En Tailandia, el incendio de Kader despertó un gran interés por las medidas nacionales de seguridad contra incendios y, en parti- cular, por los requisitos en materia de construcción y las políticas de aplicación. Chuan Leekpai, Primer Ministro de Tailandia, que se trasladó esa misma tarde al lugar del incendio, prometió que el Gobierno se ocuparía de los problemas de la seguridad contra incendios. Según el Wall Street Journal (1993), Leekpai pidió la adopción de medidas rigurosas contra quienes infrinjan las normas de seguridad y Sanan Kachornprasart, ministro de Industria, declaró que “las fábricas que no tengan sistemas de prevención de incendios recibirán la orden de instalarlos o serán cerradas”.
Seguidamente, el Wall Street Journal afirma que, en opinión de líderes sindicales, expertos en seguridad y funcionarios, aunque el incendio de Kader puede contribuir a hacer más estrictos los códigos de construcción y los reglamentos de seguridad, es de temer que aún esté lejos un progreso duradero, pues las empresas ignoran las normas y los gobiernos consideran más importante el crecimiento económico que la seguridad de los trabajadores.
Dado que la mayor parte de las acciones de Kader Industrial (Thailand) Co. Ltd. estaban en manos extranjeras, el incendio impulsó también el debate internacional sobre la responsabi- lidad de los inversores internacionales en la seguridad de los trabajadores de los países en que invierten. El 20 % de los accio- nistas de Kader son de Taiwan y el 79,96 % de Hong Kong. Sólo el 0,04 % de Kader es propiedad de tailandeses.
La mundialización de la economía significa que los productos se fabrican en un lugar y se utilizan en otros, a veces muy distantes. El deseo de competitividad en este nuevo mercado no debe llevarnos a poner en peligro las normas básicas de segu- ridad contra incendios industriales. Tenemos la obligación moral de ofrecer a los trabajadores un nivel adecuado de protección contra incendios, estén donde estén.
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