emisiones de azufre en un 30 % para 1993; en el Protocolo de Sofía de 1988 (sobre control de las emisiones de óxidos de nitrógeno o de sus flujos transnacionales), posteriormente reem- plazado por el Segundo Protocolo del Azufre, firmado en Oslo en
1994, se fijaba el objetivo de mantener en 1994 los niveles de emisión de óxidos de nitrógeno registrados en 1987; por último, en el Protocolo de Ginebra de 1991 (sobre el control de las emisiones de compuestos orgánicos volátiles o de sus flujos transnacionales) se fijaron una serie de alternativas para la reduc- ción de las emisiones y los flujos de compuestos orgánicos volátiles.

viernes, 9 de octubre de 2015

Lasers Conclusiones

Aunque el láser es algo relativamente nuevo en el lugar de trabajo, está difundiéndose rápidamente y lo mismo sucede con los programas relacionados con su seguridad. Las claves para el uso seguro de los láseres son, en primer término, confinar si es posible la energía radiante del láser y, si no lo es, adoptar medidas de control adecuadas e instruir a todo el personal que trabaje con láseres.

jueves, 8 de octubre de 2015

Mediciones de los láseres

A diferencia de lo que ocurre con algunos riesgos en el lugar de trabajo, en general no es necesario realizar mediciones para la vigilancia de niveles peligrosos de radiación láser en los lugares de trabajo. Dadas las dimensiones de los láseres confinados y de la mayoría de los haces láser, la probabilidad de alterar las trayecto- rias de los haces y la dificultad y el coste de los radiómetros láser, las normas actuales sobre seguridad preconizan medidas de control basadas en la clase de riesgo y no en la medición en el lugar de trabajo (vigilancia). El fabricante debe realizar medi- ciones para asegurarse del cumplimiento de las normas de segu- ridad sobre láseres y de la adecuada clasificación del riesgo. De hecho una de las primeras justificaciones para la clasificación del riesgo de los láseres fue la gran dificultad que entraña realizar medidas apropiadas para la evaluación del riesgo.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Lasers Vigilancia médica


Los requisitos sobre vigilancia médica de los trabajadores que utilizan láseres varían de unos países a otros, en función de la normativa local sobre medicina en el trabajo. Hubo un tiempo, cuando el uso de los láseres estaba restringido a los laboratorios de investigación y era poco lo que se sabía sobre sus efectos bioló- gicos, en que era completamente normal que todos los trabaja- dores que utilizaban láseres se sometieran periódicamente a un reconocimiento oftalmológico general completo, con fotografía del fondo de ojo (retina). No obstante, al principio del decenio de
1970 se cuestionó la validez de esta práctica, ya que los hallazgos clínicos eran casi siempre negativos y se advirtió claramente que tales exploraciones solo servían para descubrir lesiones agudas detectables subjetivamente. Esto indujo al grupo de trabajo sobre láseres de la OMS, reunido en Don Leaghreigh, Irlanda, en
1975, a pronunciarse en contra de tales programas de vigilancia y
a promover la comprobación de la función visual. A partir de entonces, la mayoría de los grupos nacionales de la salud en el trabajo ha rebajado continuamente las exigencias de reconoci- miento médico. Hoy día los reconocimientos oftalmológicos completos sólo se exigen con carácter universal en caso de lesión ocular por láser o de sospecha de sobreexposición y generalmente se requiere una exploración de la función visual antes de desem- peñar un puesto de trabajo. En algunos países se requieren explo- raciones adicionales.

martes, 6 de octubre de 2015

Lasers Formación

En la investigación de los accidentes con láseres tanto en situa- ciones de laboratorio como industriales surge un elemento común: la falta de una formación adecuada. La formación sobre seguridad de los láseres debe ser adecuada y suficiente para las operaciones con láser en las que intervendrá cada trabajador.

Ha de ser específica para el tipo de láser y la tarea que el traba- jador tenga encomendada.

lunes, 5 de octubre de 2015

Lasers Medidas de seguridad (II)

Cuando no sea posible encerrar láseres de las clases 3 y 4, deberá establecerse una zona con entrada controlada para el láser y generalmente dentro de la zona de riesgo nominal (ZRN) del haz láser es obligatorio el uso de protectores oculares contra el láser. Aunque en la mayoría de laboratorios de investigación en los que se utilizan haces láser colimados la ZRN abarca la totalidad de la zona controlada del laboratorio, en aplicaciones de haz focalizado la ZRN puede ser sorprendentemente limitada
y no abarcar toda la sala.
Como garantía contra el uso inadecuado y posibles acciones peligrosas por parte de usuarios del láser no autorizados debe utilizarse la llave de control que traen todos los productos láser fabricados comercialmente.
Dicha llave deberá guardarse en lugar seguro cuando no se utilice el láser si éste es accesible a las personas.
Durante la alineación y la puesta a punto inicial del láser es preciso adoptar precauciones especiales, ya que la probabilidad de sufrir lesiones oculares graves es muy elevada en tales circuns- tancias. Los operarios que trabajen con láseres deberán estar instruidos en los métodos de seguridad antes de realizar la puesta a punto y alineación del láser.
Después de establecerse los límites de exposición profesional se desarrollaron medios de protección ocular contra el láser y se definieron especificaciones para determinar las densidades ópticas (OD, una medida logarítmica del factor de atenuación) que serían necesarias para láseres específicos en función de la longitud de onda y de la duración de la exposición. Aunque existen en Europa normas específicas de protección ocular contra el láser, en Estados Unidos el American National Stan- dards Institute facilita otras guías bajo las designaciones ANSI Z136.1 y ANSI Z136.3.

domingo, 4 de octubre de 2015

Detectores de contaminación gamma

Como la mayoría de los emisores gamma emiten también partí- culas beta, casi todos los monitores de contaminación detectarán radiación beta y gamma. La práctica habitual es emplear un detector que sea sensible a los dos tipos de radiación con el fin de incrementar la sensibilidad, puesto que la eficiencia de la detec- ción suele ser mayor para partículas beta que para rayos gamma. Los contadores de centelleo de plástico o de cristales de yoduro de sodio (NaI) son más sensibles a los fotones que los contadores G-M, por lo que se recomiendan para detectar rayos gamma.

sábado, 3 de octubre de 2015

Detectores de contaminación beta

Pueden utilizarse monitores beta portátiles de varios tipos para la detección de contaminación por partículas beta. Los contadores Geiger-Mueller (G-M) exigen en general una ventana delgada
(de densidad superficial entre 1 y 40 mg/cm2). Los contadores de centelleo (de antraceno o plástico) son muy sensibles a las partí- culas beta y relativamente insensibles a los fotones. Los conta- dores beta portátiles no se pueden usar en general para vigilar la contaminación por tritio (3H), porque la energía de las partículas beta del tritio es muy baja.
Todos los instrumentos empleados para detectar la contami- nación beta responden también a la radiación de fondo,lo que debe tenerse en cuenta al interpretar las lecturas del instrumento.
Cuando existe una radiación de fondo de alto nivel, los conta- dores portátiles detectores de contaminación tienen un valor limitado, puesto que no indican aumentos pequeños de tasas de recuento iniciales elevadas. En estas condiciones, se reco- miendan ensayos de barrido o de impregnación.

viernes, 2 de octubre de 2015

Detectores de contaminación alfa

La sensibilidad de un detector alfa está determinada por el área y el espesor de su ventana. Por lo general, el área de la ventana es de 50 cm2 o mayor, y la densidad superficial de la ventana es de
1 mg/cm2 o menor. Los monitores de contaminación alfa deben ser insensibles a la radiación beta y gamma para reducir al mínimo la interferencia de fondo. Esto se consigue por lo general mediante la discriminación de la altura de impulsos en el circuito contador.
Los monitores portátiles alfa pueden ser contadores propor- cionales de gas o contadores de centelleo de sulfuro de zinc.

jueves, 1 de octubre de 2015

Detección y medición de la radiación y de la contaminación radiactiva

La vigilancia o supervisión mediante instrumentos de barrido y detección en superficies de trabajo, suelo, ropa, piel y otras super- ficies son procedimientos meramente cualitativos. Es difícil convertirlos en cuantitativos. Los instrumentos empleados suelen ser dispositivos detectores, no medidores. Como la cantidad de radiactividad que interviene es a menudo pequeña, la sensibi- lidad de los instrumentos deberá ser alta.
El requisito de transportabilidad de los detectores de contami- nación depende de los usos previstos. Si el instrumento está destinado a vigilancia general de superficies del laboratorio, es recomendable emplear un instrumento portátil. En cambio, si el instrumento es para una aplicación específica y el elemento a supervisar se puede llevar hasta el instrumento, la transportabi- lidad no es necesaria. Los monitores de ropa, manos y calzado no son portátiles en general.
Los instrumentos y monitores contadores suelen incorporar lecturas en medidores y salidas aurales o conectores para auricu- lares. En la Tabla 48.14 se identifican los instrumentos que pueden emplearse para la detección de contaminación radiactiva.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Vigilancia de la contaminación aérea (II)

La forma más corriente de vigilancia de la contaminación del aire es utilizar muestreadores de aire en un número de lugares seleccionados que representen en grado razonable las zonas donde respiran los trabajadores expuestos. A veces es preciso tomar muestras que representen con más precisión las zonas de respiración mediante el uso de muestreadores de aire personales o de solapa.

martes, 29 de septiembre de 2015

Hipotermia Tratamiento prehospitalario (I)

