jueves, 9 de abril de 2009

Distribución del tiempo libre en el sistema de tur nos

La distribución del tiempo libre entre turnos consecutivos repercute considerablemente en aspectos como el sueño, la fatiga y el bienestar, así como en la vida familiar y social y la satisfacción general del trabajador con el sistema de turnos. Si median únicamente ocho horas entre el final de una jornada y el comienzo de la siguiente, se reducen las horas de sueño y la fatiga se incrementa en el turno siguiente (Knauth y Rutenfranz 1972; Saito y Kogi 1978; Knauth y cols. 1983; Totterdell y Folkard 1990).

Demasiadas jornadas laborales sucesivas pueden provocar una acumulación de fatiga y, en su caso, una sobreexposición a los efectos de sustancias tóxicas (Bolt y Rutenfranz 1988). No es fácil fijar un límite máximo al número de jornadas de trabajo consecutivas, debido a la variabilidad de la carga de trabajo, la planificación de las pausas y la exposición a condiciones ambientales desfavorables. Con todo, Koller y cols. (1991) recomiendan fijar el límite de jornadas de trabajo consecutivas entre 5 y 7.
El descanso de fin de semana reviste particular importancia. Pátkei y Dahlgren (1981) han estudiado el grado de satisfacción con diferentes sistemas de turnos de rotación rápida. Se halló que el nivel de satisfacción con un sistema de turnos de siete días con tres a cinco días de semana libres era sensiblemente mayor que con un sistema con sólo dos días libres. Los autores postulan que “la duración del tiempo libre puede constituir un factor determinante del atractivo de los turnos de rotación rápida”. Por otra parte, los días de descanso del primer sistema de turnos se compensaban con períodos adicionales de vacaciones durante el año.
Sentido de la rotación. Otra cuestión importante es la relativa al sentido de la rotación (Tsaneva y cols. 1987; Totterdell y Folkard 1990). El sistema de turnos en el que se pasa del turno de mañana al turno de tarde y, a continuación, al turno de noche, rota hacia adelante (demora de fase, rotación en el sentido de las agujas del reloj). La rotación en sentido contrario a las agujas del reloj —o hacia atrás— se caracteriza por un adelanto de fase que se desplaza del turno de noche al de tarde y de éste al de mañana. La rotación hacia adelante parece corresponderse más con el ritmo circadiano endógeno, que tiene un período superior a 24 horas; sin embargo, sólo existen dos estudios de campo longitudinales de los efectos de los distintos sentidos de la rotación (Landen y cols. 1981; Czeisler y cols. 1982). La mayoría de los trabajadores por turnos estudiados en estos trabajos parecen preferir la rotación hacia adelante; no obstante, los resultados no son definitivos. Barton y Folkard (1993) hallaron que el sistema de rotación en sentido contrario a las agujas del reloj produce mayores niveles de fatiga y de perturbación del sueño entre turnos. Los sistemas “híbridos” no se mostraban más eficaces. Los sistemas de rotación en el sentido de las agujas del reloj estaban asociados a un menor número de problemas. En todo caso, Turck (1986) asegura que el nivel de perturbación del sueño de ambos sistemas es similar.
Se ha podido determinar que una muestra de personas que trabajaban en un sistema de turnos discontinuos con rotación hacia atrás se mostraban satisfechas con un período prolongado de descanso entre el final del último turno de mañana y el comienzo del primer turno de noche, en especial si en dicho período se incluye un fin de semana.
Aunque existen escasos elementos de juicio y se precisan más investigaciones, la rotación hacia adelante parece ser la más recomendable, al menos por lo que respecta a los sistemas de turnos continuos.

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