El índice de Temperatura Efectiva (Houghton y Yaglou 1923) se creó inicialmente para proporcionar un método de determinación de los efectos relativos de la temperatura del aire y la humedad en la sensación de bienestar. Tres personas juzgaron cuál de dos cámaras climatizadas era más cálida caminando por ellas. Utilizando diferentes combinaciones de temperatura y humedad del aire (y después otros parámetros), se determinaron las líneas de bienestar equivalente. Las tres personas describieron sus impresiones inmediatas y se registraron sus respuestas transi- torias. El resultado fue que se sobrestimó el efecto de la humedad
a temperaturas bajas y se subestimó a temperaturas altas (en comparación con las respuestas en estado estable). Aunque en un principio era un índice de bienestar, la sustitución de la temperatura de bulbo seco por la temperatura del globo negro en los nomogramas de la TE proporcionó la Temperatura Efectiva Corregida (TEC) (Bedford 1940). Los estudios publicados por Macpherson (1960) sugirieron que la TEC predecía los efectos fisiológicos de un aumento de la temperatura radiante media. En la actualidad, la TE y la TEC se utilizan rara vez como índices del bienestar, aunque se han utilizado como índices del estrés por calor. Bedford (1940) propuso la TEC como un índice de calor, con límites superiores de 34 ºC para una “eficiencia razonable” y de 38,6 ºC para la tolerancia. Ahora bien, otras investigaciones han demostrado que la TE presenta importantes desventajas cuando se utiliza como índice del estrés por calor, razón por la cual se empezó a utilizar el índice de la tasa de sudoración prevista durante cuatro horas (TSP4).
excelente blog
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