En los artículos siguientes del presente capítulo se intenta dejar claro que los efectos de la mayoría de los tipos de ruido sobre la audición son perfectamente conocidos. Hace ya unos 30 años que se elaboraron criterios relativos a los efectos del ruido continuo, variable e intermitente, que en lo esencial permanecen inalte- rados. En cambio, la situación no es la misma para el ruido de impulso. Para una misma energía sonora y a niveles relativa- mente bajos, el ruido de impulso parece no ser más perjudicial —y quizá lo sea menos— que el ruido continuo. Pero a niveles altos parece ser más perjudicial, sobre todo si se sobrepasa un nivel crítico (o, dicho más propiamente, una exposición crítica). Es necesario continuar investigando para definir con más exac- titud la forma de la curva de daño/riesgo.
Otro punto que es necesario aclarar es el referente al efecto perjudicial del ruido, tanto para la audición como para la salud en general, combinado con otros agentes. Aunque los efectos combinados del ruido y de los fármacos ototóxicos se conocen bastante bien, crece la preocupación por la combinación del ruido con los productos químicos industriales. Los disolventes y otros agentes parecen aumentar su carácter neurotóxico cuando la exposición a ellos se combina con altos niveles de ruido.
Los trabajadores expuestos al ruido en el sector de fabricación y en las fuerzas armadas reciben en todo el mundo la mayor atención. En cambio, son muchos los trabajadores de la minería, la construcción, la agricultura y el transporte que están también expuestos a niveles peligrosos de ruido, como se señala en la Figura 47.1. Hay que evaluar las necesidades singulares asociadas a estos puestos de trabajo y que extender a ellas las medidas de control del ruido y otros aspectos de los programas de conservación de la audición. Por desgracia, facilitando estos programas a los trabajadores expuestos al ruido no se garantiza la prevención de la pérdida auditiva ni de sus otros efectos perju- diciales. Aunque existen métodos normalizados de evaluación de la eficacia de dichos programas, pueden ser muy complicados y no se utilizan mucho. Es preciso elaborar métodos de evaluación sencillos al alcance de empresas grandes o pequeñas, o que dispongan de recursos mínimos.
Como ya se ha mencionado, aunque existe la tecnología necesaria para eliminar la mayoría de los problemas de ruido, se observan grandes lagunas en su aplicación. Es necesario desa- rrollar métodos para suministrar información sobre cualesquiera soluciones de control del ruido a todos los que la necesiten. Es preciso informatizar los datos sobre control del ruido y ponerlos
a disposición no sólo de los usuarios de los países en desarrollo, sino también de las naciones industrializadas.
Otro punto que es necesario aclarar es el referente al efecto perjudicial del ruido, tanto para la audición como para la salud en general, combinado con otros agentes. Aunque los efectos combinados del ruido y de los fármacos ototóxicos se conocen bastante bien, crece la preocupación por la combinación del ruido con los productos químicos industriales. Los disolventes y otros agentes parecen aumentar su carácter neurotóxico cuando la exposición a ellos se combina con altos niveles de ruido.
Los trabajadores expuestos al ruido en el sector de fabricación y en las fuerzas armadas reciben en todo el mundo la mayor atención. En cambio, son muchos los trabajadores de la minería, la construcción, la agricultura y el transporte que están también expuestos a niveles peligrosos de ruido, como se señala en la Figura 47.1. Hay que evaluar las necesidades singulares asociadas a estos puestos de trabajo y que extender a ellas las medidas de control del ruido y otros aspectos de los programas de conservación de la audición. Por desgracia, facilitando estos programas a los trabajadores expuestos al ruido no se garantiza la prevención de la pérdida auditiva ni de sus otros efectos perju- diciales. Aunque existen métodos normalizados de evaluación de la eficacia de dichos programas, pueden ser muy complicados y no se utilizan mucho. Es preciso elaborar métodos de evaluación sencillos al alcance de empresas grandes o pequeñas, o que dispongan de recursos mínimos.
Como ya se ha mencionado, aunque existe la tecnología necesaria para eliminar la mayoría de los problemas de ruido, se observan grandes lagunas en su aplicación. Es necesario desa- rrollar métodos para suministrar información sobre cualesquiera soluciones de control del ruido a todos los que la necesiten. Es preciso informatizar los datos sobre control del ruido y ponerlos
a disposición no sólo de los usuarios de los países en desarrollo, sino también de las naciones industrializadas.
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