La considerable variabilidad entre individuos en cuanto a su respuesta al movimiento provocador, es una característica importante del mareo. Las diferencias de susceptibilidad pueden estar relacionadas, en parte, con factores constitucionales. Los niños de edad muy inferior a unos dos años rara vez resultan afectados, pero con el crecimiento, la susceptibilidad aumenta rápidamente hasta alcanzar un valor máximo entre los cuatro y los diez años. A partir de entonces la susceptibilidad disminuye progresivamente, por lo que los mayores son menos propensos a verse afectados, aunque no son inmunes. Cualquiera que sea el grupo de edad, las mujeres son más sensibles que los hombres; los datos de incidencia sugieren una relación aproximada de 1,7:1. Se ha demostrado también que ciertas dimensiones de la personalidad, tales como la neurosis, la introversión y el estilo perceptual están correlacionadas, aunque débilmente, con la susceptibilidad. El mareo puede ser también una respuesta condicionada y una manifestación de ansiedad fóbica.
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