El principio básico de la asistencia primaria que debe recibir un trabajador con hipotermia es evitar que pierda más calor. Si la víctima está consciente, debe ser trasladada a un refugio, o al menos a un lugar protegido. Se retirarán las prendas mojadas y se intentará proporcionarle el mayor aislamiento posible. Es funda- mental mantener a la víctima en posición tumbada y con la cabeza cubierta.
Los pacientes con hipotermia aguda por inmersión requieren un tratamiento bastante diferente al de los pacientes con hipo- termia subaguda por agotamiento. La víctima por inmersión suele encontrarse en una situación más favorable. El descenso de la temperatura interna se produce mucho antes de que el cuerpo sufra agotamiento y, por consiguiente, la capacidad de generar calor está intacta. El equilibrio hídrico y electrolítico no está alte- rado. Por consiguiente, estas personas pueden ser tratadas con una rápida inmersión en un baño caliente. Si no se dispone de una bañera, el paciente deberá introducir los pies y las manos en agua caliente. El calor local abre las derivaciones arteriovenosas, aumenta rápidamente la circulación sanguínea en la extremi- dades y acelera el proceso de calentamiento.

lunes, 28 de septiembre de 2015

La hipotermia crónica subclínica

La hipotermia crónica subclínica afecta con frecuencia a personas de edad avanzada y suele asociarse a malnutrición, uso de ropa inadecuada y movilidad restringida. El alcoholismo, el abuso de drogas y las enfermedades metabólicas crónicas son factores que contribuyen a este tipo de hipotermia.

domingo, 27 de septiembre de 2015

La hipotermia con traumatismo importante

La hipotermia con traumatismo importante es un signo preocupante. La persona que ha sufrido el traumatismo es incapaz de mantener la temperatura interna y la pérdida de calor puede agravarse con la infusión de líquidos fríos y la retirada de las prendas de vestir. Los pacientes en situación de shock que desarrollan hipotermia tienen una mortalidad mucho mayor que las víctimas normotérmicas.

sábado, 26 de septiembre de 2015

La hipotermia aguda por agotamiento

La hipotermia aguda por agotamiento puede ocurrirle a cualquier trabajador expuesto al frío, así como a esquiadores, escaladores y montañeros. En esta forma de hipotermia, la actividad muscular mantiene la temperatura corporal siempre que se disponga de fuentes de energía. Con todo, la hipoglucemia indica que la persona está en situación de riesgo. Incluso una exposición relativamente leve al frío puede ser suficiente para que prosiga el enfriamiento y se produzca una situación peligrosa.

viernes, 25 de septiembre de 2015

La hipotermia aguda por inmersión

La hipotermia aguda por inmersión se produce cuando una persona se sumerge en agua fría. El agua tiene una conductividad térmica unas 25 veces mayor que el aire. El estrés por frío se hace tan grande que la temperatura interna se ve obligada a descender a pesar de una producción máxima de calor corporal. La hipotermia se desencadena antes de que la persona sea víctima del agotamiento.

jueves, 20 de agosto de 2015

Resumen El estudio de los accidentes (II)

La identificación, la medición y la descripción de los acci- dentes constituyen la base sobre la que se establece qué acciones emprender y quién debe encargarse de las mismas para reducir los riesgos. Por ejemplo, la vinculación de fuentes de exposición específicas a una tecnología concreta puede facilitar la determi- nación de las medidas de seguridad especiales necesarias para controlar el riesgo. Asimismo, esta información puede utilizarse para influir en sus fabricantes y proveedores. Si se demuestra que los accidentes frecuentes y graves están asociados a ciertos procesos, puede intentarse ajustar las características de los equipos, la maquinaria, las operaciones y los procedimientos de trabajo vinculados a dichos procesos. Por desgracia, un rasgo habitual de tales iniciativas y ajustes es que requieren una rela- ción exclusiva y casi inequívoca entre los accidentes y las causas, lo que no ocurre más que en contadas ocasiones.
Cualquier empresa puede llevar a cabo el análisis de los acci- dentes desde un nivel superior a otro más específico. Ahora bien, lo difícil es reunir una base de datos suficientemente amplia. Si se recogen datos correspondientes a las lesiones por accidente en una empresa en varios años (incluida la información sobre lesiones menores y cuasiaccidentes), podrá crearse una base de datos útil incluso a este nivel. El análisis global de la empresa mostrará si existen problemas especiales en determinadas secciones, relacionados con tareas específicas o con la utilización de tecnologías concretas. Un posterior análisis detallado permi- tirá determinar qué funciona mal y, a partir de ahí, evaluar las medidas preventivas.
Si se pretende influir en el comportamiento de un trabajador dentro de un sector, un grupo profesional o una empresa (o en el de una persona determinada), es necesario disponer de conoci- mientos sobre muchos accidentes para aumentar la sensibiliza- ción de los trabajadores. Al mismo tiempo, debe difundirse información sobre los factores que elevan la probabilidad de los accidentes, así como sobre las líneas de actuación que puedan minimizar el riesgo de daño o lesión. Una vez cumplidos estos requisitos, la seguridad se convierte en una cuestión de motivar a los responsables del comportamiento de las personas en los distintos sectores, organizaciones industriales, organizaciones sindicales, así como a las empresas y a los trabajadores.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Resumen El estudio de los accidentes (I)

El estudio de los accidentes a nivel nacional puede mejorar los conocimientos sobre los sectores, los grupos profesionales, las tecnologías y los procesos de trabajo en los que se producen daños y lesiones. El objetivo consiste únicamente en determinar los lugares de trabajo en los que se produjeron accidentes. La medición de éstos en función de su frecuencia y gravedad permite por una parte establecer dónde algo funciona mal y, por otra, dónde ha variado el riesgo.
El tipo de riesgo del lugar de trabajo se establece mediante la descripción de los diferentes accidentes y las formas en que se producen éstos en cada área del lugar de trabajo. De este modo se consigue información sobre las fuentes de exposición y otros factores nocivos presentes en el centro de trabajo, cuando las medidas preventivas (atención a las condiciones de seguridad, conciencia del riesgo, facilidad de acción y apelación a la voluntad de los trabajadores) hayan demostrado ser insuficientes para impedir los accidentes.

martes, 18 de agosto de 2015

Fases de un análisis

Con independencia del nivel al que se inicie un análisis, éste suele constar de las fases siguientes:

• Identificación de los lugares en los que ocurren los accidentes en el nivel general seleccionado.
• Especificación de los lugares en los que ocurren los accidentes
a un nivel más detallado dentro del nivel general.
• Determinación de los objetivos en función de la incidencia
(o la frecuencia) y la gravedad de los accidentes.
• Descripción de las fuentes de exposición y otros factores nocivos, es decir, de las causas directas de los daños y las lesiones.
• Estudio de las relaciones causales subyacentes y de la evolución de las causas.

En la Figura 56.1 se ofrecen ejemplos de los diferentes niveles de análisis.

lunes, 17 de agosto de 2015

Tipos de análisis - (II)

Hay distintos niveles en que pueden realizarse estos tipos de análisis, desde el empresarial al nacional. La adopción de medidas preventivas exige distintos niveles. Los análisis relacio- nados con las tasas generales de incidencia, el control, la precau- ción y la determinación de prioridades se llevarán a cabo fundamentalmente a niveles superiores, mientras que los que describen las causas directas e indirectas de los accidentes se efectuarán a niveles más bajos, y los resultados serán, respectiva- mente, más generales o más específicos.

domingo, 16 de agosto de 2015

Tipos de análisis - Análisis para dilucidar qué áreas especiales han suscitado curiosidad por alguna razón

(se trata de una forma de análisis de revisión o de control). Son ejemplos de este tipo de estudios los análisis de la inci- dencia de un riesgo de lesión concreto o el descubrimiento de un riesgo no determinado hasta entonces en el curso del examen de otro riesgo previamente conocido.

sábado, 15 de agosto de 2015

Plan de ejecución, recursos comprometidos

El plan de calidad atmosférica debe incluir siempre un plan de ejecución que especifique la forma en que deben aplicarse las medidas de control. Este plan incluye también un compromiso de recursos para que, de acuerdo con el principio de quien conta- mina paga, se establezcan las acciones que deberán emprender los que contaminan y la manera en que el gobierno les ayudará a respetar ese compromiso.

viernes, 14 de agosto de 2015

Planificación del transporte y el uso del suelo (IV)

Las políticas sociales de la vivienda, cuyo objetivo es poner ésta al alcance de todas aquellas personas que de otra forma no tendrían acceso a ella (mediante ventajas fiscales e hipotecarias) estimulan el crecimiento urbano y desincentivan indirectamente un desarrollo residencial de mayor densidad. Actualmente estas políticas han resultado ser desastrosas para el medio ambiente, ya que no contemplan un desarrollo simultáneo de sistemas eficientes de transportes que atiendan las necesidades de los habitantes de las nuevas comunidades que se desarrollan. La lección que debemos aprender de este tipo de desarrollo es la necesidad de coordinar los diferentes programas que tienen un impacto ambiental y de realizar asimismo una planificación integral en el ámbito en el que se produce el problema y a una escala lo suficientemente amplia como para abarcar todo el sistema.
La planificación del uso del suelo debe plantearse a escala nacional, provincial, regional y local para garantizar una adecuada protección a largo plazo del medio ambiente. Por lo general, los programas gubernamentales comienzan ubicando las centrales de generación de energía, los lugares de extracción de minerales, las zonas costeras y los desiertos, montañas y otras áreas de interés turístico. Puesto que la multiplicidad de admi- nistraciones locales en una determinada región no les permite a éstas afrontar de forma adecuada los problemas ambientales regionales, son los gobiernos o administraciones regionales quienes deben coordinar el desarrollo urbanístico y los patrones de densidad, supervisando la gestión del espacio, el emplaza- miento y el uso de nuevas construcciones y los servicios de trans- porte. La planificación del transporte y del uso del suelo debe ir acompañada de la vigilancia del cumplimiento de las normas para mantener la calidad atmosférica deseada. En un caso ideal, la planificación del control de la contaminación atmosférica debería ser realizada por la misma entidad regional responsable de la planificación del uso del suelo, ya que ambas áreas presentan factores externos comunes.

jueves, 13 de agosto de 2015

Planificación del transporte y el uso del suelo (III)

