lunes, 13 de octubre de 2014

Del control a la prevención de la contaminación

El control de las fuentes emisoras conlleva el riesgo de transferir la contaminación de un medio a otro, donde pueden causar problemas ambientales igual de graves, o incluso acabar actuando como fuente indirecta de contaminación para el mismo medio. Aunque menos caro que las acciones correctoras, el control de las fuentes emisoras puede aumentar considerablemente los costes de los procesos de producción sin añadir valor alguno. Asimismo, este tipo de controles conllevan unos costes adicionales derivados del obligado cumplimiento de la normativa vigente.
Aunque el control de la contaminación ha logrado éxitos considerables en la resolución a corto plazo de problemas de contaminación de ámbito local, su eficacia ha sido menor para solucionar los problemas acumulativos que se detectan cada vez más a nivel regional (p. ej., lluvia ácida) o mundial (p. ej., destrucción de la capa de ozono).
El objetivo de un programa de control de la contaminación ambiental orientado a la salud es promover una mejor calidad de vida reduciendo la contaminación al menor nivel posible. Los programas y políticas de control de la contaminación ambiental, cuyas implicaciones y prioridades varían de un país a otro, abarcan todos los aspectos de la contaminación (aire, agua, tierra, etc.) y requieren la coordinación entre distintas áreas, como desarrollo industrial, planificación urbanística, desarrollo de recursos hídricos y políticas de transporte.
Thomas Tseng, Victor Shantora e Ian Smith han estudiado el caso de los Grandes Lagos de Norteamérica, como ejemplo del impacto en distintos medios que puede tener la contaminación en un ecosistema vulnerable sometido a gran estrés. En este estudio se examina en particular la limitada efectividad del modelo de control de la contaminación aplicado para solucionar el problema de las toxinas permanentes que se disipan en el medio ambiente. El análisis de la estrategia utilizada en este país y sus posibles implicaciones a escala internacional permite determinar sus implicaciones en términos de medidas de preven- ción y control.
Al aumentar el grado de sofisticación y el coste de las tecnolo- gías de control de la contaminación ambiental, ha surgido un creciente interés por incorporar la prevención al diseño de los procesos industriales, con el objetivo de eliminar los efectos nocivos ambientales y mejorar la competitividad de las indus- trias. Entre los métodos de prevención de la contaminación más utilizados, destacan las tecnologías limpias y la reducción del uso de sustancias tóxicas para eliminar los riesgos para la salud de los trabajadores.

David Bennett analiza las razones de que la prevención de la contaminación se esté imponiendo como estrategia preferida, así como su relación con otros métodos de control ambiental. Esta estrategia es fundamental para promover el desarrollo sostenido, una necesidad ampliamente reconocida desde la creación de la Comisión de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas en 1987 y respaldada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) en 1992.
La prevención de la contaminación se centra directamente en la utilización de procesos, prácticas, materiales y fuentes de energía que eviten o reduzcan al mínimo la creación de conta- minantes y residuos en la fuente, en lugar de tener que recurrir a otras medidas de control. Aunque el compromiso de las empresas es un factor crítico para prevenir la contaminación
(véase Environmental Policy de Bringer y Zoesel), Bennett llama la atención sobre las ventajas sociales de la reducción de riesgos para el ecosistema y la salud, especialmente la salud de los traba- jadores. Asimismo, identifica los principios que pueden aplicarse con éxito para evaluar la viabilidad de este enfoque.

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