La hipoxia se produce con el ascenso a grandes altitudes a causa del descenso de la presión barométrica y de la consiguiente disminución del oxígeno del aire ambiental. Con el ascenso rápido, la hipoxia se produce de forma aguda y el organismo no dispone de tiempo para adaptarse. En general, los alpinistas se encuentran protegidos contra ella gracias al tiempo que transcurre, que permite la aclimatación durante la subida. La hipoxia aguda es un problema tanto para los aviadores como para los equipos de rescate en entornos de gran altitud. La desaturación aguda de la oxihemoglobina, que desciende a valores por debajo de 40-60 %, origina pérdida de conciencia. Con desaturaciones menos graves aparecen cefalea, confusión, somnolencia y pérdida de la coordinación. Al mismo tiempo, la hipoxia induce un estado de euforia que Tissandier, durante su ascenso en globo en 1875, describió como “una alegría interior”. Las desaturaciones más graves provocan la muerte. La hipoxia aguda responde rápida y completamente a la administración de oxígeno o al descenso.
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domingo, 23 de septiembre de 2007
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