lunes, 6 de abril de 2009

Tratamiento del golpe de calor

El golpe de calor es una urgencia médica que requiere un rápido diagnóstico y un tratamiento agresivo para salvar la vida del paciente. La medición correcta de la temperatura interna del organismo es fundamental: la temperatura rectal o esofágica debe medirse utilizando un termómetro que pueda leer hasta 45 ºC. La temperatura no debe nunca medirse en la boca o la axila, ya que puede variar significativamente con respecto a la temperatura interna real.
El objetivo del tratamiento es reducir la temperatura corporal disminuyendo la exposición al calor y facilitando la disipación de calor desde la piel. El tratamiento consiste en trasladar al paciente a un lugar seguro, fresco, a la sombra y bien ventilado, despojarle de las prendas innecesarias y airearle. El enfriamiento del rostro y la cabeza puede ayudar a reducir la temperatura del cerebro.
Se ha puesto en duda la eficiencia de algunas técnicas de enfriamiento. Se aduce que la aplicación de compresas frías en los principales vasos sanguíneos del cuello, las ingles y las axilas, la inmersión del cuerpo en agua fría o la utilización de sábanas frías para envolver al paciente pueden desencadenar tiritonas y vasoconstricción periférica, impidiendo así un enfriamiento eficiente. El tratamiento de elección recomendado tradicional- mente cuando el paciente llegaba al centro médico era su inmersión en un baño de agua fría, seguido por un masaje vigoroso de la piel para reducir al mínimo la vasoconstricción periférica. Es un método de enfriamiento que presenta varias desventajas: plantea dificultades al personal de enfermería por la necesidad de administrar al paciente oxígeno y líquidos y controlar continuamente la presión arterial y el electrocardiograma, así como problemas higiénicos del baño por los vómitos y diarreas que sufren los pacientes comatosos. Un método alternativo consiste en pulverizar un líquido frío sobre el cuerpo del paciente al mismo tiempo que se aplica una corriente de aire para promover la evaporación del líquido en la piel. Es un método de enfriamiento que puede reducir la temperatura corporal entre 0,03 y 0,06 ºC/min.
En cuanto el paciente llega al centro médico, deben adoptarse medidas para prevenir las convulsiones, temblores y tiritonas. La monitorización cardíaca continua, la determinación de las concentraciones plasmáticas de electrolitos y los análisis de gases sanguíneos venosos son esenciales. Debe iniciarse sin demora la infusión intravenosa de soluciones electrolíticas a una temperatura relativamente baja de unos 10 ºC, junto con oxigenoterapia controlada. La entubación de la tráquea para proteger las vías aéreas, la inserción de un catéter cardíaco para estimar la presión venosa central, la colocación de un tubo gástrico y la inserción de un catéter urinario son otras de las medidas recomendadas.

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