sábado, 28 de febrero de 2015

Prevención mediante incentivos y desincentivos

Los controles voluntarios se suelen utilizar como medidas complementarias o alternativas a los sistemas reglamentados. Esta modalidad de prevención suele consistir en la recomenda- ción (en contraste con la imposición) de determinados límites y en la aplicación de incentivos y desincentivos económicos al cumpli- miento o incumplimiento de los mismos.
La finalidad de los incentivos (por ejemplo, deducciones fiscales por amortización acelerada, desgravaciones fiscales, subvenciones) consiste en remunerar y, por ende, incitar una determinada conducta o actividad ambientalmente positiva. De este modo, en lugar de emplear el palo para imponer un deter- minado límite al nivel de las emisiones, se utiliza la zanahoria del beneficio económico.
La finalidad de los desincentivos (como el cobro de impuestos
o tasas por los residuos y emisiones) consiste en inducir un comportamiento ambientalmente positivo para evitar el pago del cargo en cuestión.
Existen otros medios de fomentar la observancia de los límites recomendados, como los programas de concesión de etiquetas ecológicas y la aportación de ventajas competitivas en los casos en que el consumidor es sensible a los problemas del medio ambiente.
Estos métodos, denominados voluntarios, se suelen valorar como alternativas a los controles “legales”. ¡Al hacerlo se olvida que los incentivos y desincentivos se tienen que establecer en las leyes!

viernes, 27 de febrero de 2015

Normas ambientales

Las normas ambientales constituyen límites máximos permitidos por imperativo legal directo o de manera indirecta, en forma de condiciones previas para la obtención de una autorización. Estos límites pueden referirse a los efectos o las causas del deterioro del medio ambiente:
• Normas referidas a los efectos son las que tienen el objetivo como punto de referencia. Pueden ser biológicas, de exposi- ción y de calidad ambiental.
• Normas referidas a las causas son las que tienen la fuente del deterioro ambiental como punto de referencia. Pueden versar sobre emisiones, sobre productos o sobre procesos.
El tipo de norma más adecuado es una función de factores como la naturaleza del agente contaminante o del medio desti- natario y el estado de la tecnología. También se tienen en cuenta otras consideraciones. En efecto, la adopción de normas consti- tuye un medio de lograr un punto de equilibrio entre lo que es ambientalmente deseable en un momento dado en un deter- minado lugar y la viabilidad socioeconómica del logro de un determinado objetivo ambiental.
Obviamente, cuanto más estrictas son las normas, más aumentan los costes de producción. Por lo tanto, la existencia de normas distintas en diversos puntos de un mismo Estado o en varios Estados contribuye considerablemente a crear ventajas y desventajas competitivas en los mercados y pueden constituir barreras no arancelarias al comercio, de lo que se infiere la conveniencia de la armonización normativa en los ámbitos regional o mundial.

jueves, 26 de febrero de 2015

Autorización previa

Se denomina genéricamente sistema de autorización previa el que impone ciertos permisos y licencias que preceptivamente deben solicitarse de las autoridades administrativas antes de iniciar determinadas actividades.
El primer paso consiste en definir legalmente las actividades de los sectores público y privado que se encuentran sujetas a autorización previa. Existen varios sistemas posibles que no se excluyen entre sí:
Control de las fuentes: Si una fuente de daños para el medio ambiente es claramente identificable, se suele someter ella misma al sistema de autorización previa (por ejemplo, todo tipo de instalaciones industriales y de vehículos de motor, etc.).
Control de sustancias: Si una determinada sustancia o clase de sustancia se considera potencialmente dañina para el medio ambiente, se suele someter a autorización previa su uso o diseminación.
Controles centrados en los medios y control integral de la contaminación: Se denominan controles centrados en los medios los dirigidos a proteger un determinado componente del medio ambiente (aire, agua, suelo). La aplicación de estos controles puede inducir un desplazamiento del daño ambiental de uno a otro medio, con lo que el deterioro global del medio ambiente no se reduce e incluso puede incrementarse. Esta circunstancia ha motivado la creación de los sistemas coordinados de autorización previa, en los que se evalúa la contaminación total procedente de una misma fuente que sufren todos los medios receptores antes de concederse una única autorización global.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Prevención por vía de regulación Control del uso del suelo