La planificación del uso del suelo para el control de la conta- minación atmosférica incluye códigos de zonificación y normas de explotación, controles del uso del suelo, desarrollo urbanístico y políticas de planificación del uso del suelo. La zonificación del uso de suelo supuso un primer intento de proteger a la pobla- ción, sus propiedades y sus oportunidades económicas. Pero la dispersión de los contaminantes atmosféricos exigía algo más que la simple separación física de los polígonos industriales y las zonas residenciales para proteger al individuo. Por esta razón se introdujeron en algunos códigos de zonificación normas de explotación basadas inicialmente en decisiones estéticas o cuali- tativas en un intento de establecer criterios para identificar los problemas potenciales.
La planificación a largo plazo del uso del suelo exige la identi- ficación de las limitaciones en la capacidad de asimilación del medio ambiente. Acto seguido pueden establecerse controles del uso del suelo que distribuyan de forma equitativa esta capacidad entre las distintas actividades locales. Los controles del uso del suelo comprenden sistemas de autorización de nuevas fuentes estáticas, clasificación de zonas industriales y residenciales, restricciones por la designación de servidumbres de paso o expropiación de terrenos, control del emplazamiento del receptor, zonificación en función de la densidad de las emisiones y regulación de la distribución de las emisiones.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Planificación del transporte y el uso del suelo (II)

Los planes nacionales con controles indirectos del transporte pueden afectar a la planificación del transporte y del uso del suelo por su impacto en las autovías, los aparcamientos y los centros comerciales. La planificación a largo plazo del sistema de transportes y de su área de influencia evitará un deterioro importante de la calidad del aire y permitirá vigilar la aplicación de las normas sobre la calidad atmosférica. En las ciudades se considera que el transporte público podría solucionar los problemas de contaminación atmosférica. La organización del sistema de transporte público para atender a una determinada área y el reparto del tráfico entre el uso de autovías y los servi- cios de autobuses y trenes altera las pautas de uso del suelo. Existe un reparto óptimo para reducir al mínimo la contamina- ción atmosférica, aunque no siempre es aceptable cuando se consideran otros factores además de los ambientales.
El automóvil está considerado como el mayor generador de factores económicos externos (externalidades) de la historia. Algunos de ellos, como el trabajo y la movilidad, son positivos, aunque los negativos, como la contaminación atmosférica, los accidentes que causan heridos y muertos, los daños materiales, el ruido, la pérdida de tiempo y la irritación asociada, llevan a la conclusión que el transporte no es una industria de coste decre- ciente en las zonas urbanas. Los costes de congestión de las auto- vías y el consiguiente tiempo perdido constituyen otro factor externo que resulta difícil de estimar. Si el coste de los desplaza- mientos por motivos de trabajo no incluye los costes de conges- tión, es imposible realizar una evaluación correcta de las distintas modalidades de transporte.

martes, 11 de agosto de 2015

Planificación del transporte y el uso del suelo (I)

El problema de la contaminación está íntimamente ligado al uso del suelo y el transporte, especialmente en lo que respecta a cues- tiones como la planificación urbanística, el diseño de carreteras, el control del tráfico y el transporte público; y a consideraciones demográficas, topográficas, económicas y sociales (Venzia 1977). En general, las aglomeraciones urbanas de rápido crecimiento presentan serios problemas de contaminación derivados de una planificación deficiente del transporte y del uso del suelo. La planificación del transporte con el fin de controlar la contamina- ción atmosférica integra los controles y políticas del transporte, la organización del transporte público y el coste de la congestión de las autovías. Los controles del transporte tienen un importante impacto en la sociedad en términos de equidad, medidas repre- sivas y conflictos sociales y económicos, especialmente los controles directos como restricciones en el uso de los vehículos, racionamiento de la gasolina o reducción de las emisiones de los vehículos. La reducción de las emisiones conseguida con los controles directos puede estimarse y verificarse con métodos fiables. Los controles indirectos, como la reducción del número de millas recorridas gracias a la mejora de los sistemas de trans- porte público, las normativas para mejorar el flujo de tráfico, las normativas sobre aparcamientos, peajes, impuestos aplicados a la gasolina y permisos de conducir, así como la creación de incen- tivos para reducir voluntariamente la utilización de los vehículos, se basan en la mayoría de los casos en la experiencia previa de ensayo y error y presentan demasiadas incertidumbres como para poder formar parte de un plan de transporte viable.

lunes, 10 de agosto de 2015

Impactos transnacionales

En el Principio 21 de la Declaración de Estocolmo se declaraba que los Estados tienen “la responsabilidad de evitar que las activi- dades realizadas bajo su control y competencia produzcan daños al medio ambiente de otros Estados o áreas allende su jurisdic- ción nacional”. Si bien este principio se ha incorporado desde entonces al derecho consuetudinario internacional, su enunciado precisa una elaboración cuidadosa para servir de base a la regula- ción de dichas actividades. En un intento de resolver este problema y en respuesta a varios incidentes que han tenido notable repercusión pública, se han concertado diversos conve- nios en los que se abordan cuestiones como la contaminación atmosférica transnacional a gran distancia, la protección de la capa de ozono, la comunicación y cooperación en los casos de accidente nuclear, el transporte internacional de residuos peli- grosos y el cambio climático mundial.

domingo, 9 de agosto de 2015

CONVENIOS INTERNACIONALES SOBRE EL MEDIO AMBIENTE - Protección del medio ambiente marino (IV)

Al margen del marco del PNUMA se han desarrollado otros ordenamientos jurídicos regionales, especialmente en el Atlán- tico nororiental, región en la que existe un extenso cuerpo de acuerdos internacionales que regulan materias como los vertidos marinos (Convenio de Oslo de 1972 para la prevención de la contaminación marina producida por vertidos desde naves y aeronaves; protocolos de 1983 y 1989); la contaminación proce- dente de fuentes terrestres (Convenio de París de 1974 para la prevención de la contaminación marina causada por fuentes terrestres; protocolo de 1986); vigilancia y cooperación respecto a la contaminación por hidrocarburos (Acuerdo de Bonn de
1983 para la cooperación en la lucha contra la contaminación del Mar del Norte por hidrocarburos y otras sustancias nocivas; Decisión de modificación de 1989); inspección de embarca- ciones con fines de seguridad y protección del medio ambiente marino (Acuerdo de París de 1982 sobre el control estatal en los puertos para la aplicación de los acuerdos sobre la seguridad en el mar y protección del medio ambiente marino); así como la conservación de la naturaleza y las pesquerías. (Véase, sobre estas materias, Freestone e IJlstra 1991). Es de destacar igual- mente el nuevo Convenio de París de 1992 para la protección del medio ambiente marino del Atlántico nororiental, llamado a reemplazar a los convenios de Oslo y de París (véanse el texto y un análisis del nuevo instrumento en Hey, IJlstra y Nollkaemper 1993). En la región del Báltico, se ha modificado recientemente el Convenio de Helsinki para la protección del medio ambiente marino del Mar Báltico (véanse el texto y un análisis del Convenio de 1992 en Ehlers 1993). Asimismo, se ha elaborado un nuevo convenio para la región del Mar Negro (Convenio de Bucarest, de 1992, para la protección del Mar Negro; véase igualmente la Declaración Ministerial de Odesa, de 1993, sobre la protección del Mar Negro).

sábado, 8 de agosto de 2015

CONVENIOS INTERNACIONALES SOBRE EL MEDIO AMBIENTE - Protección del medio ambiente marino (III)

En el ámbito regional, el Programa de Mares Regionales del PNUMA ha servido de marco a una serie extensa, aunque no exhaustiva, de acuerdos para la protección del medio ambiente marino, que abarcan el Mediterráneo (Convenio para la protec- ción del Mar Mediterráneo contra la contaminación, Barcelona,
16 de febrero de 1976; protocolos de 1976 (2), 1980 y 1982); el Golfo Pérsico (Convenio Regional de Kuwait sobre cooperación en la protección del medio ambiente marino contra la contami- nación, Kuwait, 24 de abril de 1978; protocolos de 1978, 1989 y
1990); Africa occidental (Convenio sobre cooperación en la protección y el desarrollo del medio ambiente marino y costero del Africa central y occidental (Abidján, 23 de marzo de 1981), con un protocolo de 1981); el Pacífico suroriental (Convenio para la protección del medio ambiente marino y las áreas costeras del Pacífico suroriental (Lima, 12 de noviembre de 1981); protocolos de 1981, 1983 (2) y 1989); el Mar Rojo
(Convenio regional para la protección del medio ambiente del Mar Rojo y el Golfo de Adén (Yidda, 14 de febrero de 1982); protocolo de 1982); el Mar Caribe (Convenio para la protección
y el desarrollo del medio ambiente marino de la cuenca del Caribe; (Cartagena de Indias, 24 de marzo de 1983); protocolos de 1983 y 1990); Africa oriental (Convenio para la protección, ordenación y desarrollo del medio ambiente marino y costero del Africa oriental (Nairobi, 21 de junio de 1985); 2 protocolos de 1985); y el Pacífico Sur (Convenio para la protección de los recursos naturales y el medio ambiente del Pacífico Sur;
(Noumea, 24 de noviembre de 1986); 2 protocolos de 1986). Además, hay otros seis convenios en diversos estadios de nego- ciación (véanse en Sand, 1987, el texto de los convenios ante- riormente citados y de sus protocolos, además de detalles de los programas en desarrollo). Diversos protocolos complementan estos acuerdos internacionales. En ellos se aborda un amplio espectro de cuestiones, como la regulación de las fuentes terres- tres de contaminación, los vertidos marinos, la contaminación procedente de las plataformas de prospección petrolífera subma- rina (y el cierre de las mismas), las áreas especialmente prote- gidas y la protección de la fauna y flora.

viernes, 7 de agosto de 2015

CONVENIOS INTERNACIONALES SOBRE EL MEDIO AMBIENTE - Protección del medio ambiente marino (II)

