• factores mecánicos (caídas, golpes, vibración);
• factores físicos y químicos (radiación natural o artificial, tempe- raturas extremas, aceites, líquidos corrosivos, humedad);
• viento, hielo, rayos;
• vegetación (árboles y raíces, secos y mojados);
• animales (en zonas urbanas y rurales), que pueden dañar el aislamiento de líneas de distribución de energía y, por lo tanto, provocar cortocircuitos o falsos contactos,
• y, no menos grave aunque se mencione en último lugar, algunos adultos o niños descuidados, imprudentes o inconscientes de los riesgos y de los procedimientos de funcionamiento.
Otras causas externas son la interferencia electromagnética procedente de líneas de alta tensión, receptores de radio, máquinas de soldar (capaces de generar sobretensiones transitorias) y solenoides.
Las causas de los problemas más habituales proceden del mal funcionamiento o falta de normalización de elementos como:
• equipo protector mecánico, térmico o químico;
• sistemas de ventilación, sistemas de refrigeración de máquinas, equipo, líneas o circuitos,
• coordinación de aislantes empleados en partes diferentes de la planta
• coordinación de fusibles y disyuntores automáticos.
Un solo fusible o disyuntor automático es incapaz de propor- cionar una protección adecuada frente a excesivas corrientes en dos circuitos diferentes. Los fusibles o disyuntores automáticos protegen contra fallos de fase-neutro, pero la protección contra fallos de fase-tierra exige disyuntores automáticos de corriente residual. Se recomiendan las medidas siguientes:
• utilización de relés de tensión y descargadores para coordinar
los sistemas de protección;
• sensores y componentes mecánicos o eléctricos en los sistemas protectores de la instalación;
• separación de circuitos a tensiones diferentes (debe mantenerse una separación de aire adecuada entre conductores; las cone- xiones deben estar aisladas; los transformadores se deben equipar con pantallas conectadas a tierra y protección conveniente contra tensiones excesivas, y con bobinados de primario
y secundario totalmente segregados);
• códigos de colores u otras precauciones útiles para evitar equivocaciones en la identificación de hilos;
• confundir el conductor de la fase activa con el neutro da lugar
a la electrización de los componentes metálicos externos del equipo,
• equipo de protección contra interferencia electromagnética.
La importancia de estas medidas es especial en la instrumen- tación y las líneas utilizadas para la transmisión de datos o el intercambio de señales de protección y/o control. Se debe mantener la separación adecuada entre las líneas o los filtros y pantallas empleados. En los casos más críticos se utilizan a veces cables de fibra óptica.
El riesgo asociado a las instalaciones eléctricas aumenta cuando el equipo trabaja en condiciones extremas, las más corrientes de las cuales se derivan de peligros eléctricos en ambientes húmedos o mojados.
Las finas capas conductoras líquidas que se forman sobre las superficies metálicas y aislantes en ambientes húmedos o mojados crean caminos nuevos, irregulares y peligrosos para la corriente. La infiltración de agua reduce la eficacia del aislamiento y, si el agua llega a penetrar en el aislamiento, puede provocar fugas de corriente y cortocircuitos. Se trata de efectos que no sólo dañan las instalaciones eléctricas, sino que multiplican los riesgos para las personas. Así, este peligro justifica la necesidad de normas especiales para trabajar en ambientes duros, como emplazamientos a la intemperie, instalaciones agrícolas, edificios en construcción, cuartos de baño, minas, bodegas y algunos emplazamientos industriales.
Se dispone de equipo que suministra protección contra la lluvia, las salpicaduras laterales o la inmersión completa. El equipo ideal debe ser cerrado, aislado y anticorrosión. Los recintos metálicos han de estar puestos a tierra. El meca- nismo de fallo en estos ambientes mojados es el mismo que el observado en atmósferas húmedas, pero los efectos son más graves.
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