Para mejorar la calidad del aire interior puede utilizarse el procedimiento tradicional en el campo del control ambiental en el lugar de trabajo, que consiste en identificar y cuantificar un problema, proponer medidas correctoras, asegurarse de que se ponen en práctica estas medidas y valorar su eficacia después de un período de tiempo. Se trata de un procedimiento habitual que no siempre es el más adecuado, ya que a menudo no es necesaria una evaluación tan exhaustiva mediante la toma de numerosas muestras. Las medidas exploratorias, que pueden variar desde una inspección visual al análisis del aire ambiente por métodos de lectura directa, y que pueden proporcionar una concentración aproximada de contaminantes, son suficientes para resolver muchos de los problemas existentes. Una vez que se han tomado las medidas correctoras, pueden evaluarse los resultados con una segunda determinación, y sólo cuando no exista una clara evidencia de mejoría se realizará una inspección más exhaustiva (con determinaciones en profundidad) o un estudio analítico completo (Fondo Sueco para el Ambiente de Trabajo 1988).
Las principales ventajas de este procedimiento sobre el método más tradicional son el coste, la velocidad y la eficacia, pero requiere personal competente, con experiencia, y la utilización del equipo apropiado. En la Figura 44.5 se resumen los objetivos de las diferentes fases de este procedimiento.
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