En primer lugar, y ante todo, las empresas con instalaciones que pueden ocasionar un accidente mayor tienen la obligación de controlar ese riesgo. Para ello, deben ser conscientes de la naturaleza del peligro, de los sucesos que provocan accidentes y de las posibles consecuencias de los mismos. Esto significa que, para controlar adecuadamente un riesgo elevado, las empresas deben conocer las respuestas a las siguientes preguntas:
• ¿Constituyen un alto riesgo las sustancias tóxicas, explosivas o inflamables existentes en la instalación?
• ¿Hay agentes o sustancias químicas que, al combinarse, puedan presentar riesgo de toxicidad?
• ¿Qué fallos o errores pueden provocar condiciones anormales que generen un accidente mayor?
• Si se produce un accidente mayor, ¿cuáles serán las consecuen- cias de un incendio, una explosión o un escape tóxico para los trabajadores, los habitantes de las cercanías de la instalación, la fábrica o el medio ambiente?
• ¿Qué puede hacer la empresa para impedir que se produzcan
tales accidentes?
• ¿Qué puede hacerse para mitigar las consecuencias de un posible accidente?
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