En el Convenio de Londres de 1972 se adoptó el sistema, actualmente generalizado, de relacionar las sustancias que no se pueden verter en el océano (Anexo I) y las que sólo pueden verterse previa autorización (Anexo II). La normativa regula- dora, que obliga a los Estados signatarios a imponer estas obliga- ciones a la tripulación de los barcos que carguen en sus puertos y a las embarcaciones de bandera que se encuentren en cualquier punto del mundo, se ha hecho progresivamente más estricta, hasta el punto de que las partes signatarias han puesto efectiva- mente fin al vertido marino de residuos industriales. El Convenio MARPOL 1973/1978, que ha reemplazado al Convenio OILPOL de 1954 (véase anteriormente), constituye la principal normativa reguladora de la contaminación producida por todo tipo de embarcaciones, incluidos los buques cisterna. En el MARPOL se exige a los Estados que abanderan buques la imposición de controles sobre las “descargas operativas” de todas las sustancias sujetas a control. La normativa del MARPOL se modificó en 1978 en el sentido de extender progresivamente su cobertura a las distintas modalidades de contaminación producida por embarcaciones que se relacionan en los cinco anexos. Los anexos actualmente vigentes se aplican a los hidrocarburos (Anexo I), sustancias líquidas nocivas (Anexo II), residuos envasados (Anexo III), aguas residuale (Anexo IV) y basuras (Anexo V). Determinadas áreas delimi- tadas por las partes signatarias están sometidas a unas normas más estrictas.

jueves, 6 de agosto de 2015

CONVENIOS INTERNACIONALES SOBRE EL MEDIO AMBIENTE - Protección del medio ambiente marino (I)

En 1973 se iniciaron los trabajos de la Tercera Conferencia de la ONU sobre el Derecho del Mar (UNCLOS III). Nueve años de negociaciones en el marco de la UNCLOS culminaron en 1982 con la firma del Convenio de Montego Bay sobre el Derecho del Mar (LOSC), en cuya Parte XII se establece un marco global para la regulación de las cuestiones que afectan al medio ambiente marino, incluidos los vertidos y la contaminación procedentes, tanto de las embarcaciones como de tierra firme, además de establecerse algunas obligaciones generales de protec- ción del medio ambiente marino.
En un nivel más específico, la Organización Marítima Inter- nacional (OMI) ha patrocinado la elaboración de dos impor- tantes convenios de ámbito mundial: el Convenio de Londres de 1972 sobre prevención de la contaminación marina por el vertido de residuos y otras materias y el Convenio internacional de 1973 para prevenir la contaminación por los buques, modifi- cado en 1978 (MARPOL, 1973/1978); y un tercer convenio sobre los vertidos de petróleo, denominado Convenio interna- cional sobre preparación, respuesta y cooperación respecto a la contaminación por hidrocarburos, firmado en 1990, en el que se establece un marco jurídico mundial para la colaboración y asis- tencia en caso de graves vertidos de petróleo. Otros convenios marítimos importantes, a pesar de no ser de carácter específica- mente ambiental, son el Convenio de 1972 sobre la regulación internacional de la prevención de colisiones en el mar (COLREG); el Convenio internacional de 1974 para la segu- ridad de la vida humana en el mar (SOLAS); el Convenio de la OIT sobre la marina mercante (normas mínimas) 1976 (nº 147), y el Convenio de 1978 sobre normas de formación, titulación y supervisión de los trabajadores del mar.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Lasers Medidas de seguridad (I)

El sistema de clasificación de riesgos de los láseres facilita consi- derablemente la determinación de las medidas de seguridad adecuadas. Las normas de seguridad sobre láseres y las reglas prácticas requieren por sistema la adopción de medidas de control tanto más restrictivas cuanto más alta es la clasificación.
En la práctica siempre es preferible confinar totalmente el láser y la trayectoria del haz de manera que no sea accesible ninguna radiación láser potencialmente peligrosa. En otras pala- bras, si sólo se utilizan productos láser de clase 1 en el lugar de trabajo, la seguridad de uso está garantizada. Sin embargo, en muchas situaciones esto sencillamente no es viable, por lo que se requiere la oportuna formación de los trabajadores en la utiliza- ción segura del producto y en las medidas de control del riesgo. Aparte de la regla evidente de no apuntar con un láser a los ojos de una persona, no se exige ninguna medida de control para un producto láser de clase 2. Para los láseres de clases supe- riores se requieren obviamente medidas de seguridad.
Si no es factible el confinamiento total de un láser de clase 3 o 4, el uso de carcasas que cubran el haz (por ejemplo tubos), pantallas deflectoras y cubiertas ópticas puede eliminar casi totalmente el riesgo de exposición ocular peligrosa en la mayoría de los casos.

martes, 4 de agosto de 2015

Normas de seguridad sobre láseres

Muchas naciones han publicado normas de seguridad sobre láseres y la mayoría de ellas están armonizadas con la norma internacional de la Comisión Electrotécnica Internacional (CEI). La norma CEI 825-1 (1993) rige para los fabricantes; no obstante, también ofrece algunas orientaciones limitadas sobre seguridad para los usuarios. Todos los productos láser comerciales deben exhibir la clasificación de riesgos indicada. En todos los productos de las clases2a4 debe aparecer una etiqueta de adver- tencia apropiada según la clase correspondiente.

lunes, 3 de agosto de 2015

Límites de exposición profesional

La Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP 1995) ha publicado guías sobre límites de exposición humana a la radiación láser los cuales se actualizan periódicamente. En la Tabla 49.3 se indican los límites de exposi- ción (LE) representativos de varios láseres usuales. Casi todos los haces láser sobrepasan los límites de exposición admisibles. Por lo tanto, en la práctica no suelen utilizarse los límites de exposición para determinar medidas de seguridad. En lugar de ello se aplica con este fin el esquema de clasificación láser que se basa en la aplicación de los LE en condiciones realistas.

domingo, 2 de agosto de 2015

Clasificación de los riesgos de los láseres (II)

Algunas normas de seguridad contemplan también una subcategoría de la clase 2 denominada “clase 2A”. La contem- plación de los láseres de clase 2A no es peligrosa durante un tiempo máximo de 1.000 s (16,7 minutos). La mayoría de los lectores láser utilizados en puntos de venta (cajas de supermer- cados) y de los lectores de inventario son de la clase 2A.
Los láseres de la clase 3 presentan un riesgo para la vista, dado que la respuesta de aversión no es lo bastante rápida para limitar la exposición de la retina a un nivel momentáneamente seguro y también pueden producirse daños en otras estructuras del ojo (por ejemplo, la córnea y el cristalino). Normalmente la exposición accidental no entraña riesgos para la piel: son ejemplos de láseres de clase 3 numerosos láseres de investigación y telémetros láser militares.
La clase 3 tiene una subcategoría especial, denominada “clase 3A” (el resto de los láseres de clase 3 se denominan “clase 3B”). Los láseres de la clase 3A tienen una potencia de salida comprendida entre una y cinco veces los límites de emisión accesible (AEL) para la clase1o la clase 2, pero con una irradiancia de salida no superior al límite de exposición profe- sional correspondiente a la clase inferior. Son ejemplos de esta clase numerosos instrumentos láser de alineación y topografía.
Los láseres de clase 4 pueden entrañar riesgo de incendio, riesgo considerable para la piel o riesgo de reflexión difusa. Casi todos los láseres quirúrgicos y los de procesado de materiales utilizados para soldadura y corte son de clase 4 si no están confi- nados. Todos los láseres con una potencia de salida media supe- rior a 0,5 W son de clase 4. Si un láser de alta potencia de clase 3 o clase 4 está totalmente confinado de manera que la energía radiante peligrosa no sea accesible, el sistema láser total podría ser de clase 1. El láser más peligroso, situado dentro de una carcasa se denomina láser interno o encapsulado.



sábado, 1 de agosto de 2015

Clasificación de los riesgos de los láseres (I)

Las normas actuales sobre seguridad de los láseres vigentes en todo el mundo siguen el método de agrupar los productos láser en clases de riesgo. En general, el esquema se basa en la agrupa- ción en cuatro grandes clases de riesgo, de la 1 a la 4. Los láseres de clase 1 no pueden emitir radiación láser potencialmente peli- grosa y no suponen ningún riesgo para la salud. Las clases 2 a 4 entrañan un riesgo creciente para los ojos y la piel. Este sistema de clasificación es útil porque se prescriben medidas de seguridad para cada clase de láser. Las clases superiores requieren medidas de seguridad más estrictas.
La clase 1 se considera un grupo sin riesgo, “seguro para la vista”. La mayoría de los láseres totalmente confinados (por ejemplo, los registradores láser de discos compactos) son de clase 1. Un láser de clase 1 no requiere ninguna medida de seguridad.
La clase 2 corresponde a los láseres visibles que emiten una potencia muy baja, la cual no sería peligrosa ni siquiera aunque el haz penetrase en el ojo humano con toda su potencia y se enfocase sobre la retina. La respuesta de aversión natural del ojo Las normas actuales sobre seguridad de los láseres vigentes en todo el mundo siguen el método de agrupar los productos láser en clases de riesgo. En general, el esquema se basa en la agrupa- ción en cuatro grandes clases de riesgo, de la 1 a la 4. Los láseres de clase 1 no pueden emitir radiación láser potencialmente peli- grosa y no suponen ningún riesgo para la salud. Las clases 2 a 4 entrañan un riesgo creciente para los ojos y la piel. Este sistema de clasificación es útil porque se prescriben medidas de seguridad para cada clase de láser. Las clases superiores requieren medidas de seguridad más estrictas.
La clase 1 se considera un grupo sin riesgo, “seguro para la vista”. La mayoría de los láseres totalmente confinados
(por ejemplo, los registradores láser de discos compactos) son de clase 1. Un láser de clase 1 no requiere ninguna medida de seguridad.
La clase 2 corresponde a los láseres visibles que emiten una potencia muy baja, la cual no sería peligrosa ni siquiera aunque el haz penetrase en el ojo humano con toda su potencia y se enfocase sobre la retina. La respuesta de aversión natural del ojo

viernes, 31 de julio de 2015

Vigilancia de la contaminación aérea (I)

