El diseño y la aplicación de los programas de formación en prevención de incendios dependen en gran medida del desarrollo de estrategias bien planificadas, de una gestión efectiva y de la motivación de los individuos. Para que un programa de seguridad contra incendios tenga éxito, debe existir un apoyo social fuerte y decidido a su aplicación.
Entre las estrategias posibles, estudiadas por Koffel (1993) y en el Industrial Fire Hazards Handbook del NFPA (Linville, 1990), cabe citar:
Entre las estrategias de aplicación existentes a escala interna- cional cabe destacar:
• los cursos de la Fire Protection Association (FPA) en el Reino
Unido y su diploma de ‘Fire Prevention’ (Welch, 1993);
• la fundación SweRisk, compañía subsidiaria de la Swedish Fire Protection Association, que ayuda a las empresas a valorar los riesgos y desarrollar programas de prevención de incendios
(Jernberg, 1993);
Es de vital importancia determinar la efectividad de los programas formativos de seguridad contra incendios, lo que proporcionará la motivación necesaria para financiar, desarrollar o modificar nuevos programas.
El mejor ejemplo de supervisión de una formación de segu- ridad contra incendios puede encontrarse tal vez en Estados Unidos. El programa Learn Not to Burn, ideado para educar a la juventud norteamericana en los peligros de incendio, ha sido coordinado por la División de Educación Pública del NFPA. Según la supervisión y el análisis realizados en 1990, se consiguieron salvar 194 vidas gracias a la utilización de las medidas de seguridad impartidas en programas de seguridad contra incendios. El 30 % de las mismas puede atribuirse direc- tamente al programa Learn Not to Burn.
En Estados Unidos, la instalación de detectores de humo en las viviendas y los programas formativos de seguridad contra incendios permitieron reducir el número de víctimas mortales producidas en incendios en los hogares, que pasaron de 6.015 muertos en 1978 a 4.050 en 1990 (NFPA 1991).
Entre las estrategias posibles, estudiadas por Koffel (1993) y en el Industrial Fire Hazards Handbook del NFPA (Linville, 1990), cabe citar:
• la promoción de la política y de las estrategias corporativas sobre seguridad contra incendios entre el personal de la empresa;
• la identificación de todos los posibles escenarios de incendio y la aplicación de acciones adecuadas para reducir los riesgos;
• la supervisión de todos los códigos y normativas específicos que definen el nivel de cuidado en una industria concreta;
• la implantación de un programa de gestión de pérdidas para determinar las pérdidas en relación con los objetivos de rendimiento,
• la formación de todo el personal en técnicas adecuadas de prevención de incendios y respuesta a emergencias.
Entre las estrategias de aplicación existentes a escala interna- cional cabe destacar:
• los cursos de la Fire Protection Association (FPA) en el Reino
Unido y su diploma de ‘Fire Prevention’ (Welch, 1993);
• la fundación SweRisk, compañía subsidiaria de la Swedish Fire Protection Association, que ayuda a las empresas a valorar los riesgos y desarrollar programas de prevención de incendios
(Jernberg, 1993);
• la participación masiva en Japón de ciudadanos y trabajadores en la campaña de prevención de incendios desarrollada por la Agencia de Lucha contra Incendios de Japón (Hunter, 1991),
• la formación en seguridad en Estados Unidos a través de la utilización del Firesafety Educator’s Handbook (NFPA, 1983) y del Public Fire Education Manual (Osterhoust, 1990).
Es de vital importancia determinar la efectividad de los programas formativos de seguridad contra incendios, lo que proporcionará la motivación necesaria para financiar, desarrollar o modificar nuevos programas.
El mejor ejemplo de supervisión de una formación de segu- ridad contra incendios puede encontrarse tal vez en Estados Unidos. El programa Learn Not to Burn, ideado para educar a la juventud norteamericana en los peligros de incendio, ha sido coordinado por la División de Educación Pública del NFPA. Según la supervisión y el análisis realizados en 1990, se consiguieron salvar 194 vidas gracias a la utilización de las medidas de seguridad impartidas en programas de seguridad contra incendios. El 30 % de las mismas puede atribuirse direc- tamente al programa Learn Not to Burn.
En Estados Unidos, la instalación de detectores de humo en las viviendas y los programas formativos de seguridad contra incendios permitieron reducir el número de víctimas mortales producidas en incendios en los hogares, que pasaron de 6.015 muertos en 1978 a 4.050 en 1990 (NFPA 1991).
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