La regulación del uso del suelo constituye un elemento central de la legislación ambiental y una condición previa del control y orientación de la explotación del suelo y la utilización de los recursos naturales. El problema suele consistir en determinar si un determinado medio se puede destinar a otro uso, bien enten- dido de que la ausencia de utilización constituye una forma de usar el suelo.
El control del uso del suelo permite una ubicación óptima (o menos nociva) de las actividades humanas, además de imponer restricciones a las actividades previstas. Estos dos obje- tivos se suelen alcanzar mediante el requisito de la autorización previa.

martes, 24 de febrero de 2015

Función de la legislación ambiental: prevención y subsanación

La función de la ley en el campo ambiental, como en muchos otros ámbitos, es doble. En primer lugar, consiste en dictar unas normas y crear unas condiciones favorables al control o la prevención de los daños al medio ambiente o la salud humana; y en segundo lugar, en posibilitar la reparación de los daños que se produzcan a pesar de la existencia de tales reglas y condiciones.

lunes, 23 de febrero de 2015

Protección frente a la radiación ultravioleta e infrarroja

En la industria se utilizan diversas lámparas UV especializadas para detección por fluorescencia y para fotocurado o fotoendure- cimiento de tintas, resinas plásticas, polímeros dentales, etc. Aunque normalmente las fuentes de UVA entrañan poco riesgo, pueden contener cantidades mínimas de radiación UVB peligrosa o presentar un problema de deslumbramiento discapacitante (debido a la fluorescencia del cristalino). Existe una amplia disponibilidad de lentes filtrantes de la radiación UV, de vidrio o de plástico, con factores de atenuación muy elevados, que protegen contra la totalidad del espectro UV. Cuando estos filtros ofrecen protección hasta 400 nm, pueden presentar una coloración ligeramente amarillenta. Es muy importante que este tipo de protectores oculares (así como las gafas de sol industriales) ofrezcan protección para el campo de visión periférico. Los protectores laterales y los de diseño envolvente son importantes como protección frente a la incidencia temporal de rayos oblicuos en la zona nasal de la lente, que suelen originar cataratas corticales.
Casi todos los materiales de las lentes de vidrio y de plástico bloquean la radiación ultravioleta de menos de 300 nm y la radiación infrarroja de longitud de onda superior a 3.000 nm
(3 m) y para algunos láseres y fuentes ópticas ofrecen buena protección las gafas de seguridad transparentes ordinarias, con resistencia al impacto (por ejemplo las lentes de policarbonato transparentes bloquean eficazmente las longitudes de onda supe- riores a 3 m). No obstante, es preciso añadir absorbentes tales como óxidos metálicos al vidrio o colorantes orgánicos a los plásticos para eliminar la radiación UV de hasta 380-400 nm aproximadamente y la infrarroja desde 780 nm hasta 3 m. Esto puede resultar fácil o muy caro y difícil dependiendo del mate- rial, y la estabilidad del absorbente puede variar un poco. Los filtros según normas ANSI Z87.1 del American National Stan- dards Institute deberán poseer los factores de atenuación apro- piados en cada banda crítica del espectro.


domingo, 22 de febrero de 2015

Diseño y normas en relación con los protectores oculares

El diseño de protectores oculares para soldadura y otras opera- ciones que presentan fuentes de radiación óptica industrial (por ejemplo, trabajos de fundición, fabricación de vidrio y acero) se inició al comienzo del presente siglo con el desarrollo del vidrio de Crooke. Las normas sobre protectores oculares que se desarro- llaron posteriormente se atenían al principio general de que puesto que la radiación infrarroja y ultravioleta no es necesaria para la visión, esas bandas espectrales deberían bloquearse del mejor modo posible con los materiales de vidrio existentes.
En el decenio de 1970 se probaron las normas empíricas sobre equipos de protección ocular y se comprobó que conte- nían amplios factores de seguridad frente a la radiación infra- rroja y ultravioleta cuando se comparaban los factores de transmisión con los límites de exposición profesional vigentes, mientras que los factores de protección frente a la luz azul tan solo eran suficientes. En vista de ello, se ajustaron algunos requi- sitos de las normas.

