En estas instalaciones, los riesgos son similares a los que plantean las centrales nucleares, pero menos graves, dada la menor genera- ción de energía. Se han registrado diversos acontecimientos límite con irradiación significativa del personal (Rodrigues 1987).
Accidentes relacionados con el empleo de fuentes de radiación en la industria y en la medicina (excluidas las centrales nucleares) (Zerbib 1993)
El accidente más común de este tipo son las pérdidas de fuentes de radiación para gammagrafías utilizadas en la industria (por ejemplo, para la inspección radiográfica de juntas y solda- duras). No obstante, los usos médicos también pueden generar pérdidas de fuentes de radiación (Tabla 39.22). Pueden darse dos situaciones distintas: es posible que alguien recoja y conserve la fuente durante varias horas (por ejemplo en el bolsillo) y después notifique el hallazgo y la restituya; o puede recogerla y llevársela a casa. Mientras que en el primer caso se producen quemaduras parciales, en el segundo puede tener lugar una irradiación fuerte de varias personas. La recuperación de fuentes de radiación de los equipos de radioterapia ha provocado varios accidentes con exposición de trabajadores de la chatarra. En dos casos, los accidentes de Juárez y de Goiânia, la población en general también resultó expuesta (véase la Tabla 39.22 y el recuadro de la página 39.35). El accidente de Juárez se descubrió de la forma más casual
(OIEA 1989b). El 16 de enero de 1984, un camión de barras de acero que entró en el laboratorio científico de Los Alamos (Nuevo México, Estados Unidos) activó un detector de radia- ciones. Tras una investigación posterior, se descubrió la presencia de cobalto 60 en las barras y se siguió la pista de esta sustancia hasta una fundición mexicana. El 21 de enero, se determinó que la fuente de material radiactivo era una chata- rrería de Juárez, altamente contaminada. Gracias a una vigi- lancia sistemática de las carreteras y autopistas con detectores, se identificó un camión altamente contaminado. Finalmente, se estableció que la primera fuente de radiación era un aparato de radioterapia que había estado en un centro médico hasta diciembre de 1983, momento en que se desmontó y se llevó a la chatarrería. En la chatarrería, la cápsula protectora del cobalto-60 se rompió, liberando los gránulos de cobalto. Algunos de ellos cayeron en el camión utilizado para transportar desechos y otros se dispersaron por la chatarrería en operaciones posteriores, mezclándose con los demás residuos.
Se han producido algunos accidentes relacionados con la entrada de trabajadores en zonas industriales de radiación (por ejemplo para la preservación de alimentos, esterilización de productos médicos o polimerización de sustancias químicas). En todos los casos, los accidentes se debieron a un inadecuado o nulo respeto de los procedimientos de seguridad, o a la descone- xión o mal estado de los sistemas de seguridad y de alarma. En dichos accidentes, las dosis de irradiación externa a que se vieron expuestos los trabajadores fueron lo bastante altas para causar la muerte. Las dosis se recibieron en pocos segundos o minutos (Tabla 39.23).
Por último, el personal médico o científico que elabora o manipula fuentes de radiación puede verse expuesto a radia- ción por contaminación de la piel o heridas, o por inhalación o ingestión de materiales radiactivos. Este tipo de accidente también es posible en centrales nucleares.
Accidentes relacionados con el empleo de fuentes de radiación en la industria y en la medicina (excluidas las centrales nucleares) (Zerbib 1993)
El accidente más común de este tipo son las pérdidas de fuentes de radiación para gammagrafías utilizadas en la industria (por ejemplo, para la inspección radiográfica de juntas y solda- duras). No obstante, los usos médicos también pueden generar pérdidas de fuentes de radiación (Tabla 39.22). Pueden darse dos situaciones distintas: es posible que alguien recoja y conserve la fuente durante varias horas (por ejemplo en el bolsillo) y después notifique el hallazgo y la restituya; o puede recogerla y llevársela a casa. Mientras que en el primer caso se producen quemaduras parciales, en el segundo puede tener lugar una irradiación fuerte de varias personas. La recuperación de fuentes de radiación de los equipos de radioterapia ha provocado varios accidentes con exposición de trabajadores de la chatarra. En dos casos, los accidentes de Juárez y de Goiânia, la población en general también resultó expuesta (véase la Tabla 39.22 y el recuadro de la página 39.35). El accidente de Juárez se descubrió de la forma más casual
(OIEA 1989b). El 16 de enero de 1984, un camión de barras de acero que entró en el laboratorio científico de Los Alamos (Nuevo México, Estados Unidos) activó un detector de radia- ciones. Tras una investigación posterior, se descubrió la presencia de cobalto 60 en las barras y se siguió la pista de esta sustancia hasta una fundición mexicana. El 21 de enero, se determinó que la fuente de material radiactivo era una chata- rrería de Juárez, altamente contaminada. Gracias a una vigi- lancia sistemática de las carreteras y autopistas con detectores, se identificó un camión altamente contaminado. Finalmente, se estableció que la primera fuente de radiación era un aparato de radioterapia que había estado en un centro médico hasta diciembre de 1983, momento en que se desmontó y se llevó a la chatarrería. En la chatarrería, la cápsula protectora del cobalto-60 se rompió, liberando los gránulos de cobalto. Algunos de ellos cayeron en el camión utilizado para transportar desechos y otros se dispersaron por la chatarrería en operaciones posteriores, mezclándose con los demás residuos.
Se han producido algunos accidentes relacionados con la entrada de trabajadores en zonas industriales de radiación (por ejemplo para la preservación de alimentos, esterilización de productos médicos o polimerización de sustancias químicas). En todos los casos, los accidentes se debieron a un inadecuado o nulo respeto de los procedimientos de seguridad, o a la descone- xión o mal estado de los sistemas de seguridad y de alarma. En dichos accidentes, las dosis de irradiación externa a que se vieron expuestos los trabajadores fueron lo bastante altas para causar la muerte. Las dosis se recibieron en pocos segundos o minutos (Tabla 39.23).
Por último, el personal médico o científico que elabora o manipula fuentes de radiación puede verse expuesto a radia- ción por contaminación de la piel o heridas, o por inhalación o ingestión de materiales radiactivos. Este tipo de accidente también es posible en centrales nucleares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario