La  actividad  previa  a  la  declaración  del  incendio  es  un factor  importante.  Cuando  una  persona  está  realizando  una actividad habitual, como comer en un restaurante, su comporta- miento  posterior  estará  considerablemente  condicionado  por ella.
La percepción de una señal puede depender de la actividad previa  al  incendio.  Existen  diferencias  entre  el  hombre  y  la mujer, siendo la mujer más receptiva a ruidos y olores, aunque en pequeña medida. También existen diferencias de papel en las respuestas  iniciales  a  la  señal.  En  incendios  en  el  hogar,  si  la mujer percibe la señal y la investiga, el hombre al ser informado posiblemente   irá   a   “echar   un   vistazo”   y   postergará   otras acciones.  En  locales  de  mayor  tamaño,  la  señal  puede  ser  un aviso de alarma. Se ha observado que, cuando la información llega de otras personas, no propicia la adopción de un compor- tamiento efectivo.
Las personas pueden percatarse o no de que se ha producido un  incendio.  Su  comportamiento  dependerá  de  que  consigan definir su situación correctamente.
Una vez detectado el incendio, se inicia la fase de “preparación”. Las características de los ocupantes pueden influir mucho en la forma en que se desarrolla esta fase. La fase de “preparación”  incluye,  por  orden  cronológico,  los  siguientes  pasos:
“instruir”, “explorar” y “abandonar el lugar”.
La fase “actuar”, que es la fase final, depende del papel, el tipo de ocupación, el comportamiento y la experiencia anterior de la persona y puede dar lugar a una evacuación precoz o a una extinción efectiva.
 
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