sábado, 21 de febrero de 2015

Medidas de protección

La exposición laboral a la radiación visible e IR rara vez entraña riesgos y por lo general es beneficiosa. No obstante, algunas fuentes emiten una cantidad considerable de radiación visible provocando con ello la respuesta de aversión natural, por lo que hay pocas probabilidades de sobreexposición accidental de los ojos. En cambio, es muy probable que se produzca exposición accidental en el caso de fuentes artificiales que sólo emiten radia- ción en el infrarrojo próximo. Entre las medidas que pueden adoptarse para reducir al mínimo la exposición innecesaria del personal a la radiación IR están un diseño técnico adecuado del sistema óptico que se utilice, el uso de gafas o pantallas adecuadas, la limitación del acceso a las personas directamente relacionadas con el trabajo y la comprobación de que los trabaja- dores son conscientes de los riesgos potenciales que entraña la exposición a fuentes de radiación intensa visible e infrarroja. El personal de mantenimiento que sustituya lámparas de arco deberá poseer una formación adecuada para evitar cualquier exposición peligrosa. Es inadmisible que los trabajadores padezcan eritema cutáneo o fotoqueratitis. Si se produjesen estos procesos, deberán examinarse los métodos de trabajo y adoptarse medidas que garanticen la improbabilidad de sobreexposición en el futuro. Las operarias gestantes no corren riesgos específicos de radiación óptica por lo que respecta a la integridad de su embarazo.

viernes, 20 de febrero de 2015

Evaluación de la seguridad de las radiaciones ópticas

Debido a que una evaluación exhaustiva del riesgo requiere complejas mediciones de irradiancia y radiancia espectral de la fuente y a veces también instrumentos y cálculos muy especiali- zados, rara vez se lleva a cabo in situ por higienistas industriales y técnicos en seguridad. En lugar de ello, la normativa sobre segu- ridad obliga a utilizar equipo de protección ocular en los entornos peligrosos. Mediante estudios de investigación se han evaluado una gran variedad de arcos, láseres y fuentes térmicas a fin de desarrollar recomendaciones generales para el estableci- miento de normas de seguridad más fáciles de aplicar en la práctica.

jueves, 19 de febrero de 2015

Límites de exposición humanos

Conociendo los parámetros ópticos del ojo humano y la radiancia de una fuente luminosa se pueden calcular las irradiancias (tasas de dosis) en la retina. También la exposición de las estructuras anteriores del ojo humano a la radiación infrarroja puede revestir interés y además debe tenerse en cuenta que la posición relativa de la fuente de luz y el grado de cierre de los párpados puede afectar considerablemente al cálculo correcto de una dosis de exposición ocular. En el caso de las exposiciones a ultravioleta y a luz visible de corta longitud de onda también es importante la distribución espectral de la fuente luminosa.
Varios grupos nacionales e internacionales han recomendado límites de exposición laboral (LE) para la radiación óptica
(ACGIH 1992 y 1994; Sliney 1992). Aunque la mayoría de estos grupos han recomendado límites de exposición para la radiación UV y láser, solo uno de ellos ha recomendado LE para la radia- ción visible (es decir, la luz), concretamente la ACGIH, un orga- nismo de gran prestigio en el campo de la salud en el trabajo. La ACGIH denomina a sus LE valores límite umbral, o TLV, y como éstos se publican una vez al año existe la oportunidad de efectuar una revisión anual (ACGIH 1992 y 1995). Estos valores se basan en gran parte en datos sobre lesiones oculares proce- dentes de estudios con animales y de datos de lesiones de retina en humanos producidas por observación del sol y por arcos de soldadura. Se basan asimismo en la hipótesis implícita de que las exposiciones medioambientales a energía radiante visible no suelen ser peligrosas para el ojo salvo en entornos muy poco usuales tales como campos nevados y desiertos o cuando se mira fijamente al sol.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Blindaje de aparatos de rayos X médicos y no médicos (VI)

