La exposición a la radiación es un factor de riesgo muy documentado para el desarrollo del cáncer de tiroides. En numerosos estudios sobre niños expuestos a radioterapia en zonas de la cabeza y cuello se ha observado un claro aumento de la incidencia del cáncer de tiroides. En la mayoría de los casos, el incremento se hizo patente de 10 a 15 años después de la exposición, pero en ocasiones fue detectable en un plazo de3a7 años.
Por otro lado, no están bien establecidos los efectos de la irradiación interna de iodo 131 y de isótopos de iodo de semivida corta en niños (Shore 1992).
Hay que estudiar la magnitud y las pautas exactas del aumento de la incidencia de cáncer de tiroides en las poblaciones más expuestas en los años venideros. Cabe prever que los estudios epidemiológicos en curso ayuden a cuantificar la relación entre la dosis recibida por la glándula tiroides y el riesgo de desarrollar cáncer, y a identificar la función de otros factores genéticos y ambientales de riesgo. Hay que señalar que en las zonas afectadas se registra una insuficiencia de iodo generalizada.
En un plazo de cinco a diez años después del accidente, cabe esperar un aumento de la incidencia de la leucemia —y en espe- cial de la leucemia juvenil, puesto que los niños son más sensibles a los efectos de la radiación ionizante— entre los miembros más expuestos de la población. Aunque aún no se ha observado un aumento de este tipo, las carencias metodológicas de los estu- dios realizados hasta la fecha no permiten sacar conclusiones definitivas.
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