Cuando un cúmulonimbo se convierte en una tormenta, varias secciones de la nube acumulan cargas eléctricas positivas y negativas. Una vez creadas dichas cargas, las negativas fluyen hacia las positivas en un rayo que se desplaza por el interior de la nube o de la nube al suelo. La mayor parte de los rayos se dirigen de una nube a otra, pero el 20 % lo hacen de la nube al suelo. Un rayo entre una nube y el suelo puede ser positivo o negativo. Un rayo positivo es más potente y tiene más probabilidades de desencadenar un incendio forestal. El hecho de que caiga un rayo no provocará un incendio a menos que encuentre un material fácilmente inflamable, como agujas de pino, hierba o resina. Si el fuego se propaga a madera en descomposición, puede arder sin ser percibido durante un largo período de tiempo. Los rayos generan incendios con más frecuencia cuando la lluvia contenida en la nube de tormenta se evapora antes de llegar al suelo. Este fenómeno se denomina rayo seco (Fuller 1991). Se estima que, en zonas secas y rurales, como Australia y el oeste de Estados Unidos, el 60 % de los incendios forestales son causados por el rayo.
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martes, 27 de enero de 2009
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