Las personas que trabajan en el cajón presurizado están expuestas al aire comprimido y pueden presentar los mismos problemas fisiológicos que los buzos que trabajan a gran profun- didad. Entre estos están la enfermedad por descompresión, el barotrauma de los oídos, las cavidades sinusales y los pulmones y, si los programas de descompresión son inadecuados, el riesgo de necrosis aséptica ósea (osteonecrosis disbárica) a largo plazo.
Es importante establecer una velocidad de ventilación para eliminar el CO2 y los gases que emanan del suelo orgánico (en especial, metano), así como los humos producidos por las opera- ciones de soldadura o corte en la cámara de trabajo. Una norma general consiste en proporcionar seis metros cúbicos de aire por minuto por cada trabajador en la campana. También se debe considerar el aire que se pierde cuando se utilizan las esclusas para el paso del personal y los materiales. Puesto que el nivel del agua ha de mantenerse justo a la misma altura que el borde cortante, es necesario aplicar aire de ventilación, ya que el exceso de agua tiende a filtrarse por los bordes. Es necesaria una segunda fuente de aire, de la misma capacidad que la primera, con una fuente de alimentación independiente, para situaciones de emergencia en que fallen el compresor o la alimentación. En muchas zonas, esto es un requisito legal.
En ocasiones, si el suelo que se va a dinamitar es homogéneo y de arena, se instalan tubos de extracción que alcanzan la superficie. La presión en el cajón extrae la arena de la cámara de trabajo cuando el extremo del tubo de extracción se coloca en pozo, al que se vierte la arena excavada. Cuando aparece grava gruesa, rocas o bloques de minerales, éstos se fragmentan
y se extraen utilizando los cangilones convencionales.
En caso de que el cajón no se hunda a pesar del peso añadido encima de la misma, puede ser necesario retirar a los trabajadores de la campana y reducir la presión de aire en la cámara de trabajo para que el cajón caiga. Debe añadirse hormigón, o permitir el paso de agua a los pozos de la estructura del muelle que rodean los cilindros de aire sobre el cajón para reducir la tensión sobre el diafragma de la parte superior de la cámara de trabajo. Cuando se inicia un trabajo con un cajón de aire comprimido, es necesario instalar estribos o soportes de segu- ridad en la cámara de trabajo para evitar que el cajón aplaste a los trabajadores en el caso de que caiga bruscamente. Por motivos prácticos, existen limitaciones a la profundidad a la que pueden bajarse los cajones de aire comprimido cuando los trabajadores acostumbran a colocar las minas manualmente en el suelo orgánico. Una presión de 3,4 kg/cm2 en un barómetro
(3,4 bars o 35 m de agua) es el límite máximo aceptable debido a la descompresión de los trabajadores.
Es importante establecer una velocidad de ventilación para eliminar el CO2 y los gases que emanan del suelo orgánico (en especial, metano), así como los humos producidos por las opera- ciones de soldadura o corte en la cámara de trabajo. Una norma general consiste en proporcionar seis metros cúbicos de aire por minuto por cada trabajador en la campana. También se debe considerar el aire que se pierde cuando se utilizan las esclusas para el paso del personal y los materiales. Puesto que el nivel del agua ha de mantenerse justo a la misma altura que el borde cortante, es necesario aplicar aire de ventilación, ya que el exceso de agua tiende a filtrarse por los bordes. Es necesaria una segunda fuente de aire, de la misma capacidad que la primera, con una fuente de alimentación independiente, para situaciones de emergencia en que fallen el compresor o la alimentación. En muchas zonas, esto es un requisito legal.
En ocasiones, si el suelo que se va a dinamitar es homogéneo y de arena, se instalan tubos de extracción que alcanzan la superficie. La presión en el cajón extrae la arena de la cámara de trabajo cuando el extremo del tubo de extracción se coloca en pozo, al que se vierte la arena excavada. Cuando aparece grava gruesa, rocas o bloques de minerales, éstos se fragmentan
y se extraen utilizando los cangilones convencionales.
En caso de que el cajón no se hunda a pesar del peso añadido encima de la misma, puede ser necesario retirar a los trabajadores de la campana y reducir la presión de aire en la cámara de trabajo para que el cajón caiga. Debe añadirse hormigón, o permitir el paso de agua a los pozos de la estructura del muelle que rodean los cilindros de aire sobre el cajón para reducir la tensión sobre el diafragma de la parte superior de la cámara de trabajo. Cuando se inicia un trabajo con un cajón de aire comprimido, es necesario instalar estribos o soportes de segu- ridad en la cámara de trabajo para evitar que el cajón aplaste a los trabajadores en el caso de que caiga bruscamente. Por motivos prácticos, existen limitaciones a la profundidad a la que pueden bajarse los cajones de aire comprimido cuando los trabajadores acostumbran a colocar las minas manualmente en el suelo orgánico. Una presión de 3,4 kg/cm2 en un barómetro
(3,4 bars o 35 m de agua) es el límite máximo aceptable debido a la descompresión de los trabajadores.
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