La vigilancia de los materiales radiactivos transportados por el aire es importante porque la inhalación suele ser la principal vía de captación de este material por los trabajadores expuestos.
Será necesario establecer una vigilancia rutinaria del puesto de trabajo en relación con la contaminación aérea en las circunstancias siguientes:
• cuando se manipulen en grandes cantidades materiales gaseosos o volátiles;
• cuando la manipulación de cualquier material radiactivo en estas operaciones dé lugar a contaminación frecuente y sustan- cial del lugar de trabajo;
• durante el procesamiento de materiales radiactivos de toxi- cidad moderada a alta;
• durante la manipulación de radionucleidos terapéuticos no sellados en hospitales,
• durante el uso de celdas activadas, reactores y conjuntos críticos.
Cuando se necesite un programa de vigilancia del aire, debe:

• permitir valorar el límite superior probable de la inhalación de material radiactivo por los trabajadores expuestos;
• ser capaz de alertar de una contaminación aérea inesperada, de manera que los trabajadores expuestos puedan ser prote- gidos y se establezcan las medidas correctivas,
• suministrar información para planificar programas de vigi- lancia de la contaminación interna individual.

jueves, 30 de julio de 2015

Vigilancia operacional de la contaminación superficial

Una de las formas de vigilancia operacional es el control de la posible contaminación de elementos a su salida de una zona sometida a control radiológico. Esta vigilancia debe incluir las manos y pies de los trabajadores.
Los objetivos principales de un programa de vigilancia de contaminación superficial son:

• ayudar a prevenir la difusión de la contaminación radiactiva;
• detectar fallos de contención o desviaciones de los procedi- mientos operativos correctos;
• limitar la contaminación superficial a niveles a los que las normas generales de limpieza sean suficientes para mantener las exposiciones radiológicas tan bajas como sea razonable alcanzar y evitar las exposiciones excesivas ocasionadas por la contaminación de ropa y piel,
• suministrar información que permita planificar programas optimizados para individuos, para la vigilancia del aire y para definir procedimientos operacionales.

miércoles, 29 de julio de 2015

Vigilancia rutinaria de la contaminación superficial

El método tradicional de vigilancia rutinaria de la contaminación superficial consiste en vigilar una fracción representativa de las superficies de una zona con una frecuencia dictada por la expe- riencia. Si la naturaleza de las operaciones es tal que sea probable una contaminación superficial considerable y que los trabaja- dores pudieran transportar cantidades significativas de material radiactivo fuera de la zona de trabajo en un suceso único, la vigilancia rutinaria debe ser suplementada con el uso de monitores de contaminación de portal.

martes, 28 de julio de 2015

Vigilancia operacional de la radiación externa

El diseño de un programa de vigilancia operacional depende en gran medida de si las operaciones a realizar influyen en los campos de radiación o si éstos permanecerán casi constantes durante todas las operaciones normales. El diseño detallado de este estudio depende sobre todo de la forma de la operación y de las condiciones en las que tiene lugar.

lunes, 27 de julio de 2015

Vigilancia rutinaria de la radiación externa

Una medida importante que se debe tomar en la preparación de un programa de vigilancia rutinaria de la radiación externa en el lugar de trabajo es llevar a cabo un estudio exhaustivo cuando se ponga en servicio una nueva fuente de radiación o una nueva instalación, o cuando se hayan efectuado o vayan a efectuarse cambios sustanciales en una instalación existente.
La frecuencia de la vigilancia rutinaria está determinada por la consideración de los cambios esperados en el entorno radiológico. Si los cambios de los elementos protectores o las alteraciones de los procesos realizados en el lugar de trabajo son mínimos o no sustanciales, raras veces será preciso recurrir a la vigilancia rutinaria de la radiación en el lugar de trabajo. Pero si los campos de radiación pueden llegar a aumentar con rapidez y de manera imprevisible a niveles que puedan resultar peligrosos, hará falta establecer un sistema de vigilancia y alarma de radiación en la zona.



domingo, 26 de julio de 2015

Hipotermia - Clasificación


Desde un punto de vista práctico, la hipotermia puede subdividirse en (véase también la Tabla 42.16):
• hipotermia accidental
• hipotermia aguda por inmersión
• hipotermia subaguda por agotamiento
• hipotermia en traumatismos
• hipotermia crónica subclínica.

sábado, 25 de julio de 2015

Hipotermia - Efectos fisiológicos del descenso de la temperatura interna del organismo (II)

La hipotermia deprime el sistema nervioso central. La lasitud y la apatía son los primeros síntomas de un descenso de la tempe- ratura interna. Dichos efectos deterioran la capacidad de juicio, producen una conducta extraña y ataxia y terminan en letargo y coma a una temperatura de entre 30 y 28 ºC.
La velocidad de conducción nerviosa se reduce al descender la temperatura. Las manifestaciones clínicas de este fenómeno son disartria, torpeza y dificultad del habla. El frío afecta también a los músculos y las articulaciones, deteriorando la destreza manual. Reduce el tiempo de reacción y la coordinación
y aumenta la frecuencia de los errores. Incluso en las personas con hipotermia leve se observa rigidez muscular. A una tempera- tura interna inferior a 30 ºC, la actividad física es imposible.
La exposición a un ambiente extremadamente frío es un requi- sito previo básico para que se produzca hipotermia. Los extremos de edad son un factor de riesgo. Las personas de edad avanzada con deterioro de la función termorreguladora, o las personas cuya masa muscular o cuya capa de grasa aislante están reducidas, corren un mayor riesgo de sufrir hipotermia.

viernes, 24 de julio de 2015

Hipotermia - Efectos fisiológicos del descenso de la temperatura interna del organismo (I)


Cuando la temperatura interna empieza a descender, se produce una intensa vasoconstricción que redirige la sangre de la periferia al núcleo, evitando así la conducción de calor del interior del cuerpo a la piel. Para mantener la temperatura, se provocan esca- lofríos, con frecuencia precedidos por un aumento del tono muscular. Una tiritona de intensidad máxima puede aumentar la tasa metabólica entre cuatro y seis veces, pero puesto que las contracciones involuntarias son de carácter oscilante, dicha tasa metabólica no suele aumentar a más del doble. La frecuencia cardíaca, la presión arterial, el gasto cardíaco y la frecuencia respiratoria aumentan. La centralización del volumen sanguíneo produce una diuresis osmolal con sodio y cloro como los principales componentes.
La irritabilidad auricular en las primeras fases de la hipo- termia suele provocar fibrilación auricular. A temperaturas más bajas, son frecuentes las extrasístoles ventriculares. La muerte se produce a o por debajo de 28 ºC, casi siempre como resultado de la fibrilación ventricular, aunque también puede sobrevenir una asístole.

jueves, 23 de julio de 2015

Hipotermia

La hipotermia significa una temperatura corporal inferior a la normal. Ahora bien, desde el punto de vista térmico, el orga- nismo consta de dos zonas: la periferia y el núcleo. La primera es superficial y su temperatura varía considerablemente según el ambiente externo. El núcleo consiste en los tejidos más profundos
(p. ej., cerebro, corazón, pulmones y parte superior del abdomen), y el cuerpo intenta siempre mantener una temperatura interna de 37  2 ºC. Cuando la regulación térmica se deteriora y la temperatura interna empieza a descender, la persona sufre estrés por frío, pero hasta que la temperatura interna no alcanza 35 ºC, no se considera que la víctima se encuentra en un estado de hipo- termia. Entre los 35 y los 32 ºC, la hipotermia se considera leve; entre 32 y 28 ºC, moderada y por debajo de 28 ºC, severa
(Tabla 42.16).


miércoles, 22 de julio de 2015

Lesiones por frío sin congelación - Tratamiento


El tratamiento es sobre todo de apoyo. En el lugar de trabajo, los pies deben secarse con cuidado, pero manteniéndolos fríos. Por otra parte, todo el organismo debe calentarse. La persona debe recibir grandes cantidades de bebidas calientes. Al contrario que en el caso de las lesiones por frío con congelación, una LFSC nunca debe calentarse activamente. El tratamiento con agua caliente para recalentar las lesiones locales por frío sólo está permitido cuando se han formado cristales de hielo en los tejidos. Cualquier otro tratamiento debe ser, por regla general, conser- vador. Desde luego, la fiebre, los signos de coagulación intravas- cular diseminada y la licuefacción de los tejidos afectados requieren intervención quirúrgica, algunas veces con amputación. Las lesiones por frío sin congelación pueden prevenirse casi siempre reduciendo el tiempo de exposición al mínimo. Es importante prestar a los pies los cuidados adecuados, tomán- dose el tiempo necesario para secarlos y disponiendo de instala- ciones para cambiarse los calcetines por otros secos. El reposo con los pies levantados y la ingestión de bebidas calientes pueden parecer medidas ridículas, pero tienen una gran importancia.

martes, 7 de julio de 2015

Tipos de análisis - Análisis para determinar cómo han ocurrido los accidentes

• Análisis para determinar cómo han ocurrido los accidentes y, sobre todo, para establecer las causas tanto directas como indirectas. Una vez reco- pilada esta información, se utiliza en la selección, la elabora- ción y la aplicación de las medidas correctivas y las iniciativas de prevención concretas.

lunes, 6 de julio de 2015

Tipos de análisis - Análisis para establecer prioridades entre diferentes iniciativas que exigen un nivel elevado de medición de riesgos,

Análisis para establecer prioridades entre diferentes iniciativas que exigen un nivel elevado de medición de riesgos, lo que a su vez exige el cálculo de
la frecuencia y la gravedad de los accidentes. El objetivo es sentar las bases para fijar prioridades al decidir dónde resulta más impor- tante adoptar medidas preventivas.

