Ni la gran mayoría de las personas violentas son enfermos mentales, ni la gran mayoría de los enfermos mentales son violentos (American Psychiatric Association 1994). Sin embargo, las personas con trastornos mentales son a veces asustadizas, irri- tables, recelosas, nerviosas, airadas o varias cosas a la vez
(Bullard 1994). De ello se deriva un comportamiento que entraña cierto riesgo de violencia para los médicos, enfermeros y trabaja- dores que se ocupan de atenderlos en ambulancias, departamentos de urgencias y establecimientos psiquiátricos, tanto hospitalarios como ambulatorios.
Ciertos tipos de enfermedad mental están relacionados con una mayor propensión a la violencia. Los individuos con personalidades psicopáticas suelen tener un bajo umbral de rabia y frustración, lo que suele desencadenar comportamientos violentos (Marks 1992), mientras que los enfermos de paranoia son recelosos y propensos a las agresiones contra las personas u organizaciones a quienes culpan cuando las cosas no les van como desean. Sin embargo, hay personas con otras formas de enfermedad mental que muestran comportamientos violentos. Además, algunos enfermos mentales son propensos a sufrir episodios de demencia aguda, en los que la violencia se vuelve contra sí mismos o contra quienes traten de contenerlos.
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