En comparación con los tejidos ya mencionados, la sensibilidad de otros tejidos del cuerpo a la radiación es en general bastante inferior (por ejemplo, Tabla 48.4); pero, como se verá a continuación, el embrión constituye una notable excepción. También conviene destacar que la radiosensibilidad de cualquier tejido aumenta cuando se encuentra en estado de crecimiento rápido (CIPR 1984).
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