domingo, 5 de julio de 2015

Tipos de análisis - Análisis a partir del control de la incidencia de los accidentes

Tienen por objeto alertar sobre los cambios, tanto positivos como negativos. El resultado puede ser una cuantificación de los efectos de las iniciativas preventivas; el aumento de nuevos tipos de accidentes en un área específica puede indicar la exis- tencia de nuevos elementos de riesgo.

sábado, 4 de julio de 2015

Tipos de análisis

Existen cinco tipos fundamentales de análisis de accidentes, cada uno con un objetivo específico:

• Análisis y determinación de los tipos de accidentes y los lugares en que se produjeron. El objetivo es establecer la incidencia de los accidentes en relación con factores como los diferentes sectores, ramas de actividad, empresas, procesos de trabajo y tipos de tecnologías.

viernes, 3 de julio de 2015

Análisis de accidentes específicos

Este tipo de análisis tiene dos objetivos principales:
En primer lugar, puede utilizarse para determinar las c ausas de un accidente y los factores del trabajo concretos que han contribuido a que se produzca. Permite evaluar hasta qué punto se ha determinado el riesgo y decidir sobre las medidas de segu- ridad técnicas y organizativas que se han de adoptar, así como dilucidar si una mayor experiencia en el puesto podría haber disminuido dicho riesgo. Además, proporciona una visión más clara de las acciones que habrían podido evitar el riesgo y de la motivación necesaria en los trabajadores para llevarlas a cabo.
En segundo lugar, se adquieren conocimientos que sirven para analizar accidentes semejantes en el ámbito de la empresa
y en otros más generales (como el de una organización o un país). En este sentido, es importante recopilar datos sobre lo siguiente:

• identidad del lugar de trabajo y de la actividad laboral en sí
(es decir, información relativa al sector o rama a los que perte- nece el centro), y de los procesos y las tecnologías que caracte- rizan al trabajo;
• naturaleza y gravedad del accidente;
• factores causantes del accidente, como fuentes de exposición, forma en que ocurrió y situación de trabajo específica que lo desencadenó;
• condiciones generales del lugar de trabajo y de la situación de
trabajo (incluidos los factores citados en el párrafo anterior).

jueves, 2 de julio de 2015

Coste de los efectos en la salud pública y el medio ambiente; análisis de coste-beneficio

En un plan de control de la calidad atmosférica, la parte más compleja es la estimación del coste de los efectos en la salud pública y el medio ambiente, ya que resulta muy difícil estimar el coste de los años de vida perdidos por una enfermedad discapaci- tante, los índices de hospitalización y las horas de trabajo perdidas. Sin embargo, esta estimación y su comparación con el coste de las medidas de control resultan absolutamente necesarias para poder determinar el balance entre el coste de las medidas de control y el coste de no adoptar dichas medidas por sus efectos en la salud pública y el medio ambiente.

miércoles, 1 de julio de 2015

Medidas de control y su coste : Mantenimiento. (III)

La reducción del valor VMT es otro medio de controlar las emisiones de los vehículos mediante estrategias como las siguientes:

• utilizar medios de transporte más eficientes;
• aumentar el número medio de pasajeros por vehículo;
• distribuir las sobrecargas de tráfico en horas punta,
• reducir la demanda de desplazamiento.

Aunque estas estrategias promueven el ahorro de combustible, todavía no han sido ampliamente aceptadas, ni los gobiernos se han planteado seriamente su implantación.
Todas estas soluciones tecnológicas y políticas al problema de los vehículos motorizados, excepto la sustitución por coches eléc- tricos, se ven contrarrestadas cada vez más por el crecimiento del parque móvil, de manera que sólo abordando este último aspecto podrá resolverse el problema.

martes, 30 de junio de 2015

Medidas de control y su coste : Mantenimiento. (II)

Las emisiones de los motores de los vehículos se controlan vigilando las emisiones asociadas al parámetro ‘milla recorrida por vehículo’ (VMT) y el propio parámetro VMT (Walsh 1992). Las emisiones por VMT pueden reducirse controlando el rendimiento del vehículo (estructura y mantenimiento), ya sea nuevo
o usado. Se puede controlar la composición de la gasolina con plomo empleada como combustible, reduciendo el contenido en plomo o azufre, lo cual tendrá, a su vez, un efecto beneficioso, disminuyendo las emisiones de hidrocarburos (HC) de los vehículos. La reducción del contenido de azufre en el gasóleo para disminuir la emisión de partículas contaminantes tiene el efecto beneficioso de aumentar el potencial para el control cata- lítico de la emisión de estas partículas y de HC orgánicos.
Otra importante herramienta para reducir las emisiones por evaporación y reposición del combustible de los vehículos es controlando la volatilidad de la gasolina. De esta forma pueden reducirse considerablemente las emisiones de HC por evapora- ción. La adición de sustancias oxigenadas a la gasolina reduce el contenido de HC y CO en los gases de escape siempre que no aumente la volatilidad del combustible.

lunes, 29 de junio de 2015

Medidas de control y su coste : Mantenimiento. (I)

Ejemplo: una conservación y una puesta a punto esmerada de los motores de combustión interna reduce la contaminación por monóxido de carbono e hidrocarburos. Prácticas de trabajo. Ejemplo: cuando se fumiga con plaguicidas, tienen que tenerse en cuenta las condiciones meteorológicas y, en especial, la dirección de los vientos dominantes.

Por analogía con unas prácticas adecuadas de trabajo, en el ámbito doméstico o municipal también se puede reducir la contaminación adoptando precauciones similares; por ejemplo, modificando el comportamiento ciudadano en cuanto a la utili- zación de los vehículos (más transporte público, coches más pequeños, etc.) y controlando los sistemas de calefacción (mejor aislamiento térmico de los edificios para reducir el consumo de combustibles, combustibles de mejor calidad, etc.).
Las medidas para controlar las emisiones de los vehículos consisten en programas adecuados y eficientes de inspección y mantenimiento obligatorios para el parque de vehículos exis- tente, programas de instalación obligatoria de catalizadores en los nuevos coches fabricados, sustitución de los vehículos con motor de combustión por vehículos accionados con energía solar
o baterías, regulación del tráfico de carretera y modelos de planificación del transporte y del uso de suelo.


domingo, 28 de junio de 2015

Medidas de control y su coste : Correcta evacuación de los residuos.

Ejemplos: evitar el simple amontonamiento de los residuos químicos (como los residuos de los reactores de polimerización), así como el vertido de residuos
(sólidos o líquidos) a los cursos de agua. Esta última práctica no sólo contamina el agua, sino que también puede crear una fuente secundaria de contaminación atmosférica, como es el caso de los vertidos sulfurosos de las papeleras, que desprenden olores y gases muy molestos.

sábado, 27 de junio de 2015

CONVENIOS INTERNACIONALES SOBRE EL MEDIO AMBIENTE - Conservación de la naturaleza y los recursos naturales

Durante este período se celebraron diversos tratados para la conservación de la naturaleza, tanto de ámbito mundial, como de alcance regional. Entre los primeros cabe destacar el Convenio adoptado por la UNESCO en 1972 para la Protección del patri- monio cultural y natural del mundo, el Convenio de Washington de 1973 sobre el comercio internacional de especies amenazadas (CITES), y el Convenio de Bonn de 1979 sobre conservación de las especies migrantes de animales silvestres. Entre el elevado número de acuerdos de alcance regional destacan especialmente el Convenio nórdico para la protección del medio ambiente, de 1974; el Convenio de 1976 para la conservación de la naturaleza en el Sur del Pacífico (Convenio Apia, en Burhenne 1974a); y el Convenio de Berna de 1979, para la conservación de la vida silvestre europea y los hábitats naturales (Serie Tratados Euro- peos). Es de destacar igualmente la Directiva de la Comunidad Europea 79/409, de 1979, sobre la conservación de las aves silvestres (DO 1979), modificada posteriormente por la Directiva 92/43 sobre conservación de los hábitats naturales y la fauna y flora (DO 1992); el Convenio de 1979 para la conservación y ordenación de la vicuña; y el Acuerdo de la ASEAN, de 1985, sobre conservación de la naturaleza y los recursos naturales (reproducido en Kiss y Shelton 1991). Son igualmente dignos de mención los tratados relativos al Antártico, patrimonio común de la humanidad ajeno a la soberanía de los Estados: Convenio de Canberra, de 1980, para la conservación de la vida marina en el Antártico; el Convenio de Wellington, de 1988, sobre regulación de la explotación de los recursos minerales del Antártico; y Proto- colo de 1991 al Tratado del Antártico para la protección del medio ambiente, suscrito en Madrid.

viernes, 26 de junio de 2015

CONVENIOS INTERNACIONALES SOBRE EL MEDIO AMBIENTE - De Estocolmo a Río


En los años 1972 a 1992 se produjo un inusitado crecimiento del número y variedad de las normas de derecho ambiental interna- cional. Buena parte de este esfuerzo legislativo es directamente imputable a la Conferencia de Estocolmo. En la importante Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano de 1972 no sólo se formularon diversos principios, la mayoría de los cuales eran de lege ferenda (esto es, que enunciaban cómo debía ser el derecho y no como era en realidad), sino que también se adoptaron un Plan de actuación ambiental de 109 puntos y una Resolución en los que se recababa el apoyo institucional y financiero de la ONU para su aplicación. El resultado de esta invocación fue la creación, con sede en Nairobi, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en virtud de una Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGA 1972). El PNUMA ha patrocinado directamente la negociación de una serie de tratados de ámbito mundial sobre el medio ambiente, así como el desarrollo del importante Programa de Mares Regio- nales, que se ha traducido en la aprobación de una serie de ocho convenios marco regionales para la protección del medio ambiente marino, a cada uno de los cuales se ha unido un protocolo ajustado a las características específicas de la región. Varios programas regionales se encuentran aún en proceso de gestación.
Con objeto de facilitar el análisis del gran volumen de conve- nios ambientales elaborados durante este período, aquéllos se han agrupado en varias categorías: conservación de la natura- leza, protección del medio ambiente marino y regulación de los impactos ambientales internacionales.