La intensidad de la radiación dispersada depende del ángulo de dispersión, de la energía del haz útil, del tamaño del campo o área de dispersión y de la composición del sujeto.
Al diseñar barreras protectoras secundarias, los cálculos se simplifican con las siguientes hipótesis conservadoras:

1. Cuando los rayos X se producen a 500 kV o menos, la energía de la radiación dispersada es igual a la energía del haz útil.
2. Después de ser dispersado, el espectro de energía de los haces de rayos X generados a tensiones superiores a 500 kV se degrada hasta el de un haz de 500 kV, y la tasa de dosis absorbida a 1 m y 90 grados del dispersor es el 0,1 % de la existente en el haz útil en el punto de dispersión.

martes, 17 de febrero de 2015

Blindaje de aparatos de rayos X médicos y no médicos (V)

El blindaje de la instalación de rayos X tiene que construirse de manera que la protección no se vea mermada por juntas, por aberturas para conducciones, tuberías etc., que atraviesen las barreras, ni por conductos, registros de servicio y similares empotrados en las barreras. El blindaje no sólo debe cubrir la parte posterior de los registros de servicio, sino también los lados, o extenderse lo suficiente para ofrecer una protección equivalente. Los conductos que atraviesen barreras deben poseer las curvas suficientes para reducir la radiación al nivel exigido. Las ventanas de observación deberán tener un blindaje equivalente al exigido para la partición (barrera) o puerta en la que están practicadas.
Las instalaciones de radioterapia pueden necesitar cerrojos de puertas, luces de aviso, circuito cerrado de televisión o medios de comunicación audibles (p.ej., voz o timbre) y comunicación visual entre quien pueda estar en la instalación y el operador.
Hay barreras protectoras de dos tipos:


1. barreras protectoras primarias, que son suficientes para atenuar el haz primario (útil) hasta el nivel admisible
2. barreras protectoras secundarias, que son suficientes para
atenuar la radiación de fuga, la dispersada y la difundida al nivel requerido.
separado el espesor necesario para brindar protección contra o
cada componente. Si los espesores necesarios son aproximada-
mente iguales, se suma una HVL extra al espesor máximo calcu- lado. Si la diferencia máxima entre los espesores calculados es de una TVL o más, bastará el valor más grueso de los calculados.

lunes, 16 de febrero de 2015

Blindaje de aparatos de rayos X médicos y no médicos (Iv)

Las necesidades de blindaje estructural de una instalación dada de rayos X se determinan teniendo en cuenta los datos siguientes:

el potencial máximo del tubo, en kilovoltios-pico (kVp), al que funciona el tubo de rayos X;
• la corriente máxima del haz, en mA, con que funciona el sistema de rayos X;
• la carga de trabajo (W), que mide en unidades adecuadas (por lo general, mA-min por semana) la cantidad de uso del sistema de rayos X;
• el factor de uso (U), que es la fracción de la carga de trabajo durante la cual el haz útil está dirigido en la dirección de interés;
• el factor de ocupación (T), o factor por el que se debe multiplicar la carga de trabajo para introducir la corrección por el
grado o tipo de ocupación de la zona a proteger;
• la tasa de dosis equivalente máxima permisible (P) para una persona en zonas controladas y no controladas (los límites de dosis absorbida típicos son de 1 mGy para una zona contro- lada en una semana y 0,1 mGy para una zona no controlada en una semana),
• tipo del material de blindaje (por ejemplo, plomo u hormigón),
• la distancia (d) desde la fuente hasta el emplazamiento protegido.


