Las lámparas fluorescentes emiten muy poca radiación infrarroja y generalmente no son lo suficiente- mente brillantes para entrañar un riesgo potencial para los ojos. Las lámparas incandescentes de tungsteno y de tungste- no-halogeno emiten una fracción considerable de su energía radiante en la región del infrarrojo. Además, la luz azul emitida por las lámparas de tungsteno-halogeno puede entrañar un riesgo para la retina si una persona mira al fila- mento. Afortunadamente la respuesta de aversión del ojo a la luz brillante previene lesiones agudas incluso a cortas distan- cias. Este riesgo debería minimizarse o eliminarse colocando filtros “de calor” de vidrio sobre estas lámparas.
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viernes, 16 de enero de 2015
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