jueves, 25 de junio de 2015

CONVENIOS INTERNACIONALES SOBRE EL MEDIO AMBIENTE - Antes de Estocolmo

La mayoría de los convenios internacionales ambientales ante- riores a la conferencia de Estocolmo de 1972 se centraban en la conservación de la fauna y flora. Los primeros convenios de protección de las aves (como el Convenio de 1902 sobre protección de las aves útiles a la agricultura; véase, además, Lyster 1985) tienen un interés meramente histórico. Mayor trans- cendencia a largo plazo revisten los convenios generales de conservación de la naturaleza, si bien el Convenio de Washington de 1946 para la regulación de la caza de la ballena (y su proto- colo de 1956) es particularmente notable en este período, si bien, como es natural, su objetivo se ha desplazado con el tiempo de la explotación a la conservación. Uno de los primeros convenios inspirados en la conservación fue el Convenio africano para la conservación de la naturaleza y los recursos naturales, suscrito en Argel en 1968, en el que, a pesar de su amplitud y de su carácter innovador, se cometió el error —reiterado en muchos otros convenios— de no crear una estructura administrativa que super- visase su aplicación. Igualmente notable —y mucho más fructí- fero— fue el Convenio Ramsar de 1971 sobre las zonas húmedas de importancia internacional, especialmente como hábitat de aves acuáticas, en el que se estableció una serie de zonas húmedas protegidas en el territorio de los Estados signatarios.
Otros documentos significativos de este período son los conve- nios mundiales sobre contaminación por hidrocarburos. Aunque el Convenio internacional de 1954 para la prevención de la contaminación del mar por hidrocarburos (OILPOL), modifi- cado en 1962 y 1969, desbrozó el camino de la creación de un marco regulador del transporte marítimo de petróleo, los primeros convenios en los que se estipularon la adopción de medidas de urgencia y la obligación de reparar los daños provo- cados por la contaminación por hidrocarburos se concertaron en respuesta directa al primer siniestro sufrido por un gran buque cisterna: el naufragio del petrolero liberiano Torrey Canyon frente a las costas del sureste de Inglaterra, en 1969. En el Convenio internacional de 1969 sobre intervención en alta mar en caso de daños producidos por la contaminación por hidrocarburos se autorizaba a los Estados ribereños a intervenir fuera de sus aguas jurisdiccionales. En otros dos convenios afines al anterior: el Convenio internacional sobre responsabilidad civil por daños causados por la contaminación por hidrocarburos, de 1969, y el Convenio internacional para la creación de un fondo interna- cional de indemnización por los daños producidos por la conta- minación por hidrocarburos, firmado en Bruselas en 1971, se autorizaba la reclamación de indemnizaciones a los armadores y operadores de los buques cisterna y se establecía la garantía de un fondo internacional de indemnización. (Es de destacar igual- mente la importancia de los sistemas de indemnización volun- taria gestionados por el sector, como TOVALOP y CRISTAL. Véase al efecto Abecassis y Jarashou 1985).

miércoles, 24 de junio de 2015

CONVENIOS INTERNACIONALES SOBRE EL MEDIO AMBIENTE (II)

En el presente artículo se ofrece un examen somero de los principales convenios internacionales sobre el medio ambiente. Si bien este tipo de examen se centra necesariamente en los principales convenios de ámbito mundial, no se puede despre- ciar el importante y creciente cuerpo de acuerdos regionales y bilaterales. (Véase en Kiss y Shelton 1991, y en Birnic y Boyle 1992, un análisis sistemático del ordenamiento jurídico internacional del medio ambiente. Véase, asimismo, Churchill y Freestone 1991).

martes, 23 de junio de 2015

CONVENIOS INTERNACIONALES SOBRE EL MEDIO AMBIENTE (I)

La publicidad que acompañó a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) celebrada en Río de Janeiro en junio de 1992 puso de relieve el destacado papel que el interés mundial por cuestiones como el recalentamiento de la Tierra y la pérdida de biodiversidad ocupan en la agenda política mundial. Ciertamente, en los veinte años transcurridos entre la Conferencia de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano y la CNUMAD de 1992 no sólo se ha producido un importante incremento de la conciencia de la amenaza para el medio ambiente generada por las actividades humanas, sino también un crecimiento sustancial del número de acuerdos internacionales dedicados a los problemas ambientales. En efecto, se ha promulgado un gran número de tratados sobre el medio ambiente (véanse, por ejemplo, Burhenne 1974a, 1974b,
1974c; Hohmann 1992; Molitor 1991. Véase en Sand 1992 un análisis cualitativo contemporáneo de la cuestión).
Cabe recordar que, según el Estatuto, de 1945, del Tribunal Internacional de Justicia, las dos principales fuentes del derecho internacional son los convenios internacionales y la costumbre internacional (artículo 38(1) del Estatuto). La costumbre interna- cional está constituida por la práctica consuetudinariamente aplicada por los Estados con la intención de generar obliga- ciones jurídicas entre ellos. Si bien es posible que las costumbres internacionales se enraícen con relativa rapidez, la prontitud con que la conciencia de los problemas ambientales mundiales ha accedido a la agenda política internacional ha relegado a la costumbre a un segundo plano respecto al derecho escrito de los tratados y convenios en la evolución del ordenamiento jurídico. Si bien algunos principios fundamentales, como el de utilización equitativa de los recursos compartidos (Arbitraje de LacLanoux, 1957) o la obligación de prohibir las actividades que deterioren el medio ambiente de los Estados vecinos (Arbitraje de Trail Smelter 1939, 1941) han surgido de decisiones judi- ciales fundadas en el derecho consuetudinario, los tratados han constituido, sin duda, el principal instrumento utilizado por la comunidad internacional para regular las actividades que amenazan el medio ambiente. Otro aspecto interesante de la regulación internacional del medio ambiente es el desarrollo del denominado “derecho no vinculante”, constituido por docu- mentos en los que los Estados, bien fijan pautas o manifiestan intenciones de actuación futura, bien se comprometen política- mente a perseguir determinados objetivos. Estos documentos pueden transformarse en instrumentos jurídicos formalmente vinculantes, por ejemplo, por decisión de las partes otorgantes de un convenio (véase en Freestone 1994 la importancia del derecho blando en el derecho ambiental internacional). Los documentos de “derecho no vinculante” se han incorporado a numerosas compilaciones de derecho ambiental internacional.

lunes, 22 de junio de 2015

LASERES (III)

Todos los láseres tienen tres componentes fundamentales:
1. un medio activo (un sólido, líquido o gas) que define las longi- tudes de onda de emisión posibles;
2. una fuente de energía (por ejemplo, corriente eléctrica, lámpara de bombeo o reacción química),
3. una cavidad resonante con acoplador de salida (generalmente dos espejos).
La mayoría de los sistemas láser utilizados en la práctica fuera del laboratorio de investigación tienen también un sistema de transmisión del haz, por ejemplo una fibra óptica o un brazo articulado con espejos para dirigir el haz hacia una estación de trabajo, y lentes focalizadoras para concentrarlo sobre un mate- rial a soldar, etc. En un láser, átomos o moléculas idénticos se llevan a un estado excitado mediante la energía suministrada por la lámpara de bombeo. Cuando los átomos o moléculas se encuentran en un estado excitado, un fotón (“partícula” de energía luminosa) puede estimular a un átomo o molécula exci- tados para que emitan un segundo fotón de la misma energía
(longitud de onda) que viaja en fase (radiación coherente) en la misma dirección que el fotón estimulante. Con ello se ha ampli- ficado al doble la luz emitida. Este mismo proceso repetido en cascada hace que se forme un haz luminoso que se refleja hacia delante y hacia atrás entre los espejos de la cavidad resonante. Al ser uno de estos espejos parcialmente transparente, una parte de la energía luminosa abandona la cavidad resonante y dando lugar a la emisión del haz láser. Aunque en la práctica los dos espejos paralelos suelen estar curvados para producir una situa- ción de resonancia más estable, el principio básico es el mismo para todos los láseres.
A pesar de que en el laboratorio de física se han hecho demos- traciones con varios miles de líneas láser diferentes (es decir, longitudes de onda láser discretas características de diferentes medios activos), tan solo unas veinte de ellas se han desarrollado comercialmente hasta ser de uso común en la tecnología coti- diana. Se han desarrollado y publicado guías y normas de segu- ridad en relación con los láseres, que abarcan básicamente todas las longitudes de onda del espectro óptico a fin de incluir tanto las líneas láser actualmente conocidas como los futuros láseres.

domingo, 21 de junio de 2015

LASERES (II)

Puesto que el proceso láser (denominado a veces “laseo”) puede producir un haz de radiación óptica (es decir energía radiante ultravioleta, visible o infrarroja) fuertemente colimado un láser, al contrario que en la mayoría de los riesgos que se presentan en el lugar de trabajo, puede suponer un riesgo a considerable distancia. Quizás sea esta característica más que ninguna otra la que ha suscitado las especiales preocupaciones manifestadas por trabajadores y expertos en salud y seguridad en el trabajo. No obstante, los láseres pueden utilizarse sin peligro si se adoptan medidas apropiadas para controlar el riesgo. Existen normas de ámbito mundial para la utilización segura de los láseres, la mayoría de ellas “armonizadas” entre sí
(ANSI 1993; CEI 1993). En todas estas normas se utiliza un sistema de clasificación de riesgos que agrupa los productos láser en cuatro amplias categorías según la potencia o energía de salida del láser y su capacidad para producir daño. Después se aplican medidas de seguridad acordes con la clasificación de riesgo (Cleuet y Mayer 1980; Duchene, Lakey y Repa- choli 1991).
Los láseres operan a longitudes de onda discretas y aunque la mayoría son monocromáticos (es decir, emiten una sola longitud de onda o un solo color) no es infrecuente que un láser emita varias longitudes de onda discretas. Por ejemplo, el láser de argón emite varias líneas diferentes en la región del ultravioleta próximo y en la región visible del espectro, a pesar de estar dise- ñado en general para emitir solamente una línea verde (una sola longitud de onda) de 514,5 nm y/o una línea azul de 488 nm. Al considerar los riesgos potenciales para la salud, siempre es esen- cial establecer la longitud o longitudes de onda de salida.