Incluidas estas consideraciones, el valor de la relación del haz primario o factor de transmisión K en mGy por mA-min a la distancia de un metro viene dado por:

domingo, 15 de febrero de 2015

Blindaje de aparatos de rayos X médicos y no médicos (III)

Otro parámetro clave del diseño es el factor de uso Un de una pared (o suelo o techo) n. La pared puede proteger cualquier zona ocupada, como una sala de control, oficina o sala de espera. El factor de uso viene dado por:
donde, Nv,n es el número de proyecciones para las que el haz de rayos X primario es dirigido hacia la pared n.

sábado, 14 de febrero de 2015

Blindaje de aparatos de rayos X médicos y no médicos (II)

La cantidad de radiación dispersada depende del tamaño del campo de rayos X, de la energía del haz útil, del número atómico efectivo del medio de dispersión y del ángulo que forman el haz útil entrante y la dirección de dispersión.
Un parámetro clave del diseño es la carga de trabajo de la instalación (W):


donde W es la carga de trabajo semanal, que por lo general se da en mA-min por semana; E es la corriente del tubo multiplicada por el tiempo de exposición por proyección, que se suele dar en mA s; Nv es el número de proyecciones por paciente u objeto irra- diado; Np es el número de pacientes u objetos por semana y k es un factor de conversión (1 min dividido por 60 s).

viernes, 13 de febrero de 2015

Corazón y circulación

El enfriamiento de la frente y la cabeza provoca una elevación brusca de la presión arterial sistólica y, en definitiva, un aumento de la frecuencia cardíaca. Una reacción similar se observa cuando se sumergen las manos desnudas en agua muy fría. La reacción es de corta duración y al cabo de unos segundos o minutos se recuperan unos valores normales o ligeramente elevados.
La pérdida excesiva de calor corporal produce vasoconstrición periférica. En particular, durante la fase transitoria, el aumento de la resistencia periférica produce una elevación de la Normal 37 Temperatura corporal normal Sensación de neutralidad térmica presión arterial sistólica y de la frecuencia cardíaca. El corazón tiene que trabajar más que para realizar actividades similares a temperaturas normales, un fenómeno que experimentan doloro- samente las personas con angina de pecho.
Como ya se ha mencionado antes, el enfriamiento de los tejidos profundos suele hacer más lentos los procesos fisiológicos de células y órganos. El enfriamiento debilita el proceso de inervación y suprime las contracciones del corazón. La fuerza de las contracciones se reduce y, además de aumentar la resistencia periférica de los vasos sanguíneos, el gasto cardíaco también se reduce. En cualquier caso, con una hipotermia moderada o severa, la función cardiovascular disminuye por la reducción general del metabolismo.

jueves, 12 de febrero de 2015

Otros efectos del frío Temperaturas corporales

Al descender la temperatura, la superficie del cuerpo es la que se ve más afectada (y también la más tolerante). La temperatura cutánea puede descender por debajo de 0 ºC durante unos segundos cuando la piel entra en contacto con superficies metá- licas muy frías. Igualmente, la temperatura de las manos y los dedos puede descender varios grados por minuto en condiciones de vasoconstricción o con una mala protección. Con tempera- turas cutáneas normales, las derivaciones arteriovenosas hacia la periferia hacen que aumente la irrigación de brazos y manos. De esta forma aumenta su temperatura y mejora la destreza manual. Cuando la piel se enfría, estas derivaciones se cierran y se reduce la perfusión de manos y pies a casi la décima parte. Las extremidades constituyen el 50 % de la superficie corporal y el 30 % de su volumen. El retorno sanguíneo se produce por venas profundas que discurren paralelas a las arterias, de manera que la pérdida de calor se reduce por el principio de la contracorriente. La vasoconstricción adrenérgica no afecta a la región de la cabeza y el cuello, un hecho que tiene que tenerse en cuenta en situaciones de emergencia para prevenir la hipotermia. Una persona con la cabeza al descubierto puede perder un 50 % o más de su producción de calor en reposo a temperaturas por debajo de cero.
Para que se produzca hipotermia (descenso de la temperatura interna) tiene que existir un nivel elevado y sostenido de pérdida de calor de todo el cuerpo (Maclean y Emslie-Smith 1977). El equilibrio entre la producción y la pérdida de calor determina la velocidad del enfriamiento resultante, ya afecte a todooa una parte del cuerpo. Las condiciones necesarias para alcanzar el equilibrio térmico pueden analizarse y evaluarse utilizando el índice IREQ. Una respuesta marcada al enfriamiento local de las partes que más sobresalen del cuerpo humano (p. ej., dedos de la mano, dedos del pie y orejas) es el llamado fenómeno de pendu- lación (reacción de Lewis). Tras un descenso inicial brusco, la temperatura de los dedos aumenta varios grados (Figura 42.18). Tal reacción se repite de manera cíclica. La respuesta es muy local, más pronunciada en la punta de los dedos que en su base e inexistente en la mano. La respuesta de la palma de la mano refleja mejor la variación de la temperatura del flujo sanguíneo en los dedos. La respuesta puede modificarse por exposición repetida (amplificada), pero prácticamente se suprime cuando se produce el enfriamiento de todo el cuerpo.
El enfriamiento progresivo del cuerpo produce una serie de efectos fisiológicos y mentales. En la Tabla 42.16 se indican algunas de las respuestas típicas asociadas a diferentes niveles de temperatura interna.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Capacidad física para el trabajo

