Al descender la temperatura, la superficie del cuerpo es la que se ve más afectada (y también la más tolerante). La temperatura cutánea puede descender por debajo de 0 ºC durante unos segundos cuando la piel entra en contacto con superficies metá- licas muy frías. Igualmente, la temperatura de las manos y los dedos puede descender varios grados por minuto en condiciones de vasoconstricción o con una mala protección. Con tempera- turas cutáneas normales, las derivaciones arteriovenosas hacia la periferia hacen que aumente la irrigación de brazos y manos. De esta forma aumenta su temperatura y mejora la destreza manual. Cuando la piel se enfría, estas derivaciones se cierran y se reduce la perfusión de manos y pies a casi la décima parte. Las extremidades constituyen el 50 % de la superficie corporal y el 30 % de su volumen. El retorno sanguíneo se produce por venas profundas que discurren paralelas a las arterias, de manera que la pérdida de calor se reduce por el principio de la contracorriente. La vasoconstricción adrenérgica no afecta a la región de la cabeza y el cuello, un hecho que tiene que tenerse en cuenta en situaciones de emergencia para prevenir la hipotermia. Una persona con la cabeza al descubierto puede perder un 50 % o más de su producción de calor en reposo a temperaturas por debajo de cero.
Para que se produzca hipotermia (descenso de la temperatura interna) tiene que existir un nivel elevado y sostenido de pérdida de calor de todo el cuerpo (Maclean y Emslie-Smith 1977). El equilibrio entre la producción y la pérdida de calor determina la velocidad del enfriamiento resultante, ya afecte a todooa una parte del cuerpo. Las condiciones necesarias para alcanzar el equilibrio térmico pueden analizarse y evaluarse utilizando el índice IREQ. Una respuesta marcada al enfriamiento local de las partes que más sobresalen del cuerpo humano (p. ej., dedos de la mano, dedos del pie y orejas) es el llamado fenómeno de pendu- lación (reacción de Lewis). Tras un descenso inicial brusco, la temperatura de los dedos aumenta varios grados (Figura 42.18). Tal reacción se repite de manera cíclica. La respuesta es muy local, más pronunciada en la punta de los dedos que en su base e inexistente en la mano. La respuesta de la palma de la mano refleja mejor la variación de la temperatura del flujo sanguíneo en los dedos. La respuesta puede modificarse por exposición repetida (amplificada), pero prácticamente se suprime cuando se produce el enfriamiento de todo el cuerpo.
El enfriamiento progresivo del cuerpo produce una serie de efectos fisiológicos y mentales. En la Tabla 42.16 se indican algunas de las respuestas típicas asociadas a diferentes niveles de temperatura interna.
Temas
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jueves, 12 de febrero de 2015
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