Los incendios y explosiones en hornos y estufas suelen deberse al combustible utilizado, a las sustancias volátiles generadas o a una combinación de ambos. Muchos hornos y estufas funcionan a temperaturas comprendidas entre 500 y 1.000 C, que superan la temperatura de ignición de la mayoría de los materiales.
Los hornos y estufas requieren una serie de mandos y bloqueadores para evitar que los gases combustibles sin quemar
o los productos de una combustión incompleta se acumulen y entren en ignición. Normalmente, este peligro es mayor al inicio de la combustión o durante las operaciones de apagado. Por tanto, los técnicos deben disponer de una formación especial que garantice una actuación acorde con la normativa de seguridad.
Entre los elementos básicos de un sistema de seguridad contra la propagación de incendios suelen encontrarse la construcción de edificios con materiales incombustibles, su aislamiento de otros equipos y materiales combustibles y un sistema de extinción automática de incendios.
Los hornos y estufas requieren una serie de mandos y bloqueadores para evitar que los gases combustibles sin quemar
o los productos de una combustión incompleta se acumulen y entren en ignición. Normalmente, este peligro es mayor al inicio de la combustión o durante las operaciones de apagado. Por tanto, los técnicos deben disponer de una formación especial que garantice una actuación acorde con la normativa de seguridad.
Entre los elementos básicos de un sistema de seguridad contra la propagación de incendios suelen encontrarse la construcción de edificios con materiales incombustibles, su aislamiento de otros equipos y materiales combustibles y un sistema de extinción automática de incendios.
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