Como ya se ha mencionado antes, el rendimiento muscular disminuye con el frío. Cuando la función muscular se deteriora,se produce también un deterioro general de la capacidad física para el trabajo. Un factor que contribuye a este deterioro de la capacidad para el trabajo aeróbico es la mayor resistencia perifé- rica de la circulación sistémica. La vasoconstricción pronunciada aumenta la circulación central, pudiendo causar diuresis por frío y elevación de la presión arterial. El enfriamiento del interior del cuerpo puede también tener un efecto directo en la contractibilidad del músculo cardíaco.

La capacidad para el trabajo, medida por la capacidad aeró- bica máxima, se reduce entre un 5 y un 6 % por cada ºC que desciende la temperatura interna. Así, la resistencia puede dismi- nuir rápidamente como consecuencia de una menor capacidad máxima y los mayores requisitos energéticos del trabajo muscular.

martes, 10 de febrero de 2015

Rendimiento neuromuscular

De las Figuras 42.16 y 42.17 se deduce que el frío tiene un efecto pronunciado en la función y el rendimiento muscular. El enfria- miento del tejido muscular reduce el flujo sanguíneo y hace más lentos algunos procesos neuronales, como la transmisión de señales nerviosas y la función sináptica. Además, aumenta la viscosidad de los tejidos y la fricción interna con el movimiento.

La producción de fuerza isométrica se reduce un 2 % por cada ºC que desciende la temperatura muscular. La producción de fuerza dinámica se reduce entre un 2 y un 4 % por cada ºC que desciende la temperatura muscular. En otras palabras, el enfriamiento reduce la fuerza muscular y tiene un efecto incluso mayor en las contracciones dinámicas

lunes, 9 de febrero de 2015

Rendimiento manual

Las manos son muy sensibles a la exposición al frío. Debido a su pequeña masa y a su gran superficie, las manos y los dedos pierden mucho calor a pesar de mantener unas temperaturas tisulares elevadas (entre 30 y 35 ºC). En consecuencia, esas temperaturas elevadas sólo pueden mantenerse con un alto nivel de producción interna de calor que permita un flujo sanguíneo elevado y sostenido a las extremidades.
La pérdida de calor en las manos puede reducirse en ambientes fríos utilizando unos guantes apropiados. Desde luego, unos buenos guantes para proteger del frío tienen necesaria- mente grosor y volumen y, en consecuencia, deterioran la destreza manual. Por consiguiente, el rendimiento manual en ambientes fríos no puede conservarse con medidas pasivas. En el mejor de los casos, la reducción del rendimiento puede limitarse
si se llega a un compromiso equilibrado entre la elección de unos guantes funcionales, la conducta en el trabajo y un régimen adecuado de exposición al frío.
El funcionamiento de las manos y los dedos depende de las temperaturas tisulares locales (Figura 42.16). Los movimientos finos, delicados y rápidos de los dedos se entorpecen cuando la temperatura de los tejidos desciende tan sólo unos grados. Con un enfriamiento más profundo y un descenso de la temperatura, la locomotricidad gruesa también se deteriora. La destreza manual se deteriora considerablemente con unas temperaturas cutáneas de unos6a8 ºC como consecuencia del bloqueo de los receptores sensoriales y térmicos de la piel. Dependiendo de los requisitos del trabajo, es posible que tenga que medirse la temperatura cutánea en varios lugares de las manos y los dedos. La temperatura en la punta de los dedos puede descender más de diez grados comparada con la temperatura del dorso de la mano en ciertas condiciones de exposición. En la Figura 42.17 se indican las temperaturas críticas para diferentes tipos de efectos en la destreza manual.