sábado, 20 de junio de 2015

LASERES (I)

Un láser es un dispositivo que produce energía radiante electromagnética coherente dentro del espectro óptico comprendido entre la zona final del ultravioleta y el infrarrojo lejano (submili- métrico). El término láser es en realidad un acrónimo de light amplification by stimulated emission of radiation (amplificación de la luz por emisión estimulada de radiación). Aunque el proceso láser fue predicho teóricamente por Albert Einstein en 1916, la primera demostración de un láser conseguido con éxito no tuvo lugar hasta 1960. En los últimos años, los láseres han encontrado múltiples aplicaciones, desde el laboratorio de investigación hasta el entorno industrial, médico y de oficinas, así como en obras de construcción e incluso en el ámbito doméstico. En numerosas aplicaciones, tales como reproductores de videodiscos y sistemas de comunicación por fibra óptica, la salida de energía radiante del láser está confinada, no existe ningún riesgo para la salud del usuario y éste puede no advertir siquiera la presencia de un láser incorporado en el producto. Sin embargo, en algunas aplicaciones médicas, industriales o en investigación la energía radiante emitida por el láser es accesible y puede suponer un riesgo poten- cial para los ojos y la piel.

viernes, 19 de junio de 2015

Conclusiones LUZ Y RADIACION INFRARROJA

Aunque las especificaciones técnicas de los dispositivos que protegen los ojos de las fuentes de radiación óptica pueden parecer algo complicadas, existen normas de seguridad que espe- cifican los grados de protección adecuados y estas normas ofrecen un factor de seguridad conservador para el usuario.

jueves, 18 de junio de 2015

Filtros de soldadura autooscurecibles (III)

A falta de pruebas exhaustivas de laboratorio, el soldador puede realizar unas sencillas comprobaciones. Se le puede sugerir simplemente que observe una página de texto impreso en letra menuda a través de varios filtros autooscurecibles. Así se tendrá una indicación de la calidad óptica de cada filtro. Después se le puede pedir que intente cebar un arco mientras lo observa a través de cada uno de los filtros cuya compra se está considerando. Por suerte se puede confiar en el hecho de que los niveles de luz que resultan cómodos para ver, no son peligrosos. Se deberá comprobar la eficacia de filtración del UV y el IR en la ficha técnica del fabricante para asegurarse de que se eliminan las bandas innecesarias. Unos cuantos cebados de arco repetidos deberían ser suficientes para que el soldador perciba si experimentará malestar por adaptación transitoria, aunque lo mejor sería que la prueba durase toda una jornada.
El estado de reposo o fallo del grado de protección de un filtro autooscurecible (se produce cuando falla la batería) debería ofrecer el 100 % de protección a los ojos del soldador durante uno o varios segundos como mínimo. Algunos fabricantes utilizan un estado oscuro como posición de desconexión y otros un grado de protección intermedio entre los estados oscuro y claro del filtro. En uno u otro caso, la transmitancia del filtro en estado de reposo debería ser sensiblemente inferior a la transmi- tancia del estado claro con el fin de excluir un riesgo para la retina. En cualquier caso, el dispositivo deberá proporcionar al usuario una indicación clara y evidente de cuándo está desco- nectado el filtro o cuándo se produce un fallo del sistema. De este modo se asegurará que el soldador sea alertado con antela- ción en caso de que el filtro no esté conectado o no funcione correctamente antes de que se inicie la soldadura. Otras caracte- rísticas, tales como la duración de la carga de la batería o el rendimiento en condiciones extremas de temperatura, pueden ser importantes para ciertos usuarios.

miércoles, 17 de junio de 2015

Vigilancia del entorno del lugar de trabajo

En la vigilancia del entorno del lugar de trabajo, es necesario estudiar por separado el diseño de los programas rutinarios y el de los operacionales. Cuando se persigan objetivos específicos se diseñarán programas de vigilancia especiales. No es aconsejable diseñar programas en líneas generales.

martes, 16 de junio de 2015

Blindaje de neutrones

La regla práctica general que se debe tener en cuenta para el blindaje de neutrones es que el equilibrio de la energía de neutrones se consigue y permanece constante después de una o dos longitudes de relajación del material de blindaje. Por lo tanto, para espesores de blindaje superiores a varias longitudes de rela- jación, la dosis equivalente fuera del blindaje de hormigón o hierro será atenuada con longitudes de relajación de 120 g/cm2
o 145 g/cm2, respectivamente.


La pérdida de energía de los neutrones por dispersión elástica exige un blindaje hidrogenado para optimizar la transferencia de energía a medida que los neutrones son moderados o frenados. Para energías de neutrones superiores a 10 MeV, los procesos inelásticos son eficaces en la atenuación de neutrones. Igual que los reactores de las centrales nucleares, los acelera- dores de alta energía exigen blindajes pesados para proteger a los trabajadores. La mayoría de las dosis equivalentes impartidas a los trabajadores proceden de la exposición a material radiac- tivo activado durante operaciones de mantenimiento. Los productos de la activación se generan en los componentes y en los sistemas de apoyo del acelerador.



lunes, 15 de junio de 2015

Blindaje de partículas alfa

Las partículas alfa son el tipo menos penetrante de radiación ionizante. Dada la naturaleza aleatoria de sus interacciones, el alcance de una partícula alfa individual varía entre los valores nominales que se indican en la Figura 48.18. En el caso de las partículas alfa, el alcance puede expresarse de diferentes formas: alcance mínimo, medio, extrapolado o máximo. El alcance medio es el que puede determinarse con más exactitud, corresponde al alcance de la partícula alfa “media” y es el más utilizado.
El aire es el medio absorbente utilizado con más frecuencia para especificar la relación alcance-energía de las partículas alfa.

domingo, 14 de junio de 2015

Blindaje de partículas beta (II)

El flujo  de bremsstrahlung a una distancia d de la fuente beta se puede estimar por la ecuación:

sábado, 13 de junio de 2015

Blindaje de partículas beta (I)

Cuando se diseña un blindaje para un emisor beta de alta energía hay que tener en cuenta dos factores: las propias partículas beta y la bremsstrahlung (radiación de frenado) producida por partículas beta absorbidas por la fuente y el blindaje. La bremsstrahlung consta de fotones de rayos X producidos cuando partículas cargadas a gran velocidad experimentan una deceleración rápida.
Por lo tanto, un blindaje beta se compone a menudo de una sustancia de número atómico bajo (para reducir al mínimo la producción de bremsstrahlung) que tenga el espesor suficiente para detener todas las la partículas beta, seguida de un material de número atómico alto que tenga el espesor suficiente para atenuar la bremsstrahlung hasta un nivel aceptable. (Si se invierte el orden de los blindajes aumenta la producción de bremsstrahlung en el primer blindaje hasta un nivel tan elevado que el segundo blindaje puede no proporcionar la protección adecuada.)
A efectos de estimar el peligro de bremsstrahlung, puede utili- zarse la relación siguiente:


donde f es la fracción de la energía beta incidente convertida en fotones, Z es el número atómico del absorbente y E es la energía máxima del espectro de partículas betas en MeV. Para garantizar una protección adecuada, se suele suponer que todos los fotones de la bremsstrahlung son de energía máxima.

viernes, 12 de junio de 2015

Lesiones por frío sin congelación - Cuadro clínico


En una lesión por frío sin congelación, los síntomas iniciales son muy vagos y la víctima se da cuenta demasiado tarde del grave peligro que corre. Los pies se enfrían y se hinchan. La persona los siente pesados, acorchados y entumecidos. Le duelen y con frecuencia aparecen arrugas en la plantas. La primera fase isqué- mica dura entre unas horas y unos días. Va seguida por una fase hiperémica de entre 2 y 6 semanas, durante la cual los pies están calientes, con pulsos marcados y edema progresivo. No es raro que aparezcan ampollas, ulceraciones y, en algunos casos graves, gangrena.

jueves, 11 de junio de 2015

Lesiones por frío sin congelación Fisiopatología

Los requisitos previos para sufrir una LFSC son la exposición prolongada a ambientes fríos y húmedos, aunque por encima de la temperatura de congelación, e inmovilización con estanca- miento venoso. La deshidratación, una alimentación inadecuada, el estrés, enfermedades o lesiones concomitantes o la fatiga son factores que aumentan el riesgo. Las LFSC afectan casi exclusiva- mente a las piernas y a los pies. En la vida diaria no suelen

producirse lesiones graves de este tipo, pero en tiempos de guerra
o cuando se producen catástrofes, son y siempre serán un grave problema, sobre todo por la dificultad de detectarlas como conse- cuencia de la aparición lenta de los síntomas, que al principio son poco específicos.
Las LFSC pueden aparecer cuando la temperatura ambiente es inferior a la corporal. Al igual que en las LFCC, las fibras contráctiles simpáticas y el frío en sí mismo producen una prolongada vasoconstricción. El proceso inicial es de naturaleza reológica y similar al observado en las lesiones por reperfusión isquémica. Además de la duración de la exposición a bajas temperaturas, la susceptibilidad de la víctima parece ser un factor importante.
El cambio patológico provocado por la lesión isquémica afecta
a muchos tejidos. Los músculos se degeneran, sufriendo necrosis, fibrosis y atrofia; los huesos muestran una osteoporosis precoz. De especial interés son los efectos en los nervios, ya que las lesiones nerviosas producen dolor, disestesia prolongada e hiperhidrosis como secuelas frecuentes de estas lesiones.