Al poco tiempo de inyectar el antídoto puede producirse una considerable mejoría sintomática. En los pacientes en estado de shock, la presión arterial puede aumentar y es posible que recobren la consciencia (C. rhodostoma, V. berus, Bitis arietans). Los síntomas neurotóxicos pueden mejorar en el plazo de 30 minutos (especies de Acanthophis, N. kaouthia), aunque lo normal es que remitan al cabo de varias horas. La hemorragia sistémica espontánea suele interrumpirse al cabo de 15-30 minutos y la coagulabilidad de la sangre se recupera en las seis horas siguientes a la administración del antídoto siempre que se administre una dosis neutralizante. La dosis de antídoto debe aumentarse si los síntomas severos de envenenamiento persisten al cabo de una o dos horas o si no se restaura la coagulabilidad de la sangre en un plazo aproximado de seis horas. El envenenamiento sistémico puede reaparecer horas o días después de una respuesta inicialmente buena al antídoto y se explica por la absorción continua del veneno desde el lugar de su inyección y la eliminación del antídoto en la circulación sanguínea. Las vidas medias plasmáticas aparentes de los antídotos equinos F(ab)2 en los pacientes envenenados oscilan entre 26 y 95 horas. Por consiguiente, estos pacientes deben someterse a una evaluación diaria durante al menos tres o cuatro días.
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