martes, 3 de febrero de 2015

Fuentes de exposición y trastornos profesionales

El concepto de lesiones debidas a fuentes de exposición suele vincularse al de enfermedad (o trastorno), ya que ésta puede considerarse provocada por la exposición a uno o varios agentes durante un período de tiempo breve (exposición aguda) o prolon- gado (crónica). Los agentes de exposición crónicos no suelen ser nocivos directamente, y sus efectos se sienten tras un período de exposición relativamente largo y constante, mientras que los perjuicios de las exposiciones agudas son casi instantáneos. Tanto su intensidad y nocividad como la duración de la acción son de gran importancia para el desarrollo de las lesiones que, a menudo, son el resultado de una combinación de varios agentes diferentes; ello hace más difícil precisar las fuentes de exposición porque, entre otras razones, casi nunca existe una correlación monocausal entre trastornos específicos y fuentes de exposición concretas.
He aquí algunas de las fuentes de exposición que pueden dar lugar a lesiones o daños con carácter de enfermedad:

• exposiciones químicas (disolventes, compuestos para limpiar o desengrasar, etc.);
• exposiciones físicas (ruido, radiación, calor, frío, iluminación inapropiada, falta de oxígeno, etc.);
• exposiciones fisiológicas (cargas pesadas, posturas forzadas o trabajo repetitivo);
• exposiciones biológicas (virus, bacterias, mohos, sangre o piel de animales, etc.),
• exposiciones psicológicas (trabajo en situación de aislamiento, amenaza de violencia, horarios de trabajo variables, exigencias del puesto de trabajo poco habituales, etc.).

lunes, 2 de febrero de 2015

Factores que determinan el riesgo

Los factores de mayor importancia al determinar el riesgo son:

• los que determinan la presencia o la ausencia (o la posibilidad)
de cualquier tipo de riesgo;
• los que aumentan o reducen la probabilidad de que tales riesgos se traduzcan en lesiones o accidentes,
• los que afectan a la gravedad de las lesiones asociadas con tales riesgos.

Para aclarar el primero de estos puntos es necesario establecer las causas del accidente, es decir, las fuentes de exposición y otros factores nocivos. Los otros dos puntos se refieren a los factores que influyen en la medición del riesgo.
Los factores fundamentales del entorno de trabajo que son causa directa de los daños, tanto en forma de enfermedades como de accidentes profesionales, son los siguientes:

domingo, 1 de febrero de 2015

Riesgo (II)

El sentido común está presente en numerosos tipos de riegos. Por ejemplo, si uno trabaja en un sitio alto, puede caerse; si el suelo está resbaladizo, puede patinar; si hay cerca objetos punzantes, puede cortarse. No obstante, a otros muchos tipos de riesgo no puede aplicárseles el sentido común, pues pasan inad- vertidos. El trabajador debe ser informado de tales riesgos (p. ej., de los daños que origina el ruido en el oído; de cómo afectan al cerebro determinados disolventes; del envenena- miento agudo que causa la inhalación de algunas sustancias químicas).
En todo caso, nuestro conocimiento sobre los tipos de riesgos, sean o no evidentes, adquiridos gracias a la experiencia diaria o
a trabajos de investigación, se basan en acontecimientos pasados. Con todo, una cosa es saber qué ha ocurrido y otra predecir lo que ocurrirá en el futuro. Debe señalarse que la base para el reconocimiento del riesgo viene dada tanto por el cono- cimiento de las fuentes de exposición y otros factores potencial- mente nocivos que pueden causar daños o lesiones cuando se unen a determinadas tareas, como por el de los factores capaces de aumentar o reducir los factores de riesgo que influyen en la medición de éste.