La administración de un antídoto está indicada cuando existen síntomas de envenenamiento sistémico como los siguientes:
Las evidencias que sugieren un envenenamiento grave son leucocitosis neutrofílica; aumento de enzimas séricas, como lacreatin-quinasa y las aminotransferasas; hemoconcentración; anemia grave; mioglobinuria; metahemoglobinuria; hipoxemia y acidosis.
Si no hay envenenamiento sistémico se administrará un antí-doto si la inflamación local afecta a más de la mitad del miembro que ha sufrido la mordedura, si se han formado ampollas o equimosis en una zona extensa, si hay mordeduras en los dedos o si la inflamación progresa con rapidez, especialmente en pacientes mordidos por especies cuyos venenos se sabe que producen necrosis local (p. ej., vipéridos, cobras asiáticas y cobras escupidoras africanas).
1. anomalías hemostáticas, como hemorragia sistémica espontánea, coagulopatía o trombocitopenia profunda; (50/l 10-9)
2. neurotoxicidad;
3. hipotensión y shock, anomalías del ECG u otras evidencias de disfunción cardiovascular;
4. deterioro de la consciencia por cualquier causa;
5. rabdomiólisis generalizada.
Las evidencias que sugieren un envenenamiento grave son leucocitosis neutrofílica; aumento de enzimas séricas, como lacreatin-quinasa y las aminotransferasas; hemoconcentración; anemia grave; mioglobinuria; metahemoglobinuria; hipoxemia y acidosis.
Si no hay envenenamiento sistémico se administrará un antí-doto si la inflamación local afecta a más de la mitad del miembro que ha sufrido la mordedura, si se han formado ampollas o equimosis en una zona extensa, si hay mordeduras en los dedos o si la inflamación progresa con rapidez, especialmente en pacientes mordidos por especies cuyos venenos se sabe que producen necrosis local (p. ej., vipéridos, cobras asiáticas y cobras escupidoras africanas).
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