La mala calidad del sueño, en particular antes de haberse completado la aclimatación ventilatoria, aparte de ser frecuente, es un factor que puede afectar al rendimiento profesional. La respiración se ve alterada por circunstancias como el estado emocional, la actividad física, la ingestión de alimentos y el estado de alerta. Durante el sueño la ventilación disminuye y la capacidad respiratoria para responder a los bajos niveles de oxígeno, y a los altos de CO2. Asimismo, descienden la frecuencia y la profundidad de la respiración. Además, a grandes altitudes, donde el aire atmosférico contiene menos moléculas de oxígeno, la cantidad que de éste almacenan los alveolos pulmonares entre dos respiraciones es menor. Así pues, si la respiración se interrumpe durante algunos segundos (fenómeno llamado apnea, frecuente a grandes altitudes), la presión de oxígeno arterial disminuirá con mayor rapidez que a nivel del mar donde, en esencia, la reserva de oxígeno es mayor.
La interrupción periódica de la respiración durante las primeras noches que siguen al ascenso a una gran altura es un fenómeno casi universal y refleja el dilema respiratorio de la altitud descrito anteriormente, al trabajar de forma cíclica: la estimulación hipóxica incrementa la ventilación que, a su vez, reduce las concentraciones de dióxido de carbono, inhibe la respiración e incrementa la estimulación hipóxica, con lo que vuelve a estimularse la ventilación. Por lo común, el sujeto experimenta un período de apnea de 15 a 30 segundos, seguido de varias respiraciones profundas, que a menudo lo despiertan durante unos instantes y de una nueva pausa de apnea. La presión arterial de oxígeno desciende a veces en los períodos de apnea hasta niveles alarmantes. Debido a las repetidas ocasiones en que el sujeto se despierta, la calidad del sueño es deficiente, por lo que, aunque el tiempo total de sueño haya sido el normal, la persona se levanta con la sensación de haber pasado una noche inquieta o de no haber dormido. La adminis- tración de oxígeno elimina el ciclo de estimulación hipóxica y la inhibición alcalina anula la respiración periódica y restablece el sueño normal.
Los varones de edad madura, sobre todo, corren también el riesgo de sufrir apnea por otro motivo: la obstrucción intermitente de las vías respiratorias altas, que es la causa habitual de los ronquidos. Al nivel del mar, esta obstrucción en la parte posterior de las fosas nasales sólo origina un ruido molesto, pero a grandes altitudes, donde la reserva pulmonar de oxígeno es menor, puede provocar descensos importantes de la presión arte rial de oxígeno y mala calidad del sueño.
La interrupción periódica de la respiración durante las primeras noches que siguen al ascenso a una gran altura es un fenómeno casi universal y refleja el dilema respiratorio de la altitud descrito anteriormente, al trabajar de forma cíclica: la estimulación hipóxica incrementa la ventilación que, a su vez, reduce las concentraciones de dióxido de carbono, inhibe la respiración e incrementa la estimulación hipóxica, con lo que vuelve a estimularse la ventilación. Por lo común, el sujeto experimenta un período de apnea de 15 a 30 segundos, seguido de varias respiraciones profundas, que a menudo lo despiertan durante unos instantes y de una nueva pausa de apnea. La presión arterial de oxígeno desciende a veces en los períodos de apnea hasta niveles alarmantes. Debido a las repetidas ocasiones en que el sujeto se despierta, la calidad del sueño es deficiente, por lo que, aunque el tiempo total de sueño haya sido el normal, la persona se levanta con la sensación de haber pasado una noche inquieta o de no haber dormido. La adminis- tración de oxígeno elimina el ciclo de estimulación hipóxica y la inhibición alcalina anula la respiración periódica y restablece el sueño normal.
Los varones de edad madura, sobre todo, corren también el riesgo de sufrir apnea por otro motivo: la obstrucción intermitente de las vías respiratorias altas, que es la causa habitual de los ronquidos. Al nivel del mar, esta obstrucción en la parte posterior de las fosas nasales sólo origina un ruido molesto, pero a grandes altitudes, donde la reserva pulmonar de oxígeno es menor, puede provocar descensos importantes de la presión arte rial de oxígeno y mala calidad del sueño.
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