El conocimiento actual de las causas y factores de riesgo de las agresiones violentas es muy rudimentario (Rosenberg y Mercy 1991). Naturalmente, son muchos los factores que intervienen en el problema, en el que la configuración de cada incidente depende de las características del agresor, de la víctima
o víctimas y de la naturaleza de la interacción entre ambos. Debido a su complejidad, se han desarrollado varias teorías de la causalidad. Las teorías biológicas, por ejemplo, se ocupan sobre todo de factores como el sexo (la mayoría de los agresores son varones), la edad (la posibilidad de ser víctima de actos violentos en la sociedad disminuye con la edad, aunque, como ya se ha indicado, no sucede así en el lugar de trabajo) y la influencia de hormonas como la testosterona, de neurotransmisores como la serotonina y de otros agentes biológicos. La teoría psicológica dirige su atención a la personalidad y sostiene que la falta de afecto y los malos tratos durante la infancia engendran violencia, que se aprende por imitación de modelos y se refuerza mediante recompensas y castigos en los primeros años de vida (Rosenberg y Mercy 1991). Los factores que se describen a continuación se han relacionado con la violencia.
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