jueves, 11 de junio de 2015

Lesiones por frío sin congelación Fisiopatología

Los requisitos previos para sufrir una LFSC son la exposición prolongada a ambientes fríos y húmedos, aunque por encima de la temperatura de congelación, e inmovilización con estanca- miento venoso. La deshidratación, una alimentación inadecuada, el estrés, enfermedades o lesiones concomitantes o la fatiga son factores que aumentan el riesgo. Las LFSC afectan casi exclusiva- mente a las piernas y a los pies. En la vida diaria no suelen

producirse lesiones graves de este tipo, pero en tiempos de guerra
o cuando se producen catástrofes, son y siempre serán un grave problema, sobre todo por la dificultad de detectarlas como conse- cuencia de la aparición lenta de los síntomas, que al principio son poco específicos.
Las LFSC pueden aparecer cuando la temperatura ambiente es inferior a la corporal. Al igual que en las LFCC, las fibras contráctiles simpáticas y el frío en sí mismo producen una prolongada vasoconstricción. El proceso inicial es de naturaleza reológica y similar al observado en las lesiones por reperfusión isquémica. Además de la duración de la exposición a bajas temperaturas, la susceptibilidad de la víctima parece ser un factor importante.
El cambio patológico provocado por la lesión isquémica afecta
a muchos tejidos. Los músculos se degeneran, sufriendo necrosis, fibrosis y atrofia; los huesos muestran una osteoporosis precoz. De especial interés son los efectos en los nervios, ya que las lesiones nerviosas producen dolor, disestesia prolongada e hiperhidrosis como secuelas frecuentes de estas lesiones.

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