jueves, 29 de abril de 2010

Control climático


Si el coste no fuera un factor limitante, todos los problemas de estrés por calor se solucionarían mediante la aplicación de las técnicas de ingeniería para convertir los ambientes de trabajo hostiles en agradables. Existen multitud de técnicas que pueden utilizarse dependiendo de las condiciones específicas del lugar de trabajo y los recursos disponibles. Tradicionalmente, las indus- trias expuestas al calor pueden dividirse en dos categorías: procesos con calor seco y procesos con calor húmedo. Los procesos con calor seco, como la fundición de metales y la fabricación de vidrio, que exponen a los trabajadores a un aire muy caliente combinado con una intensa carga de calor radiante, pero que añaden poca humedad al ambiente. Por el contrario, las industrias expuestas a calor y humedad, como las fábricas textiles, las papeleras y la minería, exigen la exposición a un calor menos extremo, pero originan una elevada humedad ambiente como resultado de los procesos húmedos y el escape de vapor.
Las técnicas de control ambiental más económicas intentan reducir la transferencia de calor de la fuente al medio ambiente. El aire caliente puede extraerse al exterior de la zona de trabajo
y sustituirse por aire fresco. Las superficies calientes pueden cubrirse con material aislante o revestimientos reflectantes que reduzcan la emisión de calor, al tiempo que conserven el calor necesario para el proceso industrial. Una segunda línea de defensa es la ventilación a gran escala del área de trabajo para crear un intenso influjo de aire exterior. La alternativa más costosa es el acondicionamiento del aire para enfriar y secar la atmósfera del lugar de trabajo. Aunque la reducción de la tempe- ratura ambiente no afecta a la transmisión de calor radiante, ayuda a reducir la temperatura de las paredes y otras superficies que pueden actuar como fuentes secundarias de calor convectivo y radiante.
Cuando el control ambiental general es imposible o poco económico, es posible que puedan mejorarse las condiciones térmicas en las áreas de trabajo locales. Pueden construirse cabinas con aire acondicionado en el interior de un espacio de trabajo más grande, o dirigir un flujo de aire fresco a un puesto de trabajo específico (“refrigeración local” o “ducha de aire”). Pueden interponerse pantallas reflectantes locales o incluso portátiles entre el trabajador y la fuente de calor radiante. Las técnicas de ingeniería moderna permiten controlar con sistemas remotos los procesos en caliente, de tal forma que los trabajadores no tengan que verse expuestos todos los días a unos ambientes calurosos altamente estresantes.
Cuando el lugar de trabajo se ventila con aire exterior o cuando la capacidad de acondicionamiento del aire es limitada, las condiciones térmicas reflejarán los cambios climáticos. Los aumentos bruscos de la temperatura y la humedad exteriores pueden aumentar el estrés por calor a niveles que superen la tole- rancia al calor de los trabajadores. Por ejemplo, una ola de calor en primavera puede precipitar una epidemia de trastornos por calor entre los trabajadores que todavía no están tan aclimatados al calor como lo estarían en verano. En estos casos, las empresas deben instalar un sistema que permita predecir las variaciones en el estrés térmico como consecuencia de los cambios climáticos, de manera que puedan adoptarse precauciones a tiempo.

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