A pesar de que los homicidios en el lugar de trabajo representan sólo una pequeña proporción de la totalidad de los homicidios, su alta incidencia en las muertes relacionadas con el trabajo, al menos en Estados Unidos, sus singulares características y la posi- bilidad de que las empresas adopten medidas preventivas, les confieren un interés especial. Por ejemplo, mientras que en la mayoría de los casos de homicidio ocurridos en la sociedad el homicida y su víctima se conocen entre sí (en muchas ocasiones son familiares cercanos), y sólo el 13 % de ellos estaban ligados a otro delito, esas proporciones se invierten en el lugar de trabajo, escenario en el que más de las tres cuartas partes de los homici- dios se cometieron en el transcurso de un robo (NIOSH 1992). Además, mientras que las personas mayores de 65 años presentan las tasas más bajas —dentro de la población total— en cuanto a probabilidad de ser víctimas de un homicidio en el lugar de trabajo presentan las tasas más altas (Castillo y Jenkins 1994).
En la Tabla 51.1 figuran los lugares de trabajo con mayores tasas de homicidios en Estados Unidos. Más del 50 % de ellos tiene lugar en dos sectores: el comercio al por menor y los servi- cios. En este último se incluye el servicio de taxis, que registra una tasa de homicidios casi 40 veces superior a la media, seguido por los establecimientos de venta de bebidas alcohólicas y productos de gran consumo, las gasolineras —objetivo prin- cipal de los robos— y los servicios privados de investigación y de seguridad (Castillo y Jenkins 1994).
En la Tabla 51.2 se recogen las profesiones que presentan las mayores tasas de homicidios en el lugar de trabajo. De nuevo, los taxistas encabezan la clasificación, lo que refleja su probabi- lidad de verse involucrados en intentos de delito, seguidos de los agentes de la ley, los recepcionistas de hotel y los trabajadores de diversos tipos de establecimientos de venta al por menor. A propósito de unos datos similares relativos al Reino Unido, Drever (1995) comprobó que la mayor parte de las profesiones con una elevada mortalidad por homicidios presentaban altas tasas de drogodependencia (montadores de andamios, profe- siones literarias y artísticas, pintores y decoradores) o de abuso de alcohol (cocineros y pinches de cocina, encargados de bar, camareros y trabajadores de servicios de comidas).
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